الريــم
11-13-2023, 07:00 PM
"Estaba durmiendo cuando sufr? el primer abuso deshonesto. Toc? mis genitales, y cuando reaccioné me dijo que no pensara mal,*que hab?a sido un accidente". Con mirada fija, que no perdida, el exjesuita boliviano Pedro Lima entona estas palabras con un tono seco, que no resignado. Los hechos que relata sucedieron en los 90, durante su noviciado para convertirse en sacerdote, cuando el padre Alfonso Pedrajas,*m?s conocido como Pica, aprovech? su confianza como maestro de novicios para abusar de él en una fr?a noche del invierno orure?o. No fue el ?nico. El padre Pica, fallecido en 2009 y cuyas memorias fueron desenterradas por el periodista Julio N??ez en El Pa?s el pasado mes de abril, recogi? en un diario algunos de los abusos sexuales a ni?os y adolescentes que hab?a cometido durante tres décadas en*Bolivia, desde bien entrados los 70.
Un total de 85 casos reconocidos que, seg?n el abogado José Luis Gareca, exalumno del colegio Juan XXIII de Cochabamba -del que el padre Pica fue director- y representante de m?s de 30 v?ctimas de pederastia clerical en el pa?s, fueron muchos m?s.*"Seg?n mis c?lculos, sus v?ctimas en el Juan XXIII sobrepasan las 150", explica a este diario. Pero no era ?nicamente en los*estudiantes*del colegio donde el sacerdote espa?ol descargaba sus instintos depredadores, algo de lo que Pedro Lima da testimonio en primera persona.
Guiado por el ejemplo del jesuita espa?ol Luis Espinal, cuando estaba estudiando su primer a?o de Derecho, Pedro Lima dej? todo para atender la llamada divina.*Fue en su Oruro natal donde su historia se cruz? por primera vez con el padre Pica, "el primer jesuita" que conoci? en su vida. Tras un efusivo abrazo,*"quiz? demasiado largo", y una peregrinaci?n para confirmar su fe, a pie, hasta Cochabamba, Pica le invit? a un encuentro en la Casa Taqui?a, a los pies del pico Tunari. Una reuni?n de j?venes con vocaci?n en la que Lima ya se percat? de que algo no iba bien con el p?rroco: "Le gustaba asustar a los m?s j?venes con cuentos de terror.*En ese momento no lo sab?a, pero con el tiempo descubr? que, una vez que el grupo estaba atemorizado, aprovechaba esa inmovilizaci?n general para llevarse a un lugar apartado a una o dos v?ctimas. En la Casa Taqui?a, al igual que en el Juan XXIII, Pica cometi? muchos*abusos".
Un primer aviso que, en cualquier caso, no apart? a Pedro Lima de una vocaci?n cuyo gu?a iba a ser un sacerdote, Alfonso Pedrajas, al que todo el mundo reconoc?a como alguien*"carism?tico, exigente y muy amable", y que, seg?n su modus operandi, "primero se ganaba a los pap?s". Meses después, ya en el noviciado, Pica abusar?a por primera vez, al menos de forma directa, de Lima. Una situaci?n que se volver?a insostenible con el paso del tiempo. "Le daba un enfoque teol?gico al*abuso sexual, excus?ndose en que todos tenemos ?reas oscuras", relata el exjesuita, recordando c?mo, incluso en las misas que oficiaba, Pedrajas empleaba dobles sentidos espeluznantes.*"Una frase que siempre dec?a era que nos dej?semos ‘penetrar’ por el amor de Dios, pero lo hac?a con miradas lascivas e ir?nicas", rememora, a la par que destaca los celos que el padre Pica pod?a llegar a sentir hasta de sus familiares m?s cercanos:*"Una vez me hizo darle un abrazo, como se lo hab?a dado a mi padre d?as antes, y aprovech? para darme un beso. Sent? asco al sentir su saliva en mi mejilla".
Image ID:
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El exjesuita Pedro Lima durante la entrevista concedida a este diario.
