الريــم
06-08-2023, 03:39 PM
El 'Boom' de la literatura latinoamericana, que tuvo al menos cuatro santos, rompi? la naturaleza rabiosamente humana de su iglesia cuando se enemistaron para siempre Mario Vargas Llosa y Gabriel Garc?a M?rquez, que hab?an sido hasta 1976 pilares s?lidos de la haza?a que puso sus escrituras al nivel en el que siguieron tras su ruptura como pareja que parec?a hecha para siempre, aunque sus relaciones ya nunca pudieron rearmarse.
Se suele citar ese momento, que salpic? también a Carlos Fuentes, fiel a ambos en los principios de este fen?meno literario y luego el mejor amigo de Gabo, como la fecha en la que el Boom hizo ???boom!!! Sin embargo, cinco a?os antes, en la oscuridad burocr?tica de la Uni?n de Escritores Cubanos, tuvo efecto una misa negra que acab? con el prestigio internacional de la Revoluci?n y que puso dinamita en las hasta entonces relaciones amistosas, fraternales, de todos ellos. 'El caso Padilla' los dividi?, a?n sin estruendo, pero poco a poco la luz que los juntaba se volvi? mortecina, casi inexistente.
Fue como si una bomba fétida cayera sobre las antiguas amistades, obligadas a salir malheridas de aquel agujero abierto por Fidel Castro. Siguiendo aquel dicterio (“Con la Revoluci?n todo, contra la Revoluci?n nada”), el comandante deshizo la idea de que su pa?s era un para?so para los escritores y roz? de muerte aquel fen?meno literario que se bas? en la calidad de sus componentes, pero sobre todo en la persistencia de la amistad.
As? pues, mucho m?s que el pu?etazo que constituy? lo m?s visible de aquella ruptura entre Vargas y Gabo, el 'Caso Padilla' ya hab?a socavado la esencia m?s visible de la amistad de aquellos escritores que formaron parte del cuarteto que hab?a hecho grande la casa com?n del Boom. Heberto Padilla volvi? del extranjero, de distintos empleos proporcionados por la Revoluci?n. ?l consider? que era momento de darle a ésta una reprimenda, la autoridad de Fidel Castro se sinti? herida por las denuncias de su paisano y lo siguiente fue el apresamiento del poeta, cuyo libro 'Fuera del juego' ser?a la piedra de toque de la indignaci?n castrista.
Esc?ndalo
El esc?ndalo que sigui? al caso Padilla desluci? dram?ticamente la pervivencia del prestigio que la Revoluci?n se hab?a ganado, en sus inicios, entre los intelectuales internacionales de la época. Hasta Jean Paul Sartre sali? a denunciar la abyecci?n a la que se hab?a llegado con aquella insoportable autocr?tica. El Boom también sali? herido de muerte al menos en el ?mbito de la amistad que hasta entonces constitu?a la esencia de sus cimientos. El Boom era inconmovible, pues ya ten?a hecho lo mejor de su historia, pero el entusiasmo con que aquellos escritores se juntaron ya empez? a ser parte de un silencio a veces roto pero siempre amargo.
Obligado a desdecirse de ese libro y de todo lo que hubiera dicho que pudiera ser materia contrarrevolucionaria, Heberto Padilla compareci? ante sus compa?eros para hacer autocr?tica tal como mandaban los c?nones estalinistas. Y, en aquel lugar siniestro en que se convirti? la sala de sesiones, el poeta no dej? t?tere con cabeza, empezando por su propia figura, contra la que arroj? toda la porquer?a que, por lo que se dijo, le hab?an amontonado sus carceleros de la Seguridad del Estado.
Padilla concit? el estupor internacional, la Revoluci?n empez? a escribirse en min?sculas, y todos los escritores cubanos, los que segu?an en La Habana y los que ya se hab?an ido, como Guillermo Cabrera Infante, recibieron la misma raci?n de amenazas que ya fueron comunes en la relaci?n del castrismo con los intelectuales. En el seno del Boom, de aquella relaci?n amistosa, empez? a desarrollarse una p?stula que se convirti? en una enfermedad que durar?a ya para siempre.
