الريــم
06-09-2023, 12:13 PM
Formas tradicionales de aligerar la presi?n en un peri?dico, que se hace partiendo de cero cada veinticuatro horas, han sido el café o los cigarrillos, cuando se permit?a fumar en las redacciones. Pero hay otro recurso mucho m?s saludable para desconectar, como es inventar palabras a modo de pasatiempo mental, divertimento que José Luis Blasco ha ejercido con la complicidad de su amigo y compa?ero Francisco Antonio Carrasco, que firma la introducci?n del libro. Confiesa Paco que con José Luis comparti? muy buenos momentos «jugando con las palabras, descubriéndoles nuevos matices, riéndonos de ellas en los escasos momentos que nos permit?a el ejercicio period?stico».
El material que iba surgiendo de aquellos chispazos de ingenio permiti? a Blasco alimentar una mini-secci?n diaria que durante 15 meses encabez? las p?ginas de Opini?n de este peri?dico, bajo el t?tulo de ‘Vocaburlario’, vocablo que de por s? ya es un ejemplo de lo que pretend?a: jugar con las palabras, retorcerlas, sacudirlas, agitarlas, transformarlas en fin con la complicidad del ingenio y la fina iron?a, a modo de parto mental del que nazcan otras que no est?n en el diccionario. Para Carrasco, se trata de un «un ejercicio de lucidez mental, de dominio del lenguaje, un juego maravilloso que a él le ha permitido sortear los avatares de la vida en momentos de dolor».
Esa referencia al dolor conecta con la sentida dedicatoria del libro al equipo médico que cuida de su dedicada salud, circunstancia que, lejos de abatirlo en el des?nimo, le ayuda a crecerse ante la adversidad, sin dejarse amilanar por esa traicionera pu?alada de la vida que es el c?ncer. As? que tanto la secci?n del peri?dico como el libro le han servido sin duda como benefactora terapia. A fin de cuentas a las palabras ‘tumor’ y ‘humor’ solo las diferencia una letra, y de ambas surge ‘thumor’, que el ‘vocaburlario’ define como «disposici?n buena de ?nimo para afrontar una enfermedad cancerosa». «Gracias a los médicos estoy aqu?», confes? un emocionado José Luis la tarde de la presentaci?n, arropado por amigos, colegas y familiares, entre estos sus hijos Clara y Alberto, ?giles conductores de un acto dise?ado con la precisi?n y el interés de unas buenas p?ginas de peri?dico, arte en el que su padre ha sido maestro reconocido y galardonado.
Para distinguirse de un libro normal no se conforma éste con un pr?logo, sino que tiene tres, lo que da pie para convertir esa palabra en un «tr?logo», en el que participan el periodista Santiago Alcanda y los miembros del d?o c?mico Gomaespuma, Guillermo Fesser y Juan Luis Cano, con los que comparti? tempranamente juegos de ingenio buenhumorado cuando estudiaban Periodismo en la Complutense madrile?a. Alcanda califica tan peculiar diccionario de «quevedesco, sembrado, did?ctico y bienintencionado», y propone a la RAE considerar propuestas de Blasco como extrema?o para referirse a un aragonés afincado en Extremadura. Fesser llama a Pepelu? –as? lo escribe– «prestidigitador gramatical», pues «es capaz de cortar, barajar y recolocar para ganarnos de farol y con una sonrisa la partida del significado». Cita como ejemplo las ‘lechungas’ u «hortalizas en mal estado», y compara a Blasco con un cirujano pl?stico que desmonta las palabras y luego las reconstruye con las s?labas de otras, poniendo como ejemplo ‘perroviario’, «el chucho de un empleado de Renfe». Por su parte, Juan Luis Cano observa c?mo Blasco, «ingenioso y atrevido, ha buceado por nuestro diccionario, ha estrujado las palabras y las ha diseccionado hasta exprimir su jugo y, utilizando el humor como herramienta, ha conseguido abrir una nueva realidad significativa». El libro se enriquece con un precioso ep?logo firmado por el fecundo escritor Alejandro L?pez Andrada, paisano de José Luis, que dibuja el paisaje sentimental de una vieja amistad surgida hace muchos a?os en el bar familiar La Ponderosa, con la banda sonora de las canciones de moda que en los a?os setenta sonaban en el ‘jukebox’ del establecimiento, como ‘La caza’ de Juan y Junior, ‘Romeo y Julieta’ de Karina u ‘Ob-la-d? O-la-d?’ de los Beatles, afici?n com?n de autor y epiloguista que fue creciendo mientras acud?an al instituto de Pozoblanco «en un autocar lento y renqueante, que llevada el invierno cosido a su motor y tos?a resoplando como un buey con silicosis», una época en la que José Luis ya hilvanaba «frases cosidas por una iron?a sutil?sima que relampagueaba en aquellas ma?anitas gélidas y azul?sima de invierno». Ah, la belleza de las palabras. Califica Alejandro a su paisano como «hombre sensible amante de su tierra, amigo de sus amigos, un hombre bueno en el mejor sentido machadiano».
