الريــم
05-21-2023, 11:00 PM
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre siempre quiso acordarse, naci? Mar?a Antonia Abad Fern?ndez, m?s conocida con el nombre art?stico de Sara Montiel, all? por marzo de 1928. Hija de un agricultor y una peluquera a domicilio, conoci? la pobreza desde la cuna. Tanto es as?, que su hermana y ella llegaron a comer ra?ces para saciar el hambre. Sara parec?a predestinada a convertirse en un ama de casa sumisa y abnegada, pero todo cambi? para ella el d?a que fue descubierta por el director de la revista Triunfo, ?ngel Ezcurra. Tras escucharla cantando una saeta en la Semana Santa de Orihuela, el periodista decidi? convencer a los padres de Sara para que la dejaran participar en un concurso de j?venes talentos convocado por la productora de cine Cifesa en el parque del Retiro de Madrid.
“Represent? a Valencia con una canci?n de su idolatrada Imperio Argentina, La morena de mi copla, se?ala Daniel Mar?a en la biograf?a ilustrada Sarit?sima (Varietés Ediciones). “Pese a que sufri? un peque?o percance en su actuaci?n, pues se cay? nada m?s pisar el escenario, venci? a los treinta concursantes y gan? una beca de quinientas pesetas mensuales durante un a?o. Gracias a esta remuneraci?n, pudo instalarse en una pensi?n de Madrid junto con una cuidadora que le proporcionaron los Ezcurra. Se matricul? en clases de declamaci?n en el conservatorio y emprendi? los primeros pasos para adentrarse en el mundo del cine”.
Con solo dieciséis a?os, Sara debut? en el cine con un peque?o papel en la pel?cula de Ladislao Vajda Te quiero para m? (1944). Al a?o siguiente conocer?a a su representante, Enrique Herreros, cuyo olfato fue esencial para iniciar la reconversi?n de aquella primigenia Mar?a Alejandra en Sara Montiel. “Herreros intervino decididamente en el cambio de look de la joven”, apunta Mar?a. “Su imagen, entre ingenua y picarona, lo que en aquellos tiempos se denominaba una ‘chica topolino’, daba apariencia de m?s adulta, con sus cabellos rubios y buen aire en el andar. Pero la joven precisaba, como Rocinante, de un nombre alto, sonoro y significativo. Sara como su abuela y Montiel como los campos vecinos de su Criptana natal. La fusi?n dio en la diana, cre? un nombre bello, seductor y con garbo. Acababa de nacer una estrella”.
https://www.uc-4u.com/clip/c5844aa7-0515-438c-8400-30f739477542_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Sara Montiel en 'Te quiero para m?' (1944). |
El salto a México
La manchega encaden? personajes secundarios y coprotagonistas en Se le fue el novio (1945), donde comparti? créditos con Fernando Fern?n G?mez, El misterioso viajero del Clipper (1945) y Por el gran premio (1946). Sin embargo, se le resist?an los papeles relevantes y, siguiendo el consejo de su primer novio, el intelectual Miguel Mihura, quien por cierto era veintid?s a?os mayor que ella, acept? probar suerte al otro lado del charco. En México, Montiel comenz? a actuar en teatros, form? pareja art?stica con estrellas como Pedro Infante y rod? un total de catorce films, pr?cticamente uno al mes, que la convirtieron en una estrella reconocida en todo el continente.
El c?rculo m?s cercano de Sara comenz? a llenarse de personalidades del exilio espa?ol y de la intelectualidad mexicana. En sus memorias, la diva coment? que Le?n Felipe la anim? a ejercitarse en el estudio y la lectura. El poeta se enamor? de ella, y la lleg? a abofetear, al menos en una ocasi?n, al enterarse de su relaci?n con el dirigente comunista Juan Plaza. Por lo visto, este exiliado espa?ol mantuvo un largo romance con la manchega y la dej? embarazada. A?os después, el peluquero José de la Rosa conceder?a una entrevista a una revista para comentar que su amiga Sara le hab?a dicho que, siendo muy joven, tuvo una hija de un importante hombre mexicano: “La ni?a naci? por ces?rea muy larga y muy complicada. Cuando Sara despert? de la anestesia, le dijeron que hab?a tenido una ni?a que hab?a nacido muerta”. Otra versi?n sostiene que, tras el parto, alguien rob? a su hija y se la dio a un matrimonio de Valencia para que la criara.
