الريــم
10-18-2023, 09:54 AM
"En aquella Espa?a del 36, inmersa en pleno aquelarre guerracivilista, la org?a de sangre y sed de venganza en la retaguardia se convirti? en el pan nuestro de cada d?a. Las patadas en las puertas de las casas, a altas horas de la madrugada, en busca de ciudadanos sospechosos de ser izquierdistas o derechistas, se saldaron con docenas de cad?veres abandonados en cunetas, descampados o tapias de cementerios". Resume as? el periodista Antonio Pampliega (1982) los meses de ‘sacas’ y ‘paseos’ en el marco de aquella "Espa?a cainita, la del ajuste de cuentas y el apu?alamiento por la espalda, que encontr? un resquicio perfecto para dirimir rencillas a golpe de tiro en la nuca". Lo detalla negro sobre blanco en ‘El quinto nombre’ (Pen?nsula), en el que tras una década como corresponsal de guerra en Afganist?n, Somalia, Ucrania, Irak o Siria, donde fue secuestrado por Al Qaeda, viaja ahora a aquel "pasado inc?modo" para investigar un crimen en su pueblo natal, Mejorada del Campo (Madrid).
All?, en octubre de 1936, cinco miembros del Comité Revolucionario republicano, entre los que estaba Eladio Pampliega (apellido muy com?n en el municipio; no era familia del autor), sacaron de noche de su casa a Tom?s Mart?nez Negro, profesor de m?sica y sacrist?n, casado y padre de tres hijos de 10, 14 y 16 a?os. Dijeron que lo llevaban a la checa de Madrid, pero sab?a que iban a fusilarlo. Eladio, apodado El Coleta, que le dio el tiro de gracia, figuraba como huido en el juicio sumar?simo que el franquismo instruy? en 1939 sobre el caso, justo al acabar la guerra. El reportero intenta averiguar qué fue de ese ‘quinto nombre’, pues los dem?s implicados fueron ejecutados.
Image ID:
93470776
A la derecha, Gregorio Pampliega, abuelo del autor, en el frente con otros mejore?os, en el frente de la sierra de Madrid, en 1936
Redacci?n
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Caso en Zamora
Otro juicio sumar?simo, este en 1940, contra el joven delineante y dibujante Vicente Rueda, acusado del asesinato en noviembre de 1936 de Luis Calamita, director del ‘Heraldo de Zamora’, se cerr? con la ejecuci?n de este joven militante comunista cuya pista sigui? la escritora Mar?a Castro (1969) antes de verter su investigaci?n en ‘Es tan fuerte la noticia’ (Tres Hermanas). Un t?tulo que coincide en librer?as con el de Pampliega y que surge de la ?ltima carta que este represaliado de izquierdas escribi? a su familia desde la c?rcel Modelo de Madrid la madrugada antes de ser fusilado.
Image ID:
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Vicente Rueda (derecha), con su hermana Fidela y el marido de esta, Laureano Le?n.
ARCHIVO FAMILIA RUEDA
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Pampliega, que narr? su secuestro en Siria en ‘En la oscuridad’, indaga y descubre ahora por qué los mismos del Comité Revolucionario de Mejorada del Campo que salvaron al cura, mataron en cambio al sacrist?n, "una buena persona, un m?sico que no se met?a en pol?tica", por el que sin embargo sent?an animadversi?n. "En los pueblos de alrededor s? hab?an matado a curas y gente de derechas y les dijeron ‘?qué clase de rojos sois que no mat?is a nadie?’. Era un pueblo peque?o, de 1.200 habitantes, donde todos se conoc?an, eran amigos o familia. Le toc? al sacrist?n porque era el ?nico de fuera. Ven?a de Valladolid".
"Los mismos que salvaron al cura, mataron al sacrist?n. Le toc? porque era el ?nico de fuera del pueblo"
Antonio Pampliega
"Los silencios siguen hoy. 87 a?os después del ‘paseo’ del sacrist?n sigue siendo un tema tab?", atestigua Pampliega, que descubri? también que en su pueblo estuvieron a punto de matar al poeta Miguel Hern?ndez porque pensaron que era un esp?a. "Tras la guerra, en Mejorada la gente sigui? viviendo con personas que igual les hab?an denunciado o expropiado casas y tierras. Todos sab?an lo que pas? y de qué pie cojeaba cada uno. Como hoy. Y llegué yo a remover el avispero y vi que la Guerra Civil sigue levantando ampollas. Cuando entrevisté a los m?s mayores, unos me dec?an que a?n ten?an miedo de hablar, otros que al pueblo no le iba a gustar, o me preguntaban ‘?qué necesidad tienes de escribir este libro?’. Pues porque si queremos que haya reconciliaci?n debemos evitar que la memoria se pierda. Los nietos del sacrist?n tienen derecho a saber qué le pas? a su abuelo y él debe recibir el homenaje que merece".
