الريــم
07-24-2023, 01:40 PM
Seguro que lo recuerdan: canciones como Chiquilla (Seguridad Social), Sin documentos (Los Rodr?guez) o Veneno en la piel (Radio Futura), por poner solo tres ejemplos, sonaban en todas partes. Las conoc?a la prole, la abuela, el conductor del autob?s, la vecina del quinto, los obreros que apilaban ladrillos en el chafl?n de al lado y el propietario del quiosco de la esquina. La ?nica forma de ignorarlas era vivir recluido en un b?nker o en un refugio antinuclear. Y a lo mejor ni por esas. Bastaba un diminuto transistor y algo de cobertura.
Eran los a?os ochenta y noventa, el esplendor de la radiof?rmula y las emisoras musicales de frecuencia modulada. Campa?as que pod?an encumbrar a un pu?ado de m?sicos de la noche a la ma?ana. Audiencias millonarias. Todo el conocimiento pasaba por ellos, y en (mucha) menor medida, por la prensa del ramo. Internet apenas era un protocolo del Departamento de Defensa de los EEUU. que nadie conoc?a fuera del Pent?gono. Los algoritmos, pura ciencia ficci?n. La palabra clave era 'prescripci?n': un pu?ado de disc jockeys – poco que ver con el DJ de masas tal y como lo conocemos – decid?a tras un micr?fono lo que la gente pod?a escuchar a través de las ondas, antes de que algunos oyentes emprendieran la voluntariosa tarea de acercarse a una tienda de discos o a unos grandes almacenes.
A partir del 2000 y algo, la radio se dedic? a hacer teolog?a de los estudios de mercado, cuando antes era un programador quien eleg?a lo que consideraba m?s adecuado para el oyente"
Luis Merino (Zaragoza, 1954) fue director de 40 Principales y dem?s emisoras musicales del grupo PRISA entre 1996 y 2001, y tiene claro que el modelo ha cambiado radicalmente. (https://www.epe.es/es/cultura/20230722/mato-streaming-estrella-radio-90174622) “A partir del 2000 y algo, la radio se dedic? a hacer teolog?a de los estudios de mercado, cuando antes era un programador quien eleg?a lo que consideraba m?s adecuado para el oyente: comunicaba y prescrib?a, que son las dos funciones fundamentales de la radio. Hasta que la gente dice que le molesta el DJ y no quiere voz, que es como decir que las tuber?as no deben llevar agua. Pero la radio no es un grifo de m?sica, y a m? lo de una hora sin presentaciones me parec?a una salvajada”, argumenta este comunicador y empresario que ha vivido de primera mano la era dorada de la radiof?rmula, trabajando con locutores como Joaqu?n Luqui o José Antonio Abell?n, y que a lo largo de su vida ha podido confraternizar con Paul McCartney o Bruce Springsteen, compartir mesa y mantel con Elton John, conocer a Berry Gordy en sus legendarias oficinas del sello Motown, vivir el Live Aid en el estadio de Wembley a pocos metros de Lady Di o disfrutar de una interpretaci?n privada de Brothers In Arms para él solo a cargo de Mark Knopfler, un a?o y medio antes de que la canci?n se publicase.
https://uc-4u.com/clip/d44719ee-fb61-477d-b24e-61f7c248e6e9_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Merino, con Bruce Springsteen. | CEDIDA
La prescripci?n extraviada
Lo cuenta en Cuando la m?sica era redonda (S?lex, 2023), un jugoso libro autobiogr?fico escrito junto a Tudi Mart?n que es también el relato de un joven mel?mano que iba para médico hasta que le pidi? una oportunidad al periodista Vicente Ros Belda en Radio Valencia de la cadena SER, a mediados de los setenta. “Proced? con m?s caridad que inteligencia: poniendo discos no matas a nadie”, cuenta entre risas quien se define como “un apasionado coleccionista de m?sica” que vio en la radio “un mecanismo en el que poder contar que un disco era lo m?s”, y cuyo primer single en propiedad fue La chica Ye Yé (1966) de Concha Velasco, que sus padres le regalaron cuando era un cr?o que pasaba los veranos pegado a su transistor en la peque?a poblaci?n de Cubillos del Pan (Zamora).