Tr?logo y ep?logo son como alfombras rojas extendidas a los pies de José Luis Blasco para que despliegue su actuaci?n estelar como prestidigitador de palabras, cerca de 2.000, que se saca de la manga o de la chistera mientras nos hace c?mplices de sus juegos de ingenio, que invitan a imitarlo aunque nunca a igualarlo.
Entre la discreci?n y la eficacia
José Luis Blasco ha ejercido el periodismo durante cerca de cuarenta a?os. Primero en La Voz de C?rdoba, aquel diario independiente que en 1981 rompi? el monopolio de la prensa local, al que se incorpor? en el verano del 82. Se pretend?a que los corresponsales investigaran la problem?tica local, pero sus condicionamientos profesionales no siempre lo permit?an, por lo que muchos asuntos ‘conflictivos’ hab?an de tratarlos los propios redactores convertidos en ocasionales enviados especiales a los pueblos, como fue el caso de José Luis como también de Paco Luis C?rdoba. Luego abord? una serie de entrevistas a alcaldes bajo el t?tulo «1.000 d?as de ayuntamientos democr?ticos», que permitieron descubrir la nueva realidad municipal. Y prestar apoyo los fines de semana a las p?ginas deportivas, con cr?nicas de partidos en los que contend?an equipos de los Pedroches, lo que le permit?a satisfacer dos de sus pasiones, su tierra y el f?tbol.
Una de las mayores satisfacciones que guardo de La Voz fue asistir al crecimiento profesional de sus periodistas, que a mediados del 84 desembarcaron, bien entrenados, en el Diario C?RDOBA, tras su adquisici?n en p?blica subasta por la sociedad Informaciones Cordobesas. En el peri?dico decano Blasco continu? progresando, llegando a redactor-jefe y subdirector. Sum? a sus habilidades la especializaci?n en dise?o period?stico, un andamiaje en el que ordenar con sentido estético y claro noticias, cr?nicas, reportajes y art?culos, sin olvidar el creciente protagonismo de las im?genes ni la alborozada llegada del color, que puso fin a los peri?dicos tristes. Y todo hecho siempre con discreci?n, no re?ida con la eficacia ni el descuido del detalle en su af?n perfeccionista, eso nunca. Sus méritos fueron reconocidos en el premio C?rdoba de Periodismo y con el galard?n continental European Newspaper Award nada menos, que fue como poner una pica en Flandes. En su merecida jubilaci?n José Luis contin?a entregado a un nuevo oficio, el de ‘inventor de palabras’ que despierten esas sonrisas de las que tan necesitados estamos.
'Vocaburlario’
Autor: José Luis Blasco
Editorial: Trifaldi. Madrid, 2023.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/vocaburlario-2-000-sonrisas-88487470)
El material que iba surgiendo de aquellos chispazos de ingenio permiti? a Blasco alimentar una mini-secci?n diaria que durante 15 meses encabez? las p?ginas de Opini?n de este peri?dico, bajo el t?tulo de ‘Vocaburlario’, vocablo que de por s? ya es un ejemplo de lo que pretend?a: jugar con las palabras, retorcerlas, sacudirlas, agitarlas, transformarlas en fin con la complicidad del ingenio y la fina iron?a, a modo de parto mental del que nazcan otras que no est?n en el diccionario. Para Carrasco, se trata de un «un ejercicio de lucidez mental, de dominio del lenguaje, un juego maravilloso que a él le ha permitido sortear los avatares de la vida en momentos de dolor».
Esa referencia al dolor conecta con la sentida dedicatoria del libro al equipo médico que cuida de su dedicada salud, circunstancia que, lejos de abatirlo en el des?nimo, le ayuda a crecerse ante la adversidad, sin dejarse amilanar por esa traicionera pu?alada de la vida que es el c?ncer. As? que tanto la secci?n del peri?dico como el libro le han servido sin duda como benefactora terapia. A fin de cuentas a las palabras ‘tumor’ y ‘humor’ solo las diferencia una letra, y de ambas surge ‘thumor’, que el ‘vocaburlario’ define como «disposici?n buena de ?nimo para afrontar una enfermedad cancerosa». «Gracias a los médicos estoy aqu?», confes? un emocionado José Luis la tarde de la presentaci?n, arropado por amigos, colegas y familiares, entre estos sus hijos Clara y Alberto, ?giles conductores de un acto dise?ado con la precisi?n y el interés de unas buenas p?ginas de peri?dico, arte en el que su padre ha sido maestro reconocido y galardonado.
