الريــم
07-31-2023, 07:17 PM
"Sumar esfuerzos". Es la petici?n que ha oficializado toda la c?pula de ERC a Junts para negociar conjuntamente la investidura del l?der del PSOE, Pedro S?nchez. Podr?a considerarse una llamada m?s a la unidad del independentismo -la enésima- si no fuera porque, esta vez, de su éxito o fracaso depende que se escoja presidente del Gobierno o bien que el escenario acabe siendo el de la repetici?n electoral. Y es que la compleja interlocuci?n que deber?n afrontar los socialistas no podr? abstraerse de las rencillas que republicanos y posconvergentes llevan arrastrando desde el convulso oto?o de 2017 en su pugna por liderar un movimiento que presenta s?ntomas de agotamiento en las urnas. Ambos tienen incentivos para trazar sinergias y actuar al un?sono, pero también parten de diagn?sticos y riesgos que pueden hacer que las relaciones contin?en siendo irreconciliables.
1. La pérdida de fuelle del independentismo
Ni a ERC ni a Junts les fueron bien las elecciones generales. Los primeros se dejaron por el camino 400.000 votos. Los segundos, 140.000. Y la CUP se qued? sin representaci?n. Eso supone que el independentismo ha pasado de contar con 23 representantes en el Congreso, a 14, y que el PSC en Catalu?a sume m?s votos (1,2 millones) que los tres partidos soberanistas juntos. Este es uno de los principales motivos por los que unos y otros se emplazan a rehacer puentes con el objetivo de reanimar el apoyo de los votantes y no arriesgarse a una ca?da mayor si se vuelven a repetir las elecciones. La aritmética del 23-J les brinda una inesperada oportunidad para ello, porque pese a haber perdido fuelle en las urnas, los esca?os de los dos partidos independentistas cotizan m?s al alza pues son imprescindibles para la investidura de Pedro S?nchez. Los republicanos querr?an que este cap?tulo fuera el primero para recuperar la cooperaci?n también en la legislatura catalana, consciente de que hay una parte de Junts que vive con desaz?n la pérdida de poder institucional del partido, y un revulsivo para que, con un horizonte compartido, el soberanismo vuelva a una l?nea ascendente.
2. El desgaste menor de ir de la mano
En ambos partidos existe el temor a que un eventual apoyo a S?nchez pase factura. De hecho, los republicanos atribuyen buena parte del correctivo sufrido en las municipales y en las generales al hecho de no haber sabido capitalizar su estrategia de di?logo en Madrid. Que Junts, que en campa?a dijo que no investir?a a S?nchez, esté ahora dispuesto a exprimir su rol de partido que tiene la llave y negociar, ya es un cambio de posici?n. Si los dos partidos van de la mano a la hora de determinar el precio de su 's?', entienden que la presi?n que ejerza el sector del independentismo partidario de la confrontaci?n estar? m?s repartida y que el castigo que puedan aplicar a ambos -a ERC por dar continuidad al di?logo y a Junts por romper la coherencia con lo defendido hasta ahora-, es menor. Para Junts ser?a una f?rmula con la que, después de la investidura, jugar de nuevo la carta de ser un partido influente en el Congreso, como ans?a su alma m?s pragm?tica, que a?ora el papel que Convergència ten?a anta?o.
3. El envite de Junts por superar a ERC
La pulsi?n de Junts por intentar recuperar el liderazgo dentro del independentismo y arrebatarle la presidencia de la Generalitat a ERC han marcado todas las decisiones de los ?ltimos meses. Y esta tentaci?n es uno de los motivos que pueden llevar a los posconvergentes a negociar por su cuenta la investidura de S?nchez. Ir por separado puede desembocar en dos finales distintos: o acordar con el PSOE un 's?' a cambio de contrapartidas m?s altas que las que puedan exhibir los republicanos o lucir un desacuerdo que suponga la repetici?n de las elecciones bajo el argumento de que los socialistas no afrontan la resoluci?n del conflicto y que ERC no se mantiene firme en la reivindicaci?n de la autodeterminaci?n y la amnist?a. De momento, mientras el partido de Oriol Junqueras ha abogado por "no dar una segunda oportunidad" a la derecha, Carles Puigdemont ha dejado claro que con él no funcionar? el "chantaje pol?tico" que entiende que supone que desde el PSOE se emplace a Junts a votar la investidura de S?nchez si quiere impedir un Gobierno de PP y de Vox. Significativas han sido las declaraciones del 'expresident' Artur Mas (https://www.sport.es/es/noticias/nacional/aconseja-puigdemont-sea-exigente-intransigente-90512333) en las que ha emplazado a Puigdemont a ser "m?s exigente que intransigente" y ha defendido evitar la repetici?n de las elecciones.