Son much?simas las cosas que han cambiado desde entonces. Aquella emisora valenciana se convertir?a en Mediterr?neo SER, una de las que formaban ya parte de la cadena que emit?a Los 40 Principales, el formato que Rafael Revert hab?a adaptado del Top 40 norteamericano, con el apoyo de Tom?s Mart?n Blanco, director de programas de la emisora. Luis Merino dej? Valencia y se fue a Madrid en 1989 para ser subdirector de Los 40, en cuyo organigrama escalar?a durante los noventa.
https://uc-4u.com/clip/942f8663-0fd8-4435-bd08-1e56595aa0e5_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Merino, con Paul (a su dcha.) y Linda McCartney (al fondo) inaugurando el estudio de Los 40 que lleva como nombre el apellido del ex-Beatle. | CEDIDA
“La radio musical se ha quedado ahora en pelotas”, reconoce, porque “se aleja de la prescripci?n y la comunicaci?n que eran su ADN” e “intenta recuperarlas a marchas forzadas, pero est? muy sujeta al mercado, y este siempre es previsible: el mercado dice ahora que hay que copiar, y no innovar”. La comparaci?n con las plataformas de streaming y Youtube es inevitable: “Si me gustan los Beatles y Simon & Garfunkel, el algoritmo me dir? que Crosby, Stills & Nash me tienen que gustar también, pero nunca me dir? que Steven Wilson o Gloria Estefan o Los Indios Tabajaras me pueden gustar también: esa es la diferencia entre un estudio de mercado y un programador”, esgrime.
La primera red social antes de las redes sociales
Sostiene Luis Merino que “la radio musical fue la primera red social que ha habido, donde por un lado conflu?an los artistas y por el otro los oyentes: unos creaban m?sica y otros la disfrutaban, y la radio era el puente entre ambos”. Y es de quienes a?n valoran la fisicidad de la m?sica. El denostado formato. “Si alguien compraba un disco, lo pose?a, no como hoy en que lo que triunfa es la puesta a disposici?n: ?para qué quiero yo doce millones de canciones, como ofrece Apple? Est? bien que estén ah?, pero lo que quiero es que alguien me diga, de todo lo que sale, qué es lo que me puede interesar, y ese papel lo jugaba la radio”, explica.
?Para qué quiero yo doce millones de canciones, como ofrece Apple? Est? bien que estén ah?, pero lo que quiero es que alguien me diga, de todo lo que sale, qué es lo que me puede interesar, y ese papel lo jugaba la radio
Evidentemente, son muchos los est?mulos que ahora concurren. Hasta el punto de que piensa que hoy en d?a “el talento ya no est? al servicio de la m?sica, sino del cine, los videojuegos o las aplicaciones”, y de que valora que la competencia ya dif?cilmente puede darse entre emisoras de radio, sino entre otros filtros muy distintos: “La radio de aquella época ten?a competencia dentro de la misma banda, porque si yo trabajaba en Los 40, mi competencia pod?a ser Radio 3, Cadena Cien o Europa FM, pero hoy los j?venes escuchan m?sica en un teléfono, y ah? tu competencia es whatsapp, Facebook, los juegos, las RRSS, y cada uno pelea por la atenci?n del usuario: la m?sica ten?a papel preponderante en los 70, 80 y 90 porque la gente quer?a comprarse m?sica y ropa, fundamentalmente, pero ya no es as?”.
El sambenito de la comercialidad
Cualquiera que viviese aquella época podr? recordar que Los 40 Principales eran considerados el summum de la comercialidad. Que solo primaban los intereses monetarios. El propio Luis Merino recuerda en su libro las acusaciones de “horteras” o de emisora “para ni?atos” que se granjeaba la radiof?rmula durante los ochenta y noventa. Pero niega la mayor. De hecho, fue lanzadera de muchos m?sicos que surg?an del ?mbito independiente. Rafael Revert recibi? una carta desafiante por parte de Servando Carballar y sus Aviador Dro, quienes daban por hecho que eran caso perdido para la emisora, pero recogi? el guante y contact? con ellos, tal y como se cuenta en el libro Aquellos a?os accidentales. DRO, la discogr?fica independiente que lo cambi? todo (2023), de Laura Pi?ero. Aunque también cuenta Javier Corcobado en otro libro reciente, su autobiograf?a La m?sica prohibida (Liburuak, 2023), que lleg? a orinar en una remesa de langostas vivas enviadas por su compa??a de discos al propio Revert.
