الريــم
08-01-2023, 10:00 AM
Este libro (https://www.epe.es/es/cultura/20230801/walter-benjamin-paisaje-intacto-ibiza-90521246), La isla perdida de Walter Benjamin (Eolas ediciones (https://www.eolasediciones.es/catalogo/coleccion-eolasfoto/ibiza-la-isla-perdida-de-walter-benjamin/)), impresiona enseguida, como si aquel hombre, un intelectual perseguido adonde fuera por los nazis, saliera de estas p?ginas y de sus fotograf?as, salvando monta?as o mirando a un mar que lo alivi? de aquella época en la que él figuraba como uno de los perseguidos por los que concibieron, con Hitler, el terror, la venganza y la muerte. Ibiza fue la isla de Benjamin, donde él quiso ganar la parte de eternidad que buscan los hombres mientras huyen.
El milagro de esta reaparici?n fantasmal e iluminada por la fotograf?a del amigo de Adorno y de Horkheimer, nacido en Berl?n en 1892 y muerto por suicidio en Port-Bou, en 1940, se debe a la pasi?n que sinti? por él una fot?grafa, Cecilia Orueta. Es pasi?n por su historia, por su vida, por ese viaje que llev? a Benjamin a Ibiza, buscando el sosiego antes de que la guerra mundial lo convirtiera en pr?fugo de cualquier parte, reo del horror que persegu?a, sobre todo, a la inmensa familia jud?a a la que él pertenec?a.
A Cecilia Orueta se deben otros libros de rescate de personajes importantes, a cuyo rastro se ha dedicado hasta convertir su dedicaci?n una biblioteca que es, adem?s, una pinacoteca de fotograf?a. Ella es madrile?a, de 1963. Ha expuesto en Madrid, Le?n, A Coru?a, Barcelona, Lugo y Burgos. Es autora de un cortometraje a partir de sus fotograf?as, Par?s claro-oscuro, junto al cineasta Felipe Vega. Este libro a partir de los textos ibicencos de Benjamin es su cuarto libro de fotograf?as, junto a Eloxio da distancia, Los paisajes espa?oles de Picasso y The End.
En este caso el protagonista es Walter Benjamin, asociado a un paisaje que él mismo encontr?, y as? lo dijo, “intacto”. Aun hoy, con la invasi?n tur?stica haciendo del ruido un eco que rompe la noche, aquella Ibiza que Benjamin adopt? para incorporarla a su concepto del para?so le sirve a la fot?grafa para caminar por el paisaje que al intelectual alem?n le permiti? concebir el sue?o de la paz o del para?so.
https://uc-4u.com/clip/cc2fb619-d1ff-44ff-9d00-46295a0d305d_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Walter Benjamin en Ibiza en 1932. Foto extra?da de la biograf?a de Theodor W. Adorno 'En tierra de nadie' (Herder). |
Esa Ibiza que atrajo a Benjamin a principios de los a?os treinta ha sido apeadero marino de grandes del paisaje y del pensamiento, y fue esa relaci?n entre la poes?a de la tierra y la frescura del paisaje del mar y de sus viejos edificios lo que causaron en Cecilia Orueta las ganas de convertir en retratos de hoy esos ?mbitos que el propio pensador fue buscando para integrarse en un sosiego que ya le durar?a poco m?s que aquella época ibicenca. Cecilia cuenta que la idea de abordar como materia gr?fica este territorio del que Benjamin hizo cr?nica y poes?a naci? después de la presentaci?n de un libro de su marido, Julio Llamazares, en el Museo de Arte Moderno de la isla. La directora del Museo, Elena Ruiz Sastre, la obsequi? con un libro de cartas de la época ibicenca en que Benjam?n viv?a entre el porvenir y el destierro. De ah? parti? la propia pasi?n de la fot?grafa por retratar, con él, con sus textos, lo que hab?a sido para el pensador fuente de su propia inspiraci?n.
Con aquel libro en la mano, Cecilia se subi? “a un altillo”, lo estuvo leyendo “y empecé a darle vuelta a las cartas”. La isla perdida de Walter Benjamin es ahora homenaje y retrato de aquella experiencia de leer la correspondencia del desterrado. Le sorprendi? la relaci?n de Benjamin con la naturaleza, que es pr?diga en el volumen, en lo que ella retrata y en lo que él cuenta. Ella hab?a le?do sobre sus paseos “de flâneuer” por las ciudades, y fue por ello por lo que “me llam? la atenci?n en sus cartas la manera de descubrir la naturaleza como un mundo capaz de detener la prisa y el capitalismo”.