M?s informaci?n (Auto)
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4. La vocaci?n de ERC de mantener su estrategia
ERC no considera ni que tenga que cambiar sus liderazgos ni que los dos reveses consecutivos en las urnas supongan que tiene que cambiar su estrategia de fondo. La revisi?n, entienden desde la direcci?n, tiene que ser en todo caso de la t?ctica y de encontrar respuesta a por qué no han sacado rédito ni de lo negociado en Madrid ni de la gesti?n de Pere Aragonès al frente del Govern. Esa reafirmaci?n en continuar ondeando la bandera del di?logo con una mirada pragm?tica también puede ser motivo para que no se consolide un bloque negociador con Junts. Los republicanos ya han dejado por escrito que sus condiciones para la investidura son la continuaci?n de la mesa de di?logo, la mejora de la financiaci?n y el traspaso de Rodalies. Eso sabe a poco en las filas de Junts, que se mantienen por ahora inamovibles en la reclamaci?n del referéndum y la amnist?a. Llegado el momento l?mite, ERC buscar?a desmarcarse, previsiblemente, de ser se?alada como responsable de una repetici?n electoral.
5. El riesgo de dar alas a un cuarto espacio
Junts no solo mira de reojo a ERC, sino a lo que se mueve también en las fronteras de su partido, a ese cuarto espacio que amenaza con tomar cuerpo en futuras elecciones a partir del sector del independentismo que ha alimentado la abstenci?n como castigo a los partidos, que flirtean con la 'lista c?vica' que defiende la ANC o que incluso a?pa figuras emergentes como la alcaldesa de Ripoll, S?lvia Orriols, l?der del partido de ultraderecha Aliança Catalana, o a la 'exconsellera' Clara Ponsat?. Convertirse ahora en una pieza m?s de la mayor?a que deber? garantizar la investidura de S?nchez es, a ojos de una parte de Junts, dar alas a ese cuarto espacio pol?tico que entienden que les pasar?a m?s factura a ellos que a ERC.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/nacional/une-separa-erc-junts-negociar-90522289)
1. La pérdida de fuelle del independentismo
Ni a ERC ni a Junts les fueron bien las elecciones generales. Los primeros se dejaron por el camino 400.000 votos. Los segundos, 140.000. Y la CUP se qued? sin representaci?n. Eso supone que el independentismo ha pasado de contar con 23 representantes en el Congreso, a 14, y que el PSC en Catalu?a sume m?s votos (1,2 millones) que los tres partidos soberanistas juntos. Este es uno de los principales motivos por los que unos y otros se emplazan a rehacer puentes con el objetivo de reanimar el apoyo de los votantes y no arriesgarse a una ca?da mayor si se vuelven a repetir las elecciones. La aritmética del 23-J les brinda una inesperada oportunidad para ello, porque pese a haber perdido fuelle en las urnas, los esca?os de los dos partidos independentistas cotizan m?s al alza pues son imprescindibles para la investidura de Pedro S?nchez. Los republicanos querr?an que este cap?tulo fuera el primero para recuperar la cooperaci?n también en la legislatura catalana, consciente de que hay una parte de Junts que vive con desaz?n la pérdida de poder institucional del partido, y un revulsivo para que, con un horizonte compartido, el soberanismo vuelva a una l?nea ascendente.
