الريــم
11-03-2023, 09:50 PM
Este libro, La hora violeta, de Sergio del Molino (Madrid, 1979, pero zaragozano), es un abrazo y un escalofr?o que se lee subrayando el dolor y entendiendo, como si fuera nuestro, el padecimiento que se ha de sentir cuando la naturaleza irrumpe y te deja huérfano (https://www.epe.es/es/abril/20231102/sergio-molino-hora-violeta-entrevista-juan-cruz-93882077) del hijo que amas, con el que te has re?do hasta en las horribles noches del insomnio de la impotencia, que has cuidado con tu mujer (Cris, en este caso) y que desapareci? para ambos como del rayo.
Para entrevistarlo por un libro as?, tan autobiogr?fico, tan verdadero, es preciso mirar a los ojos al autor, como para comprobar que ya no hay en la mirada los vestigios del pasado, pero éste es presente, como el libro, as? que, en lugar de preguntas, parece que habr?a que optar por los abrazos.
Sergio del Molino es, de todos modos, el autor de tantos otros libros, algunos tan decisivos como 'La Espa?a vac?a' o 'La piel' o 'Un tal Gonz?lez', que se dir?a que ha sabido encapsular la autobiograf?a para adoptar otros nombres propios, otros episodios que ya son parte de su buena literatura y, debe decirlo el periodista, de su extraordinario coraz?n, pues no hay mucha gente como él en este oficio que él cumple tan solidario, tan querido.
El periodista ley? este libro, 'La hora violeta', cuya edici?n del décimo aniversario publica Alfaguara (como muchos de sus libros), subrayando, casi cada p?gina, como si el subrayado lo fuera a hacer m?s duradero, m?s imprescindible para la memoria que se lo ha apropiado. Este es Sergio del Molino subrayado, ese pelo desordenado sobre unos ojos que parecen te?idos de palabras y de curiosidad, también de alegr?a.
Ha sido como leer el libro con usted, subray?ndolo.
Los libros est?n hechos de la vida, es como subrayar la vida. Me cuesta distinguir la literatura de la vida. Lo que sé lo he aprendido viviendo y leyendo. La muerte de Pablo [su hijo] fue una experiencia doloros?sima, que nos llev? a los silencios y a las elipsis, a la vez que comprend? los silencios que hab?a en Mortal y rosa, el libro que dedic? Paco Umbral a la muerte de su propio hijo. Descubr? su dolor a partir del m?o. Esa secuencia fue como una catarsis muy decisiva a la hora de encontrar el tono que deb?a tener La hora violeta.
Este libro lo hizo a usted otro escritor u otra persona, o los hechos lo cambiaron?
Los hechos, sin duda. El libro es un reflejo de la transformaci?n, del cambio, de c?mo he mirado el mundo desde otra perspectiva, que ya no puede parecerse en nada a la anterior. Escribirlo fue como un acto natural por mi parte, pero muchas veces fue duro. No es, de todos modos, una escritura doliente. Lo doloroso es la experiencia, contarla.
No soy una persona miedosa y creo que adem?s, si lo fuera, no ser?a el escritor que soy
?El dolor caduca?
No, el dolor se transforma, se amolda, se metaboliza, se convierte en uno mismo, pero el dolor genuino no mengua. Yo creo que no desaparece nunca un dolor as?; otros dolores puede que s?, pero este dolor no caduca. El dolor por la muerte de un hijo no desaparece nunca, nunca.
?C?mo le han ayudado los libros ajenos?
Me han ayudado a sentirme acompa?ado. Yo creo que en el dolor es fundamental sentirse acompa?ado y sentirme comprendido al ver mi experiencia sublimada en otros me ayud? much?simo. Creo que ese es el gran poder de la literatura y es lo que algunos han podido ver en La hora violeta… No sientes consuelo, pero s? sientes compa??a, sientes que no te has desgajado de la condici?n humana, que sigues siendo parte de la especie y que hay otros que han expresado mucho mejor que t? esas emociones abstractas que te superan, que no sabes qué hacer con ellas y que por eso te sientes completamente alienado… La literatura, en buena medida, te inserta otra vez en la especie humana, en ese flujo del cual el dolor y el trauma te sacan en alg?n momento. Es un poder que también tiene la m?sica, pero de forma m?s primaria, m?s emocional…
Me cuesta distinguir la literatura de la vida. Lo que sé lo he aprendido viviendo y leyendo
?Es la m?sica, que tanto ensayaba usted con Pablo, una forma de la literatura?