En cualquier caso, Hombres G, Duncan Dhu, Gabinete Caligari o Loquillo y los Trogloditas proven?an de un sustrato independiente y gozaron de amplia exposici?n en un momento en que Los 40 Principales pescaban en ese caladero: “Ese sambenito de m?sica comercial no es verdad, ni tampoco el de que cobr?ramos nada por poner un disco: con los m?sicos era un quid pro quo”, recuerda Luis Merino al hilo también de aquellos conciertos que la emisora programaba en espacios urbanos. “Lanzamos a Hombres G, por ejemplo, y ellos necesitaban visibilidad y nosotros acercar la m?sica a la calle, con lo que llev?bamos a nuestra audiencia la m?sica que les pon?amos en la radio, pero en directo: eso era muy bueno para el grupo y para la radio, y los m?sicos ganaban as? millones y millones”.
https://uc-4u.com/clip/7cae76dc-6a38-4e99-b034-41d5b1f65766_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Los Rolling Stones, con Merino (tercero por la izda.) durante una parada espa?ola de la gira Bridges to Babylon. | CEDIDA
Fue la época de los conciertos multitudinarios que arrastraban a decenas de miles de personas, ya fueran matinales o nocturnos, mucho antes de los grandes festivales. “Era maravilloso que el m?sico y la radio se pudieran ayudar, pero la nuestra no era una relaci?n aséptica, era pasional: recuerdo ir Londres a escuchar el ?lbum recién mezclado de Los Secretos para elegir qué canciones pod?an ser las m?s adecuadas para nuestra audiencia, y creo que eso es ayudar a un grupo, que normalmente no pensaba en singles; ya se ha perdido el papel de oteador de repertorio que la radio ten?a”, lamenta.
El disco rojo como santo Grial
Ser disco rojo de Los 40 Principales garantizaba una difusi?n mastod?ntica. Como lograr el codiciado n?mero uno de su lista semanal, que se decid?a los martes en la Gran V?a madrile?a: “Nos reun?amos las principales emisoras de Espa?a, y tres o cuatro peque?as, ve?amos cu?l era la evoluci?n de cada canci?n y sobre eso se votaba”, rememora Merino. “?ramos unas doce personas”, cuenta, “y entre gente que conoce repertorios y artistas, a veces pens?bamos que quiz? era mejor dejar una canci?n de Radio Futura creciendo hasta que pudiera rematar su trayectoria de una forma m?s s?lida”.
https://uc-4u.com/clip/e4ce10cb-0a36-42ce-b454-b37a0a510c39_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Un joven Luis Merino entrevistando a Julio Iglesias. | CEDIDA
Argumenta que la fragmentaci?n de las audiencias no es un fen?meno nuevo ni exclusivo de la era del streaming y las redes sociales, ya que “en los EE.UU. las emisoras de country solo daban country, y las de oldies solo oldies”, y reivindica que el Top 40 del que se nutri? Los 40 naci? precisamente para contrarrestar esos nichos, “porque recog?a éxitos compatibles de todos los estilos, era como un escaparate de bazar”. Hoy en d?a se le antoja sumamente dif?cil que “a los chicos que les encanta el reggateon les vaya a gustar el rock and roll o las baladas”. Y lamenta que a la radio musical “le faltan referencias”, que se hayan ido perdiendo porque sus disc jockeys “o se han ido o son muy mayores”. Es un medio cada vez m?s huérfano de t?tems. Y cada vez menos aut?nomo, m?s dependiente de los espacios matinales o despertadores.
