الريــم
11-02-2023, 02:39 AM
Siempre se resisti? a jugar la carta de la gira de ‘greatest hits’, entendiéndola como una rendici?n a la nostalgia, pero a estas alturas del juego, con cuatro décadas de trayectoria, éxitos para dar y vender, 65 cumplea?os amontonados y seis hijos, Madonna es la matriarca pop universal capaz de permitirse un paso al lado para presumir del legado. As? fue este miércoles en el primero de sus dos conciertos en el Sant Jordi (?nicas fechas en Espa?a), pasarelas para la feliz extravagancia y el atrac?n de éxitos con una pizca de melancol?a.
Olvidémonos de la caricatura, esa Madonna pixelada y carne de bistur? que parece luchar contra el tiempo. La primera canci?n de la noche, ‘Nothing really matters’, que en 1998 dedic? a su peque?a hija Lourdes, supo a manifiesto adulto: cuando era joven, dice la letra, a ella solo le importaba divertirse y “vivir de un modo ego?sta”, un orden trastocado con la maternidad. Madonna, sola en el gran escenario circular, en la penumbra, con su largo vestido negro de sacerdotisa y diadema lit?rgica, encendiendo la mecha con una hora y veinte minutos de retraso. Espera amenizada por rachas de abucheos del p?blico y en ausencia de explicaciones o disculpas.
Nueva York en los 80
El enojo qued? atr?s, como suele suceder, tan pronto el espect?culo alz? el vuelo. El guion de ‘The celebration tour’ despleg? una din?mica cronol?gica, con un primer acto abonado al ‘remake’ ochentero: de la algarab?a de ‘Everybody’, poniendo el foco en la Nueva York de sus inicios, a un ‘Into the groove’ envuelto en sonidos de sintetizador. Madonna, contone?ndose con modos juveniles, exhibiendo el prodigio de cantar (o aparentarlo) y corretear a la vez, rodeada de una tropa ataviada seg?n la rabiosa moda de 1984. Laberinto de pasarelas en la pista y pantallas de video que se extend?an y se recog?an de un tema a otro.
La se?ora Ciccone tom? la palabra para darnos la bienvenida a un espect?culo que present? como “la historia de mi vida”, recordando aquellos primeros pasos neoyorkinos, “hace un mill?n de a?os”. Y se dirigi? a Barcelona con un rotundo “amo esta ciudad”, guitarra eléctrica en ristre, lista para imprimir un poco de rock a ‘Burning up’. De ah? a ‘Open your heart’ y a un sonriente ‘Holiday’ bajo la bola de espejos. Una de las canciones m?s sencillas y eficaces de su repertorio, que cruz? con un gui?o a ‘I want your love’, de Chic.
Sexo y religi?n
La personal lectura de Madonna de la religi?n, ese cl?sico, asom? en un ‘Like a prayer’ con coros mon?sticos, monjes encapuchados y bacanal de cuerpos semidesnudos enredados en cruces as? de grandes. Le falt? la pegada del ‘crescendo’ final, pero suministr? un recuerdo a Prince, otro adalid del di?logo entre el sexo y Dios. Y de ah? fuimos a parar a ‘Erotica’, que cant? en albornoz entre tres rings de boxeo, cit?ndose con una versi?n de s? misma que recre? la escena de cama del ‘Blond ambition tour’, de 1990.
Caus? furor ‘Hung up’, un tema de 2005 con ‘sample’ de Abba, que ampli? en su d?a el radio generacional. Y qué decir del voluptuoso house de ‘Vogue’. Hubo cambios de ciclo a cuenta de la balada ‘Bad girl’, con su hija Mercy James al piano, y un parlamento a favor de una “hospitalidad radical” y de “dar la bienvenida al extranjero”. Y Madonna alz? la voz en ‘I will survive’, el éxito de Gloria Gaynor, fue Evita por unos minutos y evoc? a otro colega perdido, Michael Jackson, casando ‘Like a virgin’ con ‘Billie Jean’.
La figura materna
El ruego de hitos del pop fue de categor?a, si bien Madonna dej? unos cuantos en la rec?mara: no hay lugar en esta gira para ‘Material girl’, ‘Who’s that girl’, ‘True blue’, ‘Express yourself’ o ‘Music’. Y ni rastro de su ?ltimo ?lbum, ‘Madame X’. En cambio, cay? alg?n n?mero un poco bajo radar, como ‘Mother and father’, inspirado en la pérdida de su madre cuando solo ten?a cinco a?os.