Si yo supiera hacer m?sica no har?a literatura. Envidio la m?sica. Si yo supiera hacer m?sica no har?a literatura, que es algo que haces porque no puedes hacer m?sica. Por eso me gusta mucho incorporarla a mis libros. ?Pero no sé ni cantar!
Eso lo confiesa en el libro…
Tengo buen o?do, pero soy un negado para la interpretaci?n y apenas he rasgado una gritaba alguna vez… El poder que tiene la m?sica no lo tiene ning?n arte. La literatura exige una mediaci?n intelectual, una decodificaci?n, mientras que la m?sica precisa de la abstracci?n, del silencio, de la intimidad, como si directamente se metiera en el torrente sangu?neo. Pero a mi me gusta que mis libros se parezcan lo m?s posible a la m?sica, provocar un efecto parecido al de la m?sica.
Es imposible concebir La hora violeta sin la m?sica que contiene…
S?, todos mis libros suelen tener m?sica; a veces est? entreverada, porque la m?sica es paisaje, una proyecci?n de los estados de ?nimo, y siempre funciona, en literatura, de una forma muy parecida a como act?a en el cine… Yo creo que la literatura espa?ola en general muestra una narrativa bastante sorda y bastante poco sensible a la m?sica. Para mi es importante que los libros lleven su banda sonora, de modo que eso permita al lector a salirse del libro para buscar canciones, sonidos, que reconoce y que no son literarios hasta hacer que el libro tenga una presencia m?s intensa dentro de su vida…
Después de este libro, ?c?mo naci? el siguiente?
La escritura siguiente fue muy desinhibida. La hora violeta en realidad me hizo mucho menos pudoroso. Rebas? todas las barreras del pudor y me hizo comprender el poder de la literatura autobiogr?fica, el poder del yo, el poder de la primera persona… Sin este trauma, sin esta experiencia, yo no habr?a sentido nunca la necesidad de describir de una forma tan descarnada el dolor, ni habr?a descubierto el inmenso poder de la desnudez. Esa forma de intimismo te permite contar el mundo entero a partir de una anécdota m?nima. Y eso no lo hubiera descubierto sin este libro.
?C?mo le hizo como persona este suceso que a?n dura?
Son dif?ciles de separar la persona y el escritor. Creo que permea y condiciona la mirada, hasta mis opiniones pol?ticas pienso a veces que est?n filtradas a través de esta experiencia. Creo que este libro, y lo que lleva dentro, me ayud? a darle orden a las prioridades de la vida, a deslindar lo importante de lo accesorio. As? que la ética y la estética que manejo vienen pr?cticamente de ah?, de ah? mis novelas y mis ensayos, y mis columnas, est?n condicionados por esta circunstancia, aunque sea de forma inconsciente. La Espa?a vac?a est? contenida de esta experiencia, y es una autocr?tica de lo que hab?a hecho anteriormente… Por ejemplo, yo fui ajeno al 15M; ocurri? cuando Pablo estaba hospitalizado y yo estaba fuera del mundo. Cuando sal? vi que hab?a cambiado la pol?tica, de repente hab?a gente que nunca hab?a tenido interés por la pol?tica y otra que de pronto parec?a Lenin. El hecho de no haber estado, de haber estado ausente en ese momento de transformaci?n social y pol?tica tan importante, marca mucho las actitudes posteriores. Y eso también se ve en la literatura.
El gran poder de la literatura es que sientes compa??a, sientes que no te has desgajado de la condici?n humana
Cuando empecé ahora a leer el libro decid? subrayarlo. Me pregunté c?mo hacerlo, en funci?n de qué criterios, y casi lo subrayo todo. ?Cu?l ser?a su subrayado de La hora violeta?
