الريــم
08-09-2023, 04:58 PM
“Llegar a Ferrières, fue como retroceder en el tiempo (https://www.epe.es/es/cultura/20230809/fiesta-surrealista-rothschild-derivo-teorias-conspiranoicas-90750830), solo que con m?s lujo y con un gusto mas refinado. Las mujeres luc?an vestidos, corpi?os, grandes tocados, tiaras, muchas joyas… Era realmente la era de Proust", recordaba la actriz Marisa Berenson sobre el baile que, en 1971, dio el matrimonio Rothschild en su castillo a las afueras de Par?s. El evento, organizado en conmemoraci?n a los 100 a?os del nacimiento del escritor francés, reuni? a m?s de 300 personas a las que, a lo largo de la velada, se sumaron otras tantas en una cena posterior.
Grandes personalidades de las finanzas, la pol?tica, la cultura y la sociedad que no necesariamente ten?an por qué haber le?do En busca del tiempo perdido, se dieron cita en Ferrières. Nombres como los de Audrey Hepburn, Grace de M?naco, Elizabeth Taylor y Richard Burton asistieron a un evento que fue fotografiado por Cecil Beaton, contratado para la ocasi?n por el matrimonio Rothschild, que no escatim? ni esfuerzo ni dinero para recrear su particular mundo de Guermantes. El derroche fue tal, que muchos dudaron que el matrimonio pudiera repetir una haza?a semejante al a?o siguiente, olvidando as? el poder y la tenacidad de la pareja.
Desde el inicio de su relaci?n, la baronesa Marie-Hélène Naila Stephanie Josina van Zuylen van Nyevelt van de Haar y su esposo, Guy de Rothschild, formaron un matrimonio poco usual. Las particularidades de su enlace no pasaban tanto porque Marie-Hélène se hubiera divorciado de su primer esposo, un conde francés dedicado a las explotaciones agr?colas y senador, sino al hecho de que, por primera vez en la historia de la familia de banqueros, un Rothschild iba a contraer matrimonio con una mujer de religi?n no jud?a.
Para poder llevar a cabo la uni?n, Marie-Hélène debi? recibir una dispensa papal y Guy se vio obligado a renunciar a la presidencia de la comunidad jud?a de Francia. Después de resolver semejantes problemas sin poner en riesgo su prestigio y posici?n social, era evidente que superar la fiesta Proust no era ning?n problema para Marie-Hélène y Guy Rothschild. Prueba de ello es que, al a?o siguiente, sorprendieron al mundo con la que tal vez sea el evento de la alta sociedad m?s bizarro y excesivo del siglo XX que, esa vez s?, fue imposible superar.
https://uc-4u.com/clip/31f95829-0c4d-46c0-8e5b-6e6a32b7177d_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Atuendo de Marie-Hélène de Rothschild, quien llevaba una cabeza de ciervo que lloraba l?grimas de diamantes auténticos. | ARCHIVO
El doble de grande
En 1959, dos a?os después de contraer matrimonio con Guy Rothschild, Marie-Hélène decidi? recuperar una de las muchas propiedades de la familia. Se trataba del Castillo de Ferrières, una espectacular fortaleza situada en las afueras de Par?s que hab?a sido mandada construir por James de Rothschild en el siglo XIX con una ?nica instrucci?n para el arquitecto: que fuera "dos veces m?s grande" que Mentmore Towers, el castillo que la familia ten?a en Buckinghamshire.
El resultado fue un imponente edificio rodeado de 30 kil?metros cuadrados de bosque, con un impresionante hall de entrada de 18 metros de altura, decorado con cari?tides, 80 dormitorios para invitados y una biblioteca con m?s de 8.000 vol?menes.
Utilizado como instalaci?n militar por los alemanes, primero en la guerra franco prusiana y, posteriormente, en la Segunda Guerra Mundial, tras su restauraci?n a principios de los a?os 60, Ferrières se convirti? en uno de los centros de reuni?n m?s importantes de la alta sociedad europea. En sus instalaciones tuvieron lugar infinidad de recepciones y fiestas hasta que, después de la celebrada en 1972, los barones decidieron deshacerse de la propiedad. "Dicen algunas malas lenguas que bien puede ser ésta la ?ltima cena en Ferrières", comentaba el corresponsal de The New York Times al finalizar la cr?nica del evento, al tiempo que adelantaba algunas posibilidades. "Las alternativas son derribar el castillo, incendiarlo o convertirlo en un orfanato". Finalmente, el castillo fue cedido a la rector?a de la Universidad de Par?s en 1975.
https://uc-4u.com/clip/bb40ab8a-d9d5-4ab0-a75b-b437ae5eb1d8_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg El men? de la fiesta inclu?a propuestas como queso de cabra al horno en "tristeza postoital". | ARCHIVO
Cabeza a p?jaros
"Traje de etiqueta, vestido de noche y cabezas surrealistas" era el c?digo de vestimenta establecido en la invitaci?n que los Rothschild enviaron a sus convidados a la fiesta que dar?an el 12 de diciembre 1972. La tarjeta estaba decorada con nubes y, para conocer su contenido, deb?a ser le?da frente a un espejo, porque los textos estaban escritos al revés.
