الريــم
08-28-2023, 02:28 PM
Una vez el humo se ha disipado y las llamas han perdido voracidad, los da?os del incendio que ha afectado a m?s 14.700 hect?reas de Tenerife, empiezan a brotar de entre las cenizas. Son siete los espacios naturales protegidos que han tenido que enfrentarse a las llamas, siendo el m?s afectado el Parque Natural de la Corona Forestal.
El 20% de la superficie boscosa de Tenerife ha ardido, poniendo en jaque la vida de hasta ocho especies de p?jaros endémicos, varias plantas en peligro de extinci?n, lagartos e invertebrados que serv?an como alimento al resto de la cadena tr?fica. Una vez el peligro inminente ha acabado, son muchos los que regresan a los ecosistemas que dejaron al albur de las llamas. Algunos tendr?n la suerte de recuperar sus hogares en poco tiempo, pero otros nunca volver?n a vivir las mismas condiciones que dejaron atr?s. La protecci?n del suelo, la repoblaci?n pormenorizada de algunas zonas y el cambio clim?tico ser?n factores fundamentales para erigir la recuperaci?n de los siete espacios protegidos v?ctimas de las llamas.
Parque Natural Corona Forestal
Es la zona de Tenerife por la que m?s han discurrido las llamas. Se extiende en un total de 46.612 hect?reas de la isla, lo que lo convierte en el mayor espacio natural protegido de toda Canarias. Sus masas boscosas se disponen alrededor del Teide, y colindan con hasta 18 de los 31 municipios entre los que est? dividida la isla. El incendio ha afectado a varias especies de p?jaros que se asentaban all?, entre los que se encuentran varias endémicas: pinz?n azul, picanpinos, la paloma turqué, herrerillo canario, mosquitero canario o el petirrojo tinerfe?o. Pero también otras como el mirlo, el favil?n, el b?ho chico o el aguililla. El fuego también ha causado problemas en varias especies de invertebrados y a los lagartos. Y aunque se hayan refugiado y sobrevivido. Ahora viven su etapa m?s cr?tica, pues es posible que no tengan nada que llevarse a la boca", explica Manuel Nogales, investigador y delegado del Consejo Superior de Investigaciones Cient?ficas (CSIC) en Canarias. Esta zona de la isla se conforma de un extenso pinar, al que se presupone cierta resistencia a las llamas, pero también cuenta con especies de flora ?nica como el Pico paloma, que est? considerada en peligro de extinci?n y de cientos de especies que no se podr?n recuperar tan f?cilmente.
La vuelta a la normalidad depender? de que se den las condiciones ambientales de humedad y agua apropiadas y de que no sean zonas quemadas anteriormente. "Cuantas m?s veces hayan ardido en poco tiempo, menos capacidad de recuperaci?n tiene", explica, por su parte, Jaime Coello, ingeniero de montes de la Fundaci?n Telesforo Bravo. Se espera que el suelo también esté afectado, sobre todo en aquellos lugares en los que el fuego ha ardido con mayor intensidad. "Los suelos sufren cambios f?sicos y qu?micos muy grandes y se convierten en hidr?fobos, por lo que no drenan el agua", insiste Nogales. En la zona se deber?n crear albarradas con los pinos muertos para evitar la erosi?n del suelo. En este sentido, para Nogales el incendio puede convertirse en una "oportunidad" para eliminar biomasa. "Cuando se repoblaron los montes, especialmente en el norte de Tenerife, entre los a?os 50 y los 70, se plantaron hasta 1.500 pinos por hect?rea", rememora Nogales. Quienes llevaron a cabo esta tarea pensaban que no todos saldr?an adelante y as? los ecosistemas ser?an m?s ricos. "Salieron adelante el 85% de los pinos replantados", resume Nogales. Este plan de reforestaci?n deb?a completarse con otro de silvicultura –es decir, de tala de ?rboles–, pero esta fase nunca se llev? a cabo. "Lo que hemos creado es un pinar explosivo", explica Nogales. Algunos estudios estiman que la masa forestal de Tenerife es cuatro veces superior a lo natural. "Este incendio nos proporciona la oportunidad de reducir hasta un tercio esa masa forestal".