EL PERI?DICO DE ARAG?N
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La cascada comienza a desbordarse
Tras el esc?ndalo por la publicaci?n del diario del Pica en El Pa?s, los casos comenzaron a aflorar uno tras otro, como una*imparable cascada de denuncias que involucraban a varios sacerdotes, en su mayor?a de origen espa?ol. Seg?n varios testimonios, los abusos fueron una constante en los centros de menores a los que la*Compa??a de Jes?s*ten?a acceso en Bolivia. Décadas de*violencia sexual*y pederastia de las que los provinciales y los m?s altos cargos de los jesuitas, supuestamente, habr?an estado al tanto, siendo acusados por tanto de ser culpables por omisi?n y comisi?n de unos delitos de lesa humanidad que podr?an llevar a su actual c?pula ante los tribunales.
Adem?s del padre*Alfonso Pedrajas, los tres directores que le sucedieron en el cargo en el Juan XXIII cochabambino han sido se?alados. Al padre*Vicu*(Carlos Villamil, el ?nico boliviano, ya fallecido) se le imputan delitos de estupro a varias exalumnas menores de edad, agreg?ndole unos supuestos antecedentes en un orfanato.*Francesc Peris, Chesco, ya estaba siendo perseguido en Espa?a por abuso sexual y*violaci?n*cuando desembarc? en Bolivia, donde se le hace responsable de delitos similares.*Ahora, el padre Chesco reside en un asilo de su pa?s natal, aquejado de alzhéimer. El ?ltimo director del colegio en ser acusado ha sido el padre Francisco Pifarré, Pifa, quien ha defendido en todo momento su inocencia.
Sea como fuere, el caso del colegio Juan XXIII no ha sido aislado ni en el pa?s ni en el continente latinoamericano. En Bolivia, en términos de Lima,*el esc?ndalo del padre Pica "solo es la punta del iceberg". Un buen ejemplo de ello es el del padre Jorge Vila, quien estaba al cargo del DNI, una organizaci?n internacional en defensa de los ni?os y las ni?as, en la que, seg?n el abogado José Luis Gareca,*"cometi? decenas de abusos". No menos espeluznante es el caso protagonizado por el jesuita*Luis Mar?a Lucho Roma, quien, adem?s de cometer innumerables agresiones sexuales a menores en la parroquia de la comunidad ind?gena de Charagua, grababa a sus v?ctimas para chantajearlas, en unas vejaciones que detallaba posteriormente en un diario personal que actualmente est? en poder de la*Fiscal?a de La Paz.
Image ID:
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Pedro Lima (de frente, con poncho), junto al padre Pica (de espaldas).
EL PERI?DICO DE ARAG?N
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Pedro Lima, enésima parte
Volviendo a Pedro Lima, el del Pica no fue el ?nico abuso sexual que sufri? durante su trayectoria como jesuita. Tras finalizar su noviciado, fue destinado al*colegio Sagrado Coraz?n de Sucre, donde conoci? al padre*Antonio Gausset Capdevila, alias*Tuco, un sacerdote con bastante poder dentro de la orden que necesitaba ayuda para caminar debido a una enfermedad degenerativa. Varios fueron los*ni?os*encargados de sus traslados, que no obedec?an a los recorridos habituales que se le presuponen a un cura corriente.
"Su ritmo de vida era diferente al resto. Se levantaba a mediod?a y por la tarde ten?a varias reuniones, ya que era capell?n de la entonces Corte Suprema de Justicia", narra el ex jesuita, que prosigue: "Por la noche es cuando empezaba su vida social. Dec?a que era de la élite catalana,*por lo que se juntaba con la gente adinerada de la ciudad hasta las 2 o 3 de la ma?ana". A su regreso, siempre asistido por*adolescentes, es cuando se despertaban sus oscuras perversiones.
"Convocaba a los estudiantes a hacer lo que él llamaba vida comunitaria. A veces jugaban ‘cacho’*(un juego de dados y alcohol, en este caso con whisky)*y, como los j?venes apenas sab?an jugar, les ganaba y les castigaba rap?ndoles el pelo. A la segunda derrota, les depilaba los genitales, con mucha*manipulaci?n", asegura Lima, de origen quechua, una lengua materna que empleaba para ganarse la confianza de las v?ctimas, para que as? pudiesen contarle sus problemas sin ser descubiertos.