Una vez en el castillo de Ferrières, cuya fachada estaba iluminada con focos de colores que daban la sensaci?n de que el edificio estaba envuelto en llamas, los invitados se topaban con los miembros del servicio que, disfrazados de gato, dormitaban en las escaleras.
Desvelados por la llegada de los extra?os, los serviciales felinos los acompa?aban hasta las puertas de un laberinto que deb?an recorrer para llegar a las estancias en las que tendr?a lugar cena. All? se encontraban con los dem?s invitados, todos ellos ataviados con el preceptivo tocado surrealista a excepci?n de Salvador Dal?, cuya obra inspir? muchas de las creaciones, pero no luci? ninguna por entender que su cabeza era suficientemente surrealista de por s?.
A diferencia del pintor ampurdanés, Marie-Hélène de Rothschild llevaba una cabeza de ciervo que lloraba l?grimas de diamantes auténticos, Audrey Hepburn ten?a su cabeza dentro de una jaula para p?jaros, Hélène Rochas portaba sobre la suya un gram?fono y otra invitada llevaba una manzana tap?ndole el rostro, en referencia a El hijo del hombre de Magritte.
https://uc-4u.com/clip/757758d7-86d5-4c93-a916-76ee27f38c75_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Cuadro ‘El hijo del hombre’ de Magritte. | ARCHIVO
El comedor tampoco desenton? con el concepto surrealista de la fiesta. Los platos estaban cubiertos de pelo, las mesas decoradas con mu?ecas desmembradas, el men? inclu?a propuestas como queso de cabra al horno en "tristeza postoital" y el postre recreaba con az?car y otras golosinas el cuerpo de una mujer a tama?o natural.
Surrealistas e 'illuminati'
La fiesta surrealista de los Rothschild fue, sin duda, uno de los acontecimientos de la temporada 1972. Aunque en su momento dieron buena cuenta de él los medios de comunicaci?n, no fue hasta finales de los 80 cuando la inclusi?n de algunas de las fotograf?as del evento en el libro Legendary Parties, 1922-1972 de Jean-Louis De Faucigny-Lucinge hizo que surgieran infinidad de teor?as sobre la velada.
El hecho de poder ver los extra?os tocados y la semejanza que detalles como el frac, el suelo en damero blanco y negro del palacio o las chisteras que lucieron algunos invitados ten?an con la iconograf?a mas?nica, hizo que surgieran teor?as conspiranoicas que convirtieron una fiesta surrealista en una reuni?n illuminati. Seg?n estas versiones, una selecta oligarqu?a internacional de la que formar?an parte los Rothschild habr?a aprovechado el evento para decidir de forma opaca los destinos del mundo, como habr?a estado haciendo desde tiempos inmemoriales.
Surgida a finales del siglo XVIII alrededor de una casa de cambio en Fr?ncfort del Meno, la dinast?a Rothschild no tard? en convertirse en una de las m?s importantes del mundo, gracias a sus buenas relaciones con las monarqu?as del continente europeo que, a cambio de ayuda financiera, les habr?an otorgado poder y t?tulos nobiliarios.
https://uc-4u.com/clip/907b7bab-8617-4d90-b074-addc39e47ab4_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Hélène Rochas, con un gram?fono en la cabeza en la fiesta de los Rothschild. | ARCHIVO
La ayuda econ?mica de los Rothschild result? clave para financiar, por ejemplo, la guerra de los ingleses contra Napole?n, la independencia de Brasil del reino de Portugal, la creaci?n de Rhodesia, el desarrollo del ferrocarril, la construcci?n del canal de Suez, la exploraci?n de materias primas en todo el mundo y la explotaci?n de las mismas, como las minas de R?o Tinto en Espa?a. De hecho, y a pesar de la merma de su poder en las ?ltimas décadas provocada principalmente por la crisis burs?til de 1929, la persecuci?n sufrida a manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y la expropiaci?n de parte de sus empresas durante el gobierno de Françoise Mitterrand, el papel de los Rothschild ha sido decisivo y notorio en el desarrollo de la historia mundial de los ?ltimos siglos.