Adem?s, dice Cecilia Orueta, “le sirvi? ese tiempo para mostrar la calma que le permitieron la lectura y la escritura”. A ella le bastaron esas apreciaciones sobre el sosiego que buscaba, y encontraba, Benjamin, “para intentar ponerme en su piel, buscando el mismo recogimiento que él vivi?. Era la pospandemia, y no me cost? encontrar en distintas zonas de Ibiza el aire que él mismo hab?a disfrutado. Todav?a no hab?a vuelto el turismo, o no hab?a demasiado, y pod?a sentirse que aquella Ibiza de pronto volv?a a ser un poco como la de Walter Benjamin”.
https://uc-4u.com/clip/92f9f9d1-e01a-462f-b91c-4cbf14c00b69_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Una vista general de Ibiza extra?da del libro. | Celia Orueta
En las fotograf?as, en efecto, hay el paisaje rural que el propio Benjamin describ?a en sus cartas, y en todas las placas que logra la fot?grafa est? esa nitidez de las mareas, del cielo, de las paredes blancas, de los bosques tupidos, de los interiores que guardan el misterio que baja de las laderas y se remansa en las calas donde siempre fueron posibles el desnudo y los fondos marinos que parecen dibujados por Cy Twombly.
?Y qué le dice a la propia fot?grafa aquella isla que fascin? a Walter Benjamin? “Que te brinda una sensaci?n verdadera de aislamiento. Mantiene cierto misterio. Aislamiento y misterio, eso es. Hay algo sensorial que no hay en Menorca o Mallorca; algo que no somos capaces de percibir, pero que est? ah?, y solo ah?, en Ibiza”. ?Y de veras hoy, como dec?a Benjamin que suced?a en su época, hay paisajes intactos en Ibiza? “Pues yo creo que s?. He trabajado en la isla desde los a?os 80 del pasado siglo y, gracias a eso, he conocido una Ibiza m?s en profundidad, he paseado por sus espacios boscosos, he retratado lo que se?alaba Benjamin en su época. S?, algo queda, todav?a hay alg?n espacio virgen en la isla, pero no son ya los que hab?a en la costa. Son espacios muy concretos, m?s reservados, en el interior de la isla”.
–?De lo que mir? Walter Benjamin qué fue lo que m?s le impresion??
–Su viaje para pescar langostas. De pronto aparecen unas se?oras y él las observa como si fueran un milagro. Dice, en una carta en torno al 10 de junio de 1933: “No hay edificaciones en la playa; al fondo, apartada, hay una casita de piedra. Hab?a cuatro o cinco botes de pescadores subidos a la orilla. Pero junto a esos botes, vestidas de negro de los pies a la cabeza, con tan solo los rostros descubiertos, serios e impasibles, hab?a unas mujeres. Era como si lo asombroso de su presencia y lo desacostumbrado de su atuendo se mantuvieran en equilibro, como si, por as? decirlo, el reloj estuviera en su hora, y nada me llamara la atenci?n”.
https://estaticos-cdn.epe.es/clip/c9cacbee-d9d8-423b-8753-a0c20d3dccb0_source-aspect-ratio_default_0.jpg
Benjamin, dice Orueta, “tiene mucha sutileza al describir algo que est? al borde de lo invisible”. En sus textos habla de los primeros hoteles, reflexiona sobre el tiempo presente, la isla como un descubrimiento, “reflexiona sobre lo antiguo y lo moderno, reclama que este lugar sea un modo de defenderse del capitalismo que viene… La paz del mar lo alivi? del dolor de la guerra que se ven?a encima; eso se ve en su escritura. Después de irse echaba de menos Ibiza y quer?a volver. La isla lo hab?a marcado profundamente”.
En la biograf?a que Abada, la editorial que dirige Juan Barja, publica con su impresionante obra completa del pensador (once vol?menes (https://abadaeditores.com/busqueda?controller=search&s=walter+benjamin+obras), cada uno de m?s de 1600 p?ginas) explica que, tras el viaje truncado que quiso hacer a Estados Unidos, lejos de los nazis que lo persegu?an, y “ante la posibilidad de caer en manos de las autoridades alemanas, Benjamin acaba con su vida el 26 de septiembre del 1940”.
En la propia Ibiza Walter Benjamin hab?a tenido este sue?o, que Cecilia Orueta recoge en su libro de fotograf?as suyas y de testimonios del pensador: “So?aba que me quitaba la vida con un fusil. Cuando son? el disparo no me desperté, sino que me vi tendido, cad?ver, durante un rato. S?lo entonces desperté”.
