الريــم
08-01-2023, 10:00 AM
Antes que pel?cula ic?nica del cine negro ‘El sue?o eterno’ fue una extraordinaria novela. Cuando el director del filme, Howard Hawks, se enfrent? al guion, escrito nada menos que por William Faulkner, todo un lujazo, intent? despejar una de las m?ltiples dudas que le planteaba aquella trama un tanto ininteligible y acudi? a las fuentes. Llam? a Raymond Chandler, su autor, y pregunt?: “?Quién demonios mat? al ch?fer?”. Chandler no ten?a ni idea. No le importaba lo m?s m?nimo.
En sus novelas de argumentos descalabrados lo de menos es la vieja l?gica de los hechos en la que todas las piezas casan a la perfecci?n. Lo que importa es el espesor de los personajes, la iron?a soterrada y la atm?sfera de un Los ?ngeles corrupto donde lo m?s f?cil es caer en una espiral de pornograf?a, cr?menes y mala vida (ah? le abri? la puerta a James Ellroy). Pero sobre todo lo que cuenta es el estilo. Chandler que estudi? lat?n y griego en un prestigioso college brit?nico se val?a de un estilo elegante como no se hab?a visto hasta la fecha en un género despreciado por entonces por los intelectuales. Y aunque W. H. Auden sali? en su defensa diciendo que las “poderosas y deprimentes” novelas de Chandler “no deben leerse y juzgarse como literatura de evasi?n y s? como obras de arte”, él, pese a ganar mucho dinero con ellas, siempre crey? que lo que hac?a estaba muy por debajo de sus aspiraciones. Lo cierto es que si el género tiene en el siglo XXI una consideraci?n m?s sutil y ajustada es gracias a que el norteamericano abri? la puerta a su complejidad con esta novela.
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‘El sue?o eterno’, el eufemismo con el que los g?nsters se refer?an a la muerte, quiz? no sea 'la' mejor novela de Chandler, ese mérito se lo disputa ‘El largo adi?s’ -una obra donde el autor explora la amistad masculina en tales términos que a m?s de uno le ha hecho dudar de la alardeada heterosexualidad del autor- pero s? una perfecta entrada a su mundo. También presenta con todos sus rasgos distintivos a su carism?tico detective Philip Marlowe, “seco como un Martini seco, tan ingenioso como Thurber y tan desencantado como Scott Fitzgerald”, seg?n lo describe John Banville, que muchos a?os dar?a nueva vida al personaje con ‘La rubia de ojos negros’. Marlowe, que no en vano comparte apellido con el poeta isabelino rival de Shakespeare, es del todo at?pico en los patrones imperantes entonces de la literatura pulp, un tipo duro pero sensible que juega al ajedrez, lee poes?a y que, como su creador, es alcoh?lico.
Con el rostro de Bogart
El investigador es convocado aqu? a la casa del viejo general Sternwood, cuya salvaje hija Carmen est? siendo chantajeada por un librero de mala muerte por haber posado desnuda en unas fotos, pero eso como se ha dicho, es lo de menos. Cuando se public? la novela en 1939 apenas vendi? unos 15.000 ejemplares, una cifra rid?cula trat?ndose de literatura popular pero los n?meros se dispararon gracias a la pel?cula y la carism?tica interpretaci?n de Humphrey Bogart que no era para nada la imagen mental que Chandler ten?a de su héroe, m?s parecido a Cary Grant. Hoy el rostro de Bogart es absolutamente indisociable de Marlowe y aunque muchos actores se han metido en sus zapatos, incluidos Robert Mitchum y el a?o pasado Liam Neeson, no han conseguido desbancarle.