Valiéndose de cartas ?ltimas como ‘La isla bonita’ o ‘Ray of light’, recibidas como man? por un p?blico que cubr?a varias generaciones, Madonna domin?, y vino a darle un corte de mangas a quienes, en los 80, la etiquetaron como juguete ef?mero. Y la historia contin?a.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/madonna-venganza-matriarca-pop-barcelona-94101317)
Olvidémonos de la caricatura, esa Madonna pixelada y carne de bistur? que parece luchar contra el tiempo. La primera canci?n de la noche, ‘Nothing really matters’, que en 1998 dedic? a su peque?a hija Lourdes, supo a manifiesto adulto: cuando era joven, dice la letra, a ella solo le importaba divertirse y “vivir de un modo ego?sta”, un orden trastocado con la maternidad. Madonna, sola en el gran escenario circular, en la penumbra, con su largo vestido negro de sacerdotisa y diadema lit?rgica, encendiendo la mecha con una hora y veinte minutos de retraso. Espera amenizada por rachas de abucheos del p?blico y en ausencia de explicaciones o disculpas.
Nueva York en los 80
El enojo qued? atr?s, como suele suceder, tan pronto el espect?culo alz? el vuelo. El guion de ‘The celebration tour’ despleg? una din?mica cronol?gica, con un primer acto abonado al ‘remake’ ochentero: de la algarab?a de ‘Everybody’, poniendo el foco en la Nueva York de sus inicios, a un ‘Into the groove’ envuelto en sonidos de sintetizador. Madonna, contone?ndose con modos juveniles, exhibiendo el prodigio de cantar (o aparentarlo) y corretear a la vez, rodeada de una tropa ataviada seg?n la rabiosa moda de 1984. Laberinto de pasarelas en la pista y pantallas de video que se extend?an y se recog?an de un tema a otro.
La se?ora Ciccone tom? la palabra para darnos la bienvenida a un espect?culo que present? como “la historia de mi vida”, recordando aquellos primeros pasos neoyorkinos, “hace un mill?n de a?os”. Y se dirigi? a Barcelona con un rotundo “amo esta ciudad”, guitarra eléctrica en ristre, lista para imprimir un poco de rock a ‘Burning up’. De ah? a ‘Open your heart’ y a un sonriente ‘Holiday’ bajo la bola de espejos. Una de las canciones m?s sencillas y eficaces de su repertorio, que cruz? con un gui?o a ‘I want your love’, de Chic.
Sexo y religi?n
La personal lectura de Madonna de la religi?n, ese cl?sico, asom? en un ‘Like a prayer’ con coros mon?sticos, monjes encapuchados y bacanal de cuerpos semidesnudos enredados en cruces as? de grandes. Le falt? la pegada del ‘crescendo’ final, pero suministr? un recuerdo a Prince, otro adalid del di?logo entre el sexo y Dios. Y de ah? fuimos a parar a ‘Erotica’, que cant? en albornoz entre tres rings de boxeo, cit?ndose con una versi?n de s? misma que recre? la escena de cama del ‘Blond ambition tour’, de 1990.
Caus? furor ‘Hung up’, un tema de 2005 con ‘sample’ de Abba, que ampli? en su d?a el radio generacional. Y qué decir del voluptuoso house de ‘Vogue’. Hubo cambios de ciclo a cuenta de la balada ‘Bad girl’, con su hija Mercy James al piano, y un parlamento a favor de una “hospitalidad radical” y de “dar la bienvenida al extranjero”. Y Madonna alz? la voz en ‘I will survive’, el éxito de Gloria Gaynor, fue Evita por unos minutos y evoc? a otro colega perdido, Michael Jackson, casando ‘Like a virgin’ con ‘Billie Jean’.
La figura materna
El ruego de hitos del pop fue de categor?a, si bien Madonna dej? unos cuantos en la rec?mara: no hay lugar en esta gira para ‘Material girl’, ‘Who’s that girl’, ‘True blue’, ‘Express yourself’ o ‘Music’. Y ni rastro de su ?ltimo ?lbum, ‘Madame X’. En cambio, cay? alg?n n?mero un poco bajo radar, como ‘Mother and father’, inspirado en la pérdida de su madre cuando solo ten?a cinco a?os.
Valiéndose de cartas ?ltimas como ‘La isla bonita’ o ‘Ray of light’, recibidas como man? por un p?blico que cubr?a varias generaciones, Madonna domin?, y vino a darle un corte de mangas a quienes, en los 80, la etiquetaron como juguete ef?mero. Y la historia contin?a.
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