الريــم
11-03-2023, 09:50 PM
"Si el terror literario est? mal mirado, si el cine de miedo lo est? a?n peor, mejor ni imaginar lo que se opina sobre la historieta de horror fuera de los ?mbitos de fans y devotos", reconoce el muy fan y devoto Pedro Porcel en el pr?logo de su Vi?etas infernales, un repaso lleno de conocimiento, criterio, exactitud y pasi?n a cien a?os de historia del c?mic de terror en Espa?a.
Publicadas por la editorial Desfiladero, en las m?s de 400 p?ginas profusamente ilustradas que nos ofrece en su libro este historiador valenciano de mitograf?as urbanas, los monstruos sobrenaturales, los demonios, los fantasmas, los esqueletos, los cient?ficos locos, las brujas paganas, las criaturas grotescas, er?ticas e inmorales propias del género de horror, surgen de las tumbas, de los laboratorios, de los infiernos y de los planetas ignotos para proclamar su inmortalidad y la de los artistas que los concibieron.
Horrores ibéricos
No faltan en Vi?etas infernales los grandes nombres del terror universal como Dr?cula, el Hombre Lobo, Frankenstein, Fu Manch? o el Se?or Waldemar. Pero sin duda el gran mérito de Porcel es el de recordar horrores ibéricos hoy pr?cticamente olvidados como el Hombre Fantasma y el Hombre Infernal, el Misterioso Doctor Sat?n y el Doctor Mortis, el Profesor Lowe, el Hombre Mono y, por supuesto, el muy diab?lico Svimtus.
Porcel reivindica sin complejos y con argumentos los trazos y los relatos que aparec?an tras las truculentas y fascinantes portadas de esas revistas que de manera semanal o mensual ensangrentaban las paredes de los kioscos como Vampus, Rufus, Dr?cula o Dossier Negro, o incluso las que se escond?an en las bizarras y viriles aventuras de los "valencianos" Roberto Alcazar y Pedr?n.
Pero, sobre todo, Porcel subraya la capacidad de supervivencia vamp?rica de un género que durante un siglo ha logrado sobreponerse a censores, sacerdotes, vigilantes de la moral y, lo que es m?s dif?cil, a lectores elitistas o que, simplemente, se han hecho mayores. "Yo mismo, al redactar este libro, me he reconciliado con historietas a las que, por eso de apuntarme a las nuevas estéticas, a partir de la década de los 80 empecé a mirar con cierto recelo", reconoce el autor.
Pero, ?hubo terror espa?ol?
Una de las preguntas principales que se hace y se intenta contestar el autor de Vi?etas infernales es si ha existido -o a?n existe- un c?mic de terror genuinamente espa?ol. "Hoy est? casi olvidado, pero lo ha habido, aunque muy condicionado por las modas que ven?an de fuera", explica.
Y aun as?, pese a las influencias for?neas -desde el cine de terror dela Universal en los 30 y 40 a las revistas norteamericanas de los 70 y 80- el tebeo espa?ol logr? algunos hitos tan particulares como ser el primero, en los a?os de la II Rep?blica, que reprodujo el personaje de Frankenstein en vi?etas.
Porcel enumera otros tres hitos del tebeo de terror espa?ol. El primero, la publicaci?n en plena Guerra Civil, de Los misterios del otro mundo, firmado por el poco conocido G. Barba. "Es un trabajo muy significativo porque refleja el contexto hist?rico en el que se publica -se?ala el investigador-. Es una historieta enfermiza en la que le protagonista se suicida para acompa?ar a su mujer muerta en el infierno, lo que genera un relato de horrores continuos y sin esperanza para ni?os que lo le?an en casas en las que solo se hablaba de muertes, desapariciones y fusilamientos".
El primer "cazafantasmas"
El segundo hito hist?rico del tebeo de horror ibérico es la aparici?n a finales de la década de los 40 de Red Grey en el caser?n de la muerte, la historia del primer "cazafantasma" ibérico. Su autor era Juan Ferr?ndiz, un ilustrador especializado en edulcoradas postales navide?as que en este caso se descolg? con unos dibujos llenos de enfermizo (y modern?simo para la época y el pa?s) expresionismo ilustrado a lo Spirit.
Y el tercer hito de c?mic de terror espa?ol es la aparici?n a finales de los 60 de Josep Maria Beà, "el m?s s?lido de los autores fant?sticos de los setenta, de una modernidad incombustible al paso del tiempo", seg?n lo define Porcel en su libro.
Beà se da a conocer en Dr?cula, una revista que nace con vocaci?n vanguardista y rompedora, reuniendo a los autores m?s inquietos del c?mic espa?ol de ese momento y donde Juan Tébar, José Luis Garc? o Iv?n Zulueta incluyen algunos de sus primeros relatos.
"En Dr?cula, Beà goza de una libertad creativa desbordante y muestra unas inquietudes art?sticas fuera de lo com?n. Y después en Vampus, no innova tanto pero es el ?nico dibujante espa?ol al que los americanos le dejan hacer sus guiones y crea un mundo de terror sin ingua", asegura Porcel.
