الريــم
07-18-2023, 08:30 PM
Nunca, nunca, nunca se hab?a visto nada igual en toda la historia del Tour. Si Bernard Hinault, cinco victorias en Par?s lo contemplan, tiene una placa en la Cota de Domancy, que recuerda su gesta en el Mundial de 1980, Jonas Vingegaard merece que enseguida alguien coloque la suya al lado de la del campe?n bret?n. Ni Miguel Indur?in habr?a sido capaz en s?lo 22 kil?metros de sacar casi tres minutos al tercer clasificado en una contrarreloj. ?l sacaba estos tiempos, pero en 65 kil?metros de recorrido, como hizo en Luxemburgo, en 1992, cuando lo bautizaron como ‘El Extraterrestre’.
Vingegaard habr?a doblado a todos los corredores que actuaron, la mayor?a de relleno, en su fant?stica exhibici?n. A todos, menos a Tadej Pogacar, que se libr? por apenas 22 segundos, sabedor de que no s?lo lo hab?a dado todo, sino que no lo hab?a hecho mal, ni mucho menos, pero lejos del espect?culo que el jersey amarillo ofreci? en los Alpes para dejar a su rival esloveno tan tocado como la general del Tour.
Si la carrera no qued? sentenciada simplemente fue porque Pogacar es imprevisible, porque no se entrega, porque quedan dos etapas de monta?a, este miércoles la reina en Courchevel, y porque morir? con las botas puestas. Pero, ciertamente, lo tiene muy dif?cil porque ahora se encontrar? a un Vingegaard crecido, en lo f?sico y en lo mental, y con 1.48 minutos para administrar fuerzas y minimizar cualquier fragilidad.
M?s informaci?n (Auto)
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Lo intent? y lo prob? con todos sus argumentos. Pogacar part?a como un ob?s, pero no pudo hacer nada con unas piernas de Vingegaard convertidas en un arma de destrucci?n masiva. S?lo pudo acercarse a él en la meta, detr?s del podio, en la zona reservada para los héroes del Tour, y all? lo felicit?. ?Chapeau! Nada, nada se le pod?a objetar al ciclista danés. Su compa?ero Wout van Aert, ganador de las dos ?ltimas contrarrelojes largas del Tour, marc? el tercer mejor tiempo. También habr?a sido doblado (salieron con dos minutos de diferencia) ya que qued? a a 2.51 minutos de su l?der y jersey amarillo. Se quit? la gorra, sonri? a las c?maras y homenaje? la exhibici?n de su jefe de filas.
La cota de Domancy era una encerrona con porcentajes que llegaban al 11%. Todos los equipos hab?an ido all? a entrenar, el mes pasado, cuando acab? el Critérium del Dauphiné. ?Cambiamos de bici? ?Aparcamos la aerodin?mica, pero a la vez pesada ‘cabra’, la bicicleta de contrarreloj? ?Nos montamos sobre la bici ligera de monta?a, que pesa dos kilos menos? Era un debate con una decisi?n dif?cil de tomar. En el UAE, el equipo de Pogacar, lo tuvieron claro. Pero Vingegaard rodaba impulsado con una fuerza supers?nica, explosiva, como un marciano, si existieran, y no como un humano. ‘Pogi’, no hab?a nada, absolutamente nada que hacer. Vingegaard estaba corriendo a un nivel absolutamente inalcanzable para él.
“Cambiar la bici fue la elecci?n correcta”. Pogacar perdi? 14 segundos con el cambio. No gan? nada con la decisi?n, pero seguramente el fen?meno esloveno habr?a sido sometido, golpeado y triturado por Vingegaard hubiese hecho cualquier cosa porque, tal como dijo el jersey amarillo, “era el mejor d?a de mi vida”. “Estoy muy orgulloso de lo que he hecho, hasta yo mismo me he sorprendido, pero el Tour no ha terminado”.
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Vingegaard arriesgaba en las bajadas y apretaba en las subidas. Pogacar hac?a lo que pod?a. “?Estas conquistando el mundo! ?Eres el mejor!”. Se lo gritaban al jersey amarillo desde el coche del Jumbo. ?l ni levantaba la cabeza porque le iban indicando d?nde estaban las curvas y por d?nde tomarlas; un delirio, una obra de arte sobre una contrarreloj. Nadie hab?a hecho nada iugal, ni Lance Armstrong, dopaje aparte, ni Brad Wiggins, ni Chris Froome. Posiblemente, por esa exhibici?n inalcanzable para cualquier ser humano, Wingegaard se merece ganar en Par?s.
“No he podido hacer nada m?s. No ha sido mi mejor d?a, pero este Tour no ha terminado, aunque lo tengo m?s dif?cil que el a?o pasado”, lo dijo Pogacar sin perder la sonrisa, aunque esta vez estaba m?s forzada que en otras ocasiones. M?s dif?cil que en 2022 y entonces perdi? ante su rival danés.
Ya no le vale con intentar atacar en la zona de vallas, como hizo en el Puy de Dôme, porque con dos etapas restantes de monta?a, Vingegaard hasta se puede permitir no entrarle al juego y que le tome qué, ?10 segundos? Tampoco le sirve demarrar a dos o tres kil?metros porque el jersey amarillo lo puede controlar en la distancia para acabar perdiendo esos 10 segundos, absolutamente insignificantes, tal cual fuese un esprint en la zona de meta.
