الريــم
10-04-2023, 08:40 PM
La Habana sin apenas turistas –las agencias han dejado de recomendar el viaje- y enfrent?ndose a una de las m?s graves crisis de suministros de la historia –es muy posible que el mes que viene ya no llegue el combustible para sus coloridos pero desvencijados coches-, es el escenario de la presentaci?n del ?ltimo best-seller de Carmen Mola, ese ente escribidor uno y trino, formado por Jorge D?az, Agust?n Mart?nez y Antonio Mercero, que revel? su identidad al recibir el Planeta. Si entonces fue ‘La Bestia’, que inauguraba un nuevo estilo carmenmoliano, de car?cter hist?rico-g?tico sin renunciar por ello al personal sello truculento o directamente gore, ahora es ‘El infierno’ (Planeta / Columna), una novela independiente totalmente de aquella que se desarrollaba en a?os posteriores a 1834, un a?o después del ascenso al trono de Isabel II.
Ahora la acci?n se inicia en Madrid tres décadas m?s tarde con el personal ya no tan a favor de la monarca y con el general Prim urdiendo una conjura tras otra, para trasladarse a la perla del Caribe, la isla de Cuba bajo la corona espa?ola, el lugar donde refulg?an el lujo y el poder?o econ?mico pero con un lado oscuro: toda esa riqueza surg?a del tr?fico de esclavos prohibido en la pen?nsula pero permitido y alentado en las colonias. Y all? en Cuba, en uno de los ingenios donde la ca?a de az?car se cortaba al ritmo que marcaban los l?tigos, el lector se trasladar? al infierno sugerido en el t?tulo, en un recorrido que los autores han balizado nada menos que con los c?rculos de Dante. En el séptimo y ?ltimo de la novela, el florentino coloc? a los violentos y hay mucha violencia, no apta para est?magos sensibles, en ella.
El XIX como fil?n
La conversaci?n con los Mola se produce entre el Nacional -un hotel que aloj? a Frank Sinatra y Ava Gardner en su luna de miel y donde Lucky Luciano reuni? a todos los capos de la mafia para que le rindieran pleites?a- y las calles de La Habana Vieja, la ?nica zona remozada gracias a las subvenciones de la Unesco. En el resto, hay que hacer un ejercicio de imaginaci?n importante para superponer esas calles que parecen Beirut arrasado por la guerra con el fasto que retrata la novela. “Cuando escribimos 'La Bestia' nos metimos de lleno en el siglo XIX –explica Jorge D?az que de los tres es el m?s interesado en los aspectos hist?ricos-. Ganamos el Planeta, la novela se vendi? y pensamos continuar, seguir esa evoluci?n hist?rica en un siglo que no nos explicaron bien en el bachillerato, pero resulta fascinante, por sus 40 intentos de golpe de Estado, varias revoluciones y guerras contra Estados Unidos y en ?frica. Por eso nos vinimos a Cuba, con la que Espa?a mantuvo una relaci?n intensa”.
No tienen una relaci?n especial con la isla, pero Agust?n Mart?nez s? atesoraba un librito que su bisabuelo llevaba encima durante la guerra hispano-cubana, de cuando “m?s se perdi? en Cuba”: “Esos libritos inclu?an canciones con las que intentaban levantar la moral a los soldados. De ah? sacamos las letras de algunas de las canciones que aparecen en el libro. También hab?a poemas y canciones tradicionales e incluso la letra de ‘La Bayamesa’ que luego se convirti? en el himno de los rebeldes independentistas”.
Colonos semiesclavizados
Aunque se trate de una obra de puro entretenimiento, la novela utiliza las pr?cticas de la esclavitud en su narraci?n y que recientemente han alimentado otras novelas populares como las de Carlos Bardem y su ‘Mongo Blanco’: “Nosotros no hacemos novelas de tesis ni enarbolamos banderas pero s? hemos decidido contar un pedazo de historia. Luego ya depender? del lector sacar sus conclusiones”, dice Antonio Mercero que ve una vinculaci?n entre los esclavos africanos y los gallegos y asturianos que trabajaban como colonos explotados en régimen de semiesclavitud –algo que le ocurre a su protagonista- y las actuales redes de tr?ficos de personas. “No hace tanto –recuerda- que se descubrieron los cuerpos de casi 40 inmigrantes vietnamitas en un furg?n de Londres. El viaje de aquellos desgraciados no debi? de ser muy distinto del que hicieron aquellos esclavos o los colonos gallegos y asturianos pobres”.
La inmigraci?n de entonces también ten?a, como hoy, sus espejismos. La Habana ofrec?a riquezas pero también sus enga?os. D?az recuerda que aunque no aparezca en esta novela era habitual que los inmigrantes espa?oles m?s pobres que las ratas que nada m?s llegar all? alquilasen un traje y mandasen la foto a sus familias que cre?an en su buena suerte; pero la mentira se perpetuaba siempre porque uno tras otro se retratan con el mismo traje. Es esta Cuba de claroscuros la que sirve de localizaci?n terror?fica a la novela en el m?s puro estilo Mola a través de una serie de asesinatos cuyas pistas son un berbiqu?, una cruz utilizada con af?n m?s ofensivo que piadoso y algunos ejercicios de crueldad que dejar?an muy satisfecho al bueno de Anibal Lecter. “No pod?amos defraudar a nuestros lectores –asegura D?az, que se confiesa el m?s amante de las truculencias de los tres-. Nos hemos basado en relatos de Stevenson y en especial en algunos cuentos cl?sicos g?ticos del XIX para crear esta atm?sfera creciente de terror de la novela mientras la pareja protagonista intenta vivir su amor”.
