الريــم
05-15-2023, 10:30 AM
El reposo del guerrero podr?a titularse el retrato que su hija Morgana Vargas Llosa, que es la fot?grafa de la familia, le hizo al autor de La ciudad y los perros cuando éste se hallaba en la costa del norte de Per? buscando materia para su pr?xima novela, ya terminada, aun sin t?tulo definitivo.
En la fotograf?a es un hombre de su edad, mirando a un lado de la playa, vestido de blanco, como si le asaltaran una duda o una idea, apoyado en el bast?n que ahora utiliza, a veces por coqueter?a o quiz? porque lo necesita para andar en sus paseos que ya eran habituales desde su m?s lejana juventud.
Ah? se ve en la foto, melanc?lico, o por lo menos pensativo, al premio Nobel en esa fotograf?a que Morgana le hizo en septiembre del a?o pasado, cuando aun por su vida personal no hab?an acaecido los cambios, sentimentales, de ubicaci?n, que tanto dieron que hablar antes de la primavera en la que a?n estamos.
Abandonada aquella relaci?n que mantuvo durante ocho a?os, regresado a su casa del centro de Madrid, alejado por su propia voluntad de los dicterios de una prensa que se hizo amarilla para hablar de lo que no es su literatura, sino su vida privada, Vargas Llosa hizo viajes como aquel que lo llev? a Per?, en busca de elementos novelescos, como hizo otras veces ante obras que requirieron casi siempre el concurso de datos o atm?sferas de su pa?s natal.
Ah? se encontr? también con sus hijos, con su segunda mujer, Patricia Vargas, con su casa que da a la costa lime?a, y en definitiva con un mundo que también resume su importante biblioteca. Asisti? feliz a la boda de una nieta, bail? y de eso hubo testimonios que explicaron que est? en buena forma, y fue a muchos lugares que le ven?an bien para este libro que pronto ser? parte de su amplia bibliograf?a premiada en 2010 con el Nobel. También fue a Par?s, su otro pa?s tan querido, a ser coronado con un galard?n muy especial: desde finales de febrero, cuando iba a cumplir 87 a?os y entraba en una edad que le ha hecho pensar m?s que habitualmente con los ?ltimos renglones de la vida, es miembro de la Academia Francesa.
All?, en Per?, estaban todos sus parientes m?s pr?ximos, Patricia, los hijos, amigos que vinieron de todas partes, mientras en Madrid amainaba la tormenta medi?tica que sigui? a aquella ruptura de la que ya se ha olvidado hasta la prensa que la puso en pie. Poco después el Instituto Cervantes que dirige el poeta Luis Garc?a Montero, su amigo, y su también amigo el nicaragüense, exiliado en Espa?a, Sergio Ram?rez, le propusieron celebrar en la sede de la citada entidad la salida a las librer?as de un libro ins?lito, El fuego de la imaginaci?n (Alfaguara), recopilaci?n hecha por Carlos Granés de un gran n?mero de sus textos sobre colegas de todos los tiempos, contempor?neos sobre todo, a los que él ha dedicado su atenci?n a lo largo de cerca de setenta a?os.
Mil p?ginas de intensa atenci?n. ?l dijo s?, interrumpi? sus viajes por esos mundos, y por su novela nueva, as? que se vino a Madrid a escuchar, ante esa recopilaci?n lograda por uno de sus mejores lectores, el colombiano Granés, a los que elogiaban la figura del autor que m?s se ocup? de lo ajeno entre los que protagonizaron la cosecha m?s feraz de la literatura en espa?ol: el boom.
Tras esas jornadas (él asisti? a la primera, luego se fue con su hijo ?lvaro a buscar territorios que quer?a explorar para huir del ruido que aun lo persegu?a a la entrada de su casa en Madrid) nosotros le enviamos un cuestionario sobre muchas de las cosas que el periodista consider? que podr?an ser de interés p?blico. ?l segu?a enfrascado en su novela, no ten?a tiempo para entrevistas, y en esos viajes de prospecci?n de vidas que le interesan (la de Gustave Flaubert, por ejemplo), hall? un hueco para responder lo que quisimos saber del momento actual de sus convicciones y de la vida que tiene en su pasado de escritor y en su porvenir de ciudadano.
