الريــم
10-27-2023, 01:00 PM
Nueva Zelanda y Sud?frica, alfa y omega del rugby mundial, se enfrentan este s?bado 28 de octubre en la final del Mundial de rugby 2023. La batalla que dictaminar? quién gana la guerra y quién alcanza los cuatro t?tulos en solitario. ?Pap? o mam??
M?s informaci?n (Auto)
http://placehold.it/175x100 T?tulo noticia (Auto)
M?s all? de ser un partido de rugby es un duelo de estilos. Prosa o poes?a, m?sculo o neurona, invasi?n o evasi?n. De un lado la Sud?frica m?s pétrea y veterana de la historia. Diez jugadores repetir?n final, después de ganar la de 2019, pero la noticia no est? en los titulares. Nunca antes un banquillo se entendi? como una declaraci?n de guerra tan evidente como esta. Porque los siete delanteros que Sud?frica embosca como suplentes definen expl?citamente el partido que van a proponer. No hay plan B, porque el plan B son dos tazas de plan A. Delantera, delantera y delantera.
La temida ‘Bomb Squad’ afilar? sus tacos a la espera de que Nienaber y Erasmus toquen a rebato. All? esperan su turno el incontenible Ox Nché, desequilibrante en la semifinal ante Inglaterra, el inabarcable Snyman y el vers?til Kwaga Smith. Ese 7+1 (delanteros/tres cuartos) en el banquillo significa que el partido va a jugarse delante los 80 minutos y la idea de los bokkes es esconderle la pelota a Nueva Zelanda. Hacen bien porque si algo han exhibido los All Blacks en el Mundial es su capacidad quir?rgica para sumar puntos cada vez que pisan la 22 rival. Son la selecci?n que m?s puntos ha metido (325 por 196 de Sud?frica), m?s ensayos (48 por 27), m?s veces ha roto la defensa rival (81 veces por 34) y m?s pases tras contacto ha dado (53 por 31). Un tsunami ofensivo capaz de acelerar cada bal?n o llevar la ventaja al punto del campo que les interesa. Y toda a la velocidad de la luz. Nadie piensa mejor que los All Blacks y nadie ejecuta m?s r?pido que ellos. Fiabilidad absoluta.
Ante eso la receta sudafricana es la m?s coherente: una intensidad inhumana. El mismo patr?n de juego que les ha llevado a dominar el rugby mundial, ser vigentes campeones y dejar por el camino en este Mundial a Inglaterra, a Francia, y someter a Irlanda delante, algo que no tradujeron en victoria por el mal pie de Libbok, quien ha pasado de titular indiscutible a ver la final en la grada. Ser? Handré Pollard, que empez? el Mundial en su granja esquilando ovejas, el 10 que dirigir? la orquesta bokke en la final. Y junto a él estar? en la bisagra Faf de Klerk, cuyo liderazgo ser? decisivo en la batalla mental contra los kiwis. El 9 es capaz de cambiar el ?nimo de sus compa?eros y es quien “dar? de comer a los gordos”. Faf alimentar? la caldera y tensar? las vértebras de su delantera para descoser a los oce?nicos. En el bando neozelandés, que sale con su XV de gala, De Groot mandar? abajo en las mellés, Retallick arriba en las touchs con Scott Barrett haciendo el trabajo sucio y Ardie Savea coronar? una fiable tercera con Cane y Frizzell.
Image ID:
93853416
Telea escapa de varios defensores argentinos en la semifinal del mundial de rugby.
WORLD RUGBY
/clip/168fdd87-87b0-4886-8383-0f3b19ec60b0_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg
880
495
Infanter?a bokke, caballer?a kiwi
En el rugby, como en todos los deportes, el mejor bal?n es siempre el recuperado. El que pilla al rival atacando, con la defensa descolocada y espacio para hacer da?o. Por eso Sud?frica no regalar? ni una pelota, m?s a?n cuando se puso de manifiesto en la semifinal que sus alas, Kolbe y Arendse son letales pie a tierra (as? tumbaron a Francia), pero sufren con la pelota en el aire (as? los desactiv? Inglaterra). Se suma a eso que los kiwis, con Will ‘Air’ Jordan y Telea en las bandas, dominan como pocos el espacio aéreo. La infanter?a sudafricana es dominante, pero la caballer?a y la aviaci?n neozelandesa son superiores. Por eso en este partido la posesi?n ser? m?s importante que la territorialidad. Se trata de conservar la bola en delantera lo m?ximo posible. Defenderse con bal?n. La ?ltima vez que se cruzaron, en la semifinal de 2015, los bokkes ya propusieron este mismo partido tratando de asfixiar a los All Blacks. Sin embargo, los cinco golpes de Pollard y otro m?s de Lambie fueron insuficientes para derrotar a los kiwis (18-20), que posaron dos ensayos (uno de Beauden) y se metieron en la final, donde vencieron a Australia con solvencia.