Tal y como afirmaba Ricardo Piglia en sus cuadernos de Emilio Renzi, "también los paranoicos tienen enemigos", por lo que no hay necesidad de recurrir a teor?as conspiranoicas o leyendas urbanas para aderezar unos hechos que, como la fiesta surrealista de 1972, no son m?s que eventos de una clase opulenta con gustos excéntricos que disfruta de un incuestionable poder, el cual se muestra abiertamente y sin veladuras.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/fiesta-surrealista-rothschild-derivo-teorias-90802087)
Grandes personalidades de las finanzas, la pol?tica, la cultura y la sociedad que no necesariamente ten?an por qué haber le?do En busca del tiempo perdido, se dieron cita en Ferrières. Nombres como los de Audrey Hepburn, Grace de M?naco, Elizabeth Taylor y Richard Burton asistieron a un evento que fue fotografiado por Cecil Beaton, contratado para la ocasi?n por el matrimonio Rothschild, que no escatim? ni esfuerzo ni dinero para recrear su particular mundo de Guermantes. El derroche fue tal, que muchos dudaron que el matrimonio pudiera repetir una haza?a semejante al a?o siguiente, olvidando as? el poder y la tenacidad de la pareja.
Desde el inicio de su relaci?n, la baronesa Marie-Hélène Naila Stephanie Josina van Zuylen van Nyevelt van de Haar y su esposo, Guy de Rothschild, formaron un matrimonio poco usual. Las particularidades de su enlace no pasaban tanto porque Marie-Hélène se hubiera divorciado de su primer esposo, un conde francés dedicado a las explotaciones agr?colas y senador, sino al hecho de que, por primera vez en la historia de la familia de banqueros, un Rothschild iba a contraer matrimonio con una mujer de religi?n no jud?a.
Para poder llevar a cabo la uni?n, Marie-Hélène debi? recibir una dispensa papal y Guy se vio obligado a renunciar a la presidencia de la comunidad jud?a de Francia. Después de resolver semejantes problemas sin poner en riesgo su prestigio y posici?n social, era evidente que superar la fiesta Proust no era ning?n problema para Marie-Hélène y Guy Rothschild. Prueba de ello es que, al a?o siguiente, sorprendieron al mundo con la que tal vez sea el evento de la alta sociedad m?s bizarro y excesivo del siglo XX que, esa vez s?, fue imposible superar.
https://uc-4u.com/clip/31f95829-0c4d-46c0-8e5b-6e6a32b7177d_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Atuendo de Marie-Hélène de Rothschild, quien llevaba una cabeza de ciervo que lloraba l?grimas de diamantes auténticos. | ARCHIVO
El doble de grande
En 1959, dos a?os después de contraer matrimonio con Guy Rothschild, Marie-Hélène decidi? recuperar una de las muchas propiedades de la familia. Se trataba del Castillo de Ferrières, una espectacular fortaleza situada en las afueras de Par?s que hab?a sido mandada construir por James de Rothschild en el siglo XIX con una ?nica instrucci?n para el arquitecto: que fuera "dos veces m?s grande" que Mentmore Towers, el castillo que la familia ten?a en Buckinghamshire.
El resultado fue un imponente edificio rodeado de 30 kil?metros cuadrados de bosque, con un impresionante hall de entrada de 18 metros de altura, decorado con cari?tides, 80 dormitorios para invitados y una biblioteca con m?s de 8.000 vol?menes.
Utilizado como instalaci?n militar por los alemanes, primero en la guerra franco prusiana y, posteriormente, en la Segunda Guerra Mundial, tras su restauraci?n a principios de los a?os 60, Ferrières se convirti? en uno de los centros de reuni?n m?s importantes de la alta sociedad europea. En sus instalaciones tuvieron lugar infinidad de recepciones y fiestas hasta que, después de la celebrada en 1972, los barones decidieron deshacerse de la propiedad. "Dicen algunas malas lenguas que bien puede ser ésta la ?ltima cena en Ferrières", comentaba el corresponsal de The New York Times al finalizar la cr?nica del evento, al tiempo que adelantaba algunas posibilidades. "Las alternativas son derribar el castillo, incendiarlo o convertirlo en un orfanato". Finalmente, el castillo fue cedido a la rector?a de la Universidad de Par?s en 1975.
https://uc-4u.com/clip/bb40ab8a-d9d5-4ab0-a75b-b437ae5eb1d8_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg El men? de la fiesta inclu?a propuestas como queso de cabra al horno en "tristeza postoital". | ARCHIVO
Cabeza a p?jaros
"Traje de etiqueta, vestido de noche y cabezas surrealistas" era el c?digo de vestimenta establecido en la invitaci?n que los Rothschild enviaron a sus convidados a la fiesta que dar?an el 12 de diciembre 1972. La tarjeta estaba decorada con nubes y, para conocer su contenido, deb?a ser le?da frente a un espejo, porque los textos estaban escritos al revés.