Parque Nacional del Teide
Nadie pens? que el fuego pudiera irrumpir en las laderas del Teide. Aunque las zonas de alta monta?a puedan arder, son incendios f?cilmente controlables. Pero este fuego, descontrolado a momentos, ha roto los esquemas. Desde que el fuego empez? a zigzaguear entre las retamas encontr? un combustible explosivo que le permiti? engullir r?pidamente 1.100 hect?reas de las 18.000 que conforma el Parque Nacional. Una cifra de afecci?n baja, pero que puso en riesgo diferentes infraestructuras entre ellas los telescopios de observaci?n astron?mica, las estaciones de medici?n atmosférica, la antena de telecomunicaci?n y hasta un vivero en el que se preservan como un tesoro las semillas de las principales plantas endémicas del paraje. El Parque Nacional del Teide cuenta con 212 especies de plantas de las que 58 son endemismos canarios. Tres se encuentran en peligro de extinci?n y 12 en situaci?n vulnerable. Una de estas especies en extinci?n es la Jadilla de Las Ca?adas (Helianthemum juliae) a la que el fuego ha afectado de lleno. Esta peque?a planta de flores amarillas fue descubierta por el bot?nico Wolfredo Wilpret, que le otorg? su nombre cient?fico en honor su mujer. Aunque en las faldas del Teide se distribuyen muchas poblaciones distintas de esta especie, Nogales considera que va a ser necesario repoblar para preservarla. Y no de cualquier manera; "también habr? que protegerlas", insiste. La flora del Teide, como explica Nogales, tiene un problema de "regeneraci?n natural" porque los herv?boros –como conejos y muflones– sobreexplotan la flora local. "Ser? necesario vallar las pr?ximas poblaciones para que la replantaci?n tenga éxito", explica. Coello a?ade otra especie afectada: los retamales. "Se ha quemado el del norte, que es el que mejor condiciones ten?a", revela Coello. Para m?s inri, el Parque Nacional del Teide es uno de los enclaves de Tenerife que est? sufriendo las consecuencias del cambio clim?tico, lo que también ir? en su contra a la hora de recuperar una ya de por s? amenazada flora local.
Reserva Natural Integral de Pinoleris
Ocupa 181 hect?reas de una de las laderas orientales del Valle de La Orotava y se encuentra delimitada por el Paisaje Protegido de La Resbala. Comprende una zona abrupta con comunidades de flora rup?cola, junto con especies amenazadas y protegidas, tales como el tajinaste (Echium giganteum) y la hierbabuena (Bystropogon plumosus). Es un lugar donde convive la laurisilva y el pinar. El incendio ha ocupado casi toda la reserva, aunque se desconoce a?n su grado de afecci?n. En esta zona conviven ejemplares de aves como la paloma rabiche y paloma turqué, as? como el mosquitero y el herrerillo. Esta zona requerir? repoblaci?n.
Reserva Natural Integral de Las Palomas
Con 584 hect?reas de extensi?n, este paraje natural se enmarca dentro de los municipios de La Victoria y Santa ?rsula, aunque el 70% de su superficie se extiende en esta ?ltima. Como su nombre indica, es el hogar de las principales especies endémicas de palomas de la isla, como la turqué y la rabiche. "Era una zona donde se concentraba una buena cantidad de poblaciones", revela Nogales. Es reserva de la laurisilva y también del bosque de vi?atigos, y antiguamente formaba parte de la franja de laurisilva que un?a Anaga con Teno. Esta zona, a ojos del investigador tiene "capacidad cero" de recuperaci?n natural. La opci?n es la repoblaci?n, aunque como insiste el investigador, ser?a conveniente que se realizara con "material genético de la zona". "Como este ecosistema se ha fragmentado con el paso de los a?os, los vi?atigos que crecen aqu?, por ejemplo, se diferencian mucho en sus genes con los de Anaga o los de Teno", relata Nogales.
