الريــم
05-30-2023, 12:56 PM
?Qué ha pasado? La ma?ana después de unas elecciones importantes empieza siempre con la misma pregunta. Siempre que no seas Pedro S?nchez, el luchador solitario, que saca su manual de resistencia y sabe que quien golpea primero lleva eso ganado. De momento, le roba el papel estelar a Alberto N??ez*Feij?o*y demuestra que el reloj a?n es suyo. ?l marca el ritmo. Los dem?s bailan si él quiere.
Con m?s calma, se empiezan a entender algunas razones. Es un ejercicio de responsabilidad, pero la trayectoria del pol?tico invita a pensar que hay motivos a?adidos. Algunos: evita seis o siete meses de desgaste, que lo normal es que hubieran aumentado la ventaja del PP; aleja de s? a los socios y sus cuitas, no les da espacio para m?s broncas en un escenario de empeque?ecimiento y les obliga a entenderse o morir; y hace que la campa?a coincida con la negociaci?n de gobiernos auton?micos del PP con Vox, lo que le permite exprimir ese argumento. Incluso en un alarde de maquiavelismo se puede pensar que, con una traslaci?n de los resultados del domingo, las derechas no sumar?an en el Congreso, as? que a?n tiene una opci?n. Y adem?s, que si hay que perder e irse a la oposici?n, mejor antes que tarde, aunque pierda el foco de la presidencia europea, porque el PP tendr? menos ventaja ahora y necesitar? m?s a los de*Santiago Abascal.
Pero todo eso es Madrid, porque de nuevo la agenda estatal es la que se impone. No deja ni un d?a para los an?lisis valencianos puros, imposibles en una naci?n impura (si las autoridades perdonan el concepto ‘nacional’ para este peque?o rinc?n ahora que la derecha radical hiperespa?olizada va a tener poder).
?Qué ha pasado?
?Pero qué ha pasado? Contin?a siendo una pregunta v?lida aunque algunos quieran pasar ya a otra pantalla del videojuego. Acelerar es igual a pensar menos o pensar ya con otros objetivos. Y no deber?a ser. Porque esta convocatoria, en la que ha quedado establecido (ha sido asumido as? por protagonistas y analistas externos) que el ambiente espa?ol se ha impuesto a las cosas ‘de aqu?’, deja algunas conclusiones.
Algunas tienen que ver con el contexto de fuera. As?, la batalla de la opini?n p?blica la vuelve a ganar el centro (geogr?fico). Dicta e impone corrientes. No se ha sabido confrontar ese relato. O no se ha querido. Porque el propio S?nchez ha contribuido al entrar a marcar la campa?a con anuncios casi diarios de su Gobierno.
Otra evidencia externa es la pésima transici?n de poder en la izquierda entre Pablo Iglesias y Yolanda D?az. El asedio pol?tico y de una parte de los medios de comunicaci?n a este sector social contamina la forma de estar en la escena, pero la respuesta con ‘pol?tica del miedo’ no ha sido eficaz.
Adem?s, esto no deja de ser Europa y es permeable a la inclinaci?n sociol?gica hacia la derecha y la extrema derecha que es clara en pa?ses vecinos y que afecta en especial a estratos m?s j?venes.
Pero hay también cuestiones de ?ndole doméstica. De sociolog?a propia. Si un Gobierno es valorado por la ciudadan?a pero no recibe sus votos es porque existen resortes fuera de la l?gica que han funcionado. Ha emergido la s?lida base social valenciana de perfil conservador, tan potente que en el peor contexto hist?rico, en 2015, tras recortes, m?ltiples casos de corrupci?n, esc?ndalos como el accidente del metro de València o el cierre de la televisi?n auton?mica, mantuvo al PP como primera fuerza. Quiz? la reflexi?n para las pr?ximas semanas no sea por qué el vuelco de este domingo, sino c?mo se ha mantenido un Gobierno de coalici?n de izquierdas durante ocho a?os.
Identidad y estructura del voto
Después est? la identidad. Al final, la estructura del voto en la Comunitat Valenciana vuelve a parecerse mucho a la de Madrid, salvando las distancias por el tipo de liderazgo de Isabel D?az Ayuso, que concentra apoyos de la derecha radical. Pero aparece el PP como dominante, dos izquierdas moderadas en disputa (la de aqu? con un componente ‘nacional’), Vox por el extremo derecho como cuarta fuerza (all? baja, aqu? crece ahora) y Podemos y Ciudadanos desaparecidos.
