الريــم
11-19-2023, 01:40 PM
Para Vox y su floreciente ?rbita de terminales y activistas en redes sociales ha llegado el momento de “llevar a la militancia patriota al pr?ximo nivel”. Es la expresi?n que utiliz? el joven César Pintado, presidente de la organizaci?n Revuelta, subido al atril de la manifestaci?n por la unidad de Espa?a que convoc? en Madrid la fundaci?n voxista DENAES el pasado 29 de octubre.
La rama juvenil de Vox es, de hecho, herramienta clave para el intento de solidificar la protesta contra la amnist?a pactada por PSOE y Junts, después de que haya cristalizado -si bien con aportaciones skin head no esperadas- en los escraches de Ferraz.
Entrevistado el pasado 17 por el agitador trumpista norteamericano Tucker Carlson, el l?der de Vox, Santiago Abascal, dijo que cree que la protesta en la calle “debe durar, a través de esa f?rmula o de otras, todo lo que dure este gobierno”. Expertos policiales consultados por este diario apuestan por una “aminoraci?n de actividad” en la calle Ferraz, pero, a la vez, un escenario de movilizaciones, des?rdenes protagonizados principalmente por j?venes, incidentes m?s o menos intensos y m?s o menos dispersos hasta desembocar en la campa?a de las elecciones europeas, en la primera semana de junio del 24.
M?s informaci?n (Auto)
http://placehold.it/175x100 T?tulo noticia (Auto)
Sin tsunami a la vista
Espa?a ha vivido este s?bado la primera manifestaci?n en su historia desplegada ante el complejo de la Moncloa, pero la afluencia de gente a los escraches nocturnos de Ferraz no crece; solo los aviva la llegada, cerca de cada media noche, de un n?cleo duro de un centenar de falangistas y neonazis.
Tras dieciseis d?as de protesta en la calle Ferraz, la movilizaci?n presenta la inc?gnita de su vocaci?n de permanencia. En la afluencia de entre 2.000 y 5.000 personas que suelen acudir, los ultras tradicionales no son suficientes sin los neofascistas, y esos radicales no son nadie sin la masa de jubilados, burgueses e integristas cat?licos a la que desprecian.
Image ID:
94817959
Un manifestante con la cruz de Borgo?a ante el cord?n policial de la calle Ferraz de Madrd.
José Luis Roca
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495
Las protestas no han llegado a la potencia que tuvieron las organizadas en Catalunya por Tsunami Democràtic y la ANC. Las Fuerzas de Seguridad descartan como previsi?n un tsunami de ultraderecha en Espa?a, mucho menos una kale borroka ultra, seg?n las fuentes consultadas. Las unidades de Informaci?n de la Polic?a tienen controlados y censados a 200 activistas violentos de extrema derecha entre nazis, neofascistas y hooligans futbol?sticos. Alg?n caso de reservista militar est? también controlado.
No obstante, dos de las fuentes policiales consultadas s? apuestan por que los promotores del escrache de Ferraz traten de transformarlo en una imitaci?n del Meridiana Resisteix. Otra vez las referencias a la agitaci?n independentista catalana.
Pero no se ha detectado acci?n coordinada entre ultraderecha y extrema derecha, por m?s que la primera haya creado la marca Noviembre Nacional para tratar de aglutinar toda la protesta. Si bien Falange Espa?ola y La Falange, anta?o enfrentadas, se coordinan en esta campa?a, hay m?s bien recelos, cuando no se?alamientos de supuestos confidentes policiales, entre extremistas y ultras.
Presentar batalla
Después de que Pedro S?nchez haya jurado su cargo ante el Rey, la movilizaci?n ultra entra en una nueva fase, pero no todo es Ferraz. Llevar a la “militancia patriota” a un nuevo escal?n implica una activaci?n, el cobro del rédito de a?os de polarizaci?n y crispaci?n repicada con millones de mensajes ultras en redes sociales. La cosecha se recoger?, por ejemplo, en los campus.
La juventud voxista se prepara en sus h?bitats universitarios para “presentar batalla” a organizaciones y estudiantes de izquierdas o independentistas, por lo que es previsible para las fuentes policiales consultadas una imitaci?n de los escraches que en otro momento organizaban j?venes de extrema izquierda o del independentismo contra visitas, actos y conferencias.
Image ID:
94817983
Quema de senyeras en la manifestaci?n de la calle Ferraz del pasado 15 de noviembre.