Cecilia Orueta ha retratado el horizonte de una isla, tal como lo vio el pensador, as? como su tiempo de soledad, preludio de ese momento en que el sue?o ibicenco se hizo drama y final en la desolada realidad de Port Bou adonde hab?a perseguido por el horror de Hitler.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/walter-benjamin-paisaje-intacto-ibiza-90538812)
El milagro de esta reaparici?n fantasmal e iluminada por la fotograf?a del amigo de Adorno y de Horkheimer, nacido en Berl?n en 1892 y muerto por suicidio en Port-Bou, en 1940, se debe a la pasi?n que sinti? por él una fot?grafa, Cecilia Orueta. Es pasi?n por su historia, por su vida, por ese viaje que llev? a Benjamin a Ibiza, buscando el sosiego antes de que la guerra mundial lo convirtiera en pr?fugo de cualquier parte, reo del horror que persegu?a, sobre todo, a la inmensa familia jud?a a la que él pertenec?a.
A Cecilia Orueta se deben otros libros de rescate de personajes importantes, a cuyo rastro se ha dedicado hasta convertir su dedicaci?n una biblioteca que es, adem?s, una pinacoteca de fotograf?a. Ella es madrile?a, de 1963. Ha expuesto en Madrid, Le?n, A Coru?a, Barcelona, Lugo y Burgos. Es autora de un cortometraje a partir de sus fotograf?as, Par?s claro-oscuro, junto al cineasta Felipe Vega. Este libro a partir de los textos ibicencos de Benjamin es su cuarto libro de fotograf?as, junto a Eloxio da distancia, Los paisajes espa?oles de Picasso y The End.
En este caso el protagonista es Walter Benjamin, asociado a un paisaje que él mismo encontr?, y as? lo dijo, “intacto”. Aun hoy, con la invasi?n tur?stica haciendo del ruido un eco que rompe la noche, aquella Ibiza que Benjamin adopt? para incorporarla a su concepto del para?so le sirve a la fot?grafa para caminar por el paisaje que al intelectual alem?n le permiti? concebir el sue?o de la paz o del para?so.
https://uc-4u.com/clip/cc2fb619-d1ff-44ff-9d00-46295a0d305d_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Walter Benjamin en Ibiza en 1932. Foto extra?da de la biograf?a de Theodor W. Adorno 'En tierra de nadie' (Herder). |
Esa Ibiza que atrajo a Benjamin a principios de los a?os treinta ha sido apeadero marino de grandes del paisaje y del pensamiento, y fue esa relaci?n entre la poes?a de la tierra y la frescura del paisaje del mar y de sus viejos edificios lo que causaron en Cecilia Orueta las ganas de convertir en retratos de hoy esos ?mbitos que el propio pensador fue buscando para integrarse en un sosiego que ya le durar?a poco m?s que aquella época ibicenca. Cecilia cuenta que la idea de abordar como materia gr?fica este territorio del que Benjamin hizo cr?nica y poes?a naci? después de la presentaci?n de un libro de su marido, Julio Llamazares, en el Museo de Arte Moderno de la isla. La directora del Museo, Elena Ruiz Sastre, la obsequi? con un libro de cartas de la época ibicenca en que Benjam?n viv?a entre el porvenir y el destierro. De ah? parti? la propia pasi?n de la fot?grafa por retratar, con él, con sus textos, lo que hab?a sido para el pensador fuente de su propia inspiraci?n.
Con aquel libro en la mano, Cecilia se subi? “a un altillo”, lo estuvo leyendo “y empecé a darle vuelta a las cartas”. La isla perdida de Walter Benjamin es ahora homenaje y retrato de aquella experiencia de leer la correspondencia del desterrado. Le sorprendi? la relaci?n de Benjamin con la naturaleza, que es pr?diga en el volumen, en lo que ella retrata y en lo que él cuenta. Ella hab?a le?do sobre sus paseos “de flâneuer” por las ciudades, y fue por ello por lo que “me llam? la atenci?n en sus cartas la manera de descubrir la naturaleza como un mundo capaz de detener la prisa y el capitalismo”.