Si la estructura es paralela es posiblemente porque no hay demasiada distancia en cuanto a sentimiento nacional. La identidad de nosotros, los valencianos (mal que pese a muchos), como la de los habitantes de la Comunidad de Madrid, es principalmente espa?ola, que aqu? a?ade un toque tradicionalista local (anticatal?n en el caso de València, y antivalenciano en el caso de Alicante). Y ese sentimiento identitario quien lo representa pol?ticamente mejor desde los a?os 90 es el PP. Dir?a que es una de las razones de su facilidad para acumular voto aunque no haya una opini?n en contra del Gobierno auton?mico.
"Intentar hacer el bien"
?Qué ha pasado? Tengo en mente la respuesta de un alto cargo sobre c?mo encaraba el domingo: "Nos ha de ir bien porque siempre hemos intentado hacer el bien". Pues no fue as?. Ahora, cuando la sangre empieza a enfriarse, mi impresi?n es que la etapa bot?nica ganar? con el tiempo. La historia la tratar? bien. Eso ha sido también lo malo. La izquierda ha actuado con exceso de buenismo, pensando m?s en el legado y en el futuro que con el colmillo que la pol?tica requiere en ocasiones tensas para hacer frente a las estrategias del adversario.
Que en el Botànic no hab?a c?lculo de derrota lo demuestran las acciones de las ?ltimas semanas. No ha sido el quehacer de un Gobierno que se deja llevar. Lo bueno es que*Maz?n*se encuentra ahora con matrices para apuntalar una buena posici?n de la C. Valenciana, con una gigafactor?a encarada, otras inversiones negociadas y buenos indicadores. Podr? (y deber?) introducir cambios, pero tiene viento de cola que puede aprovechar.
Los enigmas de hoy son claros. El m?s importante: la relaci?n de Maz?n y el PP con la ultraderecha, cuyos esca?os necesita para la estabilidad . El otro es el futuro de*Puig. Madrid ha dicho en muchas ocasiones que no ser?a. Chocar?a con su relato del autogobierno. Tiene la responsabilidad de planificar una transici?n ordenada en el partido y dise?ar la acci?n de oposici?n desde el puesto que él decida, que puede ser ninguno. El medio plazo est? incluso lejos un d?a después de una derrota.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/nacional/pasado-88077955)
Con m?s calma, se empiezan a entender algunas razones. Es un ejercicio de responsabilidad, pero la trayectoria del pol?tico invita a pensar que hay motivos a?adidos. Algunos: evita seis o siete meses de desgaste, que lo normal es que hubieran aumentado la ventaja del PP; aleja de s? a los socios y sus cuitas, no les da espacio para m?s broncas en un escenario de empeque?ecimiento y les obliga a entenderse o morir; y hace que la campa?a coincida con la negociaci?n de gobiernos auton?micos del PP con Vox, lo que le permite exprimir ese argumento. Incluso en un alarde de maquiavelismo se puede pensar que, con una traslaci?n de los resultados del domingo, las derechas no sumar?an en el Congreso, as? que a?n tiene una opci?n. Y adem?s, que si hay que perder e irse a la oposici?n, mejor antes que tarde, aunque pierda el foco de la presidencia europea, porque el PP tendr? menos ventaja ahora y necesitar? m?s a los de*Santiago Abascal.
Pero todo eso es Madrid, porque de nuevo la agenda estatal es la que se impone. No deja ni un d?a para los an?lisis valencianos puros, imposibles en una naci?n impura (si las autoridades perdonan el concepto ‘nacional’ para este peque?o rinc?n ahora que la derecha radical hiperespa?olizada va a tener poder).
?Qué ha pasado?
?Pero qué ha pasado? Contin?a siendo una pregunta v?lida aunque algunos quieran pasar ya a otra pantalla del videojuego. Acelerar es igual a pensar menos o pensar ya con otros objetivos. Y no deber?a ser. Porque esta convocatoria, en la que ha quedado establecido (ha sido asumido as? por protagonistas y analistas externos) que el ambiente espa?ol se ha impuesto a las cosas ‘de aqu?’, deja algunas conclusiones.
