الريــم
11-17-2023, 10:40 AM
La esperanza tuvo dos bellas hijas: la ira, para indignarse por la realidad, y la valent?a, para enfrentarse a ella e intentar cambiarla. Lo escribi? San Agust?n hace algo m?s de 1.600 a?os y, aunque probablemente a él no le entusiasme ser asociado con esas palabras -como buen ateo, desconf?a de los m?sticos-, encapsulan a la perfecci?n la carrera de Ken Loach. A lo largo de una trayectoria de seis décadas, el director ha sido el gran exponente del realismo social brit?nico, el equivalente cinematogr?fico de lo que Charles Dickens y Thomas Hardy representaron en su d?a para la literatura.
Su carrera debe entenderse como un proyecto persistente y desafiante, entregado en cuerpo y alma a dar voz a los marginados, los explotados y los despose?dos; los que no tienen empleo o han perdido su hogar; los que de alg?n modo sufren las injusticias del sistema capitalista y la burocracia, su astuta violencia, su capacidad para disfrazarse y reinventarse y su inclinaci?n constante al racismo y el fascismo. Si el capitalismo se supera continuamente a la hora de encontrar nuevos medios para presionar a la gente corriente, Loach ha luchado para derrotarlo con una tenacidad igual de inagotable.
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Ken Loach con su segunda Palma de Oro en Cannes por 'I, Blake'.
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Un rebelde que se jubila
Hace unos meses, Loach anunci? que ‘El viejo roble’, su 29? largometraje de ficci?n, probablemente sea el ?ltimo de su carrera. “Si soy realista, debo reconocer que me ser?a dif?cil rodar otro”, asegur? entonces. “Estoy perdiendo facultades f?sicas: me falla la memoria a corto plazo, y mi vista es bastante mala”. Aunque nunca con tanta rotundidad como ahora, eso s?, lo cierto es que ya hab?a amenazado con retirarse tanto en 2014, tras presentar ‘Jimmy’s Hall’ -furiosa cr?tica a la Iglesia cat?lica- como en 2019.
Podr?a estar disfrutando de una jubilaci?n m?s que merecida desde hace a?os, pero las desigualdades y los abusos sociales lo han inspirado una y otra vez, como al viejo pistolero que se sujeta el rev?lver a la cintura para un ?ltimo duelo, a volverse a poner tras la c?mara. “El sistema econ?mico nos est? conduciendo al precipicio”, sentencia. “Las grandes empresas no han dado ninguna muestra de estar dispuestas a recortar sus beneficios con el fin de detener el cambio clim?tico. Lo ?nico que puede evitar la cat?strofe es una revoluci?n”.
Retratista del noroeste de Inglaterra
La nueva pel?cula es la tercera entrega de una trilog?a que completan ‘Yo, Daniel Blake’ (2016) -denuncia contra las taras del sistema brit?nico de bienestar- y ‘Sorry We Missed You’ (2019) -sobre el esclavismo causado por la econom?a bajo demanda- y que transcurre en su totalidad en el noroeste de Inglaterra, una regi?n especialmente empobrecida. Su acci?n transcurre alrededor del ?ltimo pub que queda abierto en una peque?a localidad, antigua comunidad minera, en la que la conviencia se ve puesta a prueba cuando la llegada de un grupo de inmigrantes sirios en busca de un nuevo hogar hace emerger actitudes xen?fobas entre la poblaci?n, y su objetivo es denunciar las pol?ticas de los sucesivos gobiernos conservadores.*
“Los refugiados de Oriente Pr?ximo fueron ubicados en la zona m?s desfavorecida del pa?s”, recuerda Loach. “Y eso inevitablemente gener? una tensi?n entre dos comunidades: una que hab?a sido arruinada por las decisiones de sus l?deres pol?ticos, y otra que hab?a sufrido el trauma de la guerra”. A partir de ese conflicto, adem?s, la pel?cula aborda el que, a juicio del director, es el suceso que ech? a perder su pa?s: la huelga minera que tuvo lugar entre 1984 y 1985, y que se sald? con un endurecimiento de las medidas conservadoras de la entonces Primera Ministra, Margarert Thatcher. “Cuando los pozos se cerraron, la gente fue abandonada a su suerte, porque el ‘thatcherismo’*fue recortando la asistencia social. Fue el principio del fin”.*
Un pionero de los actores no profesionales
Los problemas de vivienda que ‘El viejo roble’ escenifica no son muy distintos de los que Loach ya plante? en ‘Cathy Come Home’ (1966), uno de los nueve docudramas que dirigi? al principio de su carrera para la BBC, y entre los que también destacan ‘Three Clear Sundays’ (1965), centrado en la pena de muerte, y ‘Up the Junction’ (1965), sobre el aborto. Su debut como director de cine tuvo lugar con ‘Poor Cow’ (1967), historia de una mujer maltratada que se une a una banda criminal tras el encarcelamiento de su marido, y dos a?os después estren? la que quiz? sea su mejor pel?cula: ‘Kes’ (1969), retrato tanto de la conmovedora relaci?n entre un adolescente y un halc?n como de las deficiencias del sistema educativo.
