الريــم
06-07-2023, 03:30 PM
El t?tulo de esta remembranza, ahora que se cumplen 30 a?os de su muerte en un accidente de tr?fico, podr?a haber sido "De c?mo un adolescente madrile?o supo antes que ning?n medio de comunicaci?n que Drazen Petrovic hab?a fichado por el Real Madrid", pero el hecho de que ese adolescente fuera precisamente quien suscribe estas l?neas conllevar?a alterar una norma elemental del periodismo y convertirse en protagonista de una historia que s?lo puede tener un due?o: el genial, ind?mito e inolvidable jugador croata que maravill? a Europa y triunf? en la NBA.
Hay dos versiones sobre el fichaje de Petrovic por el Madrid. Una asegura que el club blanco se lo 'birl?' al Barcelona, que lo hab?a tenido casi hecho, pero que no hab?a concretado el acuerdo a falta de unos flecos. Y hay otra, que conoc? en primera persona en 1986. No puedo concretar el d?a con exactitud, pero recuerdo que hab?a acudido hasta la zona norte de Madrid para comer con mi padre. Fuimos a un restaurante gallego y al almuerzo se uni? un empleado del Real Madrid, uno de esos hombres de club que ya por entonces llevaba varias décadas trabajando en la instituci?n, era un hombre importante en las relaciones con la UEFA y la FIFA.
"Chaval, hemos fichado a Petrovic"
En un momento de la comida, ese empleado me mir? y me dijo: "Oye, chaval, no se lo digas a nadie, pero… hemos fichado a Petrovic". Recuerdo pocas cosas m?s, pero si de algo estoy seguro es de que casi me atraganto con una porci?n de empanada que estaba paladeando en ese instante. Le miré y le dije: "No puede ser·. Si hab?a un jugador que despertaba toda mi animadversi?n y que me hab?a sacado de mis casillas era él, pero, a la vez, si me preguntaban a quién querr?a fichar, habr?a dicho, sin dudarlo, que justo a ese jugador. "Eso s? -a?adi? el amigo de mi padre- , no te enga?es, lo hemos fichado porque no lo ha querido A?to". A?to era (y sigue siendo) A?to Garc?a Reneses, por entonces entrenador del Barcelona (esta temporada ha dirigido al Girona en la Liga Endesa).
As? que aquel buen d?a me fui a casa contento y conociendo una informaci?n que a?n tardar?a unas cuantas semanas en llegar a la prensa. En cualquier caso, habr?a que esperar dos a?os para ver a Petrovic de blanco, porque en aquel entonces los jugadores yugoslavos no pod?an abandonar su pa?s antes de cumplir los 28, aunque en el caso de Drazen unas gestiones econ?micas del Real Madrid lograron rebajar esa condici?n a los 24. Transcurridas esas semanas, la portada de la revista 'Gigantes del basket' mostraba a Petrovic sonriente con una bufanda del Real Madrid y se confirmaba su fichaje.
Mil triples por 100 pesetas
Drazen era un jugador diferente, un perfeccionista irreverente, un provocador nato y burl?n, un tirador demoledor, penetrador imparable y anotador compulsivo. Todo ello se podr?a resumir en que el baloncesto para él era una obsesi?n. Contaba Lolo S?inz, su entrenador en el Real Madrid, que al final de los entrenamientos pod?a ofrecer 100 pesetas a unos cr?os para que le pasasen balones y practicar su tiro de larga distancia una y otra vez. Dicen que pod?a lanzar mil triples después de una sesi?n de entrenamiento.
Nacido en la peque?a ciudad croata de Sibenik el 22 de octubre de 1964, Drazen creci? viendo a su hermano mayor, Alexander, destacar en la cancha. A los 10 a?os comenz? a jugar en el instituto, y con 16 pas? a formar parte del equipo de su ciudad natal, el KK Sibenka, donde destac? y desarroll? sus habilidades llevando al equipo a dos finales de la Copa Korac. Entonces, llam? la atenci?n del todopoderoso Cibona de Zagreb, por el que fich? en 1984, s?, el a?o en que Espa?a derrot? a la selecci?n yugoslava en los Juegos Ol?mpicos de Los ?ngeles, donde ya estaba Petrovic.
