الريــم
10-07-2023, 11:50 AM
"La relaci?n entre madres e hijas est? programada para acabarse. Cuando la hija ya no necesita ayuda, se tiene que establecer otro tipo de relaci?n que ser? la que las personas implicadas decidan, bajo los par?metros que consideren y que ya no ser? como la que tuvieron en la infancia. El problema es que hay madres que no aceptan esa situaci?n por diferentes motivos y hay hijas que, a veces, no nos apetece dejar de ser hijas. Ah? es donde est? el quid de la cuesti?n", comenta Blanca Lacasa (https://www.epe.es/es/cultura/20231007/amor-toxicidad-madres-hijas-blanca-lacasa-92957106), autora de Las hijas horribles (Libros del KO, 2023 (https://www.librosdelko.com/products/las-hijas-horribles)), un ensayo en el que disecciona las relaciones entre las hijas y sus madres que, en contra de la imagen id?lica transmitida socialmente, no son tan satisfactorias y enriquecedoras como podr?a parecer, sino m?s t?xicas y opresivas de lo que cabr?a desear.
"Es un tema que llevaba hablando desde hac?a tiempo con muchas amigas. Cada vez que surg?a, hab?a cuatro o cinco personas que dec?an que les hab?a pasado lo mismo. Incluso gente a la que que no conoc?a de nada, se apuntaba a la conversaci?n de una manera muy ufana, como si por fin pudiera hablar de ello", comenta Lacasa, que fue consciente de la magnitud del problema después de uno de los episodios de La Flaneadora, su programa en M21, la radio del Ayuntamiento de Madrid que pod?a escucharse en cualquier lugar del mundo por la web de la emisora hasta que el consistorio decidi? eliminarla y, con ella, todo el archivo.
"Aunque era un programa local, de repente hubo much?sima gente que me escribi? d?ndome las gracias por hablar del tema y por cuestionar la deificaci?n de la figura de la madre que, en realidad, tiene muchos claroscuros. Para hacer ese programa tuvo mucho que ver la lectura de Apegos feroces de Vivian Gornick, una se?ora que no es de mi generaci?n, que es neoyorquina, que procede de otra tradici?n cultural o educacional, pero que contaba lo mismo que me suced?a a m? o que me hab?an contado amigas. Ah? me convenc? de que hab?a un tema a tratar".
Construido como un ensayo literario en el que confluyen referencias a tratados cient?ficos, declaraciones de expertos, canciones de Mari Trini, fragmentos de obras de Jeanette Winterson, Esther Tusquets y di?logos de pel?culas como Coraz?n salvaje, Mater amat?sima o Marnie, uno de los aciertos de La hijas horribles es la inclusi?n de numerosos testimonios de hijas, algunas de ellas ahora también madres, que relatan c?mo ha sido la relaci?n con sus progenitoras.
Me di cuenta de que estos testimonios ten?an algo de terapéutico, por lo que ten?a sentido respetar ese anonimato"
"En un primer momento les propuse que aparecieran con sus nombres reales, pero muchas me dec?an: 'A ver si va a caer en manos de mi madre y me va a reconocer', a lo que yo pensaba: “A ver, ?pero cu?ntas Mar?as hay en el planeta Tierra?, ?o Irenes?, ?o Palomas?' Luego me di cuenta de que estos testimonios ten?an algo de terapéutico, por lo que ten?a sentido respetar ese anonimato. Adem?s, me gustaba m?s que todos los testimonios estuvieran al mismo nivel porque, habitualmente, en la literatura confesional sobre madres e hijas todo gira en torno al testimonio de la autora, sea esta Alison Bechdel o Simone de Beauvoir. Para m? es importante que no solamente puedan contar sus historias gente que tenga cierta relevancia y, en ese sentido, el anonimato les pon?a a todos al mismo nivel y evitaba que el lector estuviera intentando hacer un ?Quién es quién?".
Gracias a esos testimonios Las hijas horribles rompe con una de las caracter?sticas de las relaciones t?xicas y opresivas entre madres e hijas y que es una de las causas de que multiplique sus efectos lesivos para las partes: el silencio.
