الريــم
09-26-2023, 10:40 AM
«El porno reduce el sexo a un ?nico sentido, a los ojos. Y la sexualidad al ejercicio mec?nico de la penetraci?n», afirma Llu?s Ballester, profesor de la Universidad de las Islas Baleares y uno de los responsables del estudio ‘El acceso, consumo y consecuencias de la pornografia en la adolestencia de las Islas Baleares’. A través del consumo de pornograf?a, los adolescentes de las islas destierran de su vida sexual la seducci?n y el erotismo. El placer, incluso. Y es que, seg?n reconocen ellos mismos a ra?z de las preguntas del estudio, muchos de sus comportamientos sexuales no responden a una b?squeda del placer. La pornograf?a lo mata todo. Hasta la empat?a. Les importa la imagen, ser como los protagonistas de las escenas violentas y agresivas en las que no se muestra ning?n respeto ni preocupaci?n por la mujer, les importa grabarlo, compartirlo, hacer ostentaci?n. Y ya. Da igual la otra persona. Les da igual, incluso, ellos mismos.
Ballester y Sandra Sedano, también profesora de la UIB y también responsable del estudio, alertan de los riesgos que este consumo de pornograf?a tiene en los menores en un acto organizado en el Casal d’Igualtat por Metges del M?n con motivo del D?a Internacional Contra la Explotaci?n Sexual, la Trata y el Tr?fico de Mujeres y Menores. El porno abre la puerta al sexting, al sexo como arma —«se habla de sexo de venganza, pero deber?a hablarse de usar el sexo para atacar», reflexionan—, al contacto con ped?filos. Facilita que los adolescentes, especialmente ellas, vean como una posibilidad monetizar su atractivo sexual. Favorece el acoso con im?genes falsas, creadas por inteligencia artificial como en el tristemente famoso caso de Almendralejo.
Algunos, aunque sobre todo ellas, no tienen muy claro por qué consumen pornograf?a. Es lo que responden cuando, en el estudio, se les pregunta. Entre los aspectos positivos que le ven al consumo de estas escenas mencionan «aprender sexualidad» o «conocer pr?cticas sexuales». Entre los negativos, apuntan al «aburrimiento» en sus encuentros sexuales y a un empeoramiento de las relaciones de pareja. Es habitual que ellas afirmen que consumen pornograf?a «para saber qué les gusta a ellos».
Inteligencia artificial
Los datos no var?an mucho en funci?n de la isla. S? hay diferencias por centros. Especialmente cuando en uno hay un adolescente que tiene dotes de l?der y que es el que pasa los contenidos a los dem?s. «Cuando pasa eso vemos que el acceso a la pornograf?a aumenta en ese grupo», indica Ballester, que confiesa estar «preocupado» por el «acoso» que muchos menores, b?sicamente chicas, sufren por parte de sus compa?eros no s?lo por im?genes reales sino ahora, adem?s, con las generadas de forma artificial: «Las nuevas tecnolog?as permiten hacer que sus compa?eras protagonicen una pel?cula porno. La inteligencia artificial pone a su alcance unas facilidades que antes eran impensables».
La soluci?n para frenar este consumo pasa por educar a los ni?os y ni?as desde que son muy peque?os. «Desde Infantil», insiste Sedano. «Con un lenguaje adaptado», matiza. Y, evidentemente, con una normativa que garantice que los menores no pueden tener acceso a estos contenidos y que sancione, adem?s. «Como pasa en Francia y en Alemania», matiza Sedano. Ballester habla del plan de «las cinco P»: prevenci?n «con educaci?n afectivo sexual», protecci?n «de las personas que pueden quedar da?adas», participaci?n «a través de espacios de debate de la sexualidad», persecuci?n «de los delitos de incitaci?n» a que los menores acaben generando contenido pornogr?fico y promoci?n «de masculinidades no t?xicas».
La pornograf?a también afecta a c?mo los adolescentes ven su cuerpo. No les gusta, comparado con el que ven en las escenas. Y no es s?lo una cuesti?n que se refleja en el aumento de las operaciones estéticas de pecho o gl?teos entre menores, sino también de vaginoplastias o alargamientos de pene. «Intervenciones muy dolorosas», recalcan los expertos.
Las soluciones al az?car mental
«La infancia est? desprotegida», insiste Sedano. Los expertos recalcan que contenido pornogr?fico con adolescentes, que hasta hace poco ?nicamente se encontraba en la deep web est? ahora al alcance de cualquiera. Ambos hablan también de la importancia de usar «el lenguaje correcto». Insisten, por ejemplo, en que no se deber?a hablar de usar el contenido sexual como venganza, «porque la otra persona no ha hecho nada, la pobre» y que se deber?a hablar de «sexo como arma, o de ataque». Lo mismo ocurre con la pornograf?a infantil: «Hay que hablar de explotaci?n sexual infantil». Eso s?, reconocen que el C?digo Penal a?n tiene tipificado el delito con el nombre que los expertos consideran menos adecuado.
Y es que, insisten, ese contenido sexual que, inspirados por la pornograf?a, generan los adolescentes puede acabar en manos de ped?filos y pederastas. La memoria de la Fiscal?a del Estado, explican, habla de m?s de 800 hombres condenados por distribuir pornograf?a en la que los menores son los protagonistas. «Es un ejército que est? dispuesto a comprarlo todo», advierte Ballester mientras empiezan a llegar al Casal d’Igualtat los asistentes a la presentaci?n del estudio.