José Luis Roca
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De la potencia de esta nueva fase dar? medida el éxito o el presumible fracaso de la huelga general convocada por Solidaridad, el sindicato de Vox, para el d?a 24. Es otra de las inc?gnitas del panorama, como lo es también la verdadera influencia del ala dura que ha tomado el poder interno en Vox, y que reacciona ante su declive electoral.
La reacci?n en la calle depende de hasta d?nde llegar? la regurgitaci?n de una ultraderecha que durante decenios de democracia estuvo contenida -casi digerida- en el Partido Popular. Tras seis a?os de erupci?n en Vox, ahora presenta un n?cleo que podr?a querer circular en el cada vez m?s exiguo espacio que hay entre el grupo parlamentario y los extramuros del sistema.
Desde el punto de vista policial, estas jornadas de des?rdenes p?blicos marcan un principio que las fuentes mencionadas califican de “preocupante”: puede haber quedado acu?ado en 16 d?as como un proceder pol?tico m?s el montar cercos, sitiar sedes de partidos. Si se consolida y otras fuerzas sitian a otras sedes, a los antidisturbios de las UIP no les va a faltar trabajo.
Uniformados
“Los mossos d’Esquadra ganan m?s que t?!”, gritan los manifestantes nocturnos de la calle Ferraz cuando quieren provocar a los polic?as nacionales que tienen enfrente. Y les reprochan “?el 1 de octubre yo te defend?!”. En la movilizaci?n antiamnist?a se da una paradoja: seguidores de Vox, formaci?n que siempre hizo una intensa propaganda sobre las Fuerzas de Seguridad del Estado, ahora enfrentados con los antidisturbios de un cuerpo que en las elecciones sindicales vot? mayoritariamente a Jupol, rama de Jusapol, la central m?s pr?xima a la ultraderecha.
Incluso ese sindicato tan af?n a Vox se desmarca ahora. Ante el riesgo de desafecci?n de sus votantes, se pronuncia en contra de las humillantes broncas que les echa a los antidisturbios el diputado Javier Ortega Smith. Lo ha hecho después de que hayan salido otras centrales, como el Sindicato Unificado de Polic?a (SUP), a recordarle a Vox qué tama?o tienen los pedazos de adoqu?n que se arrojan en las concentraciones “pac?ficas” que convoca en Ferraz.
Image ID:
94818053
Exteriores del Congreso de los Diputados en la segunda jornada del Pleno de Investidura de S?nchez.
David Castro
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Pero esto es solo una anécdota en comparaci?n con otra grieta abierta y dif?cilmente reparable tras estos d?as de tensi?n por la amnist?a: la propaganda y los bulos ultras han conseguido agitar a una parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado, y polic?as y guardias civiles en activo se han lanzado, amparados o no en el anonimato de las redes, a difundir fakes, mensajes alarmantes e insultos como “fel?n” o “traidor” contra Pedro S?nchez, e incluso a negarle legitimidad al Ejecutivo.
En el colectivo policial -como pas? con los Mossos durante las tensiones del procés-, “algunos sindicatos han traspasado un umbral”, explica un alto cargo del Ministerio del Interior. “La derecha medi?tica los ha empoderado hasta el punto de creerse actores pol?ticos”, a?ade para explicar la decisi?n del ministro Fernando Grande-Marlaska de atajar los intentos de derribo de la neutralidad pol?tica.
La voladura de ese principio al que se debe todo polic?a muestra el paso a una segunda fase -de la lucha sindical a la agitaci?n pol?tica- de las entidades objeto de infiltraci?n ultra. La respuesta de Interior es tard?a pero decidida. Ahora est?n suspendidos de empleo y sueldo el portavoz de Jucil, rama de Jusapol en la Guardia Civil -desde Vizcaya, la entidad critic? los pactos de investidura-, y dos dirigentes de la asociaci?n APROGC de oficiales del instituto armado, los que dec?an que sus guardias est?n dispuestos a “dar hasta la ?ltima gota de sangre”, dramatizando el relato.
Fuentes policiales dan por sofocada la llamarada levantisca, pues polic?as y guardias no profesionales, “se juegan el empleo, aunque en todo colectivo haya siempre alguien dispuesto a hacer disparates”. Con los des?rdenes p?blicos “se ha roto el romance entre los sindicatos policiales y la ultraderecha”, cree el ejecutivo de Interior.
