الريــم
11-30-2023, 10:00 AM
El asombro mueve monta?as. El principal estudio psicol?gico (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29715721/) sobre esta emoci?n la asocia a la "inmensidad percibida" y a la "necesidad de acomodaci?n", entendido como aquello tan sorprendente que nos obliga a expandir nuestra compresi?n para asimilar lo que cre?amos imposible. La fascinaci?n y el temor han sido los dos motores que han propulsado la actual fiebre por la inteligencia artificial (IA). Aunque esta tecnolog?a lleva m?s de una década impulsando grandes avances en sectores que van desde la biolog?a a la automoci?n, ha sido su imitaci?n de lo humano lo que la ha llevado a saltar a la cultura de masas.
El 30 de noviembre de 2022, hace un a?o, OpenAI decidi? lanzar al mercado ChatGPT, un programa entrenado para interactuar como si fuese capaz de razonar. Basta decir que se trata de una simulaci?n m?s o menos convincente. Sin embargo, el chatbot puso a los usuarios frente al espejo y despert? un asombro que ni la misma compa??a pod?a imaginar. Prueba de ello es que muchos empleados de OpenAI ni se enteraron de la presentaci?n de su producto. En tan solo cinco d?as, ChatGPT atrajo a un mill?n de usuarios, un hito que a Facebook le cost? 10 meses. Eso la ha convertido en una de las aplicaciones de mayor éxito de la historia. Un a?o después, ya supera los 180 millones de usuarios.
Su mete?rica popularidad llev? a una eclosi?n de la IA generativa, entrenada con un océano de datos extra?dos de internet para crear todo tipo de contenidos. En pocas semanas empez? a florecer un ecosistema de nuevas 'apps' capaces de generar texto, im?genes, v?deo o audio con base en las peticiones de los usuarios, alimentando as? el asombro social. "En 2016 ya ten?amos esta tecnolog?a avanzada, pero el factor diferencial ha sido ponerla en una interfaz sencilla con la que todo el mundo pueda interactuar", explica el inform?tico te?rico Josep Maria Ganyet.
Batalla empresarial
El éxito de ChatGPT también desencaden? una frenética carrera entre los gigantes del sector. Microsoft fue el m?s listo: invirti? de golpe 10.000 millones de d?lares en OpenAI y acord? integrar la IA a sus servicios. Presionada por ese movimiento, Google se vio abocada a reaccionar y lanz? su propio chatbot, Bard, para tratar de neutralizar a su rival. Pesos pesados como Meta o Amazon también se han apuntado a esa batalla competitiva y 'startups' emergentes como Anthropic se han visto beneficiadas por la fiebre de la IA. Ninguna empresa tecnol?gica quer?a quedarse sin colonizar una mina de oro que, seg?n estimaciones, podr?a disparar el valor de la industria hasta los 180 billones de euros para 2030.
Esta revoluci?n comercial ha supuesto un cambio tect?nico en el sector. Durante las dos ?ltimas décadas, el lema 'facebookiano' "Muévete r?pido y rompe cosas" ha sido un dogma para los gigantes tecnol?gicos. No hab?a sido as? en el campo de la IA, reservado a la investigaci?n cient?fica bajo llave. "Proteger la IA de las fuerzas del capitalismo era visto por muchos como una prioridad absoluta", apunta 'The New York Times'. El triunfo de ChatGPT ha sepultado esa mentalidad y ha acelerado la prisa para crear productos supeditados al mercado.
La competici?n empresarial por el dominio de la IA también ha disparado la opacidad. "Mientras su impacto social aumenta, la transparencia disminuye", asegura el informe anual (https://crfm.stanford.edu/fmti/) de la Universidad de Standford, que advierte de que esta tendencia repita el "fracaso" democr?tico de las redes sociales.