Algunas de las profesionales escuchan, atentas, los ?ltimos compases de la rueda de prensa, una versi?n reducida de lo que les aguarda a ellas. «Muchas familias, cuando un ni?o come algo con az?car se llevan las manos a cabeza y parece un drama. En cambio, est?n en su habitaci?n, pueden estar viendo porno, y no pasa nada», reflexiona una de ellas. «Eso s? es az?car malo, para la mente y su desarrollo, no el de una chuche», zanja.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/porno-puerta-sexting-sexo-arma-92558578)
Ballester y Sandra Sedano, también profesora de la UIB y también responsable del estudio, alertan de los riesgos que este consumo de pornograf?a tiene en los menores en un acto organizado en el Casal d’Igualtat por Metges del M?n con motivo del D?a Internacional Contra la Explotaci?n Sexual, la Trata y el Tr?fico de Mujeres y Menores. El porno abre la puerta al sexting, al sexo como arma —«se habla de sexo de venganza, pero deber?a hablarse de usar el sexo para atacar», reflexionan—, al contacto con ped?filos. Facilita que los adolescentes, especialmente ellas, vean como una posibilidad monetizar su atractivo sexual. Favorece el acoso con im?genes falsas, creadas por inteligencia artificial como en el tristemente famoso caso de Almendralejo.
Algunos, aunque sobre todo ellas, no tienen muy claro por qué consumen pornograf?a. Es lo que responden cuando, en el estudio, se les pregunta. Entre los aspectos positivos que le ven al consumo de estas escenas mencionan «aprender sexualidad» o «conocer pr?cticas sexuales». Entre los negativos, apuntan al «aburrimiento» en sus encuentros sexuales y a un empeoramiento de las relaciones de pareja. Es habitual que ellas afirmen que consumen pornograf?a «para saber qué les gusta a ellos».
Inteligencia artificial
Los datos no var?an mucho en funci?n de la isla. S? hay diferencias por centros. Especialmente cuando en uno hay un adolescente que tiene dotes de l?der y que es el que pasa los contenidos a los dem?s. «Cuando pasa eso vemos que el acceso a la pornograf?a aumenta en ese grupo», indica Ballester, que confiesa estar «preocupado» por el «acoso» que muchos menores, b?sicamente chicas, sufren por parte de sus compa?eros no s?lo por im?genes reales sino ahora, adem?s, con las generadas de forma artificial: «Las nuevas tecnolog?as permiten hacer que sus compa?eras protagonicen una pel?cula porno. La inteligencia artificial pone a su alcance unas facilidades que antes eran impensables».
La soluci?n para frenar este consumo pasa por educar a los ni?os y ni?as desde que son muy peque?os. «Desde Infantil», insiste Sedano. «Con un lenguaje adaptado», matiza. Y, evidentemente, con una normativa que garantice que los menores no pueden tener acceso a estos contenidos y que sancione, adem?s. «Como pasa en Francia y en Alemania», matiza Sedano. Ballester habla del plan de «las cinco P»: prevenci?n «con educaci?n afectivo sexual», protecci?n «de las personas que pueden quedar da?adas», participaci?n «a través de espacios de debate de la sexualidad», persecuci?n «de los delitos de incitaci?n» a que los menores acaben generando contenido pornogr?fico y promoci?n «de masculinidades no t?xicas».
La pornograf?a también afecta a c?mo los adolescentes ven su cuerpo. No les gusta, comparado con el que ven en las escenas. Y no es s?lo una cuesti?n que se refleja en el aumento de las operaciones estéticas de pecho o gl?teos entre menores, sino también de vaginoplastias o alargamientos de pene. «Intervenciones muy dolorosas», recalcan los expertos.
Las soluciones al az?car mental
«La infancia est? desprotegida», insiste Sedano. Los expertos recalcan que contenido pornogr?fico con adolescentes, que hasta hace poco ?nicamente se encontraba en la deep web est? ahora al alcance de cualquiera. Ambos hablan también de la importancia de usar «el lenguaje correcto». Insisten, por ejemplo, en que no se deber?a hablar de usar el contenido sexual como venganza, «porque la otra persona no ha hecho nada, la pobre» y que se deber?a hablar de «sexo como arma, o de ataque». Lo mismo ocurre con la pornograf?a infantil: «Hay que hablar de explotaci?n sexual infantil». Eso s?, reconocen que el C?digo Penal a?n tiene tipificado el delito con el nombre que los expertos consideran menos adecuado.
Y es que, insisten, ese contenido sexual que, inspirados por la pornograf?a, generan los adolescentes puede acabar en manos de ped?filos y pederastas. La memoria de la Fiscal?a del Estado, explican, habla de m?s de 800 hombres condenados por distribuir pornograf?a en la que los menores son los protagonistas. «Es un ejército que est? dispuesto a comprarlo todo», advierte Ballester mientras empiezan a llegar al Casal d’Igualtat los asistentes a la presentaci?n del estudio.
Algunas de las profesionales escuchan, atentas, los ?ltimos compases de la rueda de prensa, una versi?n reducida de lo que les aguarda a ellas. «Muchas familias, cuando un ni?o come algo con az?car se llevan las manos a cabeza y parece un drama. En cambio, est?n en su habitaci?n, pueden estar viendo porno, y no pasa nada», reflexiona una de ellas. «Eso s? es az?car malo, para la mente y su desarrollo, no el de una chuche», zanja.
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