Es que yo no te puedo responder a eso, porque mi funci?n es tachar y tachar y tachar. Yo no puedo subrayar, yo tacho. Soy incapaz de leer este libro como si fuera otra persona. S? he podido subrayar el de Umbral, Mortal y rosa, sin piedad, porque los libros que subrayas mucho quedan como maltratados. Cuando m?s maltrato un libro m?s siento que estoy haciendo un mayor elogio al autor.
El ni?o es Pablo. Siempre es Pablo. Sigue estando aquel ni?o.
Muchas veces todo lo que pas? se hace vigente, por lo que signific?, por lo que siegue estando. Cuando escribo de la enfermedad, por ejemplo, o de la sanidad, cuando escribo de mi propia enfermedad, aparece mi hijo, por mil rincones, es una presencia normal en mi vida, en nuestras vidas. A veces esos son los subrayados que me vienen de aquella época y de la escritura de este libro.
En el libro hay mucho fr?o. El fr?o intenso del mundo. Y hay también miedo, el miedo ten?a la ra?z en ese fr?o.
En buena medida s?…
?La escritura le ha hecho perder el miedo?
El miedo me ha hecho perder el miedo. No creo que me saturara de miedo. Ahora es una sensaci?n que rara vez siento… No soy una persona miedosa y creo que adem?s, si lo fuera, no ser?a el escritor que soy, es decir, no me dedicar?a a lo que me dedico.
La escritura de este libro ser? diferente a las anteriores, a las que vinieron, a las que vendr?n. ?C?mo es usted, como escritor, después de un libro como este?
De repente me he visto como en un registro solemne, pero yo nunca he abandonado la iron?a e incluso el sarcasmo, de modo que La hora violeta est? atravesada también por el humor y la iron?a, aunque a algunos lectores les pueda sorprender. Gracias a eso se rompe en alg?n momento el tono solemne al que me expongo. No me considero ya un escritor especialmente fr?volo, como era antes, y siento que ya no podré ser un escritor superficial, que me hubiera gustado. La propia vida y los propios libros que he querido me han impuesto otro tono, me han llevado a otro territorio. No fue una decisi?n: se ha ido imponiendo. Yo querr?a ser menos solemne de lo que soy.
?C?mo fue el proceso de escritura? ?Fue a la vez que ocurrieron los hechos o después de que éstos tuvieran lugar?
Siempre tomaba notas. No era un diario sistem?tico, pero s? era un dietario de cuadernos que se iban llenando sin ?nimo de darle consistencia narrativa. Después s? me senté. Aquellas notas pasaron al n?cleo duro del libro. Las decisiones que tomé no tienen que ver con otra cosa que con el orden que le di a los hechos y a los recuerdos.
Si yo supiera hacer m?sica no har?a literatura, que es algo que haces porque no puedes hacer m?sica
Lo que ocurri?, la muerte de Pablo, el libro que vino luego… Todo lo habr? hecho otra persona…
Por completo. No me reconozco en la persona que era antes. Y de hecho hay amigos que no pudieron pasar esa barrera.
Hay una gran ternura; a usted le aterra quedarse solo con el ni?o, pero trata de fingir que no le importa. Esa soledad debe ser inenarrable. Usted la aborda.
Es lo m?s dif?cil, sobre todo al principio, en las primeras semanas. Creo que es una experiencia compartida por todos los padres en mi situaci?n: estar a la altura, fingir que eres capaz de dominar una situaci?n que no dominas. No sabes c?mo enderezar esa situaci?n que parece la de un barco que se hunde. Ese fingimiento se lleva la mayor parte de tu energ?a y adem?s evita que no te derrumbes porque tienes que estar ah?, porque no hay otra alternativa… No puedes huir, no puedes delegar en nadie… No puedes permitirte el lujo de renegar de todo y de no estar para nadie y de no tener que dar ninguna explicaci?n… Has de mantenerte en pie: ese es el imperativo, y es lo m?s dif?cil al principio.
Cris, su mujer, la madre del ni?o, est? ah?, es un baluarte.