Con la Cibona, y rodeado de una constelaci?n de estrellas del baloncesto a?n yugoslavo, comenz? a ganar t?tulos, incluidas dos Copas de Europa (1985 y 1986), la primera de ellas derrotando al Real Madrid; la segunda, al Zalgiris de Arvydas Sabonis. Los enfrentamientos con los blancos eran épicos y también desesperantes para los madridistas. No hab?a forma de parar a aquel escolta de pelo rizado y abultado, a veces bailar?n, a veces filigranero, siempre exasperante. A su lado, su hermano Alexander, Knego, Cutura, Nakic…
Petrovic no ten?a amigos en el Real Madrid
Cuando el Barcelona descart? su fichaje por la negativa de su entrenador, el representante de Petrovic llam? al club blanco, y Ram?n Mendoza s?lo contest? con un simple y rotundo “?Cu?ndo?”. Aunque se dijo que el Granarolo de Bolonia puso en la mesa una mejor oferta econ?mica, Petrovic decidi? vestir de blanco. Su llegada al Real Madrid cambi? las miradas de la afici?n, pasando de villano a héroe r?pidamente, sin embargo, en el vestuario las cosas fueron diferentes. Drazen nunca lleg? a trenzar amistad con sus nuevos compa?eros de equipo, y el recelo con que fue tratado se convirti? en una barrera. De hecho, se cuenta que cuando se conoci? su fichaje, algunos jugadores de peso en esa plantilla se manifestaron muy en contra y protestaron ante los responsables de la secci?n.
En aquel Real Madrid jugaba también Fernando Mart?n, el primer espa?ol que accedi? a la NBA, y como Drazen, otro l?der indiscutible. El Madrid gan? aquella temporada la Copa del Rey y la Recopa, esta ?ltima con una exhibici?n del croata, que anot? 62 puntos en la final ante el Snaidero Caserta del brasile?o Oscar Schmidt. En aquel partido, Drazen buscaba jugar un uno contra uno permanentemente, y si era necesario no dudaba en jugar un uno contra cinco, con muchos de sus compa?eros observando entre incrédulos y admirados aquel cat?logo inacabable de jugadas ofensivas y esa infalibilidad en el tiro. Lo cierto es que en aquel vestuario casi nadie lo tragaba.
La espantada de Petrovic a la NBA
Lleg? después la final de liga ante el Barça, donde el Madrid sucumbi? en un quinto y polémico encuentro que acab? con s?lo cuatro jugadores blancos en cancha por las expulsiones por faltas. Y después, Drazen… dio la espantada. Decidi? ir a la NBA, a la tierra de los sue?os, él, que s?lo sab?a so?ar con baloncesto, precisamente él, el genio irredento, incansable en busca de la perfecci?n, de la mejora del tiro, del manejo de bal?n.
Tras un a?o en la capital de Espa?a, cruz? el charco y se enfund? la camiseta de Portland Trail Blazers. Aunque aquella primera intentona tuvo mucho de frustrante. Primero porque el equipo ten?a en esa posici?n de escolta a un intocable llamado Clyde Drexler; segundo porque su entrenador, Rick Adelman, nunca mostr? demasiada confianza en aquel chico europeo.
Pero Drazen no era de los que arrojan la toalla. Pidi? ser traspasado, y acab? cambiando el Oeste por el Este y vistiendo ahora la camiseta con el n?mero 3 en los New Jersey Nets. Y all? s?, all? Drazen explot? sus virtudes, ensanch? sus espaldas y sus brazos, perfeccion? su mec?nica de tiro y acab? convirtiéndose en l?der anotador del equipo con unos porcentajes de acierto envidiables. Fue incluido en el tercer mejor equipo de la NBA y estuvo a punto de jugar un All-Star.
La Guerra de los Balcanes
En paralelo iba transcurriendo su carrera en la selecci?n yugoslava con la que logr? un Eurobasket en 1989, una plata ol?mpica en 1988 y un campeonato del mundo en 1990. Todo antes de que estallara la guerra de los Balcanes y la fractura y la tragedia salpicaran también a los que hasta entonces hab?an sido compa?eros de equipo y amigos. Yugoslavia se fragment?, como esa confianza irrecuperable en muchos casos entre quienes tras la contienda pasaron a defender banderas diferentes: adem?s de Drazen, Divac, Paspalj, Kukoc, Zdovc, Jovanovic, Perasovic, Komazec...