Controlar el relato
La promesa de un crecimiento infinito alimenta la insaciable voracidad del sector. Esa ansia comercial se ha apoyado en una campa?a que ha vendido la IA como algo m?gico e inevitable. "De forma intencionada, OpenAI ha hecho un juego psicol?gico en el que ha atribuido a ChatGPT propiedades que no tiene", advierte Ganyet. "Ni lee, ni piensa, ni razona". Aun as?, esa apuesta marketiniana ha contribuido a disparar la inversi?n en 'startups' de IA y a incrementar la capitalizaci?n burs?til de las 'Big Tech' en 2.400 millones de d?lares, seg?n un informe (https://www.accel.com/euroscape) de la empresa de capital riesgo Accel
El funcionamiento de este 'software' conversacional, al que se ha comparado con "loros estoc?sticos (https://dl.acm.org/doi/10.1145/3442188.3445922)", se basa en c?lculos probabil?sticos que unen palabras hasta construir frases con significado. Aun as?, la m?quina también comete errores y puede presentar como ciertas informaciones que se ha inventado, un fen?meno conocido como "alucinaciones". Meta lanz? su asistente antes que la firma de Sam Altman, pero la gravedad de los fallos que comet?a la obligaron a retirarlo (https://www.technologyreview.com/2022/11/18/1063487/meta-large-language-model-ai-only-survived-three-days-gpt-3-science/) tan solo tres d?as después.
Riesgos y regulaci?n
La IA generativa podr?a alterar parte importante de nuestras sociedades como el mercado laboral. Esa transformaci?n entra?a riesgos como los sesgos, la desinformaci?n, el impacto clim?tico, las ciberestafas, la violaci?n de la privacidad o de los derechos de autor. Sin embargo, los gigantes del sector han optado, premeditadamente, por alimentar el 'hype' y el miedo a hipotéticas amenazas con la intenci?n de secuestrar la atenci?n y vender m?s.
Sea real o infundamentado, el temor ha convencido a los dirigentes globales, desde Estados Unidos a la Uni?n Europea, a impulsar la regulaci?n de esta tecnolog?a. A su vez, los gigantes tecnol?gicos han reforzado sus mecanismos de presi?n e influencia sobre las autoridades para que las nuevas leyes no perjudiquen su negocio, con cierto éxito.
Prever el futuro es imposible, pero el culebr?n protagonizado la semana pasada por OpenAI deja claro que el futuro de la IA est? supeditado a los vaivenes de un pu?ado de empresas y l?deres mesi?nicos que concentran cada vez m?s poder. Ganyet advierte: "No deber?amos confundir el progreso tecnol?gico con la prosperidad".
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/chatgpt-ano-asombro-propulso-desenfreno-95278930)
El 30 de noviembre de 2022, hace un a?o, OpenAI decidi? lanzar al mercado ChatGPT, un programa entrenado para interactuar como si fuese capaz de razonar. Basta decir que se trata de una simulaci?n m?s o menos convincente. Sin embargo, el chatbot puso a los usuarios frente al espejo y despert? un asombro que ni la misma compa??a pod?a imaginar. Prueba de ello es que muchos empleados de OpenAI ni se enteraron de la presentaci?n de su producto. En tan solo cinco d?as, ChatGPT atrajo a un mill?n de usuarios, un hito que a Facebook le cost? 10 meses. Eso la ha convertido en una de las aplicaciones de mayor éxito de la historia. Un a?o después, ya supera los 180 millones de usuarios.
Su mete?rica popularidad llev? a una eclosi?n de la IA generativa, entrenada con un océano de datos extra?dos de internet para crear todo tipo de contenidos. En pocas semanas empez? a florecer un ecosistema de nuevas 'apps' capaces de generar texto, im?genes, v?deo o audio con base en las peticiones de los usuarios, alimentando as? el asombro social. "En 2016 ya ten?amos esta tecnolog?a avanzada, pero el factor diferencial ha sido ponerla en una interfaz sencilla con la que todo el mundo pueda interactuar", explica el inform?tico te?rico Josep Maria Ganyet.
