الريــم
10-02-2023, 12:50 PM
Las vidas que merecen ser contadas merecen también que alguien las cuente con el mejor estilo y de la mejor manera posible. El relato del ceramista y escritor*Edmund de Waal*(Nottingham, 1964) sobre el coleccionista parisino*Moïse de Camondo*y su familia jud?a sefard?, durante la ocupaci?n alemana de Francia, combina el drama con los detalles, dentro de una amalgama de historia y reflexi?n personal que absorbe de principio a fin. Todos los que leyeron con placer el primer libro de De Waal, "La liebre con ojos de ?mbar", publicado también por la misma editorial en la que "Cartas a Camondo" ve ahora la luz, no tendr?n un solo motivo de queja.
El Camondo del t?tulo muri? en 1936, de modo que las cartas ?nicamente pueden estar dirigidas a su esp?ritu. Pertenec?a, como la familia materna de De Waal, los Ephrussi, y la madre de*Marcel Proust, a la adinerada "haute juiverie" que floreci? en los a?os del Segundo Imperio y distingui? ornamentalmente a la Belle ?poque. La Revoluci?n Francesa de 1789 hab?a liberado a los jud?os, otorg?ndoles la ciudadan?a. Los m?s emprendedores acudieron masivamente a Par?s; los Camondo lo hicieron desde Constantinopla, y progresaron, haciéndose inmensamente ricos con la banca y el comercio. Se convirtieron a su vez en generosos mecenas de las artes, fueron aceptados en la alta sociedad y agasajados con t?tulos napole?nicos: a Moïse de Camondo lo hicieron conde. Construyeron magn?ficas casas alrededor del parque Monceau, donde el narrador de Proust jugaba con Gilberte, la hija de Swann, y las poblaron de obras de arte. La riqueza acumulada provocar?a m?s tarde el antisemitismo, pero en los a?os del Segundo Imperio y de la Tercera Rep?blica no hubo ning?n lugar en el mundo donde la alta burgues?a de origen jud?o floreciera igual que en Francia.
Image ID:
92815064
Ilustraci?n.
Pablo Garc?a
/clip/d1ebc8d2-7e60-42a9-b14a-cbfae2aef0f6_source-aspect-ratio_default_0.jpg
902
957
Diez a?os después de "La liebre de ojos de ?mbar", el libro donde cuenta la historia de Europa de los siglos XIX y XX a través de su familia, De Waal dirige su mirada cuidadosa a la vida y la época del conde de Camondo, descendiente de una familia de banqueros de Constantinopla conocida como los "Rothschild del Este". Habiendo abandonado Turqu?a cuando era ni?o, en 1910, Camondo se encargo él mismo de dise?ar su exquisita casa en Par?s con el arte decorativo del siglo XVIII que tanto amaba: vajillas de Buffon Sèvres, sillones Luis XVI, tapices de gasa de Aubusson, mesas de costura de marqueter?a con dibujos de rombos del antiguo régimen. Los antisemitas franceses, seguidores de aquel temido difamador que hab?a sido*?douard Drumont, se burlaron de su coleccionismo compulsivo, consider?ndolo el vulgar vicio de nuevo rico.
Nada en esta historia que podr?a ser considerada una secuela de "La liebre con ojos de ?mbar" difiere de ella en el derrotero del odio antisemita. Al igual que los propios antepasados de De Waal, la dinast?a bancaria Ephrussi, Moïse estaba tan integrado en la alta sociedad parisina de la Belle ?poque que era casi indistinguible de la mayor?a no jud?a. Su hijo Nissim heredar?a la colecci?n de obras maestras anteriores a la Revoluci?n Francesa. Pero cuando muri? en la Primera Guerra Mundial, a la edad de 25 a?os, esta se convirti? en un monumento conmemorativo y, tras su fallecimiento en 1935, Moïse la leg? al Estado francés. El Museo*Nissim de Camondo*cautiv? desde entonces al p?blico con su laberinto de salas doradas y los bellos objetos expuestos. La ?nica sombra que se proyecta sobre él es el asesinato, en 1944, de cuatro miembros de la familia. Al cumplirse ocho a?os de la inauguraci?n del museo en 1936, la hija del conde,*Béatrice de Camondo, fue deportada a Auschwitz, donde ella y su marido, el compositor*Léon Reinach, junto con sus dos hijos Fanny y Bertrand, fueron gaseados.
En las p?ginas del libro conviven, por tanto, la belleza y el drama, la riqueza y la desolaci?n. En una serie de cartas imaginadas al conde ("Cher Monsieur…"), De Waal se ocupa de evocar un mundo de maneras proustianas previo a las persecuciones del nazismo: un microcosmos cultivado y cosmopolita, como el de su familia en aquella otra historia inolvidable de la figuritas de madera y marfil y de la liebre de ojos ?mbar. Es el libro aparentemente ligero de un escritor elegante e inteligente que devuelve al lector el peso del pasado para que lo sienta como propio.