Con Croacia, Petrovic se colg? la plata ol?mpica en Barcelona 92 tras caer en la final con un equipo de extraterrestres (Magic, Jordan, Bird…) que se hac?a llamar Dream Team. Al a?o siguiente, se consagr? entre los grandes de la NBA, liderando a los Nets con 23 puntos por partido, y siendo uno de los triplistas m?s fiables de la liga. En aquel verano del 93, tras ser eliminados por Cleveland Cavaliers en los 'play-off', se traslad? a Polonia, para unirse a la selecci?n de su pa?s en el preeuropeo en busca de una plaza en el Eurobasket de Alemania. Croacia perdi? la final con Eslovenia pero asegur? su participaci?n en la cita. Es la siguiente aspiraci?n del genio de Sibenik, que no sabe a ciencia cierta si seguir? jugando en los Nets, porque la relaci?n en el vestuario es algo m?s que tensa con algunos de sus compa?eros. No descarta regresar al baloncesto europeo, pero también se fija como objetivo jugar con los Boston Celtics.
El accidente en el que muri? Petrovic
Drazen Petrovic era as?, ilegible, indescifrable, volc?nico en la cancha e introvertido fuera de ella. El apodado ‘Mozart del baloncesto’ hab?a compuesto en plena juventud una sinfon?a de 112 puntos ante el Olimpia de Liubliana. ?l era en EEUU el europeo t?mido que no se cansaba de entrenar y de lanzar a canasta cuando las luces del pabell?n se apagaban. Era el genio irreductible. A alguien as?, inevitablemente, lo amabas o lo odiabas.
Y al final, el que m?s le odi? fue el destino. El 7 de junio de 1993, Drazen Petrovic duerme en el asiento de copiloto del Volkswagen Golf que conduce su novia. En lugar de desplazarse a M?nich en avi?n con sus compa?eros de selecci?n, él ha elegido viajar desde Polonia en coche hasta la ciudad alemana. El veh?culo circula por Denkendorf, a unos 100 kil?metros de M?nich. Llueve. El conductor de un cami?n que circula en sentido contrario pierde el control y choca contra el Golf. La conductora resulta ilesa, pero Drazen no volver? a despertar jam?s. Ten?a 28 a?os. Probablemente, fuera so?ando con canastas. Lo llor? el baloncesto mundial, incluidos los que pasamos de odiarlo a amarlo. Imposible olvidarlo. Imposible no recordar aquel “Oye, chaval, no se lo digas a nadie, pero… hemos fichado a Petrovic”.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/baloncesto/treinta-anos-drazen-petrovic-genio-88401170)
Hay dos versiones sobre el fichaje de Petrovic por el Madrid. Una asegura que el club blanco se lo 'birl?' al Barcelona, que lo hab?a tenido casi hecho, pero que no hab?a concretado el acuerdo a falta de unos flecos. Y hay otra, que conoc? en primera persona en 1986. No puedo concretar el d?a con exactitud, pero recuerdo que hab?a acudido hasta la zona norte de Madrid para comer con mi padre. Fuimos a un restaurante gallego y al almuerzo se uni? un empleado del Real Madrid, uno de esos hombres de club que ya por entonces llevaba varias décadas trabajando en la instituci?n, era un hombre importante en las relaciones con la UEFA y la FIFA.
"Chaval, hemos fichado a Petrovic"
En un momento de la comida, ese empleado me mir? y me dijo: "Oye, chaval, no se lo digas a nadie, pero… hemos fichado a Petrovic". Recuerdo pocas cosas m?s, pero si de algo estoy seguro es de que casi me atraganto con una porci?n de empanada que estaba paladeando en ese instante. Le miré y le dije: "No puede ser·. Si hab?a un jugador que despertaba toda mi animadversi?n y que me hab?a sacado de mis casillas era él, pero, a la vez, si me preguntaban a quién querr?a fichar, habr?a dicho, sin dudarlo, que justo a ese jugador. "Eso s? -a?adi? el amigo de mi padre- , no te enga?es, lo hemos fichado porque no lo ha querido A?to". A?to era (y sigue siendo) A?to Garc?a Reneses, por entonces entrenador del Barcelona (esta temporada ha dirigido al Girona en la Liga Endesa).