Adem?s, dice Cecilia Orueta, “le sirvi? ese tiempo para mostrar la calma que le permitieron la lectura y la escritura”. A ella le bastaron esas apreciaciones sobre el sosiego que buscaba, y encontraba, Benjamin, “para intentar ponerme en su piel, buscando el mismo recogimiento que él vivi?. Era la pospandemia, y no me cost? encontrar en distintas zonas de Ibiza el aire que él mismo hab?a disfrutado. Todav?a no hab?a vuelto el turismo, o no hab?a demasiado, y pod?a sentirse que aquella Ibiza de pronto volv?a a ser un poco como la de Walter Benjamin”.
https://uc-4u.com/clip/92f9f9d1-e01a-462f-b91c-4cbf14c00b69_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Una vista general de Ibiza extra?da del libro. | Celia Orueta
En las fotograf?as, en efecto, hay el paisaje rural que el propio Benjamin describ?a en sus cartas, y en todas las placas que logra la fot?grafa est? esa nitidez de las mareas, del cielo, de las paredes blancas, de los bosques tupidos, de los interiores que guardan el misterio que baja de las laderas y se remansa en las calas donde siempre fueron posibles el desnudo y los fondos marinos que parecen dibujados por Cy Twombly.
?Y qué le dice a la propia fot?grafa aquella isla que fascin? a Walter Benjamin? “Que te brinda una sensaci?n verdadera de aislamiento. Mantiene cierto misterio. Aislamiento y misterio, eso es. Hay algo sensorial que no hay en Menorca o Mallorca; algo que no somos capaces de percibir, pero que est? ah?, y solo ah?, en Ibiza”. ?Y de veras hoy, como dec?a Benjamin que suced?a en su época, hay paisajes intactos en Ibiza? “Pues yo creo que s?. He trabajado en la isla desde los a?os 80 del pasado siglo y, gracias a eso, he conocido una Ibiza m?s en profundidad, he paseado por sus espacios boscosos, he retratado lo que se?alaba Benjamin en su época. S?, algo queda, todav?a hay alg?n espacio virgen en la isla, pero no son ya los que hab?a en la costa. Son espacios muy concretos, m?s reservados, en el interior de la isla”.
–?De lo que mir? Walter Benjamin qué fue lo que m?s le impresion??
–Su viaje para pescar langostas. De pronto aparecen unas se?oras y él las observa como si fueran un milagro. Dice, en una carta en torno al 10 de junio de 1933: “No hay edificaciones en la playa; al fondo, apartada, hay una casita de piedra. Hab?a cuatro o cinco botes de pescadores subidos a la orilla. Pero junto a esos botes, vestidas de negro de los pies a la cabeza, con tan solo los rostros descubiertos, serios e impasibles, hab?a unas mujeres. Era como si lo asombroso de su presencia y lo desacostumbrado de su atuendo se mantuvieran en equilibro, como si, por as? decirlo, el reloj estuviera en su hora, y nada me llamara la atenci?n”.
https://estaticos-cdn.epe.es/clip/c9cacbee-d9d8-423b-8753-a0c20d3dccb0_source-aspect-ratio_default_0.jpg
Benjamin, dice Orueta, “tiene mucha sutileza al describir algo que est? al borde de lo invisible”. En sus textos habla de los primeros hoteles, reflexiona sobre el tiempo presente, la isla como un descubrimiento, “reflexiona sobre lo antiguo y lo moderno, reclama que este lugar sea un modo de defenderse del capitalismo que viene… La paz del mar lo alivi? del dolor de la guerra que se ven?a encima; eso se ve en su escritura. Después de irse echaba de menos Ibiza y quer?a volver. La isla lo hab?a marcado profundamente”.
En la biograf?a que Abada, la editorial que dirige Juan Barja, publica con su impresionante obra completa del pensador (once vol?menes (https://abadaeditores.com/busqueda?controller=search&s=walter+benjamin+obras), cada uno de m?s de 1600 p?ginas) explica que, tras el viaje truncado que quiso hacer a Estados Unidos, lejos de los nazis que lo persegu?an, y “ante la posibilidad de caer en manos de las autoridades alemanas, Benjamin acaba con su vida el 26 de septiembre del 1940”.
En la propia Ibiza Walter Benjamin hab?a tenido este sue?o, que Cecilia Orueta recoge en su libro de fotograf?as suyas y de testimonios del pensador: “So?aba que me quitaba la vida con un fusil. Cuando son? el disparo no me desperté, sino que me vi tendido, cad?ver, durante un rato. S?lo entonces desperté”.
Cecilia Orueta ha retratado el horizonte de una isla, tal como lo vio el pensador, as? como su tiempo de soledad, preludio de ese momento en que el sue?o ibicenco se hizo drama y final en la desolada realidad de Port Bou adonde hab?a perseguido por el horror de Hitler.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/walter-benjamin-paisaje-intacto-ibiza-90538812)