El mismo lenguaje guerracivilista de las dos Espa?as, de rojos y fascistas, lo escuchas hoy en el Congreso. No hemos evolucionado
Antonio Pampliega
"En la posguerra, el bando fascista mat? m?s, pero durante la guerra se mat? m?s en retaguardia que en el frente, y ah? mataron los dos bandos. Las dos Espa?as siguen aqu? y si queremos cerrar las heridas que la transici?n no cur? y que haya reconciliaci?n hay que recuperar la memoria de los dos bandos y que los dos pidan perd?n", opina el periodista. "El mismo lenguaje guerracivilista de las dos Espa?as, de rojos y fascistas, lo escuchas hoy en el Congreso. No hemos evolucionado -lamenta-. Y mientras la Guerra Civil dé votos, seguir?n supurando las heridas. Los pol?ticos azuzan a sus masas con ideas de odio y eso desencadena guerras civiles".
"El odio irracional contra ‘el otro’, la izquierda contra la derecha, y viceversa", le soprendi? hallarlo en las numerosas entrevistas que hizo. "La guerra, y m?s si es civil, es el libre albedr?o del odio, y es impunidad. Salen los odios viscerales. La guerra es una mierda. No hay guerras justas -recalca quien ha cubierto muchas-. Mira Israel y Palestina. Siempre habr? odio entre unos y otros. Est? en el ADN humano".
Reconciliaci?n familiar
"Este libro -recalca Pampliega- no habla de vencedores ni vencidos ni busca revanchismo, ni hurgar en heridas que a?n siguen supurando. ES un viaje a mis ra?ces, para reconciliarme con mi padre, con el que me hab?a distanciado, y para conocer quién fue mi abuelo, que nunca quiso hablar de la guerra". Era Gregorio Pampliega y muri? cuando el periodista ten?a 14 a?os. Jornalero y comunista, perteneci? al mismo Comité Revolucionario de Mejorada que mat? al sacrist?n y estuvo en el 'frente del agua', en la sierra de Guadarrama. "Pas? tres a?os en la trinchera disparando en un lugar donde lo normal era matar. Tras la guerra lo condenaron a 20 a?os y rot? casi diez por c?rceles franquistas -explica su nieto-. Lo liberaron porque estaba enfermo y pensaron que iba a morir".
Image ID:
93470890
'In memoriam' de Luis Calamita del 31 de mayo de 1939, en el peri?dico que dirig?a.
PRENSA HIST?RICA
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508
Por su parte, en ‘Es tan fuerte la noticia’, Mar?a Castro cree que Vicente Rueda, del que no se pudo demostrar la inocencia que siempre defendi?, "fue v?ctima del sistema judicial sin ninguna garant?a de aquellos primeros sumarios franquistas al acabar la guerra. No sabremos nunca si lleg? a disparar o si se march? antes de la ejecuci?n".
Entre zamoranos
Zamora era una capital peque?a donde, igual que en Mejorada, todos se conoc?an y muchos eran familia. Luis Calamita era el director del ‘Heraldo’, cuya l?nea editorial hab?a virado de apoyar a la Segunda Rep?blica a secundar el golpe de los rebeldes y acab? vilipendiando la figura antes ensalzada de su vecino ?ngel Galarza, ministro de Gobernaci?n republicano. Fue este quien encarg? la ‘saca’ de Calamita de la prisi?n para fusilarle a otros dos zamoranos. Uno de ellos, Rueda, de familia de comerciantes, que fue quien firm? el recib? cuando les entregaron al preso. El otro, Sixto Fern?ndez, que fue quien le dispar?, y cuyo padre y hermano se contaban entre los m?s de 800 asesinados por los nacionales en Zamora en los primeros meses de guerra.
?Quinta Columna?
Entre los motivos de la enemistad entre Galarza y Calamita corrieron rumores, a los que Castro no da validez, de una disputa por una mujer. "Es posible que Galarza tuviera indicios de que Calamita era de la Quinta Columna", es decir, que conspirara contra la Rep?blica desde dentro, apunta la autora. Y un hermano del director del diario, Carlos, casado con una Rueda, fue quien acus? a Vicente. Menos él, los otros acusados pudieron exiliarse.
"Ambas familias sufrireron mucho. Los Rueda estuvieron se?alados durante toda la dictadura. Los Calamita nunca recuperaron el cad?ver de Luis", detalla Castro, que insiste en que, "aunque hayan pasado muchos a?os, no hay que olvidar lo que ocurri?. Antes de que desaparezcan hay que preservar los testimonios de los que vieron c?mo el franquismo les impuso silencio. Y digitalizar y conservar mejor los documentos que se conservan en archivos pero que cada vez est?n m?s deteriorados. Tampoco puede ser que los adolescentes de hoy no sepan qué pas? porque la Guerra Civil se estudia r?pido y mal porque cae al final del temario y a final de curso no da tiempo. Hay que ser leal a la memoria".