Desde entonces, Loach se ha mostrado determinado a seguir reflexionando sobre los mismos problemas, en busca de nuevas formas de combatirlos, buscando siempre el mayor grado posible de autenticidad, y contando a menudo con actores no profesionales que interpretaban para la pantalla variaciones de sus vidas reales. En ‘Riff-Raff’ (1991) lo hizo centr?ndose en el mundo de la construcci?n, y en ‘Mi nombre es Joe’ (1998) retratando a un hombre que intenta superar el alcoholismo; en ‘Ladybird, Ladybird’ (1994) contempl? la lucha de una mujer para evitar que los servicios sociales led quiten a sus hijos, en ‘Felices dieciséis’ (2002) abord? la delincuencia juvenil, y en ‘En un mundo libre’ (2007) se fij? en la siniestra metodolog?a de las empresas de trabajo temporal.
El anuncio para McDonald's
Entretanto, y hasta hoy, se vio enfrentado con comisarios, financiadores y censores -varios documentales que dirigi? en los 80 fueron prohibidos-; se le ha acusado sin fundamente de ser antibrit?nico y antisemita, y para hacer sus pel?culas con frecuencia se ha visto obligado a recurrir a dinero extranjero, aunque nunca ha recibido un d?lar de Hollywod; en 1990, no obstante, tuvo que dirigir un anuncio para McDonald’s para pagar las facturas.
Desde mediados de los 90, Loach ha peleado de la mano del guionista Paul Laverty, que ha escrito 14 de sus 15 ?ltimas pel?culas, entre ellas las que le proporcionaron sendas Palmas de Oro en el Festival de Cannes, ‘El viento que agita la cebada’ (2007), sobre los inicios del Ejército Republicano Irlandés (IRA), y ‘Yo, Daniel Blake’. “Sin Paul, yo no habr?a sido capaz de seguir adelante”, reconoce el director. “Siempre hemos estado motivados por las mismas historias, y siempre nos hemos preguntado, ?c?mo podemos contribuir a crear una sociedad m?s justa?”.
“La esperanza es algo pol?tico”
En los ?ltimos a?os, el cine de Loach y Laverty se ha ido fundamentando cada vez m?s en el didactismo, y en personajes que sermonean en lugar de intercambiar di?logos; se los ha acusado de hacer pel?culas tan predecibles y maniqueas como las de Marvel. Sin embargo, esa tosquedad narrativa invita a ser entendida como una forma de combatir al enemigo con sus mismas armas o, dicho de otro modo, una deliberada réplica cinematogr?fica a la groser?a y la desfachatez con la que los ‘Tories’ han aplicado sus pol?ticas; y, en cualquier caso, incluso sus pel?culas m?s esquem?ticas exhiben una pegada emocional capaz de estrujarle a uno la garganta.