"En el silencio se mezclan muchos factores. Por ejemplo, el miedo, la culpa, que es un sentimiento en el que hemos sido educadas las mujeres, o la vergüenza, por ser una mala madre o una mala hija. Todo eso son herramientas imbatibles de control social o, mejor dicho, de autocontrol social, porque no hace falta que venga alguien a decirte que te calles, sino que t? misma te reprimes y dices: 'Ay, no voy a decir esto'”, explica Lacasa, que destaca c?mo ese malestar entre madres e hijas surge de la presi?n social y tiene un claro beneficiario: los hombres.
https://estaticos-cdn.epe.es/clip/afc2ee9c-1540-451b-8c6a-c8ea76c47e73_source-aspect-ratio_default_0.jpg
"Adem?s de la vergüenza, el miedo y la culpa, a las mujeres nos han transmitido la idea de que somos las encargadas de los cuidados. Para la generaci?n de nuestras madres, las que no hemos tenido hijos estamos un poco incompletas o, mejor dicho, no hemos conseguido completar el ciclo de evoluci?n. Cuando eso sucede y aunque tengas hermanos, te conviertes inmediatamente en cuidadora de tu madre porque, desde peque?a, se te deja claro que has nacido para cuidar a alguien. De esta forma, si no est?s cuidando a alguien engendrado por ti misma, tendr?s que cuidar a la que te engendr?. Cuando esto sucede, la mujer ni siquiera tiene derecho a enfadarse, porque el enfado es un sentimiento aceptado en la psicolog?a masculina, pero no en la femenina".
Este libro apela a las hijas para que dejen de culpar a las madres y se planteen, o nos planteemos, qué podemos hacer nosotras"
Esas diferencias a la hora de relacionarse con sus madres es lo que también permite que los hombres no estén sujetos a esa dictadura materna. Ellos no solo son m?s libres sino que acostumbran a perpetuar la glorificaci?n de esa figura materna con lo que contribuyen a la opresi?n de madres y hermanas. "Ellos pueden decir que su madre es la mejor e incluso hacerse esos tatuajes de Amor de madre que se hac?an antes, porque pueden zafarse de esa presencia tan asfixiante e incluso de esas exigencias sociales que se aplican a las madres pero no a los padres. Todos sabemos las cualidades de la madre perfecta, pero ?c?mo es el padre perfecto? En este caso no existe un canon y, de hecho, con hacer cuatro cosas y sacar a los ni?os el s?bado a dar una vuelta, te convert?as en el padre enrollado y hab?as cumplido".
https://www.librosdelko.com/cdn/shop/files/Portada_Lashijashorribles.jpg?v=1695199136
A pesar de lo complejo de la situaci?n, Blanca Lacasa es optimista en lo que se refiere a reencauzar las relaciones entre madres e hijas. "Creo que las hijas que ahora son madres y que tienen mucho de esto en el ADN, est?n intentando cambiar esos comportamientos para no repetirlos con sus hijas y, en la medida de lo posible, arreglar las situaciones con sus progenitoras. Para empezar, hay que liberar a las madres de esa presi?n que las obliga a ser perfectas y, a continuaci?n, las critica cuando no lo consiguen. De hecho, este libro apela a las hijas para que dejen de culpar a las madres y se planteen, o nos planteemos, qué podemos hacer nosotras, desde el momento en que son nuestras vidas y, por tanto, nuestra responsabilidad. De no hacerlo as?, estaremos haciendo como hijas lo mismo que criticamos en nuestras madres: quejarnos porque no cumplen con nuestras expectativas. Algo que, en el fondo, es m?s frecuente de lo que parece porque las relaciones entre madres e hijas son un permanente juego de espejos".
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/blanca-lacasa-autora-hijas-horribles-93046445)
"Es un tema que llevaba hablando desde hac?a tiempo con muchas amigas. Cada vez que surg?a, hab?a cuatro o cinco personas que dec?an que les hab?a pasado lo mismo. Incluso gente a la que que no conoc?a de nada, se apuntaba a la conversaci?n de una manera muy ufana, como si por fin pudiera hablar de ello", comenta Lacasa, que fue consciente de la magnitud del problema después de uno de los episodios de La Flaneadora, su programa en M21, la radio del Ayuntamiento de Madrid que pod?a escucharse en cualquier lugar del mundo por la web de la emisora hasta que el consistorio decidi? eliminarla y, con ella, todo el archivo.
"Aunque era un programa local, de repente hubo much?sima gente que me escribi? d?ndome las gracias por hablar del tema y por cuestionar la deificaci?n de la figura de la madre que, en realidad, tiene muchos claroscuros. Para hacer ese programa tuvo mucho que ver la lectura de Apegos feroces de Vivian Gornick, una se?ora que no es de mi generaci?n, que es neoyorquina, que procede de otra tradici?n cultural o educacional, pero que contaba lo mismo que me suced?a a m? o que me hab?an contado amigas. Ah? me convenc? de que hab?a un tema a tratar".
Construido como un ensayo literario en el que confluyen referencias a tratados cient?ficos, declaraciones de expertos, canciones de Mari Trini, fragmentos de obras de Jeanette Winterson, Esther Tusquets y di?logos de pel?culas como Coraz?n salvaje, Mater amat?sima o Marnie, uno de los aciertos de La hijas horribles es la inclusi?n de numerosos testimonios de hijas, algunas de ellas ahora también madres, que relatan c?mo ha sido la relaci?n con sus progenitoras.