Algunas tienen que ver con el contexto de fuera. As?, la batalla de la opini?n p?blica la vuelve a ganar el centro (geogr?fico). Dicta e impone corrientes. No se ha sabido confrontar ese relato. O no se ha querido. Porque el propio S?nchez ha contribuido al entrar a marcar la campa?a con anuncios casi diarios de su Gobierno.
Otra evidencia externa es la pésima transici?n de poder en la izquierda entre Pablo Iglesias y Yolanda D?az. El asedio pol?tico y de una parte de los medios de comunicaci?n a este sector social contamina la forma de estar en la escena, pero la respuesta con ‘pol?tica del miedo’ no ha sido eficaz.
Adem?s, esto no deja de ser Europa y es permeable a la inclinaci?n sociol?gica hacia la derecha y la extrema derecha que es clara en pa?ses vecinos y que afecta en especial a estratos m?s j?venes.
Pero hay también cuestiones de ?ndole doméstica. De sociolog?a propia. Si un Gobierno es valorado por la ciudadan?a pero no recibe sus votos es porque existen resortes fuera de la l?gica que han funcionado. Ha emergido la s?lida base social valenciana de perfil conservador, tan potente que en el peor contexto hist?rico, en 2015, tras recortes, m?ltiples casos de corrupci?n, esc?ndalos como el accidente del metro de València o el cierre de la televisi?n auton?mica, mantuvo al PP como primera fuerza. Quiz? la reflexi?n para las pr?ximas semanas no sea por qué el vuelco de este domingo, sino c?mo se ha mantenido un Gobierno de coalici?n de izquierdas durante ocho a?os.
Identidad y estructura del voto
Después est? la identidad. Al final, la estructura del voto en la Comunitat Valenciana vuelve a parecerse mucho a la de Madrid, salvando las distancias por el tipo de liderazgo de Isabel D?az Ayuso, que concentra apoyos de la derecha radical. Pero aparece el PP como dominante, dos izquierdas moderadas en disputa (la de aqu? con un componente ‘nacional’), Vox por el extremo derecho como cuarta fuerza (all? baja, aqu? crece ahora) y Podemos y Ciudadanos desaparecidos.
Si la estructura es paralela es posiblemente porque no hay demasiada distancia en cuanto a sentimiento nacional. La identidad de nosotros, los valencianos (mal que pese a muchos), como la de los habitantes de la Comunidad de Madrid, es principalmente espa?ola, que aqu? a?ade un toque tradicionalista local (anticatal?n en el caso de València, y antivalenciano en el caso de Alicante). Y ese sentimiento identitario quien lo representa pol?ticamente mejor desde los a?os 90 es el PP. Dir?a que es una de las razones de su facilidad para acumular voto aunque no haya una opini?n en contra del Gobierno auton?mico.
"Intentar hacer el bien"
?Qué ha pasado? Tengo en mente la respuesta de un alto cargo sobre c?mo encaraba el domingo: "Nos ha de ir bien porque siempre hemos intentado hacer el bien". Pues no fue as?. Ahora, cuando la sangre empieza a enfriarse, mi impresi?n es que la etapa bot?nica ganar? con el tiempo. La historia la tratar? bien. Eso ha sido también lo malo. La izquierda ha actuado con exceso de buenismo, pensando m?s en el legado y en el futuro que con el colmillo que la pol?tica requiere en ocasiones tensas para hacer frente a las estrategias del adversario.
Que en el Botànic no hab?a c?lculo de derrota lo demuestran las acciones de las ?ltimas semanas. No ha sido el quehacer de un Gobierno que se deja llevar. Lo bueno es que*Maz?n*se encuentra ahora con matrices para apuntalar una buena posici?n de la C. Valenciana, con una gigafactor?a encarada, otras inversiones negociadas y buenos indicadores. Podr? (y deber?) introducir cambios, pero tiene viento de cola que puede aprovechar.
Los enigmas de hoy son claros. El m?s importante: la relaci?n de Maz?n y el PP con la ultraderecha, cuyos esca?os necesita para la estabilidad . El otro es el futuro de*Puig. Madrid ha dicho en muchas ocasiones que no ser?a. Chocar?a con su relato del autogobierno. Tiene la responsabilidad de planificar una transici?n ordenada en el partido y dise?ar la acci?n de oposici?n desde el puesto que él decida, que puede ser ninguno. El medio plazo est? incluso lejos un d?a después de una derrota.
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