As? que aquel buen d?a me fui a casa contento y conociendo una informaci?n que a?n tardar?a unas cuantas semanas en llegar a la prensa. En cualquier caso, habr?a que esperar dos a?os para ver a Petrovic de blanco, porque en aquel entonces los jugadores yugoslavos no pod?an abandonar su pa?s antes de cumplir los 28, aunque en el caso de Drazen unas gestiones econ?micas del Real Madrid lograron rebajar esa condici?n a los 24. Transcurridas esas semanas, la portada de la revista 'Gigantes del basket' mostraba a Petrovic sonriente con una bufanda del Real Madrid y se confirmaba su fichaje.
Mil triples por 100 pesetas
Drazen era un jugador diferente, un perfeccionista irreverente, un provocador nato y burl?n, un tirador demoledor, penetrador imparable y anotador compulsivo. Todo ello se podr?a resumir en que el baloncesto para él era una obsesi?n. Contaba Lolo S?inz, su entrenador en el Real Madrid, que al final de los entrenamientos pod?a ofrecer 100 pesetas a unos cr?os para que le pasasen balones y practicar su tiro de larga distancia una y otra vez. Dicen que pod?a lanzar mil triples después de una sesi?n de entrenamiento.
Nacido en la peque?a ciudad croata de Sibenik el 22 de octubre de 1964, Drazen creci? viendo a su hermano mayor, Alexander, destacar en la cancha. A los 10 a?os comenz? a jugar en el instituto, y con 16 pas? a formar parte del equipo de su ciudad natal, el KK Sibenka, donde destac? y desarroll? sus habilidades llevando al equipo a dos finales de la Copa Korac. Entonces, llam? la atenci?n del todopoderoso Cibona de Zagreb, por el que fich? en 1984, s?, el a?o en que Espa?a derrot? a la selecci?n yugoslava en los Juegos Ol?mpicos de Los ?ngeles, donde ya estaba Petrovic.
Con la Cibona, y rodeado de una constelaci?n de estrellas del baloncesto a?n yugoslavo, comenz? a ganar t?tulos, incluidas dos Copas de Europa (1985 y 1986), la primera de ellas derrotando al Real Madrid; la segunda, al Zalgiris de Arvydas Sabonis. Los enfrentamientos con los blancos eran épicos y también desesperantes para los madridistas. No hab?a forma de parar a aquel escolta de pelo rizado y abultado, a veces bailar?n, a veces filigranero, siempre exasperante. A su lado, su hermano Alexander, Knego, Cutura, Nakic…
Petrovic no ten?a amigos en el Real Madrid
Cuando el Barcelona descart? su fichaje por la negativa de su entrenador, el representante de Petrovic llam? al club blanco, y Ram?n Mendoza s?lo contest? con un simple y rotundo “?Cu?ndo?”. Aunque se dijo que el Granarolo de Bolonia puso en la mesa una mejor oferta econ?mica, Petrovic decidi? vestir de blanco. Su llegada al Real Madrid cambi? las miradas de la afici?n, pasando de villano a héroe r?pidamente, sin embargo, en el vestuario las cosas fueron diferentes. Drazen nunca lleg? a trenzar amistad con sus nuevos compa?eros de equipo, y el recelo con que fue tratado se convirti? en una barrera. De hecho, se cuenta que cuando se conoci? su fichaje, algunos jugadores de peso en esa plantilla se manifestaron muy en contra y protestaron ante los responsables de la secci?n.
En aquel Real Madrid jugaba también Fernando Mart?n, el primer espa?ol que accedi? a la NBA, y como Drazen, otro l?der indiscutible. El Madrid gan? aquella temporada la Copa del Rey y la Recopa, esta ?ltima con una exhibici?n del croata, que anot? 62 puntos en la final ante el Snaidero Caserta del brasile?o Oscar Schmidt. En aquel partido, Drazen buscaba jugar un uno contra uno permanentemente, y si era necesario no dudaba en jugar un uno contra cinco, con muchos de sus compa?eros observando entre incrédulos y admirados aquel cat?logo inacabable de jugadas ofensivas y esa infalibilidad en el tiro. Lo cierto es que en aquel vestuario casi nadie lo tragaba.
La espantada de Petrovic a la NBA
Lleg? después la final de liga ante el Barça, donde el Madrid sucumbi? en un quinto y polémico encuentro que acab? con s?lo cuatro jugadores blancos en cancha por las expulsiones por faltas. Y después, Drazen… dio la espantada. Decidi? ir a la NBA, a la tierra de los sue?os, él, que s?lo sab?a so?ar con baloncesto, precisamente él, el genio irredento, incansable en busca de la perfecci?n, de la mejora del tiro, del manejo de bal?n.
