الريــم
11-05-2023, 10:30 AM
Salma al Shehab tiene 35 a?os, dos hijos, y cumple una condena en prisi?n de 34 a?os por tuitear y retuitear art?culos y comentarios en la red X a favor de los derechos de las mujeres en Arabia Saud?. En sus tuits defend?a que las mujeres deben ser autorizadas a conducir y que se levante la tutela masculina sobre sus vidas. En su condena, el juez la castig? por “alterar el orden p?bico, desestabilizar la seguridad y socavar la estabilidad del Estado”. Human Rights Watch, en su m?s reciente informe sobre el pa?s ?rabe, escribe: “El terrible historial de derechos humanos de Arabia Saudita se ha deteriorado bajo el gobierno del pr?ncipe heredero Mohammed Bin Salman, incluidas ejecuciones masivas, represi?n continua de los derechos de las mujeres bajo su sistema de tutela masculina y el asesinato de cientos de migrantes en la frontera entre Arabia Saudita y Yemen. Contin?a la tortura y el encarcelamiento de voces cr?ticas y pac?ficas contra el gobierno (…). Las relaciones sexuales fuera del matrimonio, incluidas las relaciones entre personas del mismo sexo, son un delito que se castiga con la muerte. Las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgénero (LGBT) en Arabia Saudita practican una autocensura extrema para sobrevivir en su vida diaria”. A este pa?s es a quien la FIFA le ha concedido la organizaci?n del Mundial de f?tbol del 2034.
La decisi?n indigna, pero no sorprende. La historia de pa?ses autoritarios y con nulo respeto a los derechos humanos que han organizado grandes acontecimientos deportivos es larga. S?lo en el Mundial de f?tbol, Italia-34 se jug? bajo el régimen fascista de Mussolini, Argentina-78, de la junta militar argentina y Rusia-2018, de Vlad?mir Putin. La historia de los JJOO también est? manchada por decisiones similares. La m?s famosa es la de los Juegos de Berl?n en 1936, pero Mosc?-80 o m?s recientemente Pek?n-2008 no se celebraron en pa?ses respetuosos con los derechos humanos y las libertades democr?ticas.
Pero lo cierto es que el f?tbol, con Qatar-22 a?n en el retrovisor, tiene un historial reciente de respeto a los derechos humanos que abochorna. Bajo la premisa, innegable, de que el f?tbol es un fen?meno de masas global, este deporte se ha convertido en una burbuja multimillonaria ajena a las realidades pol?ticas y sociales. Dirigentes, federaciones, clubs (con algunas honrosas excepciones) y jugadores se enriquecen sin prestar atenci?n a la enorme influencia social que su (mal) ejemplo tiene justo por el car?cter global del f?tbol. Entre todos lo han convertido en un deporte odioso, obsceno en la opulencia, inmisericorde e impresentable en sus posturas sociales. Por este motivo, el ejemplo del f?tbol femenino, motor de cambio, es tan lacerante respecto al masculino.
Suele argumentarse que son los dirigentes, prebostes ajenos al deporte, los que malean el f?tbol. Pero en el caso de Arabia Saud? han sido los jugadores los que han jugado el papel de avanzadilla. Decenas de ellos ha fichado por desconocidos equipos saud?es, financiados por el fondo de inversi?n soberano, sin que les importe demasiado quién Salma al Shehab, en caso de que la conozcan. Son ellos las caras visibles de la doble estrategia de Arabia Saud? con el f?tbol: por un lado ‘sportwashing’ de primer orden, por el otro la b?squeda de nuevos sectores en los que diversificar su riqueza ahora que el mundo se encamina a la reducci?n y, a ser posible, la eliminaci?n de la dependencia de los combustibles f?siles. Donde no llegar? el petr?leo aspiran a que llegue el deporte, sea el f?tbol, el golf o cualquier otro. Y se abre camino con una lluvia de billetes.