Se trata, por tanto, de un partido de dimensiones colosales entre la selecci?n m?s f?sica de la historia, esta Sud?frica de Etzebeth, Kolisi, Du Toit, Monster, Mbonambi, Vermeullen, Snyman o Malherbe, y una Nueva Zelanda en la que a?n ejercen algunos de los mejores jugadores de la historia de los All Blacks como Beauden Barrett, Aaron Smith, Sam Whitelock o Dan Coles. Ser? adem?s la despedida de una generaci?n que lleva a?os dominando el rugby mundial, porque al final del partido muchos colgar?n la camiseta de su selecci?n. Precisamente por eso es la final que el rugby merece para sellar este cambio de era. A?n hoy no est? claro si el rugby es un deporte de contacto o de evasi?n. En Sud?frica defienden lo primero. En Nueva Zelanda, lo segundo. Son dos formas de entender el rugby, pero también de vivir la vida.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/rugby/final-mundial-rugby-sudafrica-nueva-zelanda-93853589)
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M?s all? de ser un partido de rugby es un duelo de estilos. Prosa o poes?a, m?sculo o neurona, invasi?n o evasi?n. De un lado la Sud?frica m?s pétrea y veterana de la historia. Diez jugadores repetir?n final, después de ganar la de 2019, pero la noticia no est? en los titulares. Nunca antes un banquillo se entendi? como una declaraci?n de guerra tan evidente como esta. Porque los siete delanteros que Sud?frica embosca como suplentes definen expl?citamente el partido que van a proponer. No hay plan B, porque el plan B son dos tazas de plan A. Delantera, delantera y delantera.
La temida ‘Bomb Squad’ afilar? sus tacos a la espera de que Nienaber y Erasmus toquen a rebato. All? esperan su turno el incontenible Ox Nché, desequilibrante en la semifinal ante Inglaterra, el inabarcable Snyman y el vers?til Kwaga Smith. Ese 7+1 (delanteros/tres cuartos) en el banquillo significa que el partido va a jugarse delante los 80 minutos y la idea de los bokkes es esconderle la pelota a Nueva Zelanda. Hacen bien porque si algo han exhibido los All Blacks en el Mundial es su capacidad quir?rgica para sumar puntos cada vez que pisan la 22 rival. Son la selecci?n que m?s puntos ha metido (325 por 196 de Sud?frica), m?s ensayos (48 por 27), m?s veces ha roto la defensa rival (81 veces por 34) y m?s pases tras contacto ha dado (53 por 31). Un tsunami ofensivo capaz de acelerar cada bal?n o llevar la ventaja al punto del campo que les interesa. Y toda a la velocidad de la luz. Nadie piensa mejor que los All Blacks y nadie ejecuta m?s r?pido que ellos. Fiabilidad absoluta.
Ante eso la receta sudafricana es la m?s coherente: una intensidad inhumana. El mismo patr?n de juego que les ha llevado a dominar el rugby mundial, ser vigentes campeones y dejar por el camino en este Mundial a Inglaterra, a Francia, y someter a Irlanda delante, algo que no tradujeron en victoria por el mal pie de Libbok, quien ha pasado de titular indiscutible a ver la final en la grada. Ser? Handré Pollard, que empez? el Mundial en su granja esquilando ovejas, el 10 que dirigir? la orquesta bokke en la final. Y junto a él estar? en la bisagra Faf de Klerk, cuyo liderazgo ser? decisivo en la batalla mental contra los kiwis. El 9 es capaz de cambiar el ?nimo de sus compa?eros y es quien “dar? de comer a los gordos”. Faf alimentar? la caldera y tensar? las vértebras de su delantera para descoser a los oce?nicos. En el bando neozelandés, que sale con su XV de gala, De Groot mandar? abajo en las mellés, Retallick arriba en las touchs con Scott Barrett haciendo el trabajo sucio y Ardie Savea coronar? una fiable tercera con Cane y Frizzell.
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Telea escapa de varios defensores argentinos en la semifinal del mundial de rugby.
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Infanter?a bokke, caballer?a kiwi
En el rugby, como en todos los deportes, el mejor bal?n es siempre el recuperado. El que pilla al rival atacando, con la defensa descolocada y espacio para hacer da?o. Por eso Sud?frica no regalar? ni una pelota, m?s a?n cuando se puso de manifiesto en la semifinal que sus alas, Kolbe y Arendse son letales pie a tierra (as? tumbaron a Francia), pero sufren con la pelota en el aire (as? los desactiv? Inglaterra). Se suma a eso que los kiwis, con Will ‘Air’ Jordan y Telea en las bandas, dominan como pocos el espacio aéreo. La infanter?a sudafricana es dominante, pero la caballer?a y la aviaci?n neozelandesa son superiores. Por eso en este partido la posesi?n ser? m?s importante que la territorialidad. Se trata de conservar la bola en delantera lo m?ximo posible. Defenderse con bal?n. La ?ltima vez que se cruzaron, en la semifinal de 2015, los bokkes ya propusieron este mismo partido tratando de asfixiar a los All Blacks. Sin embargo, los cinco golpes de Pollard y otro m?s de Lambie fueron insuficientes para derrotar a los kiwis (18-20), que posaron dos ensayos (uno de Beauden) y se metieron en la final, donde vencieron a Australia con solvencia.
Se trata, por tanto, de un partido de dimensiones colosales entre la selecci?n m?s f?sica de la historia, esta Sud?frica de Etzebeth, Kolisi, Du Toit, Monster, Mbonambi, Vermeullen, Snyman o Malherbe, y una Nueva Zelanda en la que a?n ejercen algunos de los mejores jugadores de la historia de los All Blacks como Beauden Barrett, Aaron Smith, Sam Whitelock o Dan Coles. Ser? adem?s la despedida de una generaci?n que lleva a?os dominando el rugby mundial, porque al final del partido muchos colgar?n la camiseta de su selecci?n. Precisamente por eso es la final que el rugby merece para sellar este cambio de era. A?n hoy no est? claro si el rugby es un deporte de contacto o de evasi?n. En Sud?frica defienden lo primero. En Nueva Zelanda, lo segundo. Son dos formas de entender el rugby, pero también de vivir la vida.
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