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Como todos los creadores con su criatura, Chandler, acab? percibiendo a su detective como un lastre. “Empiezo a creer que estoy atado a este tipo de por vida”, confes? agobiado a su editor. Lo cierto es que el agobio, la angustia, fue la condici?n habitual del autor, que a los 35 a?os se cas? con una hermosa mujer, Cissy, 18 a?os mayor que él y juntos se lanzaron a una carrera matrimonial contra el tiempo de m?s de tres décadas, en una dependencia culpable que les imposibilitaba la vida social, por sus propios prejuicios, siempre pendientes de lo que los dem?s les juzgaran como pareja desigual y por la incapacidad pr?ctica de ambos para la vida cotidiana. Asuntos como organizar una cena con amigos, reservar billetes para un viaje o cambiar un cristal roto produc?an en el matrimonio un verdadero cataclismo. Lo f?cil es decir que en la ficci?n, Marlowe, contrafigura del autor, se encargaba de resolver y poner luz en el mundo ca?tico que superaba a Chandler. Que su detective no lograra hacerlo del todo también expresa la dureza de esa realidad y lo certero del arte.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/sueno-eterno-raymond-chandler-libro-90537963)
En sus novelas de argumentos descalabrados lo de menos es la vieja l?gica de los hechos en la que todas las piezas casan a la perfecci?n. Lo que importa es el espesor de los personajes, la iron?a soterrada y la atm?sfera de un Los ?ngeles corrupto donde lo m?s f?cil es caer en una espiral de pornograf?a, cr?menes y mala vida (ah? le abri? la puerta a James Ellroy). Pero sobre todo lo que cuenta es el estilo. Chandler que estudi? lat?n y griego en un prestigioso college brit?nico se val?a de un estilo elegante como no se hab?a visto hasta la fecha en un género despreciado por entonces por los intelectuales. Y aunque W. H. Auden sali? en su defensa diciendo que las “poderosas y deprimentes” novelas de Chandler “no deben leerse y juzgarse como literatura de evasi?n y s? como obras de arte”, él, pese a ganar mucho dinero con ellas, siempre crey? que lo que hac?a estaba muy por debajo de sus aspiraciones. Lo cierto es que si el género tiene en el siglo XXI una consideraci?n m?s sutil y ajustada es gracias a que el norteamericano abri? la puerta a su complejidad con esta novela.
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‘El sue?o eterno’, el eufemismo con el que los g?nsters se refer?an a la muerte, quiz? no sea 'la' mejor novela de Chandler, ese mérito se lo disputa ‘El largo adi?s’ -una obra donde el autor explora la amistad masculina en tales términos que a m?s de uno le ha hecho dudar de la alardeada heterosexualidad del autor- pero s? una perfecta entrada a su mundo. También presenta con todos sus rasgos distintivos a su carism?tico detective Philip Marlowe, “seco como un Martini seco, tan ingenioso como Thurber y tan desencantado como Scott Fitzgerald”, seg?n lo describe John Banville, que muchos a?os dar?a nueva vida al personaje con ‘La rubia de ojos negros’. Marlowe, que no en vano comparte apellido con el poeta isabelino rival de Shakespeare, es del todo at?pico en los patrones imperantes entonces de la literatura pulp, un tipo duro pero sensible que juega al ajedrez, lee poes?a y que, como su creador, es alcoh?lico.
Con el rostro de Bogart
El investigador es convocado aqu? a la casa del viejo general Sternwood, cuya salvaje hija Carmen est? siendo chantajeada por un librero de mala muerte por haber posado desnuda en unas fotos, pero eso como se ha dicho, es lo de menos. Cuando se public? la novela en 1939 apenas vendi? unos 15.000 ejemplares, una cifra rid?cula trat?ndose de literatura popular pero los n?meros se dispararon gracias a la pel?cula y la carism?tica interpretaci?n de Humphrey Bogart que no era para nada la imagen mental que Chandler ten?a de su héroe, m?s parecido a Cary Grant. Hoy el rostro de Bogart es absolutamente indisociable de Marlowe y aunque muchos actores se han metido en sus zapatos, incluidos Robert Mitchum y el a?o pasado Liam Neeson, no han conseguido desbancarle.
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Como todos los creadores con su criatura, Chandler, acab? percibiendo a su detective como un lastre. “Empiezo a creer que estoy atado a este tipo de por vida”, confes? agobiado a su editor. Lo cierto es que el agobio, la angustia, fue la condici?n habitual del autor, que a los 35 a?os se cas? con una hermosa mujer, Cissy, 18 a?os mayor que él y juntos se lanzaron a una carrera matrimonial contra el tiempo de m?s de tres décadas, en una dependencia culpable que les imposibilitaba la vida social, por sus propios prejuicios, siempre pendientes de lo que los dem?s les juzgaran como pareja desigual y por la incapacidad pr?ctica de ambos para la vida cotidiana. Asuntos como organizar una cena con amigos, reservar billetes para un viaje o cambiar un cristal roto produc?an en el matrimonio un verdadero cataclismo. Lo f?cil es decir que en la ficci?n, Marlowe, contrafigura del autor, se encargaba de resolver y poner luz en el mundo ca?tico que superaba a Chandler. Que su detective no lograra hacerlo del todo también expresa la dureza de esa realidad y lo certero del arte.
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