الريــم
05-16-2023, 09:58 AM
Nuestras tatarabuelas del siglo XIX "eran m?s libres" en el sexo de lo que pensamos. La historia de la sexualidad est? llena de mentiras y huérfana del relato femenino sobre*el deseo y el placer de las mujeres. La historiadora Elena L?zaro Real acaba de ganar el Premio de Ensayo Feminista Celia Amor?s con una investigaci?n que busca arrojar luz sobre la "esfera m?s oculta" de la actividad humana.
La medicina, la Iglesia y las leyes decimon?nicas eran responsables de un discurso "dominante", opresor y*"absolutamente castrante"*de la sexualidad femenina: la mujer era fisiol?gicamente incapaz de sentir deseo y si lo hac?a, era una enferma y una pecadora.*El control del cuerpo y el deseo femeninos*eran una manera m?s de someterlas.
Sin embargo, L?zaro Real se preguntaba si en un momento hist?rico de cambio de régimen, con la emergencia y desarrollo de las ideas feministas, el feminismo no se ocup? del*discurso de la sexualidad. Era un "reto" por cuanto el sexo ha permanecido siempre en la penumbra de la historia, mucho m?s el*sexo*de las mujeres.
"Quise rastrear en el pensamiento y la obra de las feministas espa?olas. (...) Mi idea era*rastrear qué dec?an los discursos dominantes*médico, religioso y del C?digo Penal, si fueron tan dominantes y condicionaron tanto la sexualidad femenina y si encontraron tanto discursos como pr?cticas que los contradijeran o combatieran", explica la historiadora y periodista a*El Peri?dico de Espa?a, del grupo Prensa Ibérica.
Ni fr?gidas ni ?ngeles del hogar
No s?lo de teor?a vive la mujer. En el ensayo premiado por el Instituto de las Mujeres, y titulado*'Feminismos y sexo. Una mirada hist?rica al origen del pensamiento feminista espa?ol sobre el deseo sexual de las mujeres', L?zaro Real hace genealog?a de las propuestas intelectuales y art?sticas que reivindicaron*la independencia sexual*femenina, pero también trata de reconstruir c?mo las mujeres de la época viv?an el sexo: ?estaban sometidas, ?nicamente lo entend?an para procrear o transgred?an esas normas morales y disfrutaban?
"?Qué he encontrado? En cuanto a pr?cticas sexuales, que evidentemente las tatarabuelas se lo montaban igual que nosotras: como pod?an. Es mentira que las mujeres fueran como ese retrato que nos ha llegado,*?ngeles del hogar, fr?gidas*cuyo ?nico interés en el sexo era tener hijos. (...) En la pr?ctica las mujeres eran m?s libres de lo que se nos ha podido hacer creer; otra cosa es que fueran conscientes y militaran en la conciencia de su derecho al deseo y al placer", subraya la investigadora.
La historiadora ha analizado casi 1.400 documentos para para intentar acceder a la intimidad de las mujeres decimon?nicas. Son pocos los diarios y las cartas de mujeres sobre sexo, en comparaci?n con la documentaci?n que existe en otros pa?ses, pero el trabajo ha ahondado en*fuentes hist?ricas relevant?simas*como son los sumarios de los juicios de delitos sexuales que recogen el testimonio directo de mujeres.
En ellos se encuentran relatos que muestran a las mujeres como sujetos sexuales activos: mujeres que se fugaban con sus novios, que se escapaban de casa para*cometer adulterio, que manten?an relaciones sexuales antes del matrimonio...
?Se ocup? el feminismo del placer y la autonom?a de los cuerpos ya en el XIX? Hay que poner el foco en el momento hist?rico: se popularizan las ideolog?as, que llegan a las masas, y el feminismo se extiende entre ellas. Los mensajes emancipatorios se dirigen a las mujeres (primero en cuanto a los derechos a la educaci?n y el trabajo, después relativos a los derechos pol?ticos) en el contexto hist?rico de*cambio hacia la modernidad.
"Cuando tratan de ser iguales pol?ticamente, de no quedarse fuera del cambio, hay discursos que justifican biol?gicamente la inferioridad intelectual de las mujeres, que pretenden sacarlas de lo p?blico. Pero no solamente de lo p?blico, diciendo que no piensan bien, que no votan bien, también hay un discurso para controlarlas: se les dice qué tienen que hacer con sus cuerpos, en sus casa y en la cama: que es ponerse al servicio de la maternidad y la que no lo cumpliera era*una enferma, una histérica y una ninf?mana", sostiene L?zaro Real.
La fuerza de la ola feminista tuvo una reacci?n desde los p?lpitos de las iglesias. La investigadora recuerda que la doctrina y la pastoral de la mujer se desarrollan a finales del siglo XIX "cuando*el feminismo est? triunfando".