Un nuevo libro titulado Sara Montiel. La mujer y la estrella m?s all? del mito (Almuzara) ofrece m?s detalles sobre el tal Juan Plaza, que intent? controlar la vida y carrera de Sara, algo que la empuj? a acabar huyendo de la casa que compart?an en el Estado mexicano de Morelos. “A finales de 1955”, se?ala en el ensayo su autor el escritor Israel Rol?n-Barada, “un d?a muy temprano por la ma?ana, con sus maletas ya hechas y lista para emprender el viaje a Madrid v?a Los ?ngeles en compa??a de su madre, Sarita se desped?a de su marido en su domicilio de Cuernavaca, no sin antes haberle explicado que solo se iban de vacaciones por unas cuantas semanas. Lo que Plaza no sab?a era que se marchaba para siempre, abandonando su hogar para nunca m?s volver. Solo hab?an comprado billetes de ida”. Totalmente despechado, Plaza la amenaz? de muerte y pas? un tiempo persiguiéndola. Seg?n Enrique Herreros hijo, el tipo lleg? a presentarse un d?a en Guayaquil, donde Sara actuaba, portando una pistola con la que pensaba descerrajarle varios tiros (pero el representante de la manchega le disuadi? de su intenci?n).
Sabedora de que debido a su estatus de exiliado comunista su ex no podr?a entrar en Estados Unidos, Sara Montiel se instal? en Hollywood, donde rod? tres largometrajes. Con el primero, Veracruz, dirigido por Robert Aldrich, comparti? cartel con actores de la talla de Gary Cooper y Burt Lancaster. Gracias a otro de ellos, Serenade, conoci? al que fue su primer marido, el director estadounidense Anthony Mann. Después del estreno de aquella cinta, Sara viaj? a Espa?a ?nica y exclusivamente para el rodaje de El ?ltimo cuplé, un largometraje que, gracias al boca a boca, arras? en la taquilla espa?ola y, de paso, descubri? al p?blico un modelo de cantante que hasta entonces no exist?a. “Cuando Sara transforma el gorgorito en susurro, consigue que las letras realmente insin?en”, opin? su bi?grafo Pedro V?llora.
El control de su carrera
Fue justamente en aquella época cuando el productor Max Arnold, de la Columbia, le ofreci? a la manchega un contrato de siete a?os. Pero firmarlo supon?a atarse durante mucho tiempo a la voluntad de un gigante que controlar?a sus libertades, voluntad y carrera, as? que Sara lo rechaz?. “En cambio, acept? la contraoferta de Warner, un contrato de dos a?os en el que impuso una cl?usula de rescisi?n”, escribe Mar?a en su libro. “La Montiel fue consciente en todo momento de que su devenir en la industria cinematogr?fica iba a estar marcado por la lectura que Hollywood hiciera de su f?sico y de su acento. La encasillar?an en papeles menores, solo ser?a actriz secundaria latina, y explotar?an su lado carnal y er?tico. No respetar?an sus decisiones ni escuchar?an sus sugerencias. No tendr?a el mando de su carrera”.
La decisi?n de firmar con Warner convirti? a Sara en la actriz espa?ola m?s taquillera y universal, lo que le permiti? un tiempo después volver al cine espa?ol para modificar el modo de poner en pie una pel?cula. A partir de entonces, Sara empez? a producir sus propios proyectos cinematogr?ficos e impuso una serie de condiciones: desde ser protagonista absoluta de sus largometrajes, hasta tener la ?ltima palabra a la hora de seleccionar al director de la pel?cula, supervisar personalmente aspectos como el listado de canciones de la banda sonora y el vestuario, y no volver a madrugar para asistir a un rodaje.
https://www.uc-4u.com/clip/9065f8cc-8926-4493-b34f-ee7d81459731_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Sara Montiel, con Raf Vallone en 'La violetera', uno de sus éxitos rodados en Espa?a. |
Como todo buen icono de libertad que se precie, la diva encarn? comportamientos y decisiones rupturistas en la Espa?a del momento. “El aparato de la censura no pudo, pese a sus decididos intentos, abolir a la mujer libre e independiente que, aun con sus matices sentimentales y emocionales, represent? Sara”, a?ade Mar?a. “Nadie pod?a interpretar a los personajes de la Montiel como ella y de hecho nadie los interpret?, porque se diferenciaban, con mucha distancia, del arquetipo sumiso de los personajes femeninos del cine espa?ol de la época”.