Precisamente, fue la obsesi?n del padre Tuco por el corte militar la que llev? a Pedro Lima a sufrir un nuevo abuso, cuando ya no era "tan joven". Otro m?s. "Yo ten?a experiencia como peluquero, y Tuco me pidi? que le cortase el pelo, aunque en mi opini?n no lo llevaba largo. Bajo el manto, noté como hac?a movimientos extra?os, cuando de repente empez? a jadear. Ah? me di cuenta de que se hab?a estado masturbando, todav?a ten?a semen en la mano. Me escandalicé y, al hacer el adem?n de apartarme me agarr?, me baj? el buzo y me hizo una felaci?n a la fuerza", recuerda, todav?a asombrado por la reacci?n posterior del sacerdote.*"Se re?a y me dec?a: ‘No te enojes, Pedrito’. Se lo tomaba como una broma pesada".
La l?gica del silencio y la recompensa
Pocas semanas después de este episodio, y tras haber sido testigo de otros abusos -sexuales y violentos- del padre Tuco, Pedro Lima no pudo m?s y escap? de aquella casa de Sucre. Lo que Lima no se imaginaba era que, ya de vuelta en Oruro, se topar?a con un muro de hormig?n: los provinciales.
"En el a?o 2000, me re?no con el padre Ram?n Alaix Busquets, que hab?a sucedido en el cargo a Marcos Recolons. Le relaté los casos de Pica, de Tuco y los de otro cura, Luis T?, que también conoc?a. En ese momento me interrumpi? y me dijo que me dar?a una respuesta, pero que ‘los trapitos sucios se lavaban al interior’. Esperaba que se indignara y se molestara, pero no que lo hiciese conmigo", lamenta, a?n enojado.
Image ID:
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Pedro Lima, durante una celebraci?n de su cumplea?os en la orden, delante del padre Pica.
EL PERI?DICO DE ARAG?N
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Tras dicha reuni?n, la Compa??a de Jes?s se ofreci? a pagar sus estudios teol?gicos, pero a los seis meses cort? todo tipo de financiaci?n al descubrir que Lima segu?a investigando.*"Marcos Recolons, que lleg? a ser el superior de toda Latinoamérica y la segunda persona m?s importante de la Compa??a en el mundo, me llam? y me dijo textualmente que no iba a permitir que siguiese hablando mal de sus hermanos", asegura Pedro Lima, que fue inmediatamente expulsado de los jesuitas. Pese a ello, consigui? a?os después un trabajo relacionado con la orden, en una obra en*Paraguay, donde reconoci? conductas*"que ya cre?a superadas"*y se decidi? a reabrir su investigaci?n durante la pandemia: "Los jesuitas paraguayos, cuando denuncié, me recriminaron que me hab?an dado trabajo. Ah? entend? su l?gica. Varios exalumnos tienen cargos laborales para ser silenciados".
Una l?gica, la del trabajo a cambio del silencio, que Lima subraya que viene de muchos a?os atr?s, auspiciada por unas élites que impon?an una pol?tica que persegu?a a todo aquel que alzase la voz. Como ejemplo, el boliviano apunta que, en 1979, cuando los abusos en el Juan XXIII estaban en su punto ?lgido, hubo una reuni?n en Cochabamba, calificada por los propios jesuitas como crisis del 79 (sin especificar los motivos) a la que asisti? el general*Pedro Arrupe, m?xima figura de la Compa??a en ese momento, acompa?ado de otros formadores, entre ellos el Papa Francisco I,*cuando todav?a era Jorge Mario Bergoglio. En ese sentido, Lima cree que el actual Papa "deber?a aclarar" si en dicha reuni?n se pusieron sobre la mesa dichos casos, que ya empezaban a ser m?s que simples rumores.