Vargas Llosa, Juan Goytisolo, Jorge Edwards (el autor de 'Persona non grata', el documento m?s duro contra la hipocres?a revolucionaria) y otros intelectuales de la época, que no se hab?an sentido a?n indispuestos con el castrismo, decidieron reunir firmas contra la persecuci?n a la que hab?a sido sometido Padilla, quien, en su autocr?tica netamente estalinista, hab?a herido pr?cticamente a todos sus colegas, y en primer término a Cabrera Infante. ?ste no hab?a sido incluido entre los héroes del Boom, ya viv?a exiliado en Londres y era perseguido hasta all? por las carceleros de Padilla. 'Guillermito', lo llamaba éste en la diatriba contra s? mismo.
Revoluci?n
Aquella penosa comparecencia, tal como se ve ahora en la pel?cula en la que aparece entera la deposici?n de Padilla, dinamit? la confianza amistosa, y literaria, que junt? a los se?alados por Luis Harss en el libro 'Los nuestros' como los privilegiados habitantes de la nueva casa grande de la literatura latinoamericana. En ese libro aparecen otros grandes de la época, como Juan Carlos Onetti o Juan Rulfo, pero los descollantes, los j?venes ('los nuestros') que vinieron a revolucionar la narrativa en espa?ol de América Latina, eran Julio Cort?zar, Carlos Fuentes, Gabriel Garc?a M?rquez y Mario Vargas Llosa. Ellos son, por otra parte, los héroes vibrantes de un libro que ahora los honra como amigos y como genios.
Los junt? la literatura, los hizo amigos el entusiasmo com?n por la literatura de cada uno de los otros, y ahora son protagonistas de 'Las cartas del Boom' (Alfaguara), mucho m?s que un libro. Como si en ese libro se detuviera el tiempo de aquella amistad, para congelar la vibrante relaci?n que tuvieron los cuatro, sus cartas cruzadas son ahora como la luz que hubo y que persiste, pues su lectura genera la alegr?a de saberlos amigos, compartiendo sin envidia, o sin aparente envidia, lo que hac?an unos y otros.
Marcados por la actividad frenética de Fuentes, que no paraba de viajar por el mundo, y por la generosidad literaria de todos ellos, las obras respectivas de los cuatro empezaron a circular por las editoriales y las agencias de sus respectivos pa?ses y, en seguida, de Espa?a y del extranjero, donde los manuscritos de cada uno de ellos empezaron a ser editados como si fueran consecuencia de una actividad colectiva. Felices de estar juntos, eran j?venes por dentro, por fuera y en sus libros. Y en sus cartas.
Tiempo feliz
Julio Cort?zar a?n no hab?a publicado 'Rayuela', que fue celebrada por todos ellos en cartas que no tardaron en ser parte de un elogio multitudinario, com?n; 'La ciudad y los perros' de Mario Vargas Llosa recibi? de ellos, también, el espaldarazo que se merec?a la potente escritura del peruano; 'Cien a?os de soledad' gener? entusiasmo general por Gabriel Garc?a M?rquez, y adem?s la inmediata escritura de 'Historia de un deicidio' por parte de Vargas Llosa, un abrazo impar a su amigo… Carlos Fuentes, adem?s, acertaba con sus libros, y todos, cada uno de los cuatro, disfrut? de los parabienes comunes que mantuvieron el Boom con la buena salud con la que hab?a nacido. Era tiempo feliz para la voluntad hispanoamericana de escribir.
