الريــم
11-10-2023, 10:20 AM
El 'expresident' de la Generalitat que asegur? que no investir?a a nadie al frente de la Moncloa y que no se lograr?a nunca la autodeterminaci?n de forma acordada y el jefe del Ejecutivo que prometi? traerle de vuelta para que rindiera cuentas ante la Justicia acaban de firmar un pacto absolutamente inveros?mil hace tan solo unos meses. Cocinado a fuego lento y bajo un absoluto secretismo, el entendimiento representa un cambio de rasante en el conflicto en Catalunya y puede abrir una nueva etapa en toda Espa?a. Habr? amnist?a a los principales responsables del 'procés' desde la consulta de 2014, se dialogar? con una mediaci?n internacional y a cambio los posconvergentes apostar?n por la estabilidad durante la legislatura que ahora empieza. Escuchar a Carles Puigdemont hablar bien del PSOE es algo que representa un giro de 180 grados en su discurso, aunque él niegue cambio alguno.
La negociaci?n ha sido dirigida personalmente por Pedro S?nchez y el l?der 'de facto' de Junts. La clave ha sido la necesidad de los votos de los siete diputados posconvergentes en la investidura, en el caso del l?der socialista, y la oportunidad que el 'expresident' ha tenido ante s? para ser decisivo, m?s all? del discurso de la confrontaci?n que ha enarbolado en los ?ltimos a?os. Decisivo para situarse como alguien que negocia m?s y mejor que lo ha hecho ERC en los ?ltimos a?os, algo que ni los republicanos aceptan ni algunos sectores de Junts se acaban de creer.
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Las claves
Las primeras claves del pacto han sido la necesidad y la voluntad. Puigdemont dej? clara esta segunda condici?n (que quer?a llegar a un acuerdo) cuando en su conferencia del 5 de septiembre en Bruselas orill? la exigencia de un referéndum. Eso demostr? que lo que pon?a sobre la mesa -reconocimiento nacional de Catalunya, amnist?a, mediador, admisi?n de Junts en el tablero pol?tico en plano de igualdad y una doble carpeta para los pr?ximos a?os, sobre autodeterminaci?n y autogobierno- era dif?cil de aceptar por parte del PSOE, pero no imposible.
Mientras, los socialistas se prepararon para una negociaci?n basada en el carpetazo judicial al 'procés' y en allanar poco a poco el camino hacia la confianza mutua: aceptaron llevar la petici?n de la oficialidad del catal?n al coraz?n de las instituciones europeas, hicieron realidad el uso de esta lengua, junto a las otras cooficiales, en el Congreso de los Diputados, retiraron definiciones del independentismo vinculadas a terrorismo en determinados documentos de Europol e impusieron un silencio total respecto a lo que llevaba a cabo S?nchez junto a sus m?s fieles colaboradores.
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El acuerdo
El pacto supone entrar en una fase distinta, basada seg?n el PSOE en la idea del reencuentro y de poner el contador a cero. Para Junts, en la anulaci?n de las v?as penales emprendidas contra el independentismo desde la consulta que pilot? Artur Mas en 2014. La amnist?a, palabra que pronunci? abiertamente S?nchez solo cuando tuvo garant?as de acuerdo, es el epicentro del pacto. Se ha tejido hasta la ?ltima coma para obtener el objetivo perseguido: anular las causas penales y hacerlo con la rotundidad y garant?as suficientes para que no sean puestas en cuesti?n por los tribunales. Adem?s, se ha tenido que hacer orfebrer?a para definir qué entraba y qué no, incluidos los casos de persecuci?n judicial, la llamada 'lawfare'. Aun as?, todo el documento suscrito el jueves en Bruselas parte de la idea, repetida varias veces a lo largo del escrito, de que las "divergencias" entre ambas partes son "profundas". No solo sobre el referéndum. También en torno al estatus de Catalunya y su financiaci?n.
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Pero las cesiones mutuas son f?cilmente identificables. Junts asumi? que la norma que da carpetazo judicial al 'procés' no estar?a aprobada antes de la investidura, algo que el PSOE rechaz? desde el primer minuto. No se fiaba de que Puigdemont acabara no votando la reelecci?n de S?nchez una vez lograda la amnist?a. Al mismo tiempo, Junts quer?a aplicar el "pago por adelantado" que aplic? al pacto de la Mesa del Congreso, por el que la socialista Francina Armengol fue elegida presidenta de la C?mara baja.