Después del discreto estreno en 1974 de Cinco almohadas para una noche, su ?ltima pel?cula, Sara se convenci? de que su cine ya no iba con los tiempos. “Me retiré por culpa de las pel?culas de destape”, contar?a luego. “Entraban con un vestido de noche precioso a la cocina para darles un ‘resop?n’ y luego sal?an desnudas. A m? eso no me gustaba para nada, no iba conmigo”. Por suerte para sus seguidores, su vida profesional no acab? con su retirada del cine y, de hecho, la estela de su estrellato se mantuvo vigente hasta el final de sus d?as.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/sara-montiel-diva-manchega-exiliado-87692782)
“Represent? a Valencia con una canci?n de su idolatrada Imperio Argentina, La morena de mi copla, se?ala Daniel Mar?a en la biograf?a ilustrada Sarit?sima (Varietés Ediciones). “Pese a que sufri? un peque?o percance en su actuaci?n, pues se cay? nada m?s pisar el escenario, venci? a los treinta concursantes y gan? una beca de quinientas pesetas mensuales durante un a?o. Gracias a esta remuneraci?n, pudo instalarse en una pensi?n de Madrid junto con una cuidadora que le proporcionaron los Ezcurra. Se matricul? en clases de declamaci?n en el conservatorio y emprendi? los primeros pasos para adentrarse en el mundo del cine”.
Con solo dieciséis a?os, Sara debut? en el cine con un peque?o papel en la pel?cula de Ladislao Vajda Te quiero para m? (1944). Al a?o siguiente conocer?a a su representante, Enrique Herreros, cuyo olfato fue esencial para iniciar la reconversi?n de aquella primigenia Mar?a Alejandra en Sara Montiel. “Herreros intervino decididamente en el cambio de look de la joven”, apunta Mar?a. “Su imagen, entre ingenua y picarona, lo que en aquellos tiempos se denominaba una ‘chica topolino’, daba apariencia de m?s adulta, con sus cabellos rubios y buen aire en el andar. Pero la joven precisaba, como Rocinante, de un nombre alto, sonoro y significativo. Sara como su abuela y Montiel como los campos vecinos de su Criptana natal. La fusi?n dio en la diana, cre? un nombre bello, seductor y con garbo. Acababa de nacer una estrella”.
https://www.uc-4u.com/clip/c5844aa7-0515-438c-8400-30f739477542_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Sara Montiel en 'Te quiero para m?' (1944). |
El salto a México
La manchega encaden? personajes secundarios y coprotagonistas en Se le fue el novio (1945), donde comparti? créditos con Fernando Fern?n G?mez, El misterioso viajero del Clipper (1945) y Por el gran premio (1946). Sin embargo, se le resist?an los papeles relevantes y, siguiendo el consejo de su primer novio, el intelectual Miguel Mihura, quien por cierto era veintid?s a?os mayor que ella, acept? probar suerte al otro lado del charco. En México, Montiel comenz? a actuar en teatros, form? pareja art?stica con estrellas como Pedro Infante y rod? un total de catorce films, pr?cticamente uno al mes, que la convirtieron en una estrella reconocida en todo el continente.
El c?rculo m?s cercano de Sara comenz? a llenarse de personalidades del exilio espa?ol y de la intelectualidad mexicana. En sus memorias, la diva coment? que Le?n Felipe la anim? a ejercitarse en el estudio y la lectura. El poeta se enamor? de ella, y la lleg? a abofetear, al menos en una ocasi?n, al enterarse de su relaci?n con el dirigente comunista Juan Plaza. Por lo visto, este exiliado espa?ol mantuvo un largo romance con la manchega y la dej? embarazada. A?os después, el peluquero José de la Rosa conceder?a una entrevista a una revista para comentar que su amiga Sara le hab?a dicho que, siendo muy joven, tuvo una hija de un importante hombre mexicano: “La ni?a naci? por ces?rea muy larga y muy complicada. Cuando Sara despert? de la anestesia, le dijeron que hab?a tenido una ni?a que hab?a nacido muerta”. Otra versi?n sostiene que, tras el parto, alguien rob? a su hija y se la dio a un matrimonio de Valencia para que la criara.