Amor libre y sin culpa
Contra los discursos castrantes hubo mujeres que pensaron de otra manera, como*Teresa Ma?é, Concepci?n Gimeno, Emilia Pardo Baz?n o Hildegart Rodr?guez Carballeira. Pensadoras feministas con el mensaje de que el cuerpo es de una.
Ma?é, anarquista, "introduce el discurso m?s potente sobre la libertad sexual" y aboga por el*control de la natalidad*y el amor libre e independiente alejado de la culpa.
Concepci?n Gimeno era cat?lica y liberal y reivindica la castidad, "el derecho a no practicar sexo para no convertirte en una esclava de tu marido y tener cincuenta hijos": insta a practicar la abstinencia y la intelectualidad, a que lean m?s libros y tengan menos hijos. "Dejen de ser floreros para sus maridos,*métanse menos en la cama".
Pardo Baz?n aparece como una mujer sexualmente liberada, que se cas?, se separ? y se ech? de amante a Benito Pérez Gald?s, a quien escribi? cartas confes?ndole que*deseaba espachurrarlo, destaca la historiadora.
L?zaro Real cuenta que Hildegart Rodr?guez Carballeira -ni?a precoz conocida por su asesinato tr?gico a manos de su madre- fue una "figura fundamental": sex?loga propagandista, teoriz? y*divulg? sobre educaci?n sexual. Ya en los a?os 30 habla directamente de libertad sexual de las mujeres.
Un hombre aparece en el relato de la historiadora, Felipe Trigo, médico y novelista que defendi? la superioridad sexual de las mujeres, dotadas con cuerpos m?s capacitados para sentir el placer. El*relato de la inferioridad y pasividad sexual femeninas*que ha llegado hasta nuestros d?as nace en el siglo XIX.
"Ah? se construye el discurso dominante de la sexualidad que nos hace a las mujeres unas fr?gidas y a los hombres, hiperactivos sexuales. Para vivir una sexualidad sana tenemos que entender esto también, porque*este bombardeo es una mochila que arrastramos. Las mujeres hace doscientos a?os nos vienen hablando de esto sin ning?n problema, otra cosa es que no hayamos conseguido que deje de ser el relato dominante", asevera. Falta pedagog?a, falta educaci?n sexual, pero el feminismo sigue al pie del ca??n.
'Feminismos y sexo. Una mirada hist?rica al origen del pensamiento feminista espa?ol sobre el deseo sexual de las mujeres'*se publicar? el pr?ximo oto?o.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/genealogia-feminista-conocer-vida-sexual-87420331)
La medicina, la Iglesia y las leyes decimon?nicas eran responsables de un discurso "dominante", opresor y*"absolutamente castrante"*de la sexualidad femenina: la mujer era fisiol?gicamente incapaz de sentir deseo y si lo hac?a, era una enferma y una pecadora.*El control del cuerpo y el deseo femeninos*eran una manera m?s de someterlas.
Sin embargo, L?zaro Real se preguntaba si en un momento hist?rico de cambio de régimen, con la emergencia y desarrollo de las ideas feministas, el feminismo no se ocup? del*discurso de la sexualidad. Era un "reto" por cuanto el sexo ha permanecido siempre en la penumbra de la historia, mucho m?s el*sexo*de las mujeres.
"Quise rastrear en el pensamiento y la obra de las feministas espa?olas. (...) Mi idea era*rastrear qué dec?an los discursos dominantes*médico, religioso y del C?digo Penal, si fueron tan dominantes y condicionaron tanto la sexualidad femenina y si encontraron tanto discursos como pr?cticas que los contradijeran o combatieran", explica la historiadora y periodista a*El Peri?dico de Espa?a, del grupo Prensa Ibérica.
Ni fr?gidas ni ?ngeles del hogar
No s?lo de teor?a vive la mujer. En el ensayo premiado por el Instituto de las Mujeres, y titulado*'Feminismos y sexo. Una mirada hist?rica al origen del pensamiento feminista espa?ol sobre el deseo sexual de las mujeres', L?zaro Real hace genealog?a de las propuestas intelectuales y art?sticas que reivindicaron*la independencia sexual*femenina, pero también trata de reconstruir c?mo las mujeres de la época viv?an el sexo: ?estaban sometidas, ?nicamente lo entend?an para procrear o transgred?an esas normas morales y disfrutaban?
"?Qué he encontrado? En cuanto a pr?cticas sexuales, que evidentemente las tatarabuelas se lo montaban igual que nosotras: como pod?an. Es mentira que las mujeres fueran como ese retrato que nos ha llegado,*?ngeles del hogar, fr?gidas*cuyo ?nico interés en el sexo era tener hijos. (...) En la pr?ctica las mujeres eran m?s libres de lo que se nos ha podido hacer creer; otra cosa es que fueran conscientes y militaran en la conciencia de su derecho al deseo y al placer", subraya la investigadora.