La edad de oro
Vampus es, precisamente, la revista que marca la edad de oro del c?mic de terror en Espa?a, llegando a hacer tiradas de hasta de m?s de 100.000 ejemplares. All?, autores espa?oles como Adolfo Abell?n, Ricardo Villamonte o los valencianos Leopoldo S?nchez, Jose ?rtiz y Luis Bermejo dibujaban historias de hippies contra monstruos, caballeros sat?nicos y vaqueros can?bales suministradas por la editorial norteamericana Warren y presentadas por el 'T?o Vampus', el trasunto espa?ol de célebre 'Uncle Creepy'.
"Hay un antes y un después de Vampus -advierte Porcel-. Inaugura la moda del c?mic de terror e impone modelos de c?mo se ha de contar una historia: historietas cortas con sorpresa final que hacen hincapié en la crueldad y el terror psicol?gico y que juega con la mitolog?a cl?sica del género".
Pero esta edad de oro, como las anteriores, termin? cuando el "boom" de la Guerra de las Galaxias oblig? a revistas como Creepy (heredera espiritual de Vampus) a apostar cada vez m?s por la ciencia ficci?n en detrimento del horror. Tal como se?ala el autor de Vi?etas infernales, la del tebeo de terror en Espa?a es una historia en la que la frustraci?n siempre sucede al esplendor. "Cuando aparece un autor o una obra magn?fica y parece que va a ocurrir algo importante, pasa algo y se frustra".
El monopolio del m?s all?
As?, la vanguardia de la época republicana queda cortada por la Guerra Civil. Y cuando a finales de los a?os 40 empieza a vislumbrarse la recuperaci?n del género, el gobierno de Franco impulsa el primer reglamento (copiado de Francia pero con sus propias aportaciones nacionalcat?licas) para aplicar la censura en los tebeos.
La censura llega a tal punto que, para no mancillar la inocente mente de los j?venes lectores, se borraba de las vi?etas cualquier elemento perturbador aunque eso convierta la historia en un sinsentido. En una de estas historias recuperadas por Porcel, los protagonistas gritan asustados en una barca: "?Nos asaltan! ?Y no son hombres, sino esqueletos vivientes!". El lector no entiende nada porque no ve asomar ni un hueso, solo una serie de siluetas vestidas de pijama integral, m?s ininteligibles que otra cosa.
"En Espa?a el terror siempre ha tenido mala consideraci?n, era cosa de mal gusto, es algo que nos viente de nuestra tradicional adoraci?n por el realismo -razona Porcel-. Y esto se junt? con la consideraci?n heredera del catolicismo de que la Iglesia tiene el monopolio del m?s all?".
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/monstruos-ibericos-vinetas-infernales-terrorifica-94182822)
Publicadas por la editorial Desfiladero, en las m?s de 400 p?ginas profusamente ilustradas que nos ofrece en su libro este historiador valenciano de mitograf?as urbanas, los monstruos sobrenaturales, los demonios, los fantasmas, los esqueletos, los cient?ficos locos, las brujas paganas, las criaturas grotescas, er?ticas e inmorales propias del género de horror, surgen de las tumbas, de los laboratorios, de los infiernos y de los planetas ignotos para proclamar su inmortalidad y la de los artistas que los concibieron.
Horrores ibéricos
No faltan en Vi?etas infernales los grandes nombres del terror universal como Dr?cula, el Hombre Lobo, Frankenstein, Fu Manch? o el Se?or Waldemar. Pero sin duda el gran mérito de Porcel es el de recordar horrores ibéricos hoy pr?cticamente olvidados como el Hombre Fantasma y el Hombre Infernal, el Misterioso Doctor Sat?n y el Doctor Mortis, el Profesor Lowe, el Hombre Mono y, por supuesto, el muy diab?lico Svimtus.
Porcel reivindica sin complejos y con argumentos los trazos y los relatos que aparec?an tras las truculentas y fascinantes portadas de esas revistas que de manera semanal o mensual ensangrentaban las paredes de los kioscos como Vampus, Rufus, Dr?cula o Dossier Negro, o incluso las que se escond?an en las bizarras y viriles aventuras de los "valencianos" Roberto Alcazar y Pedr?n.
Pero, sobre todo, Porcel subraya la capacidad de supervivencia vamp?rica de un género que durante un siglo ha logrado sobreponerse a censores, sacerdotes, vigilantes de la moral y, lo que es m?s dif?cil, a lectores elitistas o que, simplemente, se han hecho mayores. "Yo mismo, al redactar este libro, me he reconciliado con historietas a las que, por eso de apuntarme a las nuevas estéticas, a partir de la década de los 80 empecé a mirar con cierto recelo", reconoce el autor.
Pero, ?hubo terror espa?ol?
Una de las preguntas principales que se hace y se intenta contestar el autor de Vi?etas infernales es si ha existido -o a?n existe- un c?mic de terror genuinamente espa?ol. "Hoy est? casi olvidado, pero lo ha habido, aunque muy condicionado por las modas que ven?an de fuera", explica.