Tras un a?o en la capital de Espa?a, cruz? el charco y se enfund? la camiseta de Portland Trail Blazers. Aunque aquella primera intentona tuvo mucho de frustrante. Primero porque el equipo ten?a en esa posici?n de escolta a un intocable llamado Clyde Drexler; segundo porque su entrenador, Rick Adelman, nunca mostr? demasiada confianza en aquel chico europeo.
Pero Drazen no era de los que arrojan la toalla. Pidi? ser traspasado, y acab? cambiando el Oeste por el Este y vistiendo ahora la camiseta con el n?mero 3 en los New Jersey Nets. Y all? s?, all? Drazen explot? sus virtudes, ensanch? sus espaldas y sus brazos, perfeccion? su mec?nica de tiro y acab? convirtiéndose en l?der anotador del equipo con unos porcentajes de acierto envidiables. Fue incluido en el tercer mejor equipo de la NBA y estuvo a punto de jugar un All-Star.
La Guerra de los Balcanes
En paralelo iba transcurriendo su carrera en la selecci?n yugoslava con la que logr? un Eurobasket en 1989, una plata ol?mpica en 1988 y un campeonato del mundo en 1990. Todo antes de que estallara la guerra de los Balcanes y la fractura y la tragedia salpicaran también a los que hasta entonces hab?an sido compa?eros de equipo y amigos. Yugoslavia se fragment?, como esa confianza irrecuperable en muchos casos entre quienes tras la contienda pasaron a defender banderas diferentes: adem?s de Drazen, Divac, Paspalj, Kukoc, Zdovc, Jovanovic, Perasovic, Komazec...
Con Croacia, Petrovic se colg? la plata ol?mpica en Barcelona 92 tras caer en la final con un equipo de extraterrestres (Magic, Jordan, Bird…) que se hac?a llamar Dream Team. Al a?o siguiente, se consagr? entre los grandes de la NBA, liderando a los Nets con 23 puntos por partido, y siendo uno de los triplistas m?s fiables de la liga. En aquel verano del 93, tras ser eliminados por Cleveland Cavaliers en los 'play-off', se traslad? a Polonia, para unirse a la selecci?n de su pa?s en el preeuropeo en busca de una plaza en el Eurobasket de Alemania. Croacia perdi? la final con Eslovenia pero asegur? su participaci?n en la cita. Es la siguiente aspiraci?n del genio de Sibenik, que no sabe a ciencia cierta si seguir? jugando en los Nets, porque la relaci?n en el vestuario es algo m?s que tensa con algunos de sus compa?eros. No descarta regresar al baloncesto europeo, pero también se fija como objetivo jugar con los Boston Celtics.
El accidente en el que muri? Petrovic
Drazen Petrovic era as?, ilegible, indescifrable, volc?nico en la cancha e introvertido fuera de ella. El apodado ‘Mozart del baloncesto’ hab?a compuesto en plena juventud una sinfon?a de 112 puntos ante el Olimpia de Liubliana. ?l era en EEUU el europeo t?mido que no se cansaba de entrenar y de lanzar a canasta cuando las luces del pabell?n se apagaban. Era el genio irreductible. A alguien as?, inevitablemente, lo amabas o lo odiabas.
Y al final, el que m?s le odi? fue el destino. El 7 de junio de 1993, Drazen Petrovic duerme en el asiento de copiloto del Volkswagen Golf que conduce su novia. En lugar de desplazarse a M?nich en avi?n con sus compa?eros de selecci?n, él ha elegido viajar desde Polonia en coche hasta la ciudad alemana. El veh?culo circula por Denkendorf, a unos 100 kil?metros de M?nich. Llueve. El conductor de un cami?n que circula en sentido contrario pierde el control y choca contra el Golf. La conductora resulta ilesa, pero Drazen no volver? a despertar jam?s. Ten?a 28 a?os. Probablemente, fuera so?ando con canastas. Lo llor? el baloncesto mundial, incluidos los que pasamos de odiarlo a amarlo. Imposible olvidarlo. Imposible no recordar aquel “Oye, chaval, no se lo digas a nadie, pero… hemos fichado a Petrovic”.
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