La historiadora ha analizado casi 1.400 documentos para para intentar acceder a la intimidad de las mujeres decimon?nicas. Son pocos los diarios y las cartas de mujeres sobre sexo, en comparaci?n con la documentaci?n que existe en otros pa?ses, pero el trabajo ha ahondado en*fuentes hist?ricas relevant?simas*como son los sumarios de los juicios de delitos sexuales que recogen el testimonio directo de mujeres.
En ellos se encuentran relatos que muestran a las mujeres como sujetos sexuales activos: mujeres que se fugaban con sus novios, que se escapaban de casa para*cometer adulterio, que manten?an relaciones sexuales antes del matrimonio...
?Se ocup? el feminismo del placer y la autonom?a de los cuerpos ya en el XIX? Hay que poner el foco en el momento hist?rico: se popularizan las ideolog?as, que llegan a las masas, y el feminismo se extiende entre ellas. Los mensajes emancipatorios se dirigen a las mujeres (primero en cuanto a los derechos a la educaci?n y el trabajo, después relativos a los derechos pol?ticos) en el contexto hist?rico de*cambio hacia la modernidad.
"Cuando tratan de ser iguales pol?ticamente, de no quedarse fuera del cambio, hay discursos que justifican biol?gicamente la inferioridad intelectual de las mujeres, que pretenden sacarlas de lo p?blico. Pero no solamente de lo p?blico, diciendo que no piensan bien, que no votan bien, también hay un discurso para controlarlas: se les dice qué tienen que hacer con sus cuerpos, en sus casa y en la cama: que es ponerse al servicio de la maternidad y la que no lo cumpliera era*una enferma, una histérica y una ninf?mana", sostiene L?zaro Real.
La fuerza de la ola feminista tuvo una reacci?n desde los p?lpitos de las iglesias. La investigadora recuerda que la doctrina y la pastoral de la mujer se desarrollan a finales del siglo XIX "cuando*el feminismo est? triunfando".
Amor libre y sin culpa
Contra los discursos castrantes hubo mujeres que pensaron de otra manera, como*Teresa Ma?é, Concepci?n Gimeno, Emilia Pardo Baz?n o Hildegart Rodr?guez Carballeira. Pensadoras feministas con el mensaje de que el cuerpo es de una.
Ma?é, anarquista, "introduce el discurso m?s potente sobre la libertad sexual" y aboga por el*control de la natalidad*y el amor libre e independiente alejado de la culpa.
Concepci?n Gimeno era cat?lica y liberal y reivindica la castidad, "el derecho a no practicar sexo para no convertirte en una esclava de tu marido y tener cincuenta hijos": insta a practicar la abstinencia y la intelectualidad, a que lean m?s libros y tengan menos hijos. "Dejen de ser floreros para sus maridos,*métanse menos en la cama".
Pardo Baz?n aparece como una mujer sexualmente liberada, que se cas?, se separ? y se ech? de amante a Benito Pérez Gald?s, a quien escribi? cartas confes?ndole que*deseaba espachurrarlo, destaca la historiadora.
L?zaro Real cuenta que Hildegart Rodr?guez Carballeira -ni?a precoz conocida por su asesinato tr?gico a manos de su madre- fue una "figura fundamental": sex?loga propagandista, teoriz? y*divulg? sobre educaci?n sexual. Ya en los a?os 30 habla directamente de libertad sexual de las mujeres.
Un hombre aparece en el relato de la historiadora, Felipe Trigo, médico y novelista que defendi? la superioridad sexual de las mujeres, dotadas con cuerpos m?s capacitados para sentir el placer. El*relato de la inferioridad y pasividad sexual femeninas*que ha llegado hasta nuestros d?as nace en el siglo XIX.
"Ah? se construye el discurso dominante de la sexualidad que nos hace a las mujeres unas fr?gidas y a los hombres, hiperactivos sexuales. Para vivir una sexualidad sana tenemos que entender esto también, porque*este bombardeo es una mochila que arrastramos. Las mujeres hace doscientos a?os nos vienen hablando de esto sin ning?n problema, otra cosa es que no hayamos conseguido que deje de ser el relato dominante", asevera. Falta pedagog?a, falta educaci?n sexual, pero el feminismo sigue al pie del ca??n.
'Feminismos y sexo. Una mirada hist?rica al origen del pensamiento feminista espa?ol sobre el deseo sexual de las mujeres'*se publicar? el pr?ximo oto?o.
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