Esa correspondencia, a la que siguen textos de cada uno de ellos sobre los dem?s, se puede considerar como el mejor testimonio que ha dejado el Boom, adem?s de un espejo ilustrado de la enorme contribuci?n literaria que cada uno de los cuatro dej? con sus respectivos nombres propios. La obra ha sido compilada, con paciencia e inteligencia, por Carlos Aguirre, Gerald Martin, Javier Mungu?a y Augusto Wong Campos. A todos ellos se les debe este ejercicio de paciencia y de admiraci?n, pues en cierto modo, en épocas en que ya palabras como amistad no se conjugan tanto con literatura, leer ahora estas correspondencias cruzadas constituye un espléndido haz de luz y de camarader?a. Un libro luminoso, imperecedero como la historia que representa.
Una luz, también, de melancol?a, porque los hechos que se produjeron después del primer resplandor los dej? a todos amistosamente malheridos. El caso Padilla y luego el famoso pu?etazo introdujeron hielo en la mochila de los muchachos del Boom. Ni Vargas Llosa ni Fuentes recondujeron de veras sus relaciones como los antiguos camaradas de influencias mutuas que hab?an sido, ni las relaciones con los otros habitantes de la casa del Boom fueron ya el experimento de lecturas mutuas que los hab?an hecho los escritores que fueron, y sobre todo los amigos que hab?an sobresaltado a la literatura del mundo con la alegr?a de sus libros.
Este libro contribuye a sentir que aquello no se perdi?, pues est? escrito, pero es inevitable ahora mirar a Cuba y a aquel episodio que protagoniz? Padilla para hallar la esencia de la que parte esta nostalgia, de la que 'Las cartas del Boom' resarce a los que a?n ven en aquel episodio literario la alegr?a con la que naci? para el siglo XX el fen?meno m?s potente de la creaci?n literaria en nuestra lengua.
Ni la sombra de Padilla, marcada por el estalinismo que ya no abandon? Cuba, ni aquel pu?etazo en México, borrar?n las palabras que se dijeron los cuatro mientras se descubr?an las esencias ya imborrables de sus respetivas literaturas.
'Las cartas del Boom'
Julio Cort?zar
Carlos Fuentes
Gabriel Garc?a M?rquez
Mario Vargas Llosa
Alfaguara
568 p?ginas
23,90 euros
Publicaci?n: 15 de junio
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/esplendor-sombra-leyendas-boom-88455023)
Se suele citar ese momento, que salpic? también a Carlos Fuentes, fiel a ambos en los principios de este fen?meno literario y luego el mejor amigo de Gabo, como la fecha en la que el Boom hizo ???boom!!! Sin embargo, cinco a?os antes, en la oscuridad burocr?tica de la Uni?n de Escritores Cubanos, tuvo efecto una misa negra que acab? con el prestigio internacional de la Revoluci?n y que puso dinamita en las hasta entonces relaciones amistosas, fraternales, de todos ellos. 'El caso Padilla' los dividi?, a?n sin estruendo, pero poco a poco la luz que los juntaba se volvi? mortecina, casi inexistente.
Fue como si una bomba fétida cayera sobre las antiguas amistades, obligadas a salir malheridas de aquel agujero abierto por Fidel Castro. Siguiendo aquel dicterio (“Con la Revoluci?n todo, contra la Revoluci?n nada”), el comandante deshizo la idea de que su pa?s era un para?so para los escritores y roz? de muerte aquel fen?meno literario que se bas? en la calidad de sus componentes, pero sobre todo en la persistencia de la amistad.
As? pues, mucho m?s que el pu?etazo que constituy? lo m?s visible de aquella ruptura entre Vargas y Gabo, el 'Caso Padilla' ya hab?a socavado la esencia m?s visible de la amistad de aquellos escritores que formaron parte del cuarteto que hab?a hecho grande la casa com?n del Boom. Heberto Padilla volvi? del extranjero, de distintos empleos proporcionados por la Revoluci?n. ?l consider? que era momento de darle a ésta una reprimenda, la autoridad de Fidel Castro se sinti? herida por las denuncias de su paisano y lo siguiente fue el apresamiento del poeta, cuyo libro 'Fuera del juego' ser?a la piedra de toque de la indignaci?n castrista.