Batalla empresarial
El éxito de ChatGPT también desencaden? una frenética carrera entre los gigantes del sector. Microsoft fue el m?s listo: invirti? de golpe 10.000 millones de d?lares en OpenAI y acord? integrar la IA a sus servicios. Presionada por ese movimiento, Google se vio abocada a reaccionar y lanz? su propio chatbot, Bard, para tratar de neutralizar a su rival. Pesos pesados como Meta o Amazon también se han apuntado a esa batalla competitiva y 'startups' emergentes como Anthropic se han visto beneficiadas por la fiebre de la IA. Ninguna empresa tecnol?gica quer?a quedarse sin colonizar una mina de oro que, seg?n estimaciones, podr?a disparar el valor de la industria hasta los 180 billones de euros para 2030.
Esta revoluci?n comercial ha supuesto un cambio tect?nico en el sector. Durante las dos ?ltimas décadas, el lema 'facebookiano' "Muévete r?pido y rompe cosas" ha sido un dogma para los gigantes tecnol?gicos. No hab?a sido as? en el campo de la IA, reservado a la investigaci?n cient?fica bajo llave. "Proteger la IA de las fuerzas del capitalismo era visto por muchos como una prioridad absoluta", apunta 'The New York Times'. El triunfo de ChatGPT ha sepultado esa mentalidad y ha acelerado la prisa para crear productos supeditados al mercado.
La competici?n empresarial por el dominio de la IA también ha disparado la opacidad. "Mientras su impacto social aumenta, la transparencia disminuye", asegura el informe anual (https://crfm.stanford.edu/fmti/) de la Universidad de Standford, que advierte de que esta tendencia repita el "fracaso" democr?tico de las redes sociales.
Controlar el relato
La promesa de un crecimiento infinito alimenta la insaciable voracidad del sector. Esa ansia comercial se ha apoyado en una campa?a que ha vendido la IA como algo m?gico e inevitable. "De forma intencionada, OpenAI ha hecho un juego psicol?gico en el que ha atribuido a ChatGPT propiedades que no tiene", advierte Ganyet. "Ni lee, ni piensa, ni razona". Aun as?, esa apuesta marketiniana ha contribuido a disparar la inversi?n en 'startups' de IA y a incrementar la capitalizaci?n burs?til de las 'Big Tech' en 2.400 millones de d?lares, seg?n un informe (https://www.accel.com/euroscape) de la empresa de capital riesgo Accel
El funcionamiento de este 'software' conversacional, al que se ha comparado con "loros estoc?sticos (https://dl.acm.org/doi/10.1145/3442188.3445922)", se basa en c?lculos probabil?sticos que unen palabras hasta construir frases con significado. Aun as?, la m?quina también comete errores y puede presentar como ciertas informaciones que se ha inventado, un fen?meno conocido como "alucinaciones". Meta lanz? su asistente antes que la firma de Sam Altman, pero la gravedad de los fallos que comet?a la obligaron a retirarlo (https://www.technologyreview.com/2022/11/18/1063487/meta-large-language-model-ai-only-survived-three-days-gpt-3-science/) tan solo tres d?as después.
Riesgos y regulaci?n
La IA generativa podr?a alterar parte importante de nuestras sociedades como el mercado laboral. Esa transformaci?n entra?a riesgos como los sesgos, la desinformaci?n, el impacto clim?tico, las ciberestafas, la violaci?n de la privacidad o de los derechos de autor. Sin embargo, los gigantes del sector han optado, premeditadamente, por alimentar el 'hype' y el miedo a hipotéticas amenazas con la intenci?n de secuestrar la atenci?n y vender m?s.
Sea real o infundamentado, el temor ha convencido a los dirigentes globales, desde Estados Unidos a la Uni?n Europea, a impulsar la regulaci?n de esta tecnolog?a. A su vez, los gigantes tecnol?gicos han reforzado sus mecanismos de presi?n e influencia sobre las autoridades para que las nuevas leyes no perjudiquen su negocio, con cierto éxito.
Prever el futuro es imposible, pero el culebr?n protagonizado la semana pasada por OpenAI deja claro que el futuro de la IA est? supeditado a los vaivenes de un pu?ado de empresas y l?deres mesi?nicos que concentran cada vez m?s poder. Ganyet advierte: "No deber?amos confundir el progreso tecnol?gico con la prosperidad".
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