Resquicios del colonialismo
"Las instancias superiores de los jesuitas, incluida la M?xima Autoridad, conoc?an todo", se?ala el abogado José Luis Gareca, para quien se ha cometido un*"desprecio al pueblo de Bolivia"*que se remonta a la época colonial. "En el diario del Pica, sus abusos son una pugna entre él y el diablo, la*v?ctima*no cuenta. A Pedro Lima, cuando se enfrent? a él, le dijo que no importaba el tema sexual,*que a los bolivianos solo hab?a que darles de comer y un techo", a?ade.
Con todo, ni Gareca como abogado ni Lima como v?ctima dan muestras de ning?n tipo de miedo a las posibles represalias, que ya han vivido ambos, tanto en forma de amenazas como en forma de ataques a su sustento econ?mico. Y es que, como dice el propio Pedro Lima,*"si las v?ctimas callan, otras les seguir?n. Es doloroso, pero hay que enfrentarse". As?, el ex jesuita resume su lucha por la*justicia, la verdad y la reparaci?n con un mensaje claro y directo:*"Yo doy la cara porque son ellos los que deber?an esconderse".
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/abusos-jesuitas-espanoles-nombre-padre-94572442)
Un total de 85 casos reconocidos que, seg?n el abogado José Luis Gareca, exalumno del colegio Juan XXIII de Cochabamba -del que el padre Pica fue director- y representante de m?s de 30 v?ctimas de pederastia clerical en el pa?s, fueron muchos m?s.*"Seg?n mis c?lculos, sus v?ctimas en el Juan XXIII sobrepasan las 150", explica a este diario. Pero no era ?nicamente en los*estudiantes*del colegio donde el sacerdote espa?ol descargaba sus instintos depredadores, algo de lo que Pedro Lima da testimonio en primera persona.
Guiado por el ejemplo del jesuita espa?ol Luis Espinal, cuando estaba estudiando su primer a?o de Derecho, Pedro Lima dej? todo para atender la llamada divina.*Fue en su Oruro natal donde su historia se cruz? por primera vez con el padre Pica, "el primer jesuita" que conoci? en su vida. Tras un efusivo abrazo,*"quiz? demasiado largo", y una peregrinaci?n para confirmar su fe, a pie, hasta Cochabamba, Pica le invit? a un encuentro en la Casa Taqui?a, a los pies del pico Tunari. Una reuni?n de j?venes con vocaci?n en la que Lima ya se percat? de que algo no iba bien con el p?rroco: "Le gustaba asustar a los m?s j?venes con cuentos de terror.*En ese momento no lo sab?a, pero con el tiempo descubr? que, una vez que el grupo estaba atemorizado, aprovechaba esa inmovilizaci?n general para llevarse a un lugar apartado a una o dos v?ctimas. En la Casa Taqui?a, al igual que en el Juan XXIII, Pica cometi? muchos*abusos".
Un primer aviso que, en cualquier caso, no apart? a Pedro Lima de una vocaci?n cuyo gu?a iba a ser un sacerdote, Alfonso Pedrajas, al que todo el mundo reconoc?a como alguien*"carism?tico, exigente y muy amable", y que, seg?n su modus operandi, "primero se ganaba a los pap?s". Meses después, ya en el noviciado, Pica abusar?a por primera vez, al menos de forma directa, de Lima. Una situaci?n que se volver?a insostenible con el paso del tiempo. "Le daba un enfoque teol?gico al*abuso sexual, excus?ndose en que todos tenemos ?reas oscuras", relata el exjesuita, recordando c?mo, incluso en las misas que oficiaba, Pedrajas empleaba dobles sentidos espeluznantes.*"Una frase que siempre dec?a era que nos dej?semos ‘penetrar’ por el amor de Dios, pero lo hac?a con miradas lascivas e ir?nicas", rememora, a la par que destaca los celos que el padre Pica pod?a llegar a sentir hasta de sus familiares m?s cercanos:*"Una vez me hizo darle un abrazo, como se lo hab?a dado a mi padre d?as antes, y aprovech? para darme un beso. Sent? asco al sentir su saliva en mi mejilla".