Paisaje Protegido de La Resbala
Se encuentra en la ladera de La Florida y se extiende hasta las median?as de La Orotava, abarcando el barrio de Pino Alto, de 241 habitantes, que tuvo que ser evacuado el 17 de agosto debido a la cercan?a de las llamas. Este paisaje protegido rodea la Reserva Natural Integral de Pinoleris. En este caso, como "no se quem? al completo", las zonas que puedan haber escapado de las llamas podr?n servir como cuna de vida y repoblar el resto. Lo que m?s preocupa a los investigadores son las "especies de aves peque?as", los llamados p?jaros cantores. "Para estas especies es tremendo tenerse que mover a otros lugares, no saben d?nde refugiarse ni d?nde ir a comer", explica el investigador, que recuerda que durante el incendio se vio a muchas de ellas desorientadas.
Paisaje Protegido de las Siete Lomas
Este paraje natural de 1.013 hect?reas rodea los municipios de Gü?mar, Candelaria y Arafo. En este sentido, la zona en la que el fuego ha conseguido entrar m?s es en la que delimita el municipio de Candelaria, donde el fuego consigui? llegar a la zona de interfaz. Aunque ha sido muy explotado por la agricultura, en su parte alta se extiende un espeso monte de laurisilva pero también predominan pinos y vinagreras. El pinz?n azul ha sido el ave m?s afectada por el incendio en este enclave.
Paisaje Protegido de Las Lagunetas
Esta zona que alberga tanto pinar como monteverde (laurisilva y fayal-brezal) se extiende a través de 3.800 hect?reas por los municipios de Candelaria, El Rosario, El Sauzal, La Matanza de Acentejo, La Victoria, Santa ?rsula y Tacoronte. De este enclave forma parte el emblem?tico Mirador de Chipeque, considerado uno de los mejores para observar el Teide y famoso por sus bonitos atardeceres. Se trata del paisaje "m?s natural" de la isla, por lo que su recuperaci?n "no preocupa tanto". "Hay muchas islas sin quemar, lo que ayudar? a repoblar el resto", destaca Nogales.
El Mirador de Chimague, en el Parque Natural de la Corona Forestal, ennegrece su paisaje después del paso de las llamas.*
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El 20% de la superficie boscosa de Tenerife ha ardido, poniendo en jaque la vida de hasta ocho especies de p?jaros endémicos, varias plantas en peligro de extinci?n, lagartos e invertebrados que serv?an como alimento al resto de la cadena tr?fica. Una vez el peligro inminente ha acabado, son muchos los que regresan a los ecosistemas que dejaron al albur de las llamas. Algunos tendr?n la suerte de recuperar sus hogares en poco tiempo, pero otros nunca volver?n a vivir las mismas condiciones que dejaron atr?s. La protecci?n del suelo, la repoblaci?n pormenorizada de algunas zonas y el cambio clim?tico ser?n factores fundamentales para erigir la recuperaci?n de los siete espacios protegidos v?ctimas de las llamas.
Parque Natural Corona Forestal
Es la zona de Tenerife por la que m?s han discurrido las llamas. Se extiende en un total de 46.612 hect?reas de la isla, lo que lo convierte en el mayor espacio natural protegido de toda Canarias. Sus masas boscosas se disponen alrededor del Teide, y colindan con hasta 18 de los 31 municipios entre los que est? dividida la isla. El incendio ha afectado a varias especies de p?jaros que se asentaban all?, entre los que se encuentran varias endémicas: pinz?n azul, picanpinos, la paloma turqué, herrerillo canario, mosquitero canario o el petirrojo tinerfe?o. Pero también otras como el mirlo, el favil?n, el b?ho chico o el aguililla. El fuego también ha causado problemas en varias especies de invertebrados y a los lagartos. Y aunque se hayan refugiado y sobrevivido. Ahora viven su etapa m?s cr?tica, pues es posible que no tengan nada que llevarse a la boca", explica Manuel Nogales, investigador y delegado del Consejo Superior de Investigaciones Cient?ficas (CSIC) en Canarias. Esta zona de la isla se conforma de un extenso pinar, al que se presupone cierta resistencia a las llamas, pero también cuenta con especies de flora ?nica como el Pico paloma, que est? considerada en peligro de extinci?n y de cientos de especies que no se podr?n recuperar tan f?cilmente.
