الريــم
07-26-2023, 12:45 PM
Durante la pasada campa?a electoral, pero con m?s intensidad desde la noche del domingo, numerosos periodistas, presentadores, augures y tod?logos se han referido al partido Coalici?n Canaria como un obvio sumando en la muy inveros?mil investidura de Alberto N??ez Feij?o. Se ha asimilado a la Uni?n del Pueblo Navarro y en algunos casos se ha podido escuchar que la define un nacionalismo muy conservador y siempre escorado hacia el PP. Pero Coalici?n Canaria es un artefacto pol?tico e ideol?gico que no responde a esta imagen lejana y apresurada y que ha rechazado categ?ricamente su respaldo a un gobierno del que formara parte Vox. As? se lo ha reiterado al propio N??ez Feij?o en la primera ronda de contactos con el l?der gallego.
En el origen est? el verbo. Coalici?n Canaria se llama as? porque se constituy? inicialmente como el fruto de la apresurada federaci?n de un conjunto de organizaciones (las Agrupaciones Independientes de Canarias, el Centro Canario Nacionalista, Iniciativa Canaria Nacionalista, Asamblea Majorera, Partido Nacionalista Canario) que también tienen unos or?genes complejos. En Iniciativa Canaria, por ejemplo, confluyeron una parte sustancial del PCE en las islas, bajo el liderazgo de José Carlos Mauricio, con fuerzas nacionalistas y autogestionarias de izquierda de Gran Canaria y Tenerife. Otra organizaci?n de or?genes izquierdistas, que en la actualidad que sigue siendo el partido m?s potente en Fuerteventura es Asamblea Majorera, hoy hibernada en Coalici?n Canaria, que hasta hace muy poco inclu?a el derecho de autodeterminaci?n de Canarias en sus estatutos. Esta confluencia entre regionalistas y nacionalistas, entre centroderechistas procedentes de la extinta UCD que superaron el insularismo y centroizquierdistas que abandonaban el comunismo y la izquierda autogestionaria, encontr? en Coalici?n Canaria un nombre lo suficientemente cauto y neutral para no molestar a ninguna de sus fuerzas fundadoras.
El momento inaugural fue la primavera de 1993. Gobernaba entonces la Comunidad aut?noma un pacto entre un PSOE liderado por Jer?nimo Saavedra y las Agrupaciones Independientes de Canarias, federaci?n de partidos insulares que ten?an como principal referente a Manuel Hermoso. Entonces varios l?deres (Hermoso, Lorenzo Olarte, Mauricio) sufrieron una epifan?a colectiva y echaron cuentas. O tal vez fue al revés. En cinco de las siete islas sus respectivos partidos eran la primera o la segunda fuerza pol?tica. Si armaban una plataforma pol?tico-electoral inteligente ocupar?an la centralidad del sistema pol?tico canario y, previsiblemente, futuras mayor?as parlamentarias. En ese momento sumaban justo mayor?a absoluta y le propinaron una moci?n de censura a Saavedra. Hermoso se convirti? en presidente.
Coalici?n Canaria no es una organizaci?n que se construye para llegar a gobernar, sino una fuerza pol?tica creada desde el Gobierno para instrumentalizar una continuidad en el poder y desarrollar una agenda pol?tica dirigida a superar la miseria inversora del Estado y la calamitosa situaci?n de las infraestructuras y los servicios p?blicos que padec?a Canarias a principios de los noventa. Después se ha transformado en un partido unificado, en una cultura propia y en una memoria compartida por tres generaciones de militantes.
En estos treinta a?os, CC, contradiciendo a desdichados tertulianos madrile?os, ha pactado tanto con el PP como el PSOE, cogobernando con los socialdem?cratas en la Comunidad aut?noma –lo hicieron dos presidentes coalicioneros, Paulino Rivero y Fernando Clavijo, entre julio de 2015 y diciembre de 2020– y en numerosos cabildos y ayuntamientos de las islas. El anterior presidente socialista, ?ngel V?ctor Torres, por ejemplo, fue alcalde de su municipio local, Arucas, gracias al apoyo de CC hace veinte a?os. En Madrid Coalici?n Canaria vot? a favor de la investidura de Rodr?guez Zapatero en 2004 como antes lo hab?a hecho con José Mar?a Aznar en 1996 –sum?ndose al PNV y a CiU–.
Por alguna extra?a raz?n, lo que en el caso del PNV, como ocurr?a con los antiguos convergentes, se considera una astucia admirable o un ejemplar sentido de Estado, en el caso de Coalici?n se se?ala como un oportunismo entre grotesco y despreciable. También ha existido una colaboraci?n parlamentaria –en especial en el ?ltimo a?o y medio de la finiquitada legislatura– con los socialistas, respaldando con el voto de Ana Oramas la ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garant?a de los derechos de las personas LGTBI o la ley de garant?a integral de la libertad sexual (la del s? es s?). Otros?: los presupuestos generales del Estado actualmente en vigor fueron apoyados, asimismo, por CC en el Congreso de los Diputados y en el Senado.