Saben que van a vender mucho –ya llevan dos millones de copias- pero son cautos a la hora de pensar en un cierre a esta trilog?a. Apenas dan una pista, si los saltos temporales entre una y otra siguen siendo de tres décadas, es f?cil que la tercera se sit?e en el 98, un a?o tan depresivo que a buen seguro ser? un buen terreno para la tenebrosa Carmen Mola. ?Quiz? en Filipinas? No sueltan prenda.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/carmen-mola-viajan-cuba-desplegar-92930200)
Ahora la acci?n se inicia en Madrid tres décadas m?s tarde con el personal ya no tan a favor de la monarca y con el general Prim urdiendo una conjura tras otra, para trasladarse a la perla del Caribe, la isla de Cuba bajo la corona espa?ola, el lugar donde refulg?an el lujo y el poder?o econ?mico pero con un lado oscuro: toda esa riqueza surg?a del tr?fico de esclavos prohibido en la pen?nsula pero permitido y alentado en las colonias. Y all? en Cuba, en uno de los ingenios donde la ca?a de az?car se cortaba al ritmo que marcaban los l?tigos, el lector se trasladar? al infierno sugerido en el t?tulo, en un recorrido que los autores han balizado nada menos que con los c?rculos de Dante. En el séptimo y ?ltimo de la novela, el florentino coloc? a los violentos y hay mucha violencia, no apta para est?magos sensibles, en ella.
El XIX como fil?n
La conversaci?n con los Mola se produce entre el Nacional -un hotel que aloj? a Frank Sinatra y Ava Gardner en su luna de miel y donde Lucky Luciano reuni? a todos los capos de la mafia para que le rindieran pleites?a- y las calles de La Habana Vieja, la ?nica zona remozada gracias a las subvenciones de la Unesco. En el resto, hay que hacer un ejercicio de imaginaci?n importante para superponer esas calles que parecen Beirut arrasado por la guerra con el fasto que retrata la novela. “Cuando escribimos 'La Bestia' nos metimos de lleno en el siglo XIX –explica Jorge D?az que de los tres es el m?s interesado en los aspectos hist?ricos-. Ganamos el Planeta, la novela se vendi? y pensamos continuar, seguir esa evoluci?n hist?rica en un siglo que no nos explicaron bien en el bachillerato, pero resulta fascinante, por sus 40 intentos de golpe de Estado, varias revoluciones y guerras contra Estados Unidos y en ?frica. Por eso nos vinimos a Cuba, con la que Espa?a mantuvo una relaci?n intensa”.
No tienen una relaci?n especial con la isla, pero Agust?n Mart?nez s? atesoraba un librito que su bisabuelo llevaba encima durante la guerra hispano-cubana, de cuando “m?s se perdi? en Cuba”: “Esos libritos inclu?an canciones con las que intentaban levantar la moral a los soldados. De ah? sacamos las letras de algunas de las canciones que aparecen en el libro. También hab?a poemas y canciones tradicionales e incluso la letra de ‘La Bayamesa’ que luego se convirti? en el himno de los rebeldes independentistas”.
Colonos semiesclavizados
Aunque se trate de una obra de puro entretenimiento, la novela utiliza las pr?cticas de la esclavitud en su narraci?n y que recientemente han alimentado otras novelas populares como las de Carlos Bardem y su ‘Mongo Blanco’: “Nosotros no hacemos novelas de tesis ni enarbolamos banderas pero s? hemos decidido contar un pedazo de historia. Luego ya depender? del lector sacar sus conclusiones”, dice Antonio Mercero que ve una vinculaci?n entre los esclavos africanos y los gallegos y asturianos que trabajaban como colonos explotados en régimen de semiesclavitud –algo que le ocurre a su protagonista- y las actuales redes de tr?ficos de personas. “No hace tanto –recuerda- que se descubrieron los cuerpos de casi 40 inmigrantes vietnamitas en un furg?n de Londres. El viaje de aquellos desgraciados no debi? de ser muy distinto del que hicieron aquellos esclavos o los colonos gallegos y asturianos pobres”.
La inmigraci?n de entonces también ten?a, como hoy, sus espejismos. La Habana ofrec?a riquezas pero también sus enga?os. D?az recuerda que aunque no aparezca en esta novela era habitual que los inmigrantes espa?oles m?s pobres que las ratas que nada m?s llegar all? alquilasen un traje y mandasen la foto a sus familias que cre?an en su buena suerte; pero la mentira se perpetuaba siempre porque uno tras otro se retratan con el mismo traje. Es esta Cuba de claroscuros la que sirve de localizaci?n terror?fica a la novela en el m?s puro estilo Mola a través de una serie de asesinatos cuyas pistas son un berbiqu?, una cruz utilizada con af?n m?s ofensivo que piadoso y algunos ejercicios de crueldad que dejar?an muy satisfecho al bueno de Anibal Lecter. “No pod?amos defraudar a nuestros lectores –asegura D?az, que se confiesa el m?s amante de las truculencias de los tres-. Nos hemos basado en relatos de Stevenson y en especial en algunos cuentos cl?sicos g?ticos del XIX para crear esta atm?sfera creciente de terror de la novela mientras la pareja protagonista intenta vivir su amor”.
Saben que van a vender mucho –ya llevan dos millones de copias- pero son cautos a la hora de pensar en un cierre a esta trilog?a. Apenas dan una pista, si los saltos temporales entre una y otra siguen siendo de tres décadas, es f?cil que la tercera se sit?e en el 98, un a?o tan depresivo que a buen seguro ser? un buen terreno para la tenebrosa Carmen Mola. ?Quiz? en Filipinas? No sueltan prenda.
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