La vuelta a la normalidad depender? de que se den las condiciones ambientales de humedad y agua apropiadas y de que no sean zonas quemadas anteriormente. "Cuantas m?s veces hayan ardido en poco tiempo, menos capacidad de recuperaci?n tiene", explica, por su parte, Jaime Coello, ingeniero de montes de la Fundaci?n Telesforo Bravo. Se espera que el suelo también esté afectado, sobre todo en aquellos lugares en los que el fuego ha ardido con mayor intensidad. "Los suelos sufren cambios f?sicos y qu?micos muy grandes y se convierten en hidr?fobos, por lo que no drenan el agua", insiste Nogales. En la zona se deber?n crear albarradas con los pinos muertos para evitar la erosi?n del suelo. En este sentido, para Nogales el incendio puede convertirse en una "oportunidad" para eliminar biomasa. "Cuando se repoblaron los montes, especialmente en el norte de Tenerife, entre los a?os 50 y los 70, se plantaron hasta 1.500 pinos por hect?rea", rememora Nogales. Quienes llevaron a cabo esta tarea pensaban que no todos saldr?an adelante y as? los ecosistemas ser?an m?s ricos. "Salieron adelante el 85% de los pinos replantados", resume Nogales. Este plan de reforestaci?n deb?a completarse con otro de silvicultura –es decir, de tala de ?rboles–, pero esta fase nunca se llev? a cabo. "Lo que hemos creado es un pinar explosivo", explica Nogales. Algunos estudios estiman que la masa forestal de Tenerife es cuatro veces superior a lo natural. "Este incendio nos proporciona la oportunidad de reducir hasta un tercio esa masa forestal".
Parque Nacional del Teide
Nadie pens? que el fuego pudiera irrumpir en las laderas del Teide. Aunque las zonas de alta monta?a puedan arder, son incendios f?cilmente controlables. Pero este fuego, descontrolado a momentos, ha roto los esquemas. Desde que el fuego empez? a zigzaguear entre las retamas encontr? un combustible explosivo que le permiti? engullir r?pidamente 1.100 hect?reas de las 18.000 que conforma el Parque Nacional. Una cifra de afecci?n baja, pero que puso en riesgo diferentes infraestructuras entre ellas los telescopios de observaci?n astron?mica, las estaciones de medici?n atmosférica, la antena de telecomunicaci?n y hasta un vivero en el que se preservan como un tesoro las semillas de las principales plantas endémicas del paraje. El Parque Nacional del Teide cuenta con 212 especies de plantas de las que 58 son endemismos canarios. Tres se encuentran en peligro de extinci?n y 12 en situaci?n vulnerable. Una de estas especies en extinci?n es la Jadilla de Las Ca?adas (Helianthemum juliae) a la que el fuego ha afectado de lleno. Esta peque?a planta de flores amarillas fue descubierta por el bot?nico Wolfredo Wilpret, que le otorg? su nombre cient?fico en honor su mujer. Aunque en las faldas del Teide se distribuyen muchas poblaciones distintas de esta especie, Nogales considera que va a ser necesario repoblar para preservarla. Y no de cualquier manera; "también habr? que protegerlas", insiste. La flora del Teide, como explica Nogales, tiene un problema de "regeneraci?n natural" porque los herv?boros –como conejos y muflones– sobreexplotan la flora local. "Ser? necesario vallar las pr?ximas poblaciones para que la replantaci?n tenga éxito", explica. Coello a?ade otra especie afectada: los retamales. "Se ha quemado el del norte, que es el que mejor condiciones ten?a", revela Coello. Para m?s inri, el Parque Nacional del Teide es uno de los enclaves de Tenerife que est? sufriendo las consecuencias del cambio clim?tico, lo que también ir? en su contra a la hora de recuperar una ya de por s? amenazada flora local.