Est? por todas partes, siempre est? ah?… Ahora el libro est? fijado, diez a?os después es el libro que escrib? entonces, que vivimos juntos y que ahora es nuestro, a lo largo del tiempo se ha ido fijando la vida y también se ha ido fijando el texto que se ha llamado La hora violeta, que nos sigue acompa?ando.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/sergio-molino-dolor-muerte-hijo-94182501)
Para entrevistarlo por un libro as?, tan autobiogr?fico, tan verdadero, es preciso mirar a los ojos al autor, como para comprobar que ya no hay en la mirada los vestigios del pasado, pero éste es presente, como el libro, as? que, en lugar de preguntas, parece que habr?a que optar por los abrazos.
Sergio del Molino es, de todos modos, el autor de tantos otros libros, algunos tan decisivos como 'La Espa?a vac?a' o 'La piel' o 'Un tal Gonz?lez', que se dir?a que ha sabido encapsular la autobiograf?a para adoptar otros nombres propios, otros episodios que ya son parte de su buena literatura y, debe decirlo el periodista, de su extraordinario coraz?n, pues no hay mucha gente como él en este oficio que él cumple tan solidario, tan querido.
El periodista ley? este libro, 'La hora violeta', cuya edici?n del décimo aniversario publica Alfaguara (como muchos de sus libros), subrayando, casi cada p?gina, como si el subrayado lo fuera a hacer m?s duradero, m?s imprescindible para la memoria que se lo ha apropiado. Este es Sergio del Molino subrayado, ese pelo desordenado sobre unos ojos que parecen te?idos de palabras y de curiosidad, también de alegr?a.
Ha sido como leer el libro con usted, subray?ndolo.
Los libros est?n hechos de la vida, es como subrayar la vida. Me cuesta distinguir la literatura de la vida. Lo que sé lo he aprendido viviendo y leyendo. La muerte de Pablo [su hijo] fue una experiencia doloros?sima, que nos llev? a los silencios y a las elipsis, a la vez que comprend? los silencios que hab?a en Mortal y rosa, el libro que dedic? Paco Umbral a la muerte de su propio hijo. Descubr? su dolor a partir del m?o. Esa secuencia fue como una catarsis muy decisiva a la hora de encontrar el tono que deb?a tener La hora violeta.
Este libro lo hizo a usted otro escritor u otra persona, o los hechos lo cambiaron?
Los hechos, sin duda. El libro es un reflejo de la transformaci?n, del cambio, de c?mo he mirado el mundo desde otra perspectiva, que ya no puede parecerse en nada a la anterior. Escribirlo fue como un acto natural por mi parte, pero muchas veces fue duro. No es, de todos modos, una escritura doliente. Lo doloroso es la experiencia, contarla.
No soy una persona miedosa y creo que adem?s, si lo fuera, no ser?a el escritor que soy
?El dolor caduca?
No, el dolor se transforma, se amolda, se metaboliza, se convierte en uno mismo, pero el dolor genuino no mengua. Yo creo que no desaparece nunca un dolor as?; otros dolores puede que s?, pero este dolor no caduca. El dolor por la muerte de un hijo no desaparece nunca, nunca.
?C?mo le han ayudado los libros ajenos?
Me han ayudado a sentirme acompa?ado. Yo creo que en el dolor es fundamental sentirse acompa?ado y sentirme comprendido al ver mi experiencia sublimada en otros me ayud? much?simo. Creo que ese es el gran poder de la literatura y es lo que algunos han podido ver en La hora violeta… No sientes consuelo, pero s? sientes compa??a, sientes que no te has desgajado de la condici?n humana, que sigues siendo parte de la especie y que hay otros que han expresado mucho mejor que t? esas emociones abstractas que te superan, que no sabes qué hacer con ellas y que por eso te sientes completamente alienado… La literatura, en buena medida, te inserta otra vez en la especie humana, en ese flujo del cual el dolor y el trauma te sacan en alg?n momento. Es un poder que también tiene la m?sica, pero de forma m?s primaria, m?s emocional…
Me cuesta distinguir la literatura de la vida. Lo que sé lo he aprendido viviendo y leyendo
?Es la m?sica, que tanto ensayaba usted con Pablo, una forma de la literatura?