Con sus abundantes errores, insuficiencias y torpezas –la principal sigue siendo haber alimentado la escisi?n de la mayor?a de la organizaci?n en Gran Canaria que deriv? en la creaci?n de Nueva Canarias en 2005– no parece desacertado admitir entre los dirigentes de CC cierta inteligencia pol?tica. Es la que les lleva, precisamente, a rechazar cualquier contacto con Vox. Y no solo por ser Vox un partido antiautonomista y reaccionario, sino porque su mera presencia –por primera vez ha entrado en el Parlamento canario con cuatro diputados–fragmenta el espacio de la derecha, debilita consensos, amenaza mayor?as. Vox no solo es pol?ticamente impresentable e irreconciliable: es un engorro y una molestia a?adida en el espacio pol?tico isle?o.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/nacional/coalicion-canaria-brevisimo-manual-peninsulares-90331721)
En el origen est? el verbo. Coalici?n Canaria se llama as? porque se constituy? inicialmente como el fruto de la apresurada federaci?n de un conjunto de organizaciones (las Agrupaciones Independientes de Canarias, el Centro Canario Nacionalista, Iniciativa Canaria Nacionalista, Asamblea Majorera, Partido Nacionalista Canario) que también tienen unos or?genes complejos. En Iniciativa Canaria, por ejemplo, confluyeron una parte sustancial del PCE en las islas, bajo el liderazgo de José Carlos Mauricio, con fuerzas nacionalistas y autogestionarias de izquierda de Gran Canaria y Tenerife. Otra organizaci?n de or?genes izquierdistas, que en la actualidad que sigue siendo el partido m?s potente en Fuerteventura es Asamblea Majorera, hoy hibernada en Coalici?n Canaria, que hasta hace muy poco inclu?a el derecho de autodeterminaci?n de Canarias en sus estatutos. Esta confluencia entre regionalistas y nacionalistas, entre centroderechistas procedentes de la extinta UCD que superaron el insularismo y centroizquierdistas que abandonaban el comunismo y la izquierda autogestionaria, encontr? en Coalici?n Canaria un nombre lo suficientemente cauto y neutral para no molestar a ninguna de sus fuerzas fundadoras.
El momento inaugural fue la primavera de 1993. Gobernaba entonces la Comunidad aut?noma un pacto entre un PSOE liderado por Jer?nimo Saavedra y las Agrupaciones Independientes de Canarias, federaci?n de partidos insulares que ten?an como principal referente a Manuel Hermoso. Entonces varios l?deres (Hermoso, Lorenzo Olarte, Mauricio) sufrieron una epifan?a colectiva y echaron cuentas. O tal vez fue al revés. En cinco de las siete islas sus respectivos partidos eran la primera o la segunda fuerza pol?tica. Si armaban una plataforma pol?tico-electoral inteligente ocupar?an la centralidad del sistema pol?tico canario y, previsiblemente, futuras mayor?as parlamentarias. En ese momento sumaban justo mayor?a absoluta y le propinaron una moci?n de censura a Saavedra. Hermoso se convirti? en presidente.
Coalici?n Canaria no es una organizaci?n que se construye para llegar a gobernar, sino una fuerza pol?tica creada desde el Gobierno para instrumentalizar una continuidad en el poder y desarrollar una agenda pol?tica dirigida a superar la miseria inversora del Estado y la calamitosa situaci?n de las infraestructuras y los servicios p?blicos que padec?a Canarias a principios de los noventa. Después se ha transformado en un partido unificado, en una cultura propia y en una memoria compartida por tres generaciones de militantes.
En estos treinta a?os, CC, contradiciendo a desdichados tertulianos madrile?os, ha pactado tanto con el PP como el PSOE, cogobernando con los socialdem?cratas en la Comunidad aut?noma –lo hicieron dos presidentes coalicioneros, Paulino Rivero y Fernando Clavijo, entre julio de 2015 y diciembre de 2020– y en numerosos cabildos y ayuntamientos de las islas. El anterior presidente socialista, ?ngel V?ctor Torres, por ejemplo, fue alcalde de su municipio local, Arucas, gracias al apoyo de CC hace veinte a?os. En Madrid Coalici?n Canaria vot? a favor de la investidura de Rodr?guez Zapatero en 2004 como antes lo hab?a hecho con José Mar?a Aznar en 1996 –sum?ndose al PNV y a CiU–.
Por alguna extra?a raz?n, lo que en el caso del PNV, como ocurr?a con los antiguos convergentes, se considera una astucia admirable o un ejemplar sentido de Estado, en el caso de Coalici?n se se?ala como un oportunismo entre grotesco y despreciable. También ha existido una colaboraci?n parlamentaria –en especial en el ?ltimo a?o y medio de la finiquitada legislatura– con los socialistas, respaldando con el voto de Ana Oramas la ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garant?a de los derechos de las personas LGTBI o la ley de garant?a integral de la libertad sexual (la del s? es s?). Otros?: los presupuestos generales del Estado actualmente en vigor fueron apoyados, asimismo, por CC en el Congreso de los Diputados y en el Senado.
Con sus abundantes errores, insuficiencias y torpezas –la principal sigue siendo haber alimentado la escisi?n de la mayor?a de la organizaci?n en Gran Canaria que deriv? en la creaci?n de Nueva Canarias en 2005– no parece desacertado admitir entre los dirigentes de CC cierta inteligencia pol?tica. Es la que les lleva, precisamente, a rechazar cualquier contacto con Vox. Y no solo por ser Vox un partido antiautonomista y reaccionario, sino porque su mera presencia –por primera vez ha entrado en el Parlamento canario con cuatro diputados–fragmenta el espacio de la derecha, debilita consensos, amenaza mayor?as. Vox no solo es pol?ticamente impresentable e irreconciliable: es un engorro y una molestia a?adida en el espacio pol?tico isle?o.
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