A diferencia de sus dos compa?eras de trilog?a, quiz? de forma inevitable al tratarse de su obra final, ‘El viejo roble’ exhibe generosas dosis de ese sentimiento que San Agust?n consideraba fundamental. “La esperanza es algo pol?tico”, asegura Loach. “Si tienes esperanza ser?s capaz de encontrar un camino para seguir adelante, y tendr?s la energ?a para recorrerlo. Y esa esperanza se logra a través de la solidaridad”. En una escena de la nueva pel?cula, alguien declara: “Si las clases trabajadoras se dieran cuenta del poder que tienen cuando se unen, podr?an cambiar el mundo”; y algunos de los momentos m?s dram?ticamente poderosos del cine de su director son aquellos que muestran gestos de apoyo y amabilidad hacia personas desesperadas, y que funcionan a modo de interrupciones fugaces del dominio del capital y, por tanto, de promesas de un mundo mejor.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/ken-loach-adios-rebelde-causa-94739749)
Su carrera debe entenderse como un proyecto persistente y desafiante, entregado en cuerpo y alma a dar voz a los marginados, los explotados y los despose?dos; los que no tienen empleo o han perdido su hogar; los que de alg?n modo sufren las injusticias del sistema capitalista y la burocracia, su astuta violencia, su capacidad para disfrazarse y reinventarse y su inclinaci?n constante al racismo y el fascismo. Si el capitalismo se supera continuamente a la hora de encontrar nuevos medios para presionar a la gente corriente, Loach ha luchado para derrotarlo con una tenacidad igual de inagotable.
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Ken Loach con su segunda Palma de Oro en Cannes por 'I, Blake'.
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Hace unos meses, Loach anunci? que ‘El viejo roble’, su 29? largometraje de ficci?n, probablemente sea el ?ltimo de su carrera. “Si soy realista, debo reconocer que me ser?a dif?cil rodar otro”, asegur? entonces. “Estoy perdiendo facultades f?sicas: me falla la memoria a corto plazo, y mi vista es bastante mala”. Aunque nunca con tanta rotundidad como ahora, eso s?, lo cierto es que ya hab?a amenazado con retirarse tanto en 2014, tras presentar ‘Jimmy’s Hall’ -furiosa cr?tica a la Iglesia cat?lica- como en 2019.
Podr?a estar disfrutando de una jubilaci?n m?s que merecida desde hace a?os, pero las desigualdades y los abusos sociales lo han inspirado una y otra vez, como al viejo pistolero que se sujeta el rev?lver a la cintura para un ?ltimo duelo, a volverse a poner tras la c?mara. “El sistema econ?mico nos est? conduciendo al precipicio”, sentencia. “Las grandes empresas no han dado ninguna muestra de estar dispuestas a recortar sus beneficios con el fin de detener el cambio clim?tico. Lo ?nico que puede evitar la cat?strofe es una revoluci?n”.
Retratista del noroeste de Inglaterra
La nueva pel?cula es la tercera entrega de una trilog?a que completan ‘Yo, Daniel Blake’ (2016) -denuncia contra las taras del sistema brit?nico de bienestar- y ‘Sorry We Missed You’ (2019) -sobre el esclavismo causado por la econom?a bajo demanda- y que transcurre en su totalidad en el noroeste de Inglaterra, una regi?n especialmente empobrecida. Su acci?n transcurre alrededor del ?ltimo pub que queda abierto en una peque?a localidad, antigua comunidad minera, en la que la conviencia se ve puesta a prueba cuando la llegada de un grupo de inmigrantes sirios en busca de un nuevo hogar hace emerger actitudes xen?fobas entre la poblaci?n, y su objetivo es denunciar las pol?ticas de los sucesivos gobiernos conservadores.*
“Los refugiados de Oriente Pr?ximo fueron ubicados en la zona m?s desfavorecida del pa?s”, recuerda Loach. “Y eso inevitablemente gener? una tensi?n entre dos comunidades: una que hab?a sido arruinada por las decisiones de sus l?deres pol?ticos, y otra que hab?a sufrido el trauma de la guerra”. A partir de ese conflicto, adem?s, la pel?cula aborda el que, a juicio del director, es el suceso que ech? a perder su pa?s: la huelga minera que tuvo lugar entre 1984 y 1985, y que se sald? con un endurecimiento de las medidas conservadoras de la entonces Primera Ministra, Margarert Thatcher. “Cuando los pozos se cerraron, la gente fue abandonada a su suerte, porque el ‘thatcherismo’*fue recortando la asistencia social. Fue el principio del fin”.*
Un pionero de los actores no profesionales
Los problemas de vivienda que ‘El viejo roble’ escenifica no son muy distintos de los que Loach ya plante? en ‘Cathy Come Home’ (1966), uno de los nueve docudramas que dirigi? al principio de su carrera para la BBC, y entre los que también destacan ‘Three Clear Sundays’ (1965), centrado en la pena de muerte, y ‘Up the Junction’ (1965), sobre el aborto. Su debut como director de cine tuvo lugar con ‘Poor Cow’ (1967), historia de una mujer maltratada que se une a una banda criminal tras el encarcelamiento de su marido, y dos a?os después estren? la que quiz? sea su mejor pel?cula: ‘Kes’ (1969), retrato tanto de la conmovedora relaci?n entre un adolescente y un halc?n como de las deficiencias del sistema educativo.