Cartas a Camondo
Edmund de Waal
Traducci?n de Marta Marfany
Acantilado, 192 p?ginas, 18 euros
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/peso-pasado-92815183)
El Camondo del t?tulo muri? en 1936, de modo que las cartas ?nicamente pueden estar dirigidas a su esp?ritu. Pertenec?a, como la familia materna de De Waal, los Ephrussi, y la madre de*Marcel Proust, a la adinerada "haute juiverie" que floreci? en los a?os del Segundo Imperio y distingui? ornamentalmente a la Belle ?poque. La Revoluci?n Francesa de 1789 hab?a liberado a los jud?os, otorg?ndoles la ciudadan?a. Los m?s emprendedores acudieron masivamente a Par?s; los Camondo lo hicieron desde Constantinopla, y progresaron, haciéndose inmensamente ricos con la banca y el comercio. Se convirtieron a su vez en generosos mecenas de las artes, fueron aceptados en la alta sociedad y agasajados con t?tulos napole?nicos: a Moïse de Camondo lo hicieron conde. Construyeron magn?ficas casas alrededor del parque Monceau, donde el narrador de Proust jugaba con Gilberte, la hija de Swann, y las poblaron de obras de arte. La riqueza acumulada provocar?a m?s tarde el antisemitismo, pero en los a?os del Segundo Imperio y de la Tercera Rep?blica no hubo ning?n lugar en el mundo donde la alta burgues?a de origen jud?o floreciera igual que en Francia.
Image ID:
92815064
Ilustraci?n.
Pablo Garc?a
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902
957
Diez a?os después de "La liebre de ojos de ?mbar", el libro donde cuenta la historia de Europa de los siglos XIX y XX a través de su familia, De Waal dirige su mirada cuidadosa a la vida y la época del conde de Camondo, descendiente de una familia de banqueros de Constantinopla conocida como los "Rothschild del Este". Habiendo abandonado Turqu?a cuando era ni?o, en 1910, Camondo se encargo él mismo de dise?ar su exquisita casa en Par?s con el arte decorativo del siglo XVIII que tanto amaba: vajillas de Buffon Sèvres, sillones Luis XVI, tapices de gasa de Aubusson, mesas de costura de marqueter?a con dibujos de rombos del antiguo régimen. Los antisemitas franceses, seguidores de aquel temido difamador que hab?a sido*?douard Drumont, se burlaron de su coleccionismo compulsivo, consider?ndolo el vulgar vicio de nuevo rico.
Nada en esta historia que podr?a ser considerada una secuela de "La liebre con ojos de ?mbar" difiere de ella en el derrotero del odio antisemita. Al igual que los propios antepasados de De Waal, la dinast?a bancaria Ephrussi, Moïse estaba tan integrado en la alta sociedad parisina de la Belle ?poque que era casi indistinguible de la mayor?a no jud?a. Su hijo Nissim heredar?a la colecci?n de obras maestras anteriores a la Revoluci?n Francesa. Pero cuando muri? en la Primera Guerra Mundial, a la edad de 25 a?os, esta se convirti? en un monumento conmemorativo y, tras su fallecimiento en 1935, Moïse la leg? al Estado francés. El Museo*Nissim de Camondo*cautiv? desde entonces al p?blico con su laberinto de salas doradas y los bellos objetos expuestos. La ?nica sombra que se proyecta sobre él es el asesinato, en 1944, de cuatro miembros de la familia. Al cumplirse ocho a?os de la inauguraci?n del museo en 1936, la hija del conde,*Béatrice de Camondo, fue deportada a Auschwitz, donde ella y su marido, el compositor*Léon Reinach, junto con sus dos hijos Fanny y Bertrand, fueron gaseados.
En las p?ginas del libro conviven, por tanto, la belleza y el drama, la riqueza y la desolaci?n. En una serie de cartas imaginadas al conde ("Cher Monsieur…"), De Waal se ocupa de evocar un mundo de maneras proustianas previo a las persecuciones del nazismo: un microcosmos cultivado y cosmopolita, como el de su familia en aquella otra historia inolvidable de la figuritas de madera y marfil y de la liebre de ojos ?mbar. Es el libro aparentemente ligero de un escritor elegante e inteligente que devuelve al lector el peso del pasado para que lo sienta como propio.
Cartas a Camondo
Edmund de Waal
Traducci?n de Marta Marfany
Acantilado, 192 p?ginas, 18 euros
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