Para distinguirse de un libro normal no se conforma éste con un pr?logo, sino que tiene tres, lo que da pie para convertir esa palabra en un «tr?logo», en el que participan el periodista Santiago Alcanda y los miembros del d?o c?mico Gomaespuma, Guillermo Fesser y Juan Luis Cano, con los que comparti? tempranamente juegos de ingenio buenhumorado cuando estudiaban Periodismo en la Complutense madrile?a. Alcanda califica tan peculiar diccionario de «quevedesco, sembrado, did?ctico y bienintencionado», y propone a la RAE considerar propuestas de Blasco como extrema?o para referirse a un aragonés afincado en Extremadura. Fesser llama a Pepelu? –as? lo escribe– «prestidigitador gramatical», pues «es capaz de cortar, barajar y recolocar para ganarnos de farol y con una sonrisa la partida del significado». Cita como ejemplo las ‘lechungas’ u «hortalizas en mal estado», y compara a Blasco con un cirujano pl?stico que desmonta las palabras y luego las reconstruye con las s?labas de otras, poniendo como ejemplo ‘perroviario’, «el chucho de un empleado de Renfe». Por su parte, Juan Luis Cano observa c?mo Blasco, «ingenioso y atrevido, ha buceado por nuestro diccionario, ha estrujado las palabras y las ha diseccionado hasta exprimir su jugo y, utilizando el humor como herramienta, ha conseguido abrir una nueva realidad significativa». El libro se enriquece con un precioso ep?logo firmado por el fecundo escritor Alejandro L?pez Andrada, paisano de José Luis, que dibuja el paisaje sentimental de una vieja amistad surgida hace muchos a?os en el bar familiar La Ponderosa, con la banda sonora de las canciones de moda que en los a?os setenta sonaban en el ‘jukebox’ del establecimiento, como ‘La caza’ de Juan y Junior, ‘Romeo y Julieta’ de Karina u ‘Ob-la-d? O-la-d?’ de los Beatles, afici?n com?n de autor y epiloguista que fue creciendo mientras acud?an al instituto de Pozoblanco «en un autocar lento y renqueante, que llevada el invierno cosido a su motor y tos?a resoplando como un buey con silicosis», una época en la que José Luis ya hilvanaba «frases cosidas por una iron?a sutil?sima que relampagueaba en aquellas ma?anitas gélidas y azul?sima de invierno». Ah, la belleza de las palabras. Califica Alejandro a su paisano como «hombre sensible amante de su tierra, amigo de sus amigos, un hombre bueno en el mejor sentido machadiano».
Tr?logo y ep?logo son como alfombras rojas extendidas a los pies de José Luis Blasco para que despliegue su actuaci?n estelar como prestidigitador de palabras, cerca de 2.000, que se saca de la manga o de la chistera mientras nos hace c?mplices de sus juegos de ingenio, que invitan a imitarlo aunque nunca a igualarlo.
Entre la discreci?n y la eficacia
José Luis Blasco ha ejercido el periodismo durante cerca de cuarenta a?os. Primero en La Voz de C?rdoba, aquel diario independiente que en 1981 rompi? el monopolio de la prensa local, al que se incorpor? en el verano del 82. Se pretend?a que los corresponsales investigaran la problem?tica local, pero sus condicionamientos profesionales no siempre lo permit?an, por lo que muchos asuntos ‘conflictivos’ hab?an de tratarlos los propios redactores convertidos en ocasionales enviados especiales a los pueblos, como fue el caso de José Luis como también de Paco Luis C?rdoba. Luego abord? una serie de entrevistas a alcaldes bajo el t?tulo «1.000 d?as de ayuntamientos democr?ticos», que permitieron descubrir la nueva realidad municipal. Y prestar apoyo los fines de semana a las p?ginas deportivas, con cr?nicas de partidos en los que contend?an equipos de los Pedroches, lo que le permit?a satisfacer dos de sus pasiones, su tierra y el f?tbol.
Una de las mayores satisfacciones que guardo de La Voz fue asistir al crecimiento profesional de sus periodistas, que a mediados del 84 desembarcaron, bien entrenados, en el Diario C?RDOBA, tras su adquisici?n en p?blica subasta por la sociedad Informaciones Cordobesas. En el peri?dico decano Blasco continu? progresando, llegando a redactor-jefe y subdirector. Sum? a sus habilidades la especializaci?n en dise?o period?stico, un andamiaje en el que ordenar con sentido estético y claro noticias, cr?nicas, reportajes y art?culos, sin olvidar el creciente protagonismo de las im?genes ni la alborozada llegada del color, que puso fin a los peri?dicos tristes. Y todo hecho siempre con discreci?n, no re?ida con la eficacia ni el descuido del detalle en su af?n perfeccionista, eso nunca. Sus méritos fueron reconocidos en el premio C?rdoba de Periodismo y con el galard?n continental European Newspaper Award nada menos, que fue como poner una pica en Flandes. En su merecida jubilaci?n José Luis contin?a entregado a un nuevo oficio, el de ‘inventor de palabras’ que despierten esas sonrisas de las que tan necesitados estamos.
'Vocaburlario’
Autor: José Luis Blasco
Editorial: Trifaldi. Madrid, 2023.
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