En torno a la amnist?a se teje un encaje pol?tico de gran envergadura. Una construcci?n que incluye el reconocimiento de Catalu?a (sin la ambici?n que exig?a inicialmente Puigdemont, y sin ir mucho m?s all? de lo logrado por ERC) y, no menor, la reuni?n del n?mero tres del PSOE, Santos Cerd?n, con Puigdemont en Bruselas bajo la foto que cuelga desde hace meses del despacho del 'expresident': una urna del 1-O sostenida por varias manos, en un gesto de autoafirmaci?n independentista. Ese encuentro dej? claro que S?nchez estaba dispuesto a cumplir con una de las condiciones de Puigdemont: reconocerlo como interlocutor.
Junts también ha tenido que asumir que su exigencia de que el catal?n sea oficial en la UE antes de la investidura no ser? posible. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha trabajado en ello. En otro gesto inédito que demostr? la voluntad de pacto de Junts, fue elogiado por Puigdemont. Pero el reconocimiento tendr? que esperar.
La lucha contra los dinamitadores
S?nchez y Puigdemont han exprimido al m?ximo su autoridad. El primero, para imponer su voz frente a los principales referentes de la vieja guardia socialista, Felipe Gonz?lez y Alfonso Guerra, que lanzaron bombas de profundidad contra la amnist?a. S?nchez puso en pie al comité federal de su partido cuandodefendi? la amnist?a para hacer "de la necesidad virtud" y e impedir una coalici?n de la derecha con la ultraderecha. También Puigdemont ha logrado callar de forma implacable al sector de Junts y del independentismo que, alimentado por la idea del combate y la confrontaci?n, tan habitual en estos ?ltimos a?os, prefer?a bloquear la investidura y repetir elecciones.
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Lo pretend?a una parte de Junts, personificado en la presidenta del partido, Laura Borràs, que ha quedado absolutamente cortocircuitada. No ha estado en la negociaci?n, no ha abierto la boca, no ha influido en nada. Y sus fieles, a?n menos. Los mensajes de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) contra la amnist?a y contra todo tipo de perd?n y reconciliaci?n durante la Diada fueron tan extempor?neos que incluso facilitaron a Puigdemont situarse en el centro del tablero. Igual ha ocurrido con los votos, escasos, del Consell de la Rep?blica que lidera el propio Puigdemont, reclamando bloquear la investidura. Un 75% a favor, dentro de una participaci?n del 4%, fue un resultado tan claro como estéril.
La escenificaci?n
Ahora tocar? la ratificaci?n interna por parte de Junts y, m?s importante, la escenificaci?n ante ambas parroquias. S?nchez lleva ya preparando el terreno hablando de un nuevo tiempo, de un hilo conductor de reconciliaci?n que proviene de los indultos y que supone la normalizaci?n de Catalunya tras los a?os convulsos del 'procés'. El PSOE también ha tenido que ceder. La hemeroteca est? repleta de contundentes pronunciamientos de sus dirigentes, incluido el propio S?nchez, sobre la presunta inconstitucionalidad de la amnist?a.
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Para Junts era todav?a m?s dif?cil. Puigdemont prometi? en declaraciones al diario 'Ara' no investir a ning?n presidente, defendi? durante a?os la "confrontaci?n inteligente", ha escrito que nunca se lograr? la autodeterminaci?n por la v?a de la negociaci?n, ha cargado sin misericordia contra la v?a pactista de ERC, ha denunciado que los indultos y la reforma del C?digo Penal eran insuficientes y ha animado a su partido a prometer reeditar la Declaraci?n Unilateral de Independencia (DUI). Ahora entra en una v?a pactista de la que dir? que nunca reneg? si se daban las condiciones.
El porqué del viraje
La gran pregunta es por qué Puigdemont ha cambiado, por qué ha eludido la presi?n de los sectores m?s radicales y ha optado sin dudarlo por un pacto sin autodeterminaci?n. La respuesta es compleja. Por un lado, algunos en JxCat tienen claro que lo ha hecho para regresar sin ser juzgado ni encarcelado. Pesa también, dicen otros, su convicci?n de ser alguien capaz de lograr un presunto acuerdo hist?rico para situarse por encima de ERC. Otra interpretaci?n, compatible con las anteriores, es que ha visto una ?ltima oportunidad para influir sobre el Estado gracias a los 7 votos decisivos de Junts en el Congreso. No ha querido dejar escapar este tren. En Junts, oficialmente, contestan que todo es coherente con su trayectoria.