Un nuevo libro titulado Sara Montiel. La mujer y la estrella m?s all? del mito (Almuzara) ofrece m?s detalles sobre el tal Juan Plaza, que intent? controlar la vida y carrera de Sara, algo que la empuj? a acabar huyendo de la casa que compart?an en el Estado mexicano de Morelos. “A finales de 1955”, se?ala en el ensayo su autor el escritor Israel Rol?n-Barada, “un d?a muy temprano por la ma?ana, con sus maletas ya hechas y lista para emprender el viaje a Madrid v?a Los ?ngeles en compa??a de su madre, Sarita se desped?a de su marido en su domicilio de Cuernavaca, no sin antes haberle explicado que solo se iban de vacaciones por unas cuantas semanas. Lo que Plaza no sab?a era que se marchaba para siempre, abandonando su hogar para nunca m?s volver. Solo hab?an comprado billetes de ida”. Totalmente despechado, Plaza la amenaz? de muerte y pas? un tiempo persiguiéndola. Seg?n Enrique Herreros hijo, el tipo lleg? a presentarse un d?a en Guayaquil, donde Sara actuaba, portando una pistola con la que pensaba descerrajarle varios tiros (pero el representante de la manchega le disuadi? de su intenci?n).
Sabedora de que debido a su estatus de exiliado comunista su ex no podr?a entrar en Estados Unidos, Sara Montiel se instal? en Hollywood, donde rod? tres largometrajes. Con el primero, Veracruz, dirigido por Robert Aldrich, comparti? cartel con actores de la talla de Gary Cooper y Burt Lancaster. Gracias a otro de ellos, Serenade, conoci? al que fue su primer marido, el director estadounidense Anthony Mann. Después del estreno de aquella cinta, Sara viaj? a Espa?a ?nica y exclusivamente para el rodaje de El ?ltimo cuplé, un largometraje que, gracias al boca a boca, arras? en la taquilla espa?ola y, de paso, descubri? al p?blico un modelo de cantante que hasta entonces no exist?a. “Cuando Sara transforma el gorgorito en susurro, consigue que las letras realmente insin?en”, opin? su bi?grafo Pedro V?llora.
El control de su carrera
Fue justamente en aquella época cuando el productor Max Arnold, de la Columbia, le ofreci? a la manchega un contrato de siete a?os. Pero firmarlo supon?a atarse durante mucho tiempo a la voluntad de un gigante que controlar?a sus libertades, voluntad y carrera, as? que Sara lo rechaz?. “En cambio, acept? la contraoferta de Warner, un contrato de dos a?os en el que impuso una cl?usula de rescisi?n”, escribe Mar?a en su libro. “La Montiel fue consciente en todo momento de que su devenir en la industria cinematogr?fica iba a estar marcado por la lectura que Hollywood hiciera de su f?sico y de su acento. La encasillar?an en papeles menores, solo ser?a actriz secundaria latina, y explotar?an su lado carnal y er?tico. No respetar?an sus decisiones ni escuchar?an sus sugerencias. No tendr?a el mando de su carrera”.
La decisi?n de firmar con Warner convirti? a Sara en la actriz espa?ola m?s taquillera y universal, lo que le permiti? un tiempo después volver al cine espa?ol para modificar el modo de poner en pie una pel?cula. A partir de entonces, Sara empez? a producir sus propios proyectos cinematogr?ficos e impuso una serie de condiciones: desde ser protagonista absoluta de sus largometrajes, hasta tener la ?ltima palabra a la hora de seleccionar al director de la pel?cula, supervisar personalmente aspectos como el listado de canciones de la banda sonora y el vestuario, y no volver a madrugar para asistir a un rodaje.
https://www.uc-4u.com/clip/9065f8cc-8926-4493-b34f-ee7d81459731_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Sara Montiel, con Raf Vallone en 'La violetera', uno de sus éxitos rodados en Espa?a. |
Como todo buen icono de libertad que se precie, la diva encarn? comportamientos y decisiones rupturistas en la Espa?a del momento. “El aparato de la censura no pudo, pese a sus decididos intentos, abolir a la mujer libre e independiente que, aun con sus matices sentimentales y emocionales, represent? Sara”, a?ade Mar?a. “Nadie pod?a interpretar a los personajes de la Montiel como ella y de hecho nadie los interpret?, porque se diferenciaban, con mucha distancia, del arquetipo sumiso de los personajes femeninos del cine espa?ol de la época”.
Después del discreto estreno en 1974 de Cinco almohadas para una noche, su ?ltima pel?cula, Sara se convenci? de que su cine ya no iba con los tiempos. “Me retiré por culpa de las pel?culas de destape”, contar?a luego. “Entraban con un vestido de noche precioso a la cocina para darles un ‘resop?n’ y luego sal?an desnudas. A m? eso no me gustaba para nada, no iba conmigo”. Por suerte para sus seguidores, su vida profesional no acab? con su retirada del cine y, de hecho, la estela de su estrellato se mantuvo vigente hasta el final de sus d?as.
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