Luis Merino, quien pudo haber sido manager de Mecano gracias a la amistad que compart?an justo antes de que estos explotaran comercialmente (“solo yo cre?a en ellos, y logré que la compa??a que les iba a dar la carta de libertad les grabara un LP”) y haber ganado un dinero que no podr?a ni haber imaginado en sus mejores sue?os en el mundo de la radio, no se arrepiente de nada: “He sido muy feliz con las cosas que he hecho, el dinero y la fama son en la vida elementos de medici?n de éxito, pero yo solo he querido tener el dinero que me permitiera vivir razonablemente bien, y si volviera a nacer, har?a lo mismo, hasta lo malo, porque si no tienes problemas, no logras evaluar los momentos de felicidad como realmente son”.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/musica-redonda-nuevo-libro-luis-90259731)
Eran los a?os ochenta y noventa, el esplendor de la radiof?rmula y las emisoras musicales de frecuencia modulada. Campa?as que pod?an encumbrar a un pu?ado de m?sicos de la noche a la ma?ana. Audiencias millonarias. Todo el conocimiento pasaba por ellos, y en (mucha) menor medida, por la prensa del ramo. Internet apenas era un protocolo del Departamento de Defensa de los EEUU. que nadie conoc?a fuera del Pent?gono. Los algoritmos, pura ciencia ficci?n. La palabra clave era 'prescripci?n': un pu?ado de disc jockeys – poco que ver con el DJ de masas tal y como lo conocemos – decid?a tras un micr?fono lo que la gente pod?a escuchar a través de las ondas, antes de que algunos oyentes emprendieran la voluntariosa tarea de acercarse a una tienda de discos o a unos grandes almacenes.
A partir del 2000 y algo, la radio se dedic? a hacer teolog?a de los estudios de mercado, cuando antes era un programador quien eleg?a lo que consideraba m?s adecuado para el oyente"
Luis Merino (Zaragoza, 1954) fue director de 40 Principales y dem?s emisoras musicales del grupo PRISA entre 1996 y 2001, y tiene claro que el modelo ha cambiado radicalmente. (https://www.epe.es/es/cultura/20230722/mato-streaming-estrella-radio-90174622) “A partir del 2000 y algo, la radio se dedic? a hacer teolog?a de los estudios de mercado, cuando antes era un programador quien eleg?a lo que consideraba m?s adecuado para el oyente: comunicaba y prescrib?a, que son las dos funciones fundamentales de la radio. Hasta que la gente dice que le molesta el DJ y no quiere voz, que es como decir que las tuber?as no deben llevar agua. Pero la radio no es un grifo de m?sica, y a m? lo de una hora sin presentaciones me parec?a una salvajada”, argumenta este comunicador y empresario que ha vivido de primera mano la era dorada de la radiof?rmula, trabajando con locutores como Joaqu?n Luqui o José Antonio Abell?n, y que a lo largo de su vida ha podido confraternizar con Paul McCartney o Bruce Springsteen, compartir mesa y mantel con Elton John, conocer a Berry Gordy en sus legendarias oficinas del sello Motown, vivir el Live Aid en el estadio de Wembley a pocos metros de Lady Di o disfrutar de una interpretaci?n privada de Brothers In Arms para él solo a cargo de Mark Knopfler, un a?o y medio antes de que la canci?n se publicase.
https://uc-4u.com/clip/d44719ee-fb61-477d-b24e-61f7c248e6e9_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Merino, con Bruce Springsteen. | CEDIDA
La prescripci?n extraviada
Lo cuenta en Cuando la m?sica era redonda (S?lex, 2023), un jugoso libro autobiogr?fico escrito junto a Tudi Mart?n que es también el relato de un joven mel?mano que iba para médico hasta que le pidi? una oportunidad al periodista Vicente Ros Belda en Radio Valencia de la cadena SER, a mediados de los setenta. “Proced? con m?s caridad que inteligencia: poniendo discos no matas a nadie”, cuenta entre risas quien se define como “un apasionado coleccionista de m?sica” que vio en la radio “un mecanismo en el que poder contar que un disco era lo m?s”, y cuyo primer single en propiedad fue La chica Ye Yé (1966) de Concha Velasco, que sus padres le regalaron cuando era un cr?o que pasaba los veranos pegado a su transistor en la peque?a poblaci?n de Cubillos del Pan (Zamora).