Si yo supiera hacer m?sica no har?a literatura. Envidio la m?sica. Si yo supiera hacer m?sica no har?a literatura, que es algo que haces porque no puedes hacer m?sica. Por eso me gusta mucho incorporarla a mis libros. ?Pero no sé ni cantar!
Eso lo confiesa en el libro…
Tengo buen o?do, pero soy un negado para la interpretaci?n y apenas he rasgado una gritaba alguna vez… El poder que tiene la m?sica no lo tiene ning?n arte. La literatura exige una mediaci?n intelectual, una decodificaci?n, mientras que la m?sica precisa de la abstracci?n, del silencio, de la intimidad, como si directamente se metiera en el torrente sangu?neo. Pero a mi me gusta que mis libros se parezcan lo m?s posible a la m?sica, provocar un efecto parecido al de la m?sica.
Es imposible concebir La hora violeta sin la m?sica que contiene…
S?, todos mis libros suelen tener m?sica; a veces est? entreverada, porque la m?sica es paisaje, una proyecci?n de los estados de ?nimo, y siempre funciona, en literatura, de una forma muy parecida a como act?a en el cine… Yo creo que la literatura espa?ola en general muestra una narrativa bastante sorda y bastante poco sensible a la m?sica. Para mi es importante que los libros lleven su banda sonora, de modo que eso permita al lector a salirse del libro para buscar canciones, sonidos, que reconoce y que no son literarios hasta hacer que el libro tenga una presencia m?s intensa dentro de su vida…
Después de este libro, ?c?mo naci? el siguiente?
La escritura siguiente fue muy desinhibida. La hora violeta en realidad me hizo mucho menos pudoroso. Rebas? todas las barreras del pudor y me hizo comprender el poder de la literatura autobiogr?fica, el poder del yo, el poder de la primera persona… Sin este trauma, sin esta experiencia, yo no habr?a sentido nunca la necesidad de describir de una forma tan descarnada el dolor, ni habr?a descubierto el inmenso poder de la desnudez. Esa forma de intimismo te permite contar el mundo entero a partir de una anécdota m?nima. Y eso no lo hubiera descubierto sin este libro.
?C?mo le hizo como persona este suceso que a?n dura?
Son dif?ciles de separar la persona y el escritor. Creo que permea y condiciona la mirada, hasta mis opiniones pol?ticas pienso a veces que est?n filtradas a través de esta experiencia. Creo que este libro, y lo que lleva dentro, me ayud? a darle orden a las prioridades de la vida, a deslindar lo importante de lo accesorio. As? que la ética y la estética que manejo vienen pr?cticamente de ah?, de ah? mis novelas y mis ensayos, y mis columnas, est?n condicionados por esta circunstancia, aunque sea de forma inconsciente. La Espa?a vac?a est? contenida de esta experiencia, y es una autocr?tica de lo que hab?a hecho anteriormente… Por ejemplo, yo fui ajeno al 15M; ocurri? cuando Pablo estaba hospitalizado y yo estaba fuera del mundo. Cuando sal? vi que hab?a cambiado la pol?tica, de repente hab?a gente que nunca hab?a tenido interés por la pol?tica y otra que de pronto parec?a Lenin. El hecho de no haber estado, de haber estado ausente en ese momento de transformaci?n social y pol?tica tan importante, marca mucho las actitudes posteriores. Y eso también se ve en la literatura.
El gran poder de la literatura es que sientes compa??a, sientes que no te has desgajado de la condici?n humana
Cuando empecé ahora a leer el libro decid? subrayarlo. Me pregunté c?mo hacerlo, en funci?n de qué criterios, y casi lo subrayo todo. ?Cu?l ser?a su subrayado de La hora violeta?
Es que yo no te puedo responder a eso, porque mi funci?n es tachar y tachar y tachar. Yo no puedo subrayar, yo tacho. Soy incapaz de leer este libro como si fuera otra persona. S? he podido subrayar el de Umbral, Mortal y rosa, sin piedad, porque los libros que subrayas mucho quedan como maltratados. Cuando m?s maltrato un libro m?s siento que estoy haciendo un mayor elogio al autor.