Si Pogacar quiere ganar lo que tiene perdido, el m?s dif?cil todav?a, debe reventar el Tour, como si llevase un alfiler y la carrera fuera un globo. Y suena casi a ciencia ficci?n. Pero él es ‘Pogi’, el ?nico que le tose a Vingegaard, y este miércoles tiene una impresionante subida a la Loze, donde debe retorcerse en porcentajes del 24%. Y, seguramente, sacrificar a su mejor hombre, Adam Yates, que arrebat? la tercera plaza de la general a Carlos Rodr?guez por solo cinco segundos. Y es que el d?a se le hizo muy largo al joven granadino, sometido como todos a una trituradora danesa llamada Vingegaard.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/tour-francia/vingegaard-tritura-pogacar-contrarreloj-historia-90040467)
Vingegaard habr?a doblado a todos los corredores que actuaron, la mayor?a de relleno, en su fant?stica exhibici?n. A todos, menos a Tadej Pogacar, que se libr? por apenas 22 segundos, sabedor de que no s?lo lo hab?a dado todo, sino que no lo hab?a hecho mal, ni mucho menos, pero lejos del espect?culo que el jersey amarillo ofreci? en los Alpes para dejar a su rival esloveno tan tocado como la general del Tour.
Si la carrera no qued? sentenciada simplemente fue porque Pogacar es imprevisible, porque no se entrega, porque quedan dos etapas de monta?a, este miércoles la reina en Courchevel, y porque morir? con las botas puestas. Pero, ciertamente, lo tiene muy dif?cil porque ahora se encontrar? a un Vingegaard crecido, en lo f?sico y en lo mental, y con 1.48 minutos para administrar fuerzas y minimizar cualquier fragilidad.
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Lo intent? y lo prob? con todos sus argumentos. Pogacar part?a como un ob?s, pero no pudo hacer nada con unas piernas de Vingegaard convertidas en un arma de destrucci?n masiva. S?lo pudo acercarse a él en la meta, detr?s del podio, en la zona reservada para los héroes del Tour, y all? lo felicit?. ?Chapeau! Nada, nada se le pod?a objetar al ciclista danés. Su compa?ero Wout van Aert, ganador de las dos ?ltimas contrarrelojes largas del Tour, marc? el tercer mejor tiempo. También habr?a sido doblado (salieron con dos minutos de diferencia) ya que qued? a a 2.51 minutos de su l?der y jersey amarillo. Se quit? la gorra, sonri? a las c?maras y homenaje? la exhibici?n de su jefe de filas.
La cota de Domancy era una encerrona con porcentajes que llegaban al 11%. Todos los equipos hab?an ido all? a entrenar, el mes pasado, cuando acab? el Critérium del Dauphiné. ?Cambiamos de bici? ?Aparcamos la aerodin?mica, pero a la vez pesada ‘cabra’, la bicicleta de contrarreloj? ?Nos montamos sobre la bici ligera de monta?a, que pesa dos kilos menos? Era un debate con una decisi?n dif?cil de tomar. En el UAE, el equipo de Pogacar, lo tuvieron claro. Pero Vingegaard rodaba impulsado con una fuerza supers?nica, explosiva, como un marciano, si existieran, y no como un humano. ‘Pogi’, no hab?a nada, absolutamente nada que hacer. Vingegaard estaba corriendo a un nivel absolutamente inalcanzable para él.
“Cambiar la bici fue la elecci?n correcta”. Pogacar perdi? 14 segundos con el cambio. No gan? nada con la decisi?n, pero seguramente el fen?meno esloveno habr?a sido sometido, golpeado y triturado por Vingegaard hubiese hecho cualquier cosa porque, tal como dijo el jersey amarillo, “era el mejor d?a de mi vida”. “Estoy muy orgulloso de lo que he hecho, hasta yo mismo me he sorprendido, pero el Tour no ha terminado”.
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Vingegaard arriesgaba en las bajadas y apretaba en las subidas. Pogacar hac?a lo que pod?a. “?Estas conquistando el mundo! ?Eres el mejor!”. Se lo gritaban al jersey amarillo desde el coche del Jumbo. ?l ni levantaba la cabeza porque le iban indicando d?nde estaban las curvas y por d?nde tomarlas; un delirio, una obra de arte sobre una contrarreloj. Nadie hab?a hecho nada iugal, ni Lance Armstrong, dopaje aparte, ni Brad Wiggins, ni Chris Froome. Posiblemente, por esa exhibici?n inalcanzable para cualquier ser humano, Wingegaard se merece ganar en Par?s.
“No he podido hacer nada m?s. No ha sido mi mejor d?a, pero este Tour no ha terminado, aunque lo tengo m?s dif?cil que el a?o pasado”, lo dijo Pogacar sin perder la sonrisa, aunque esta vez estaba m?s forzada que en otras ocasiones. M?s dif?cil que en 2022 y entonces perdi? ante su rival danés.
Ya no le vale con intentar atacar en la zona de vallas, como hizo en el Puy de Dôme, porque con dos etapas restantes de monta?a, Vingegaard hasta se puede permitir no entrarle al juego y que le tome qué, ?10 segundos? Tampoco le sirve demarrar a dos o tres kil?metros porque el jersey amarillo lo puede controlar en la distancia para acabar perdiendo esos 10 segundos, absolutamente insignificantes, tal cual fuese un esprint en la zona de meta.
Si Pogacar quiere ganar lo que tiene perdido, el m?s dif?cil todav?a, debe reventar el Tour, como si llevase un alfiler y la carrera fuera un globo. Y suena casi a ciencia ficci?n. Pero él es ‘Pogi’, el ?nico que le tose a Vingegaard, y este miércoles tiene una impresionante subida a la Loze, donde debe retorcerse en porcentajes del 24%. Y, seguramente, sacrificar a su mejor hombre, Adam Yates, que arrebat? la tercera plaza de la general a Carlos Rodr?guez por solo cinco segundos. Y es que el d?a se le hizo muy largo al joven granadino, sometido como todos a una trituradora danesa llamada Vingegaard.
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