Una vez en el castillo de Ferrières, cuya fachada estaba iluminada con focos de colores que daban la sensaci?n de que el edificio estaba envuelto en llamas, los invitados se topaban con los miembros del servicio que, disfrazados de gato, dormitaban en las escaleras.
Desvelados por la llegada de los extra?os, los serviciales felinos los acompa?aban hasta las puertas de un laberinto que deb?an recorrer para llegar a las estancias en las que tendr?a lugar cena. All? se encontraban con los dem?s invitados, todos ellos ataviados con el preceptivo tocado surrealista a excepci?n de Salvador Dal?, cuya obra inspir? muchas de las creaciones, pero no luci? ninguna por entender que su cabeza era suficientemente surrealista de por s?.
A diferencia del pintor ampurdanés, Marie-Hélène de Rothschild llevaba una cabeza de ciervo que lloraba l?grimas de diamantes auténticos, Audrey Hepburn ten?a su cabeza dentro de una jaula para p?jaros, Hélène Rochas portaba sobre la suya un gram?fono y otra invitada llevaba una manzana tap?ndole el rostro, en referencia a El hijo del hombre de Magritte.
https://uc-4u.com/clip/757758d7-86d5-4c93-a916-76ee27f38c75_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Cuadro ‘El hijo del hombre’ de Magritte. | ARCHIVO
El comedor tampoco desenton? con el concepto surrealista de la fiesta. Los platos estaban cubiertos de pelo, las mesas decoradas con mu?ecas desmembradas, el men? inclu?a propuestas como queso de cabra al horno en "tristeza postoital" y el postre recreaba con az?car y otras golosinas el cuerpo de una mujer a tama?o natural.
Surrealistas e 'illuminati'
La fiesta surrealista de los Rothschild fue, sin duda, uno de los acontecimientos de la temporada 1972. Aunque en su momento dieron buena cuenta de él los medios de comunicaci?n, no fue hasta finales de los 80 cuando la inclusi?n de algunas de las fotograf?as del evento en el libro Legendary Parties, 1922-1972 de Jean-Louis De Faucigny-Lucinge hizo que surgieran infinidad de teor?as sobre la velada.
El hecho de poder ver los extra?os tocados y la semejanza que detalles como el frac, el suelo en damero blanco y negro del palacio o las chisteras que lucieron algunos invitados ten?an con la iconograf?a mas?nica, hizo que surgieran teor?as conspiranoicas que convirtieron una fiesta surrealista en una reuni?n illuminati. Seg?n estas versiones, una selecta oligarqu?a internacional de la que formar?an parte los Rothschild habr?a aprovechado el evento para decidir de forma opaca los destinos del mundo, como habr?a estado haciendo desde tiempos inmemoriales.
Surgida a finales del siglo XVIII alrededor de una casa de cambio en Fr?ncfort del Meno, la dinast?a Rothschild no tard? en convertirse en una de las m?s importantes del mundo, gracias a sus buenas relaciones con las monarqu?as del continente europeo que, a cambio de ayuda financiera, les habr?an otorgado poder y t?tulos nobiliarios.
https://uc-4u.com/clip/907b7bab-8617-4d90-b074-addc39e47ab4_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Hélène Rochas, con un gram?fono en la cabeza en la fiesta de los Rothschild. | ARCHIVO
La ayuda econ?mica de los Rothschild result? clave para financiar, por ejemplo, la guerra de los ingleses contra Napole?n, la independencia de Brasil del reino de Portugal, la creaci?n de Rhodesia, el desarrollo del ferrocarril, la construcci?n del canal de Suez, la exploraci?n de materias primas en todo el mundo y la explotaci?n de las mismas, como las minas de R?o Tinto en Espa?a. De hecho, y a pesar de la merma de su poder en las ?ltimas décadas provocada principalmente por la crisis burs?til de 1929, la persecuci?n sufrida a manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y la expropiaci?n de parte de sus empresas durante el gobierno de Françoise Mitterrand, el papel de los Rothschild ha sido decisivo y notorio en el desarrollo de la historia mundial de los ?ltimos siglos.
Tal y como afirmaba Ricardo Piglia en sus cuadernos de Emilio Renzi, "también los paranoicos tienen enemigos", por lo que no hay necesidad de recurrir a teor?as conspiranoicas o leyendas urbanas para aderezar unos hechos que, como la fiesta surrealista de 1972, no son m?s que eventos de una clase opulenta con gustos excéntricos que disfruta de un incuestionable poder, el cual se muestra abiertamente y sin veladuras.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/fiesta-surrealista-rothschild-derivo-teorias-90802087)