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Habr? investidura la semana que viene. S?nchez ser? reelegido presidente del Gobierno el pr?ximo jueves, en primera votaci?n y con mayor?a absoluta. Cuesti?n distinta es si termina de cuajar ese nuevo tiempo que ambos l?deres prometen y muchos dirigentes del PSOE y Junts anhelan sinceramente para que todo discurra por otro carril. De ello depender?n miles de factores -personales, demosc?picos, socioecon?micos- en una legislatura que ser? cualquier cosa menos f?cil, pero que casi nadie daba por viable hace tan solo tres meses.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/nacional/sanchez-puigdemont-unen-destinos-cinco-94438952)
La negociaci?n ha sido dirigida personalmente por Pedro S?nchez y el l?der 'de facto' de Junts. La clave ha sido la necesidad de los votos de los siete diputados posconvergentes en la investidura, en el caso del l?der socialista, y la oportunidad que el 'expresident' ha tenido ante s? para ser decisivo, m?s all? del discurso de la confrontaci?n que ha enarbolado en los ?ltimos a?os. Decisivo para situarse como alguien que negocia m?s y mejor que lo ha hecho ERC en los ?ltimos a?os, algo que ni los republicanos aceptan ni algunos sectores de Junts se acaban de creer.
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Las claves
Las primeras claves del pacto han sido la necesidad y la voluntad. Puigdemont dej? clara esta segunda condici?n (que quer?a llegar a un acuerdo) cuando en su conferencia del 5 de septiembre en Bruselas orill? la exigencia de un referéndum. Eso demostr? que lo que pon?a sobre la mesa -reconocimiento nacional de Catalunya, amnist?a, mediador, admisi?n de Junts en el tablero pol?tico en plano de igualdad y una doble carpeta para los pr?ximos a?os, sobre autodeterminaci?n y autogobierno- era dif?cil de aceptar por parte del PSOE, pero no imposible.
Mientras, los socialistas se prepararon para una negociaci?n basada en el carpetazo judicial al 'procés' y en allanar poco a poco el camino hacia la confianza mutua: aceptaron llevar la petici?n de la oficialidad del catal?n al coraz?n de las instituciones europeas, hicieron realidad el uso de esta lengua, junto a las otras cooficiales, en el Congreso de los Diputados, retiraron definiciones del independentismo vinculadas a terrorismo en determinados documentos de Europol e impusieron un silencio total respecto a lo que llevaba a cabo S?nchez junto a sus m?s fieles colaboradores.
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El acuerdo
El pacto supone entrar en una fase distinta, basada seg?n el PSOE en la idea del reencuentro y de poner el contador a cero. Para Junts, en la anulaci?n de las v?as penales emprendidas contra el independentismo desde la consulta que pilot? Artur Mas en 2014. La amnist?a, palabra que pronunci? abiertamente S?nchez solo cuando tuvo garant?as de acuerdo, es el epicentro del pacto. Se ha tejido hasta la ?ltima coma para obtener el objetivo perseguido: anular las causas penales y hacerlo con la rotundidad y garant?as suficientes para que no sean puestas en cuesti?n por los tribunales. Adem?s, se ha tenido que hacer orfebrer?a para definir qué entraba y qué no, incluidos los casos de persecuci?n judicial, la llamada 'lawfare'. Aun as?, todo el documento suscrito el jueves en Bruselas parte de la idea, repetida varias veces a lo largo del escrito, de que las "divergencias" entre ambas partes son "profundas". No solo sobre el referéndum. También en torno al estatus de Catalunya y su financiaci?n.
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En torno a la amnist?a se teje un encaje pol?tico de gran envergadura. Una construcci?n que incluye el reconocimiento de Catalu?a (sin la ambici?n que exig?a inicialmente Puigdemont, y sin ir mucho m?s all? de lo logrado por ERC) y, no menor, la reuni?n del n?mero tres del PSOE, Santos Cerd?n, con Puigdemont en Bruselas bajo la foto que cuelga desde hace meses del despacho del 'expresident': una urna del 1-O sostenida por varias manos, en un gesto de autoafirmaci?n independentista. Ese encuentro dej? claro que S?nchez estaba dispuesto a cumplir con una de las condiciones de Puigdemont: reconocerlo como interlocutor.