Esc?ndalo
El esc?ndalo que sigui? al caso Padilla desluci? dram?ticamente la pervivencia del prestigio que la Revoluci?n se hab?a ganado, en sus inicios, entre los intelectuales internacionales de la época. Hasta Jean Paul Sartre sali? a denunciar la abyecci?n a la que se hab?a llegado con aquella insoportable autocr?tica. El Boom también sali? herido de muerte al menos en el ?mbito de la amistad que hasta entonces constitu?a la esencia de sus cimientos. El Boom era inconmovible, pues ya ten?a hecho lo mejor de su historia, pero el entusiasmo con que aquellos escritores se juntaron ya empez? a ser parte de un silencio a veces roto pero siempre amargo.
Obligado a desdecirse de ese libro y de todo lo que hubiera dicho que pudiera ser materia contrarrevolucionaria, Heberto Padilla compareci? ante sus compa?eros para hacer autocr?tica tal como mandaban los c?nones estalinistas. Y, en aquel lugar siniestro en que se convirti? la sala de sesiones, el poeta no dej? t?tere con cabeza, empezando por su propia figura, contra la que arroj? toda la porquer?a que, por lo que se dijo, le hab?an amontonado sus carceleros de la Seguridad del Estado.
Padilla concit? el estupor internacional, la Revoluci?n empez? a escribirse en min?sculas, y todos los escritores cubanos, los que segu?an en La Habana y los que ya se hab?an ido, como Guillermo Cabrera Infante, recibieron la misma raci?n de amenazas que ya fueron comunes en la relaci?n del castrismo con los intelectuales. En el seno del Boom, de aquella relaci?n amistosa, empez? a desarrollarse una p?stula que se convirti? en una enfermedad que durar?a ya para siempre.
Vargas Llosa, Juan Goytisolo, Jorge Edwards (el autor de 'Persona non grata', el documento m?s duro contra la hipocres?a revolucionaria) y otros intelectuales de la época, que no se hab?an sentido a?n indispuestos con el castrismo, decidieron reunir firmas contra la persecuci?n a la que hab?a sido sometido Padilla, quien, en su autocr?tica netamente estalinista, hab?a herido pr?cticamente a todos sus colegas, y en primer término a Cabrera Infante. ?ste no hab?a sido incluido entre los héroes del Boom, ya viv?a exiliado en Londres y era perseguido hasta all? por las carceleros de Padilla. 'Guillermito', lo llamaba éste en la diatriba contra s? mismo.
Revoluci?n
Aquella penosa comparecencia, tal como se ve ahora en la pel?cula en la que aparece entera la deposici?n de Padilla, dinamit? la confianza amistosa, y literaria, que junt? a los se?alados por Luis Harss en el libro 'Los nuestros' como los privilegiados habitantes de la nueva casa grande de la literatura latinoamericana. En ese libro aparecen otros grandes de la época, como Juan Carlos Onetti o Juan Rulfo, pero los descollantes, los j?venes ('los nuestros') que vinieron a revolucionar la narrativa en espa?ol de América Latina, eran Julio Cort?zar, Carlos Fuentes, Gabriel Garc?a M?rquez y Mario Vargas Llosa. Ellos son, por otra parte, los héroes vibrantes de un libro que ahora los honra como amigos y como genios.
Los junt? la literatura, los hizo amigos el entusiasmo com?n por la literatura de cada uno de los otros, y ahora son protagonistas de 'Las cartas del Boom' (Alfaguara), mucho m?s que un libro. Como si en ese libro se detuviera el tiempo de aquella amistad, para congelar la vibrante relaci?n que tuvieron los cuatro, sus cartas cruzadas son ahora como la luz que hubo y que persiste, pues su lectura genera la alegr?a de saberlos amigos, compartiendo sin envidia, o sin aparente envidia, lo que hac?an unos y otros.