El ni?o es Pablo. Siempre es Pablo. Sigue estando aquel ni?o.
Muchas veces todo lo que pas? se hace vigente, por lo que signific?, por lo que siegue estando. Cuando escribo de la enfermedad, por ejemplo, o de la sanidad, cuando escribo de mi propia enfermedad, aparece mi hijo, por mil rincones, es una presencia normal en mi vida, en nuestras vidas. A veces esos son los subrayados que me vienen de aquella época y de la escritura de este libro.
En el libro hay mucho fr?o. El fr?o intenso del mundo. Y hay también miedo, el miedo ten?a la ra?z en ese fr?o.
En buena medida s?…
?La escritura le ha hecho perder el miedo?
El miedo me ha hecho perder el miedo. No creo que me saturara de miedo. Ahora es una sensaci?n que rara vez siento… No soy una persona miedosa y creo que adem?s, si lo fuera, no ser?a el escritor que soy, es decir, no me dedicar?a a lo que me dedico.
La escritura de este libro ser? diferente a las anteriores, a las que vinieron, a las que vendr?n. ?C?mo es usted, como escritor, después de un libro como este?
De repente me he visto como en un registro solemne, pero yo nunca he abandonado la iron?a e incluso el sarcasmo, de modo que La hora violeta est? atravesada también por el humor y la iron?a, aunque a algunos lectores les pueda sorprender. Gracias a eso se rompe en alg?n momento el tono solemne al que me expongo. No me considero ya un escritor especialmente fr?volo, como era antes, y siento que ya no podré ser un escritor superficial, que me hubiera gustado. La propia vida y los propios libros que he querido me han impuesto otro tono, me han llevado a otro territorio. No fue una decisi?n: se ha ido imponiendo. Yo querr?a ser menos solemne de lo que soy.
?C?mo fue el proceso de escritura? ?Fue a la vez que ocurrieron los hechos o después de que éstos tuvieran lugar?
Siempre tomaba notas. No era un diario sistem?tico, pero s? era un dietario de cuadernos que se iban llenando sin ?nimo de darle consistencia narrativa. Después s? me senté. Aquellas notas pasaron al n?cleo duro del libro. Las decisiones que tomé no tienen que ver con otra cosa que con el orden que le di a los hechos y a los recuerdos.
Si yo supiera hacer m?sica no har?a literatura, que es algo que haces porque no puedes hacer m?sica
Lo que ocurri?, la muerte de Pablo, el libro que vino luego… Todo lo habr? hecho otra persona…
Por completo. No me reconozco en la persona que era antes. Y de hecho hay amigos que no pudieron pasar esa barrera.
Hay una gran ternura; a usted le aterra quedarse solo con el ni?o, pero trata de fingir que no le importa. Esa soledad debe ser inenarrable. Usted la aborda.
Es lo m?s dif?cil, sobre todo al principio, en las primeras semanas. Creo que es una experiencia compartida por todos los padres en mi situaci?n: estar a la altura, fingir que eres capaz de dominar una situaci?n que no dominas. No sabes c?mo enderezar esa situaci?n que parece la de un barco que se hunde. Ese fingimiento se lleva la mayor parte de tu energ?a y adem?s evita que no te derrumbes porque tienes que estar ah?, porque no hay otra alternativa… No puedes huir, no puedes delegar en nadie… No puedes permitirte el lujo de renegar de todo y de no estar para nadie y de no tener que dar ninguna explicaci?n… Has de mantenerte en pie: ese es el imperativo, y es lo m?s dif?cil al principio.
Cris, su mujer, la madre del ni?o, est? ah?, es un baluarte.
Est? por todas partes, siempre est? ah?… Ahora el libro est? fijado, diez a?os después es el libro que escrib? entonces, que vivimos juntos y que ahora es nuestro, a lo largo del tiempo se ha ido fijando la vida y también se ha ido fijando el texto que se ha llamado La hora violeta, que nos sigue acompa?ando.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/sergio-molino-dolor-muerte-hijo-94182501)