Y aun as?, pese a las influencias for?neas -desde el cine de terror dela Universal en los 30 y 40 a las revistas norteamericanas de los 70 y 80- el tebeo espa?ol logr? algunos hitos tan particulares como ser el primero, en los a?os de la II Rep?blica, que reprodujo el personaje de Frankenstein en vi?etas.
Porcel enumera otros tres hitos del tebeo de terror espa?ol. El primero, la publicaci?n en plena Guerra Civil, de Los misterios del otro mundo, firmado por el poco conocido G. Barba. "Es un trabajo muy significativo porque refleja el contexto hist?rico en el que se publica -se?ala el investigador-. Es una historieta enfermiza en la que le protagonista se suicida para acompa?ar a su mujer muerta en el infierno, lo que genera un relato de horrores continuos y sin esperanza para ni?os que lo le?an en casas en las que solo se hablaba de muertes, desapariciones y fusilamientos".
El primer "cazafantasmas"
El segundo hito hist?rico del tebeo de horror ibérico es la aparici?n a finales de la década de los 40 de Red Grey en el caser?n de la muerte, la historia del primer "cazafantasma" ibérico. Su autor era Juan Ferr?ndiz, un ilustrador especializado en edulcoradas postales navide?as que en este caso se descolg? con unos dibujos llenos de enfermizo (y modern?simo para la época y el pa?s) expresionismo ilustrado a lo Spirit.
Y el tercer hito de c?mic de terror espa?ol es la aparici?n a finales de los 60 de Josep Maria Beà, "el m?s s?lido de los autores fant?sticos de los setenta, de una modernidad incombustible al paso del tiempo", seg?n lo define Porcel en su libro.
Beà se da a conocer en Dr?cula, una revista que nace con vocaci?n vanguardista y rompedora, reuniendo a los autores m?s inquietos del c?mic espa?ol de ese momento y donde Juan Tébar, José Luis Garc? o Iv?n Zulueta incluyen algunos de sus primeros relatos.
"En Dr?cula, Beà goza de una libertad creativa desbordante y muestra unas inquietudes art?sticas fuera de lo com?n. Y después en Vampus, no innova tanto pero es el ?nico dibujante espa?ol al que los americanos le dejan hacer sus guiones y crea un mundo de terror sin ingua", asegura Porcel.
La edad de oro
Vampus es, precisamente, la revista que marca la edad de oro del c?mic de terror en Espa?a, llegando a hacer tiradas de hasta de m?s de 100.000 ejemplares. All?, autores espa?oles como Adolfo Abell?n, Ricardo Villamonte o los valencianos Leopoldo S?nchez, Jose ?rtiz y Luis Bermejo dibujaban historias de hippies contra monstruos, caballeros sat?nicos y vaqueros can?bales suministradas por la editorial norteamericana Warren y presentadas por el 'T?o Vampus', el trasunto espa?ol de célebre 'Uncle Creepy'.
"Hay un antes y un después de Vampus -advierte Porcel-. Inaugura la moda del c?mic de terror e impone modelos de c?mo se ha de contar una historia: historietas cortas con sorpresa final que hacen hincapié en la crueldad y el terror psicol?gico y que juega con la mitolog?a cl?sica del género".
Pero esta edad de oro, como las anteriores, termin? cuando el "boom" de la Guerra de las Galaxias oblig? a revistas como Creepy (heredera espiritual de Vampus) a apostar cada vez m?s por la ciencia ficci?n en detrimento del horror. Tal como se?ala el autor de Vi?etas infernales, la del tebeo de terror en Espa?a es una historia en la que la frustraci?n siempre sucede al esplendor. "Cuando aparece un autor o una obra magn?fica y parece que va a ocurrir algo importante, pasa algo y se frustra".
El monopolio del m?s all?
As?, la vanguardia de la época republicana queda cortada por la Guerra Civil. Y cuando a finales de los a?os 40 empieza a vislumbrarse la recuperaci?n del género, el gobierno de Franco impulsa el primer reglamento (copiado de Francia pero con sus propias aportaciones nacionalcat?licas) para aplicar la censura en los tebeos.
La censura llega a tal punto que, para no mancillar la inocente mente de los j?venes lectores, se borraba de las vi?etas cualquier elemento perturbador aunque eso convierta la historia en un sinsentido. En una de estas historias recuperadas por Porcel, los protagonistas gritan asustados en una barca: "?Nos asaltan! ?Y no son hombres, sino esqueletos vivientes!". El lector no entiende nada porque no ve asomar ni un hueso, solo una serie de siluetas vestidas de pijama integral, m?s ininteligibles que otra cosa.
"En Espa?a el terror siempre ha tenido mala consideraci?n, era cosa de mal gusto, es algo que nos viente de nuestra tradicional adoraci?n por el realismo -razona Porcel-. Y esto se junt? con la consideraci?n heredera del catolicismo de que la Iglesia tiene el monopolio del m?s all?".
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