Represi?n franquista en ?vilaNo son los de Pampliega y Castro las ?nicas novedades de este oto?o que se centran en los represaliados de la Guerra Civil. El escritor Santos Jiménez publica ‘El c?rculo imborrable’ (El mono libre), donde convierte en relatos novelados los testimonios reales de la brutal represi?n franquista en Cuevas del Valle (Covalverde en el libro), en el valle del Tiétar, en ?vila. La mitad de sus habitantes huyeron o murieron y muchas de sus mujeres fueron violadas. Hoy es a?n una zona sembrada de fosas comunes de asesinados.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/fusilados-guerra-civil-heridas-siguen-93471063)
All?, en octubre de 1936, cinco miembros del Comité Revolucionario republicano, entre los que estaba Eladio Pampliega (apellido muy com?n en el municipio; no era familia del autor), sacaron de noche de su casa a Tom?s Mart?nez Negro, profesor de m?sica y sacrist?n, casado y padre de tres hijos de 10, 14 y 16 a?os. Dijeron que lo llevaban a la checa de Madrid, pero sab?a que iban a fusilarlo. Eladio, apodado El Coleta, que le dio el tiro de gracia, figuraba como huido en el juicio sumar?simo que el franquismo instruy? en 1939 sobre el caso, justo al acabar la guerra. El reportero intenta averiguar qué fue de ese ‘quinto nombre’, pues los dem?s implicados fueron ejecutados.
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A la derecha, Gregorio Pampliega, abuelo del autor, en el frente con otros mejore?os, en el frente de la sierra de Madrid, en 1936
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Caso en Zamora
Otro juicio sumar?simo, este en 1940, contra el joven delineante y dibujante Vicente Rueda, acusado del asesinato en noviembre de 1936 de Luis Calamita, director del ‘Heraldo de Zamora’, se cerr? con la ejecuci?n de este joven militante comunista cuya pista sigui? la escritora Mar?a Castro (1969) antes de verter su investigaci?n en ‘Es tan fuerte la noticia’ (Tres Hermanas). Un t?tulo que coincide en librer?as con el de Pampliega y que surge de la ?ltima carta que este represaliado de izquierdas escribi? a su familia desde la c?rcel Modelo de Madrid la madrugada antes de ser fusilado.
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Vicente Rueda (derecha), con su hermana Fidela y el marido de esta, Laureano Le?n.
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Pampliega, que narr? su secuestro en Siria en ‘En la oscuridad’, indaga y descubre ahora por qué los mismos del Comité Revolucionario de Mejorada del Campo que salvaron al cura, mataron en cambio al sacrist?n, "una buena persona, un m?sico que no se met?a en pol?tica", por el que sin embargo sent?an animadversi?n. "En los pueblos de alrededor s? hab?an matado a curas y gente de derechas y les dijeron ‘?qué clase de rojos sois que no mat?is a nadie?’. Era un pueblo peque?o, de 1.200 habitantes, donde todos se conoc?an, eran amigos o familia. Le toc? al sacrist?n porque era el ?nico de fuera. Ven?a de Valladolid".
"Los mismos que salvaron al cura, mataron al sacrist?n. Le toc? porque era el ?nico de fuera del pueblo"
Antonio Pampliega
"Los silencios siguen hoy. 87 a?os después del ‘paseo’ del sacrist?n sigue siendo un tema tab?", atestigua Pampliega, que descubri? también que en su pueblo estuvieron a punto de matar al poeta Miguel Hern?ndez porque pensaron que era un esp?a. "Tras la guerra, en Mejorada la gente sigui? viviendo con personas que igual les hab?an denunciado o expropiado casas y tierras. Todos sab?an lo que pas? y de qué pie cojeaba cada uno. Como hoy. Y llegué yo a remover el avispero y vi que la Guerra Civil sigue levantando ampollas. Cuando entrevisté a los m?s mayores, unos me dec?an que a?n ten?an miedo de hablar, otros que al pueblo no le iba a gustar, o me preguntaban ‘?qué necesidad tienes de escribir este libro?’. Pues porque si queremos que haya reconciliaci?n debemos evitar que la memoria se pierda. Los nietos del sacrist?n tienen derecho a saber qué le pas? a su abuelo y él debe recibir el homenaje que merece".