2. El desgaste menor de ir de la mano
En ambos partidos existe el temor a que un eventual apoyo a S?nchez pase factura. De hecho, los republicanos atribuyen buena parte del correctivo sufrido en las municipales y en las generales al hecho de no haber sabido capitalizar su estrategia de di?logo en Madrid. Que Junts, que en campa?a dijo que no investir?a a S?nchez, esté ahora dispuesto a exprimir su rol de partido que tiene la llave y negociar, ya es un cambio de posici?n. Si los dos partidos van de la mano a la hora de determinar el precio de su 's?', entienden que la presi?n que ejerza el sector del independentismo partidario de la confrontaci?n estar? m?s repartida y que el castigo que puedan aplicar a ambos -a ERC por dar continuidad al di?logo y a Junts por romper la coherencia con lo defendido hasta ahora-, es menor. Para Junts ser?a una f?rmula con la que, después de la investidura, jugar de nuevo la carta de ser un partido influente en el Congreso, como ans?a su alma m?s pragm?tica, que a?ora el papel que Convergència ten?a anta?o.
3. El envite de Junts por superar a ERC
La pulsi?n de Junts por intentar recuperar el liderazgo dentro del independentismo y arrebatarle la presidencia de la Generalitat a ERC han marcado todas las decisiones de los ?ltimos meses. Y esta tentaci?n es uno de los motivos que pueden llevar a los posconvergentes a negociar por su cuenta la investidura de S?nchez. Ir por separado puede desembocar en dos finales distintos: o acordar con el PSOE un 's?' a cambio de contrapartidas m?s altas que las que puedan exhibir los republicanos o lucir un desacuerdo que suponga la repetici?n de las elecciones bajo el argumento de que los socialistas no afrontan la resoluci?n del conflicto y que ERC no se mantiene firme en la reivindicaci?n de la autodeterminaci?n y la amnist?a. De momento, mientras el partido de Oriol Junqueras ha abogado por "no dar una segunda oportunidad" a la derecha, Carles Puigdemont ha dejado claro que con él no funcionar? el "chantaje pol?tico" que entiende que supone que desde el PSOE se emplace a Junts a votar la investidura de S?nchez si quiere impedir un Gobierno de PP y de Vox. Significativas han sido las declaraciones del 'expresident' Artur Mas (https://www.sport.es/es/noticias/nacional/aconseja-puigdemont-sea-exigente-intransigente-90512333) en las que ha emplazado a Puigdemont a ser "m?s exigente que intransigente" y ha defendido evitar la repetici?n de las elecciones.
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4. La vocaci?n de ERC de mantener su estrategia
ERC no considera ni que tenga que cambiar sus liderazgos ni que los dos reveses consecutivos en las urnas supongan que tiene que cambiar su estrategia de fondo. La revisi?n, entienden desde la direcci?n, tiene que ser en todo caso de la t?ctica y de encontrar respuesta a por qué no han sacado rédito ni de lo negociado en Madrid ni de la gesti?n de Pere Aragonès al frente del Govern. Esa reafirmaci?n en continuar ondeando la bandera del di?logo con una mirada pragm?tica también puede ser motivo para que no se consolide un bloque negociador con Junts. Los republicanos ya han dejado por escrito que sus condiciones para la investidura son la continuaci?n de la mesa de di?logo, la mejora de la financiaci?n y el traspaso de Rodalies. Eso sabe a poco en las filas de Junts, que se mantienen por ahora inamovibles en la reclamaci?n del referéndum y la amnist?a. Llegado el momento l?mite, ERC buscar?a desmarcarse, previsiblemente, de ser se?alada como responsable de una repetici?n electoral.
5. El riesgo de dar alas a un cuarto espacio
Junts no solo mira de reojo a ERC, sino a lo que se mueve también en las fronteras de su partido, a ese cuarto espacio que amenaza con tomar cuerpo en futuras elecciones a partir del sector del independentismo que ha alimentado la abstenci?n como castigo a los partidos, que flirtean con la 'lista c?vica' que defiende la ANC o que incluso a?pa figuras emergentes como la alcaldesa de Ripoll, S?lvia Orriols, l?der del partido de ultraderecha Aliança Catalana, o a la 'exconsellera' Clara Ponsat?. Convertirse ahora en una pieza m?s de la mayor?a que deber? garantizar la investidura de S?nchez es, a ojos de una parte de Junts, dar alas a ese cuarto espacio pol?tico que entienden que les pasar?a m?s factura a ellos que a ERC.
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