Un mando intermedio, veterano del sindicalismo policial moderado, se lamenta de la erosi?n sufrida en el prestigio: “Esas actitudes no representan al colectivo, somos gente tan normal como el resto de la sociedad”. Y lo dice en una de estas noches en que los ultras, api?ados contra las vallas de acero de la Polic?a Nacional, chillan contra “los perros de Marlaska” que visten de azul y gritan buscando entre los de verde: “?Guardia civil, coge tu fusil!”.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/nacional/expertos-policiales-calculan-algaradas-ultras-94818271)
La rama juvenil de Vox es, de hecho, herramienta clave para el intento de solidificar la protesta contra la amnist?a pactada por PSOE y Junts, después de que haya cristalizado -si bien con aportaciones skin head no esperadas- en los escraches de Ferraz.
Entrevistado el pasado 17 por el agitador trumpista norteamericano Tucker Carlson, el l?der de Vox, Santiago Abascal, dijo que cree que la protesta en la calle “debe durar, a través de esa f?rmula o de otras, todo lo que dure este gobierno”. Expertos policiales consultados por este diario apuestan por una “aminoraci?n de actividad” en la calle Ferraz, pero, a la vez, un escenario de movilizaciones, des?rdenes protagonizados principalmente por j?venes, incidentes m?s o menos intensos y m?s o menos dispersos hasta desembocar en la campa?a de las elecciones europeas, en la primera semana de junio del 24.
M?s informaci?n (Auto)
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Sin tsunami a la vista
Espa?a ha vivido este s?bado la primera manifestaci?n en su historia desplegada ante el complejo de la Moncloa, pero la afluencia de gente a los escraches nocturnos de Ferraz no crece; solo los aviva la llegada, cerca de cada media noche, de un n?cleo duro de un centenar de falangistas y neonazis.
Tras dieciseis d?as de protesta en la calle Ferraz, la movilizaci?n presenta la inc?gnita de su vocaci?n de permanencia. En la afluencia de entre 2.000 y 5.000 personas que suelen acudir, los ultras tradicionales no son suficientes sin los neofascistas, y esos radicales no son nadie sin la masa de jubilados, burgueses e integristas cat?licos a la que desprecian.
Image ID:
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Un manifestante con la cruz de Borgo?a ante el cord?n policial de la calle Ferraz de Madrd.
José Luis Roca
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Las protestas no han llegado a la potencia que tuvieron las organizadas en Catalunya por Tsunami Democràtic y la ANC. Las Fuerzas de Seguridad descartan como previsi?n un tsunami de ultraderecha en Espa?a, mucho menos una kale borroka ultra, seg?n las fuentes consultadas. Las unidades de Informaci?n de la Polic?a tienen controlados y censados a 200 activistas violentos de extrema derecha entre nazis, neofascistas y hooligans futbol?sticos. Alg?n caso de reservista militar est? también controlado.
No obstante, dos de las fuentes policiales consultadas s? apuestan por que los promotores del escrache de Ferraz traten de transformarlo en una imitaci?n del Meridiana Resisteix. Otra vez las referencias a la agitaci?n independentista catalana.
Pero no se ha detectado acci?n coordinada entre ultraderecha y extrema derecha, por m?s que la primera haya creado la marca Noviembre Nacional para tratar de aglutinar toda la protesta. Si bien Falange Espa?ola y La Falange, anta?o enfrentadas, se coordinan en esta campa?a, hay m?s bien recelos, cuando no se?alamientos de supuestos confidentes policiales, entre extremistas y ultras.
Presentar batalla
Después de que Pedro S?nchez haya jurado su cargo ante el Rey, la movilizaci?n ultra entra en una nueva fase, pero no todo es Ferraz. Llevar a la “militancia patriota” a un nuevo escal?n implica una activaci?n, el cobro del rédito de a?os de polarizaci?n y crispaci?n repicada con millones de mensajes ultras en redes sociales. La cosecha se recoger?, por ejemplo, en los campus.
La juventud voxista se prepara en sus h?bitats universitarios para “presentar batalla” a organizaciones y estudiantes de izquierdas o independentistas, por lo que es previsible para las fuentes policiales consultadas una imitaci?n de los escraches que en otro momento organizaban j?venes de extrema izquierda o del independentismo contra visitas, actos y conferencias.
Image ID:
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Quema de senyeras en la manifestaci?n de la calle Ferraz del pasado 15 de noviembre.
José Luis Roca
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De la potencia de esta nueva fase dar? medida el éxito o el presumible fracaso de la huelga general convocada por Solidaridad, el sindicato de Vox, para el d?a 24. Es otra de las inc?gnitas del panorama, como lo es también la verdadera influencia del ala dura que ha tomado el poder interno en Vox, y que reacciona ante su declive electoral.