Desde entonces, Loach se ha mostrado determinado a seguir reflexionando sobre los mismos problemas, en busca de nuevas formas de combatirlos, buscando siempre el mayor grado posible de autenticidad, y contando a menudo con actores no profesionales que interpretaban para la pantalla variaciones de sus vidas reales. En ‘Riff-Raff’ (1991) lo hizo centr?ndose en el mundo de la construcci?n, y en ‘Mi nombre es Joe’ (1998) retratando a un hombre que intenta superar el alcoholismo; en ‘Ladybird, Ladybird’ (1994) contempl? la lucha de una mujer para evitar que los servicios sociales led quiten a sus hijos, en ‘Felices dieciséis’ (2002) abord? la delincuencia juvenil, y en ‘En un mundo libre’ (2007) se fij? en la siniestra metodolog?a de las empresas de trabajo temporal.
El anuncio para McDonald's
Entretanto, y hasta hoy, se vio enfrentado con comisarios, financiadores y censores -varios documentales que dirigi? en los 80 fueron prohibidos-; se le ha acusado sin fundamente de ser antibrit?nico y antisemita, y para hacer sus pel?culas con frecuencia se ha visto obligado a recurrir a dinero extranjero, aunque nunca ha recibido un d?lar de Hollywod; en 1990, no obstante, tuvo que dirigir un anuncio para McDonald’s para pagar las facturas.
Desde mediados de los 90, Loach ha peleado de la mano del guionista Paul Laverty, que ha escrito 14 de sus 15 ?ltimas pel?culas, entre ellas las que le proporcionaron sendas Palmas de Oro en el Festival de Cannes, ‘El viento que agita la cebada’ (2007), sobre los inicios del Ejército Republicano Irlandés (IRA), y ‘Yo, Daniel Blake’. “Sin Paul, yo no habr?a sido capaz de seguir adelante”, reconoce el director. “Siempre hemos estado motivados por las mismas historias, y siempre nos hemos preguntado, ?c?mo podemos contribuir a crear una sociedad m?s justa?”.
“La esperanza es algo pol?tico”
En los ?ltimos a?os, el cine de Loach y Laverty se ha ido fundamentando cada vez m?s en el didactismo, y en personajes que sermonean en lugar de intercambiar di?logos; se los ha acusado de hacer pel?culas tan predecibles y maniqueas como las de Marvel. Sin embargo, esa tosquedad narrativa invita a ser entendida como una forma de combatir al enemigo con sus mismas armas o, dicho de otro modo, una deliberada réplica cinematogr?fica a la groser?a y la desfachatez con la que los ‘Tories’ han aplicado sus pol?ticas; y, en cualquier caso, incluso sus pel?culas m?s esquem?ticas exhiben una pegada emocional capaz de estrujarle a uno la garganta.
A diferencia de sus dos compa?eras de trilog?a, quiz? de forma inevitable al tratarse de su obra final, ‘El viejo roble’ exhibe generosas dosis de ese sentimiento que San Agust?n consideraba fundamental. “La esperanza es algo pol?tico”, asegura Loach. “Si tienes esperanza ser?s capaz de encontrar un camino para seguir adelante, y tendr?s la energ?a para recorrerlo. Y esa esperanza se logra a través de la solidaridad”. En una escena de la nueva pel?cula, alguien declara: “Si las clases trabajadoras se dieran cuenta del poder que tienen cuando se unen, podr?an cambiar el mundo”; y algunos de los momentos m?s dram?ticamente poderosos del cine de su director son aquellos que muestran gestos de apoyo y amabilidad hacia personas desesperadas, y que funcionan a modo de interrupciones fugaces del dominio del capital y, por tanto, de promesas de un mundo mejor.
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