Junts también ha tenido que asumir que su exigencia de que el catal?n sea oficial en la UE antes de la investidura no ser? posible. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha trabajado en ello. En otro gesto inédito que demostr? la voluntad de pacto de Junts, fue elogiado por Puigdemont. Pero el reconocimiento tendr? que esperar.
La lucha contra los dinamitadores
S?nchez y Puigdemont han exprimido al m?ximo su autoridad. El primero, para imponer su voz frente a los principales referentes de la vieja guardia socialista, Felipe Gonz?lez y Alfonso Guerra, que lanzaron bombas de profundidad contra la amnist?a. S?nchez puso en pie al comité federal de su partido cuandodefendi? la amnist?a para hacer "de la necesidad virtud" y e impedir una coalici?n de la derecha con la ultraderecha. También Puigdemont ha logrado callar de forma implacable al sector de Junts y del independentismo que, alimentado por la idea del combate y la confrontaci?n, tan habitual en estos ?ltimos a?os, prefer?a bloquear la investidura y repetir elecciones.
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Lo pretend?a una parte de Junts, personificado en la presidenta del partido, Laura Borràs, que ha quedado absolutamente cortocircuitada. No ha estado en la negociaci?n, no ha abierto la boca, no ha influido en nada. Y sus fieles, a?n menos. Los mensajes de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) contra la amnist?a y contra todo tipo de perd?n y reconciliaci?n durante la Diada fueron tan extempor?neos que incluso facilitaron a Puigdemont situarse en el centro del tablero. Igual ha ocurrido con los votos, escasos, del Consell de la Rep?blica que lidera el propio Puigdemont, reclamando bloquear la investidura. Un 75% a favor, dentro de una participaci?n del 4%, fue un resultado tan claro como estéril.
La escenificaci?n
Ahora tocar? la ratificaci?n interna por parte de Junts y, m?s importante, la escenificaci?n ante ambas parroquias. S?nchez lleva ya preparando el terreno hablando de un nuevo tiempo, de un hilo conductor de reconciliaci?n que proviene de los indultos y que supone la normalizaci?n de Catalunya tras los a?os convulsos del 'procés'. El PSOE también ha tenido que ceder. La hemeroteca est? repleta de contundentes pronunciamientos de sus dirigentes, incluido el propio S?nchez, sobre la presunta inconstitucionalidad de la amnist?a.
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Para Junts era todav?a m?s dif?cil. Puigdemont prometi? en declaraciones al diario 'Ara' no investir a ning?n presidente, defendi? durante a?os la "confrontaci?n inteligente", ha escrito que nunca se lograr? la autodeterminaci?n por la v?a de la negociaci?n, ha cargado sin misericordia contra la v?a pactista de ERC, ha denunciado que los indultos y la reforma del C?digo Penal eran insuficientes y ha animado a su partido a prometer reeditar la Declaraci?n Unilateral de Independencia (DUI). Ahora entra en una v?a pactista de la que dir? que nunca reneg? si se daban las condiciones.
El porqué del viraje
La gran pregunta es por qué Puigdemont ha cambiado, por qué ha eludido la presi?n de los sectores m?s radicales y ha optado sin dudarlo por un pacto sin autodeterminaci?n. La respuesta es compleja. Por un lado, algunos en JxCat tienen claro que lo ha hecho para regresar sin ser juzgado ni encarcelado. Pesa también, dicen otros, su convicci?n de ser alguien capaz de lograr un presunto acuerdo hist?rico para situarse por encima de ERC. Otra interpretaci?n, compatible con las anteriores, es que ha visto una ?ltima oportunidad para influir sobre el Estado gracias a los 7 votos decisivos de Junts en el Congreso. No ha querido dejar escapar este tren. En Junts, oficialmente, contestan que todo es coherente con su trayectoria.
M?s informaci?n (Auto)
http://placehold.it/175x100 T?tulo noticia (Auto)
Habr? investidura la semana que viene. S?nchez ser? reelegido presidente del Gobierno el pr?ximo jueves, en primera votaci?n y con mayor?a absoluta. Cuesti?n distinta es si termina de cuajar ese nuevo tiempo que ambos l?deres prometen y muchos dirigentes del PSOE y Junts anhelan sinceramente para que todo discurra por otro carril. De ello depender?n miles de factores -personales, demosc?picos, socioecon?micos- en una legislatura que ser? cualquier cosa menos f?cil, pero que casi nadie daba por viable hace tan solo tres meses.
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