Son much?simas las cosas que han cambiado desde entonces. Aquella emisora valenciana se convertir?a en Mediterr?neo SER, una de las que formaban ya parte de la cadena que emit?a Los 40 Principales, el formato que Rafael Revert hab?a adaptado del Top 40 norteamericano, con el apoyo de Tom?s Mart?n Blanco, director de programas de la emisora. Luis Merino dej? Valencia y se fue a Madrid en 1989 para ser subdirector de Los 40, en cuyo organigrama escalar?a durante los noventa.
https://uc-4u.com/clip/942f8663-0fd8-4435-bd08-1e56595aa0e5_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Merino, con Paul (a su dcha.) y Linda McCartney (al fondo) inaugurando el estudio de Los 40 que lleva como nombre el apellido del ex-Beatle. | CEDIDA
“La radio musical se ha quedado ahora en pelotas”, reconoce, porque “se aleja de la prescripci?n y la comunicaci?n que eran su ADN” e “intenta recuperarlas a marchas forzadas, pero est? muy sujeta al mercado, y este siempre es previsible: el mercado dice ahora que hay que copiar, y no innovar”. La comparaci?n con las plataformas de streaming y Youtube es inevitable: “Si me gustan los Beatles y Simon & Garfunkel, el algoritmo me dir? que Crosby, Stills & Nash me tienen que gustar también, pero nunca me dir? que Steven Wilson o Gloria Estefan o Los Indios Tabajaras me pueden gustar también: esa es la diferencia entre un estudio de mercado y un programador”, esgrime.
La primera red social antes de las redes sociales
Sostiene Luis Merino que “la radio musical fue la primera red social que ha habido, donde por un lado conflu?an los artistas y por el otro los oyentes: unos creaban m?sica y otros la disfrutaban, y la radio era el puente entre ambos”. Y es de quienes a?n valoran la fisicidad de la m?sica. El denostado formato. “Si alguien compraba un disco, lo pose?a, no como hoy en que lo que triunfa es la puesta a disposici?n: ?para qué quiero yo doce millones de canciones, como ofrece Apple? Est? bien que estén ah?, pero lo que quiero es que alguien me diga, de todo lo que sale, qué es lo que me puede interesar, y ese papel lo jugaba la radio”, explica.
?Para qué quiero yo doce millones de canciones, como ofrece Apple? Est? bien que estén ah?, pero lo que quiero es que alguien me diga, de todo lo que sale, qué es lo que me puede interesar, y ese papel lo jugaba la radio
Evidentemente, son muchos los est?mulos que ahora concurren. Hasta el punto de que piensa que hoy en d?a “el talento ya no est? al servicio de la m?sica, sino del cine, los videojuegos o las aplicaciones”, y de que valora que la competencia ya dif?cilmente puede darse entre emisoras de radio, sino entre otros filtros muy distintos: “La radio de aquella época ten?a competencia dentro de la misma banda, porque si yo trabajaba en Los 40, mi competencia pod?a ser Radio 3, Cadena Cien o Europa FM, pero hoy los j?venes escuchan m?sica en un teléfono, y ah? tu competencia es whatsapp, Facebook, los juegos, las RRSS, y cada uno pelea por la atenci?n del usuario: la m?sica ten?a papel preponderante en los 70, 80 y 90 porque la gente quer?a comprarse m?sica y ropa, fundamentalmente, pero ya no es as?”.
El sambenito de la comercialidad
Cualquiera que viviese aquella época podr? recordar que Los 40 Principales eran considerados el summum de la comercialidad. Que solo primaban los intereses monetarios. El propio Luis Merino recuerda en su libro las acusaciones de “horteras” o de emisora “para ni?atos” que se granjeaba la radiof?rmula durante los ochenta y noventa. Pero niega la mayor. De hecho, fue lanzadera de muchos m?sicos que surg?an del ?mbito independiente. Rafael Revert recibi? una carta desafiante por parte de Servando Carballar y sus Aviador Dro, quienes daban por hecho que eran caso perdido para la emisora, pero recogi? el guante y contact? con ellos, tal y como se cuenta en el libro Aquellos a?os accidentales. DRO, la discogr?fica independiente que lo cambi? todo (2023), de Laura Pi?ero. Aunque también cuenta Javier Corcobado en otro libro reciente, su autobiograf?a La m?sica prohibida (Liburuak, 2023), que lleg? a orinar en una remesa de langostas vivas enviadas por su compa??a de discos al propio Revert.