Marcados por la actividad frenética de Fuentes, que no paraba de viajar por el mundo, y por la generosidad literaria de todos ellos, las obras respectivas de los cuatro empezaron a circular por las editoriales y las agencias de sus respectivos pa?ses y, en seguida, de Espa?a y del extranjero, donde los manuscritos de cada uno de ellos empezaron a ser editados como si fueran consecuencia de una actividad colectiva. Felices de estar juntos, eran j?venes por dentro, por fuera y en sus libros. Y en sus cartas.
Tiempo feliz
Julio Cort?zar a?n no hab?a publicado 'Rayuela', que fue celebrada por todos ellos en cartas que no tardaron en ser parte de un elogio multitudinario, com?n; 'La ciudad y los perros' de Mario Vargas Llosa recibi? de ellos, también, el espaldarazo que se merec?a la potente escritura del peruano; 'Cien a?os de soledad' gener? entusiasmo general por Gabriel Garc?a M?rquez, y adem?s la inmediata escritura de 'Historia de un deicidio' por parte de Vargas Llosa, un abrazo impar a su amigo… Carlos Fuentes, adem?s, acertaba con sus libros, y todos, cada uno de los cuatro, disfrut? de los parabienes comunes que mantuvieron el Boom con la buena salud con la que hab?a nacido. Era tiempo feliz para la voluntad hispanoamericana de escribir.
Esa correspondencia, a la que siguen textos de cada uno de ellos sobre los dem?s, se puede considerar como el mejor testimonio que ha dejado el Boom, adem?s de un espejo ilustrado de la enorme contribuci?n literaria que cada uno de los cuatro dej? con sus respectivos nombres propios. La obra ha sido compilada, con paciencia e inteligencia, por Carlos Aguirre, Gerald Martin, Javier Mungu?a y Augusto Wong Campos. A todos ellos se les debe este ejercicio de paciencia y de admiraci?n, pues en cierto modo, en épocas en que ya palabras como amistad no se conjugan tanto con literatura, leer ahora estas correspondencias cruzadas constituye un espléndido haz de luz y de camarader?a. Un libro luminoso, imperecedero como la historia que representa.
Una luz, también, de melancol?a, porque los hechos que se produjeron después del primer resplandor los dej? a todos amistosamente malheridos. El caso Padilla y luego el famoso pu?etazo introdujeron hielo en la mochila de los muchachos del Boom. Ni Vargas Llosa ni Fuentes recondujeron de veras sus relaciones como los antiguos camaradas de influencias mutuas que hab?an sido, ni las relaciones con los otros habitantes de la casa del Boom fueron ya el experimento de lecturas mutuas que los hab?an hecho los escritores que fueron, y sobre todo los amigos que hab?an sobresaltado a la literatura del mundo con la alegr?a de sus libros.
Este libro contribuye a sentir que aquello no se perdi?, pues est? escrito, pero es inevitable ahora mirar a Cuba y a aquel episodio que protagoniz? Padilla para hallar la esencia de la que parte esta nostalgia, de la que 'Las cartas del Boom' resarce a los que a?n ven en aquel episodio literario la alegr?a con la que naci? para el siglo XX el fen?meno m?s potente de la creaci?n literaria en nuestra lengua.
Ni la sombra de Padilla, marcada por el estalinismo que ya no abandon? Cuba, ni aquel pu?etazo en México, borrar?n las palabras que se dijeron los cuatro mientras se descubr?an las esencias ya imborrables de sus respetivas literaturas.
'Las cartas del Boom'
Julio Cort?zar
Carlos Fuentes
Gabriel Garc?a M?rquez
Mario Vargas Llosa
Alfaguara
568 p?ginas
23,90 euros
Publicaci?n: 15 de junio
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