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El exjesuita Pedro Lima durante la entrevista concedida a este diario.
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La cascada comienza a desbordarse
Tras el esc?ndalo por la publicaci?n del diario del Pica en El Pa?s, los casos comenzaron a aflorar uno tras otro, como una*imparable cascada de denuncias que involucraban a varios sacerdotes, en su mayor?a de origen espa?ol. Seg?n varios testimonios, los abusos fueron una constante en los centros de menores a los que la*Compa??a de Jes?s*ten?a acceso en Bolivia. Décadas de*violencia sexual*y pederastia de las que los provinciales y los m?s altos cargos de los jesuitas, supuestamente, habr?an estado al tanto, siendo acusados por tanto de ser culpables por omisi?n y comisi?n de unos delitos de lesa humanidad que podr?an llevar a su actual c?pula ante los tribunales.
Adem?s del padre*Alfonso Pedrajas, los tres directores que le sucedieron en el cargo en el Juan XXIII cochabambino han sido se?alados. Al padre*Vicu*(Carlos Villamil, el ?nico boliviano, ya fallecido) se le imputan delitos de estupro a varias exalumnas menores de edad, agreg?ndole unos supuestos antecedentes en un orfanato.*Francesc Peris, Chesco, ya estaba siendo perseguido en Espa?a por abuso sexual y*violaci?n*cuando desembarc? en Bolivia, donde se le hace responsable de delitos similares.*Ahora, el padre Chesco reside en un asilo de su pa?s natal, aquejado de alzhéimer. El ?ltimo director del colegio en ser acusado ha sido el padre Francisco Pifarré, Pifa, quien ha defendido en todo momento su inocencia.
Sea como fuere, el caso del colegio Juan XXIII no ha sido aislado ni en el pa?s ni en el continente latinoamericano. En Bolivia, en términos de Lima,*el esc?ndalo del padre Pica "solo es la punta del iceberg". Un buen ejemplo de ello es el del padre Jorge Vila, quien estaba al cargo del DNI, una organizaci?n internacional en defensa de los ni?os y las ni?as, en la que, seg?n el abogado José Luis Gareca,*"cometi? decenas de abusos". No menos espeluznante es el caso protagonizado por el jesuita*Luis Mar?a Lucho Roma, quien, adem?s de cometer innumerables agresiones sexuales a menores en la parroquia de la comunidad ind?gena de Charagua, grababa a sus v?ctimas para chantajearlas, en unas vejaciones que detallaba posteriormente en un diario personal que actualmente est? en poder de la*Fiscal?a de La Paz.
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Pedro Lima (de frente, con poncho), junto al padre Pica (de espaldas).
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Volviendo a Pedro Lima, el del Pica no fue el ?nico abuso sexual que sufri? durante su trayectoria como jesuita. Tras finalizar su noviciado, fue destinado al*colegio Sagrado Coraz?n de Sucre, donde conoci? al padre*Antonio Gausset Capdevila, alias*Tuco, un sacerdote con bastante poder dentro de la orden que necesitaba ayuda para caminar debido a una enfermedad degenerativa. Varios fueron los*ni?os*encargados de sus traslados, que no obedec?an a los recorridos habituales que se le presuponen a un cura corriente.
"Su ritmo de vida era diferente al resto. Se levantaba a mediod?a y por la tarde ten?a varias reuniones, ya que era capell?n de la entonces Corte Suprema de Justicia", narra el ex jesuita, que prosigue: "Por la noche es cuando empezaba su vida social. Dec?a que era de la élite catalana,*por lo que se juntaba con la gente adinerada de la ciudad hasta las 2 o 3 de la ma?ana". A su regreso, siempre asistido por*adolescentes, es cuando se despertaban sus oscuras perversiones.
"Convocaba a los estudiantes a hacer lo que él llamaba vida comunitaria. A veces jugaban ‘cacho’*(un juego de dados y alcohol, en este caso con whisky)*y, como los j?venes apenas sab?an jugar, les ganaba y les castigaba rap?ndoles el pelo. A la segunda derrota, les depilaba los genitales, con mucha*manipulaci?n", asegura Lima, de origen quechua, una lengua materna que empleaba para ganarse la confianza de las v?ctimas, para que as? pudiesen contarle sus problemas sin ser descubiertos.