En cualquier caso, Hombres G, Duncan Dhu, Gabinete Caligari o Loquillo y los Trogloditas proven?an de un sustrato independiente y gozaron de amplia exposici?n en un momento en que Los 40 Principales pescaban en ese caladero: “Ese sambenito de m?sica comercial no es verdad, ni tampoco el de que cobr?ramos nada por poner un disco: con los m?sicos era un quid pro quo”, recuerda Luis Merino al hilo también de aquellos conciertos que la emisora programaba en espacios urbanos. “Lanzamos a Hombres G, por ejemplo, y ellos necesitaban visibilidad y nosotros acercar la m?sica a la calle, con lo que llev?bamos a nuestra audiencia la m?sica que les pon?amos en la radio, pero en directo: eso era muy bueno para el grupo y para la radio, y los m?sicos ganaban as? millones y millones”.
https://uc-4u.com/clip/7cae76dc-6a38-4e99-b034-41d5b1f65766_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Los Rolling Stones, con Merino (tercero por la izda.) durante una parada espa?ola de la gira Bridges to Babylon. | CEDIDA
Fue la época de los conciertos multitudinarios que arrastraban a decenas de miles de personas, ya fueran matinales o nocturnos, mucho antes de los grandes festivales. “Era maravilloso que el m?sico y la radio se pudieran ayudar, pero la nuestra no era una relaci?n aséptica, era pasional: recuerdo ir Londres a escuchar el ?lbum recién mezclado de Los Secretos para elegir qué canciones pod?an ser las m?s adecuadas para nuestra audiencia, y creo que eso es ayudar a un grupo, que normalmente no pensaba en singles; ya se ha perdido el papel de oteador de repertorio que la radio ten?a”, lamenta.
El disco rojo como santo Grial
Ser disco rojo de Los 40 Principales garantizaba una difusi?n mastod?ntica. Como lograr el codiciado n?mero uno de su lista semanal, que se decid?a los martes en la Gran V?a madrile?a: “Nos reun?amos las principales emisoras de Espa?a, y tres o cuatro peque?as, ve?amos cu?l era la evoluci?n de cada canci?n y sobre eso se votaba”, rememora Merino. “?ramos unas doce personas”, cuenta, “y entre gente que conoce repertorios y artistas, a veces pens?bamos que quiz? era mejor dejar una canci?n de Radio Futura creciendo hasta que pudiera rematar su trayectoria de una forma m?s s?lida”.
https://uc-4u.com/clip/e4ce10cb-0a36-42ce-b454-b37a0a510c39_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Un joven Luis Merino entrevistando a Julio Iglesias. | CEDIDA
Argumenta que la fragmentaci?n de las audiencias no es un fen?meno nuevo ni exclusivo de la era del streaming y las redes sociales, ya que “en los EE.UU. las emisoras de country solo daban country, y las de oldies solo oldies”, y reivindica que el Top 40 del que se nutri? Los 40 naci? precisamente para contrarrestar esos nichos, “porque recog?a éxitos compatibles de todos los estilos, era como un escaparate de bazar”. Hoy en d?a se le antoja sumamente dif?cil que “a los chicos que les encanta el reggateon les vaya a gustar el rock and roll o las baladas”. Y lamenta que a la radio musical “le faltan referencias”, que se hayan ido perdiendo porque sus disc jockeys “o se han ido o son muy mayores”. Es un medio cada vez m?s huérfano de t?tems. Y cada vez menos aut?nomo, m?s dependiente de los espacios matinales o despertadores.
Luis Merino, quien pudo haber sido manager de Mecano gracias a la amistad que compart?an justo antes de que estos explotaran comercialmente (“solo yo cre?a en ellos, y logré que la compa??a que les iba a dar la carta de libertad les grabara un LP”) y haber ganado un dinero que no podr?a ni haber imaginado en sus mejores sue?os en el mundo de la radio, no se arrepiente de nada: “He sido muy feliz con las cosas que he hecho, el dinero y la fama son en la vida elementos de medici?n de éxito, pero yo solo he querido tener el dinero que me permitiera vivir razonablemente bien, y si volviera a nacer, har?a lo mismo, hasta lo malo, porque si no tienes problemas, no logras evaluar los momentos de felicidad como realmente son”.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/musica-redonda-nuevo-libro-luis-90259731)