Reserva Natural Integral de Pinoleris
Ocupa 181 hect?reas de una de las laderas orientales del Valle de La Orotava y se encuentra delimitada por el Paisaje Protegido de La Resbala. Comprende una zona abrupta con comunidades de flora rup?cola, junto con especies amenazadas y protegidas, tales como el tajinaste (Echium giganteum) y la hierbabuena (Bystropogon plumosus). Es un lugar donde convive la laurisilva y el pinar. El incendio ha ocupado casi toda la reserva, aunque se desconoce a?n su grado de afecci?n. En esta zona conviven ejemplares de aves como la paloma rabiche y paloma turqué, as? como el mosquitero y el herrerillo. Esta zona requerir? repoblaci?n.
Reserva Natural Integral de Las Palomas
Con 584 hect?reas de extensi?n, este paraje natural se enmarca dentro de los municipios de La Victoria y Santa ?rsula, aunque el 70% de su superficie se extiende en esta ?ltima. Como su nombre indica, es el hogar de las principales especies endémicas de palomas de la isla, como la turqué y la rabiche. "Era una zona donde se concentraba una buena cantidad de poblaciones", revela Nogales. Es reserva de la laurisilva y también del bosque de vi?atigos, y antiguamente formaba parte de la franja de laurisilva que un?a Anaga con Teno. Esta zona, a ojos del investigador tiene "capacidad cero" de recuperaci?n natural. La opci?n es la repoblaci?n, aunque como insiste el investigador, ser?a conveniente que se realizara con "material genético de la zona". "Como este ecosistema se ha fragmentado con el paso de los a?os, los vi?atigos que crecen aqu?, por ejemplo, se diferencian mucho en sus genes con los de Anaga o los de Teno", relata Nogales.
Paisaje Protegido de La Resbala
Se encuentra en la ladera de La Florida y se extiende hasta las median?as de La Orotava, abarcando el barrio de Pino Alto, de 241 habitantes, que tuvo que ser evacuado el 17 de agosto debido a la cercan?a de las llamas. Este paisaje protegido rodea la Reserva Natural Integral de Pinoleris. En este caso, como "no se quem? al completo", las zonas que puedan haber escapado de las llamas podr?n servir como cuna de vida y repoblar el resto. Lo que m?s preocupa a los investigadores son las "especies de aves peque?as", los llamados p?jaros cantores. "Para estas especies es tremendo tenerse que mover a otros lugares, no saben d?nde refugiarse ni d?nde ir a comer", explica el investigador, que recuerda que durante el incendio se vio a muchas de ellas desorientadas.
Paisaje Protegido de las Siete Lomas
Este paraje natural de 1.013 hect?reas rodea los municipios de Gü?mar, Candelaria y Arafo. En este sentido, la zona en la que el fuego ha conseguido entrar m?s es en la que delimita el municipio de Candelaria, donde el fuego consigui? llegar a la zona de interfaz. Aunque ha sido muy explotado por la agricultura, en su parte alta se extiende un espeso monte de laurisilva pero también predominan pinos y vinagreras. El pinz?n azul ha sido el ave m?s afectada por el incendio en este enclave.
Paisaje Protegido de Las Lagunetas
Esta zona que alberga tanto pinar como monteverde (laurisilva y fayal-brezal) se extiende a través de 3.800 hect?reas por los municipios de Candelaria, El Rosario, El Sauzal, La Matanza de Acentejo, La Victoria, Santa ?rsula y Tacoronte. De este enclave forma parte el emblem?tico Mirador de Chipeque, considerado uno de los mejores para observar el Teide y famoso por sus bonitos atardeceres. Se trata del paisaje "m?s natural" de la isla, por lo que su recuperaci?n "no preocupa tanto". "Hay muchas islas sin quemar, lo que ayudar? a repoblar el resto", destaca Nogales.
El Mirador de Chimague, en el Parque Natural de la Corona Forestal, ennegrece su paisaje después del paso de las llamas.*
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