El mismo lenguaje guerracivilista de las dos Espa?as, de rojos y fascistas, lo escuchas hoy en el Congreso. No hemos evolucionado
Antonio Pampliega
"En la posguerra, el bando fascista mat? m?s, pero durante la guerra se mat? m?s en retaguardia que en el frente, y ah? mataron los dos bandos. Las dos Espa?as siguen aqu? y si queremos cerrar las heridas que la transici?n no cur? y que haya reconciliaci?n hay que recuperar la memoria de los dos bandos y que los dos pidan perd?n", opina el periodista. "El mismo lenguaje guerracivilista de las dos Espa?as, de rojos y fascistas, lo escuchas hoy en el Congreso. No hemos evolucionado -lamenta-. Y mientras la Guerra Civil dé votos, seguir?n supurando las heridas. Los pol?ticos azuzan a sus masas con ideas de odio y eso desencadena guerras civiles".
"El odio irracional contra ‘el otro’, la izquierda contra la derecha, y viceversa", le soprendi? hallarlo en las numerosas entrevistas que hizo. "La guerra, y m?s si es civil, es el libre albedr?o del odio, y es impunidad. Salen los odios viscerales. La guerra es una mierda. No hay guerras justas -recalca quien ha cubierto muchas-. Mira Israel y Palestina. Siempre habr? odio entre unos y otros. Est? en el ADN humano".
Reconciliaci?n familiar
"Este libro -recalca Pampliega- no habla de vencedores ni vencidos ni busca revanchismo, ni hurgar en heridas que a?n siguen supurando. ES un viaje a mis ra?ces, para reconciliarme con mi padre, con el que me hab?a distanciado, y para conocer quién fue mi abuelo, que nunca quiso hablar de la guerra". Era Gregorio Pampliega y muri? cuando el periodista ten?a 14 a?os. Jornalero y comunista, perteneci? al mismo Comité Revolucionario de Mejorada que mat? al sacrist?n y estuvo en el 'frente del agua', en la sierra de Guadarrama. "Pas? tres a?os en la trinchera disparando en un lugar donde lo normal era matar. Tras la guerra lo condenaron a 20 a?os y rot? casi diez por c?rceles franquistas -explica su nieto-. Lo liberaron porque estaba enfermo y pensaron que iba a morir".
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'In memoriam' de Luis Calamita del 31 de mayo de 1939, en el peri?dico que dirig?a.
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Entre zamoranos
Zamora era una capital peque?a donde, igual que en Mejorada, todos se conoc?an y muchos eran familia. Luis Calamita era el director del ‘Heraldo’, cuya l?nea editorial hab?a virado de apoyar a la Segunda Rep?blica a secundar el golpe de los rebeldes y acab? vilipendiando la figura antes ensalzada de su vecino ?ngel Galarza, ministro de Gobernaci?n republicano. Fue este quien encarg? la ‘saca’ de Calamita de la prisi?n para fusilarle a otros dos zamoranos. Uno de ellos, Rueda, de familia de comerciantes, que fue quien firm? el recib? cuando les entregaron al preso. El otro, Sixto Fern?ndez, que fue quien le dispar?, y cuyo padre y hermano se contaban entre los m?s de 800 asesinados por los nacionales en Zamora en los primeros meses de guerra.
?Quinta Columna?
Entre los motivos de la enemistad entre Galarza y Calamita corrieron rumores, a los que Castro no da validez, de una disputa por una mujer. "Es posible que Galarza tuviera indicios de que Calamita era de la Quinta Columna", es decir, que conspirara contra la Rep?blica desde dentro, apunta la autora. Y un hermano del director del diario, Carlos, casado con una Rueda, fue quien acus? a Vicente. Menos él, los otros acusados pudieron exiliarse.
"Ambas familias sufrireron mucho. Los Rueda estuvieron se?alados durante toda la dictadura. Los Calamita nunca recuperaron el cad?ver de Luis", detalla Castro, que insiste en que, "aunque hayan pasado muchos a?os, no hay que olvidar lo que ocurri?. Antes de que desaparezcan hay que preservar los testimonios de los que vieron c?mo el franquismo les impuso silencio. Y digitalizar y conservar mejor los documentos que se conservan en archivos pero que cada vez est?n m?s deteriorados. Tampoco puede ser que los adolescentes de hoy no sepan qué pas? porque la Guerra Civil se estudia r?pido y mal porque cae al final del temario y a final de curso no da tiempo. Hay que ser leal a la memoria".
Represi?n franquista en ?vilaNo son los de Pampliega y Castro las ?nicas novedades de este oto?o que se centran en los represaliados de la Guerra Civil. El escritor Santos Jiménez publica ‘El c?rculo imborrable’ (El mono libre), donde convierte en relatos novelados los testimonios reales de la brutal represi?n franquista en Cuevas del Valle (Covalverde en el libro), en el valle del Tiétar, en ?vila. La mitad de sus habitantes huyeron o murieron y muchas de sus mujeres fueron violadas. Hoy es a?n una zona sembrada de fosas comunes de asesinados.
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