La reacci?n en la calle depende de hasta d?nde llegar? la regurgitaci?n de una ultraderecha que durante decenios de democracia estuvo contenida -casi digerida- en el Partido Popular. Tras seis a?os de erupci?n en Vox, ahora presenta un n?cleo que podr?a querer circular en el cada vez m?s exiguo espacio que hay entre el grupo parlamentario y los extramuros del sistema.
Desde el punto de vista policial, estas jornadas de des?rdenes p?blicos marcan un principio que las fuentes mencionadas califican de “preocupante”: puede haber quedado acu?ado en 16 d?as como un proceder pol?tico m?s el montar cercos, sitiar sedes de partidos. Si se consolida y otras fuerzas sitian a otras sedes, a los antidisturbios de las UIP no les va a faltar trabajo.
Uniformados
“Los mossos d’Esquadra ganan m?s que t?!”, gritan los manifestantes nocturnos de la calle Ferraz cuando quieren provocar a los polic?as nacionales que tienen enfrente. Y les reprochan “?el 1 de octubre yo te defend?!”. En la movilizaci?n antiamnist?a se da una paradoja: seguidores de Vox, formaci?n que siempre hizo una intensa propaganda sobre las Fuerzas de Seguridad del Estado, ahora enfrentados con los antidisturbios de un cuerpo que en las elecciones sindicales vot? mayoritariamente a Jupol, rama de Jusapol, la central m?s pr?xima a la ultraderecha.
Incluso ese sindicato tan af?n a Vox se desmarca ahora. Ante el riesgo de desafecci?n de sus votantes, se pronuncia en contra de las humillantes broncas que les echa a los antidisturbios el diputado Javier Ortega Smith. Lo ha hecho después de que hayan salido otras centrales, como el Sindicato Unificado de Polic?a (SUP), a recordarle a Vox qué tama?o tienen los pedazos de adoqu?n que se arrojan en las concentraciones “pac?ficas” que convoca en Ferraz.
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Exteriores del Congreso de los Diputados en la segunda jornada del Pleno de Investidura de S?nchez.
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Pero esto es solo una anécdota en comparaci?n con otra grieta abierta y dif?cilmente reparable tras estos d?as de tensi?n por la amnist?a: la propaganda y los bulos ultras han conseguido agitar a una parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado, y polic?as y guardias civiles en activo se han lanzado, amparados o no en el anonimato de las redes, a difundir fakes, mensajes alarmantes e insultos como “fel?n” o “traidor” contra Pedro S?nchez, e incluso a negarle legitimidad al Ejecutivo.
En el colectivo policial -como pas? con los Mossos durante las tensiones del procés-, “algunos sindicatos han traspasado un umbral”, explica un alto cargo del Ministerio del Interior. “La derecha medi?tica los ha empoderado hasta el punto de creerse actores pol?ticos”, a?ade para explicar la decisi?n del ministro Fernando Grande-Marlaska de atajar los intentos de derribo de la neutralidad pol?tica.
La voladura de ese principio al que se debe todo polic?a muestra el paso a una segunda fase -de la lucha sindical a la agitaci?n pol?tica- de las entidades objeto de infiltraci?n ultra. La respuesta de Interior es tard?a pero decidida. Ahora est?n suspendidos de empleo y sueldo el portavoz de Jucil, rama de Jusapol en la Guardia Civil -desde Vizcaya, la entidad critic? los pactos de investidura-, y dos dirigentes de la asociaci?n APROGC de oficiales del instituto armado, los que dec?an que sus guardias est?n dispuestos a “dar hasta la ?ltima gota de sangre”, dramatizando el relato.
Fuentes policiales dan por sofocada la llamarada levantisca, pues polic?as y guardias no profesionales, “se juegan el empleo, aunque en todo colectivo haya siempre alguien dispuesto a hacer disparates”. Con los des?rdenes p?blicos “se ha roto el romance entre los sindicatos policiales y la ultraderecha”, cree el ejecutivo de Interior.
Un mando intermedio, veterano del sindicalismo policial moderado, se lamenta de la erosi?n sufrida en el prestigio: “Esas actitudes no representan al colectivo, somos gente tan normal como el resto de la sociedad”. Y lo dice en una de estas noches en que los ultras, api?ados contra las vallas de acero de la Polic?a Nacional, chillan contra “los perros de Marlaska” que visten de azul y gritan buscando entre los de verde: “?Guardia civil, coge tu fusil!”.
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