Los JJOO de berl?n en 1936 son el gran s?mbolo de la utilizaci?n del deporte con fines propagand?sticos por parte de un régimen atroz. Pas? entonces a la historia Jesse Owens con sus cuatro medallas de oro en el templo del racismo ario. Owens no fue una activista por los derechos civiles, como s? lo fueron Tommie Smith y John Carlos en México 1968 con su saludo black power, pero pas? a la historia como el ateta que derrot? al nazismo. Pregunta inocente: ?Habr? alg?n futbolista de renombre que dé el paso y ponga su nombre, su reputaci?n y su influencia para denunciar los abusos de los derechos humanos de Arabia Saud? y el entreguismo del mundo del f?tbol?
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/opinion/mundial-2034-jesse-owens-arabia-94224783)
La decisi?n indigna, pero no sorprende. La historia de pa?ses autoritarios y con nulo respeto a los derechos humanos que han organizado grandes acontecimientos deportivos es larga. S?lo en el Mundial de f?tbol, Italia-34 se jug? bajo el régimen fascista de Mussolini, Argentina-78, de la junta militar argentina y Rusia-2018, de Vlad?mir Putin. La historia de los JJOO también est? manchada por decisiones similares. La m?s famosa es la de los Juegos de Berl?n en 1936, pero Mosc?-80 o m?s recientemente Pek?n-2008 no se celebraron en pa?ses respetuosos con los derechos humanos y las libertades democr?ticas.
Pero lo cierto es que el f?tbol, con Qatar-22 a?n en el retrovisor, tiene un historial reciente de respeto a los derechos humanos que abochorna. Bajo la premisa, innegable, de que el f?tbol es un fen?meno de masas global, este deporte se ha convertido en una burbuja multimillonaria ajena a las realidades pol?ticas y sociales. Dirigentes, federaciones, clubs (con algunas honrosas excepciones) y jugadores se enriquecen sin prestar atenci?n a la enorme influencia social que su (mal) ejemplo tiene justo por el car?cter global del f?tbol. Entre todos lo han convertido en un deporte odioso, obsceno en la opulencia, inmisericorde e impresentable en sus posturas sociales. Por este motivo, el ejemplo del f?tbol femenino, motor de cambio, es tan lacerante respecto al masculino.
Suele argumentarse que son los dirigentes, prebostes ajenos al deporte, los que malean el f?tbol. Pero en el caso de Arabia Saud? han sido los jugadores los que han jugado el papel de avanzadilla. Decenas de ellos ha fichado por desconocidos equipos saud?es, financiados por el fondo de inversi?n soberano, sin que les importe demasiado quién Salma al Shehab, en caso de que la conozcan. Son ellos las caras visibles de la doble estrategia de Arabia Saud? con el f?tbol: por un lado ‘sportwashing’ de primer orden, por el otro la b?squeda de nuevos sectores en los que diversificar su riqueza ahora que el mundo se encamina a la reducci?n y, a ser posible, la eliminaci?n de la dependencia de los combustibles f?siles. Donde no llegar? el petr?leo aspiran a que llegue el deporte, sea el f?tbol, el golf o cualquier otro. Y se abre camino con una lluvia de billetes.
Los JJOO de berl?n en 1936 son el gran s?mbolo de la utilizaci?n del deporte con fines propagand?sticos por parte de un régimen atroz. Pas? entonces a la historia Jesse Owens con sus cuatro medallas de oro en el templo del racismo ario. Owens no fue una activista por los derechos civiles, como s? lo fueron Tommie Smith y John Carlos en México 1968 con su saludo black power, pero pas? a la historia como el ateta que derrot? al nazismo. Pregunta inocente: ?Habr? alg?n futbolista de renombre que dé el paso y ponga su nombre, su reputaci?n y su influencia para denunciar los abusos de los derechos humanos de Arabia Saud? y el entreguismo del mundo del f?tbol?
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