Precisamente, fue la obsesi?n del padre Tuco por el corte militar la que llev? a Pedro Lima a sufrir un nuevo abuso, cuando ya no era "tan joven". Otro m?s. "Yo ten?a experiencia como peluquero, y Tuco me pidi? que le cortase el pelo, aunque en mi opini?n no lo llevaba largo. Bajo el manto, noté como hac?a movimientos extra?os, cuando de repente empez? a jadear. Ah? me di cuenta de que se hab?a estado masturbando, todav?a ten?a semen en la mano. Me escandalicé y, al hacer el adem?n de apartarme me agarr?, me baj? el buzo y me hizo una felaci?n a la fuerza", recuerda, todav?a asombrado por la reacci?n posterior del sacerdote.*"Se re?a y me dec?a: ‘No te enojes, Pedrito’. Se lo tomaba como una broma pesada".
La l?gica del silencio y la recompensa
Pocas semanas después de este episodio, y tras haber sido testigo de otros abusos -sexuales y violentos- del padre Tuco, Pedro Lima no pudo m?s y escap? de aquella casa de Sucre. Lo que Lima no se imaginaba era que, ya de vuelta en Oruro, se topar?a con un muro de hormig?n: los provinciales.
"En el a?o 2000, me re?no con el padre Ram?n Alaix Busquets, que hab?a sucedido en el cargo a Marcos Recolons. Le relaté los casos de Pica, de Tuco y los de otro cura, Luis T?, que también conoc?a. En ese momento me interrumpi? y me dijo que me dar?a una respuesta, pero que ‘los trapitos sucios se lavaban al interior’. Esperaba que se indignara y se molestara, pero no que lo hiciese conmigo", lamenta, a?n enojado.
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Pedro Lima, durante una celebraci?n de su cumplea?os en la orden, delante del padre Pica.
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Una l?gica, la del trabajo a cambio del silencio, que Lima subraya que viene de muchos a?os atr?s, auspiciada por unas élites que impon?an una pol?tica que persegu?a a todo aquel que alzase la voz. Como ejemplo, el boliviano apunta que, en 1979, cuando los abusos en el Juan XXIII estaban en su punto ?lgido, hubo una reuni?n en Cochabamba, calificada por los propios jesuitas como crisis del 79 (sin especificar los motivos) a la que asisti? el general*Pedro Arrupe, m?xima figura de la Compa??a en ese momento, acompa?ado de otros formadores, entre ellos el Papa Francisco I,*cuando todav?a era Jorge Mario Bergoglio. En ese sentido, Lima cree que el actual Papa "deber?a aclarar" si en dicha reuni?n se pusieron sobre la mesa dichos casos, que ya empezaban a ser m?s que simples rumores.
Resquicios del colonialismo
"Las instancias superiores de los jesuitas, incluida la M?xima Autoridad, conoc?an todo", se?ala el abogado José Luis Gareca, para quien se ha cometido un*"desprecio al pueblo de Bolivia"*que se remonta a la época colonial. "En el diario del Pica, sus abusos son una pugna entre él y el diablo, la*v?ctima*no cuenta. A Pedro Lima, cuando se enfrent? a él, le dijo que no importaba el tema sexual,*que a los bolivianos solo hab?a que darles de comer y un techo", a?ade.
Con todo, ni Gareca como abogado ni Lima como v?ctima dan muestras de ning?n tipo de miedo a las posibles represalias, que ya han vivido ambos, tanto en forma de amenazas como en forma de ataques a su sustento econ?mico. Y es que, como dice el propio Pedro Lima,*"si las v?ctimas callan, otras les seguir?n. Es doloroso, pero hay que enfrentarse". As?, el ex jesuita resume su lucha por la*justicia, la verdad y la reparaci?n con un mensaje claro y directo:*"Yo doy la cara porque son ellos los que deber?an esconderse".
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