Me di cuenta de que estos testimonios ten?an algo de terapéutico, por lo que ten?a sentido respetar ese anonimato"
"En un primer momento les propuse que aparecieran con sus nombres reales, pero muchas me dec?an: 'A ver si va a caer en manos de mi madre y me va a reconocer', a lo que yo pensaba: “A ver, ?pero cu?ntas Mar?as hay en el planeta Tierra?, ?o Irenes?, ?o Palomas?' Luego me di cuenta de que estos testimonios ten?an algo de terapéutico, por lo que ten?a sentido respetar ese anonimato. Adem?s, me gustaba m?s que todos los testimonios estuvieran al mismo nivel porque, habitualmente, en la literatura confesional sobre madres e hijas todo gira en torno al testimonio de la autora, sea esta Alison Bechdel o Simone de Beauvoir. Para m? es importante que no solamente puedan contar sus historias gente que tenga cierta relevancia y, en ese sentido, el anonimato les pon?a a todos al mismo nivel y evitaba que el lector estuviera intentando hacer un ?Quién es quién?".
Gracias a esos testimonios Las hijas horribles rompe con una de las caracter?sticas de las relaciones t?xicas y opresivas entre madres e hijas y que es una de las causas de que multiplique sus efectos lesivos para las partes: el silencio.
"En el silencio se mezclan muchos factores. Por ejemplo, el miedo, la culpa, que es un sentimiento en el que hemos sido educadas las mujeres, o la vergüenza, por ser una mala madre o una mala hija. Todo eso son herramientas imbatibles de control social o, mejor dicho, de autocontrol social, porque no hace falta que venga alguien a decirte que te calles, sino que t? misma te reprimes y dices: 'Ay, no voy a decir esto'”, explica Lacasa, que destaca c?mo ese malestar entre madres e hijas surge de la presi?n social y tiene un claro beneficiario: los hombres.
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"Adem?s de la vergüenza, el miedo y la culpa, a las mujeres nos han transmitido la idea de que somos las encargadas de los cuidados. Para la generaci?n de nuestras madres, las que no hemos tenido hijos estamos un poco incompletas o, mejor dicho, no hemos conseguido completar el ciclo de evoluci?n. Cuando eso sucede y aunque tengas hermanos, te conviertes inmediatamente en cuidadora de tu madre porque, desde peque?a, se te deja claro que has nacido para cuidar a alguien. De esta forma, si no est?s cuidando a alguien engendrado por ti misma, tendr?s que cuidar a la que te engendr?. Cuando esto sucede, la mujer ni siquiera tiene derecho a enfadarse, porque el enfado es un sentimiento aceptado en la psicolog?a masculina, pero no en la femenina".
Este libro apela a las hijas para que dejen de culpar a las madres y se planteen, o nos planteemos, qué podemos hacer nosotras"
Esas diferencias a la hora de relacionarse con sus madres es lo que también permite que los hombres no estén sujetos a esa dictadura materna. Ellos no solo son m?s libres sino que acostumbran a perpetuar la glorificaci?n de esa figura materna con lo que contribuyen a la opresi?n de madres y hermanas. "Ellos pueden decir que su madre es la mejor e incluso hacerse esos tatuajes de Amor de madre que se hac?an antes, porque pueden zafarse de esa presencia tan asfixiante e incluso de esas exigencias sociales que se aplican a las madres pero no a los padres. Todos sabemos las cualidades de la madre perfecta, pero ?c?mo es el padre perfecto? En este caso no existe un canon y, de hecho, con hacer cuatro cosas y sacar a los ni?os el s?bado a dar una vuelta, te convert?as en el padre enrollado y hab?as cumplido".
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A pesar de lo complejo de la situaci?n, Blanca Lacasa es optimista en lo que se refiere a reencauzar las relaciones entre madres e hijas. "Creo que las hijas que ahora son madres y que tienen mucho de esto en el ADN, est?n intentando cambiar esos comportamientos para no repetirlos con sus hijas y, en la medida de lo posible, arreglar las situaciones con sus progenitoras. Para empezar, hay que liberar a las madres de esa presi?n que las obliga a ser perfectas y, a continuaci?n, las critica cuando no lo consiguen. De hecho, este libro apela a las hijas para que dejen de culpar a las madres y se planteen, o nos planteemos, qué podemos hacer nosotras, desde el momento en que son nuestras vidas y, por tanto, nuestra responsabilidad. De no hacerlo as?, estaremos haciendo como hijas lo mismo que criticamos en nuestras madres: quejarnos porque no cumplen con nuestras expectativas. Algo que, en el fondo, es m?s frecuente de lo que parece porque las relaciones entre madres e hijas son un permanente juego de espejos".
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/blanca-lacasa-autora-hijas-horribles-93046445)