Son respuestas a un cuestionario, de modo que no hallar?n ustedes repreguntas, que a veces en todo caso se hace él mismo. Y son esas consideraciones mezclas a veces de admiraci?n, decepci?n o melancol?a, a veces como la mirada que se vislumbra en esa fotograf?a, junto al mar, retratado por su hija en una playa de Per?.
En el fuego de la imaginaci?n. Respuestas a un cuestionario.
P. Acaba de protagonizar en Espa?a un regreso rabiosamente literario. Ven?a de Francia, donde recibi? el homenaje de la Academia que honra, por ejemplo, a Flaubert. Fue a Per?, adonde est?n sus ra?ces y sus pasiones literarias y humanas, y al regreso a Espa?a dio por terminada una nueva novela. ?Todo este vaivén de afectos y de vida con qué ?nimo le recibe ahora?
R. Estaré vivo y seguiré leyendo y escribiendo hasta que venga la muerte o me vuelva completamente idiota. Dejo a mis hijos la elecci?n.
Creo que el ensayo es una de las formas m?s ricas de la literatura y que no hay que justificarlo para nada. ?Quién ha escrito ensayos como los de Octavio Paz y Jorge Luis Borges!"
P. En este regreso espa?ol escritores de América y de Espa?a han hablado con enorme admiraci?n hacia usted, entre otras cosas por haber sido tan generoso con ellos, como se recoge en el volumen El fuego de la imaginaci?n. ?De d?nde viene, desde hace tanto tiempo, su voluntad de escribir de otros, consagrados o sin consagrar?
R. Creo que la cr?tica es una de las armas con que la literatura puede acabar con los fetiches y dejar campo a los que vienen abriéndose camino. Mis aportes han sido, casi siempre, razones de lecturas. Creo que el ensayo es una de las formas m?s ricas de la literatura y que no hay que justificarlo para nada. ?Quién ha escrito ensayos como los de Octavio Paz y Jorge Luis Borges! Ellos, y no s?lo ellos, han elevado el género hasta ponerlo a la altura de la novela y de la poes?a.
P. Uno de los que se refirieron a usted en ese homenaje en el Instituto Cervantes es Sergio Ram?rez, que ahora es, en Espa?a, un exiliado de Nicaragua. Esta es una realidad de América Latina, a la que se refiri? en uno de esos actos de homenaje. ?Qué sigue pasando en ese territorio que no hay manera de que abandone la costumbre de las dictaduras?
R. El caso de Sergio Ram?rez es dram?tico. En su persona, él y su esposa viven las injusticias que son la prueba mayor de la vida latinoamericana. Parece mentira que Sergio y Tulita vivan en el exilio y tengan que, rozando los 80 a?os, vivir esa desde?osa situaci?n. Por lo menos, ellos han recibido m?ltiples homenajes, muy merecidos por cierto, y la verdad sea dicha: América Latina est? llena de exilios y ocultaciones.
https://uc-4u.com/clip/6ae9ffe1-e52e-4b37-a20a-42404a8412a9_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Vargas Llosa, el d?a de su ingreso en la Académie Française. | EFE
P. Usted mismo sufri? dictaduras, desde muy joven, hasta que, en la madurez, un presidente y su esbirro decidieron perseguirle e incluso le privaron del hecho de ser peruano. Y no le dejaron visitar el Leoncio Prado, la cuna de La ciudad y los perros… ?Qué han supuesto para usted mismo estas agresiones?
R. Las dictaduras han sido la plaga de América Latina. Ellas impidieron que el sue?o de Bol?var, la uni?n de todos los pa?ses latinoamericanos, fuera una realidad. Y, adem?s, han contribuido, mejor que nadie, a la desinformaci?n, y han sido el obst?culo mayor para que las alianzas prevalezcan en el continente.
P. América Latina late de otra manera, dec?a en el acto de homenaje a su literatura sobre los otros en Madrid. Los populismos, dijo, son la materia que la convierten en un territorio en que no se puede distinguir la libertad. ?Qué es hoy para usted esa exigencia de libertad? ?Quién la puede garantizar o defender?
R. La literatura debe denunciar lo que anda mal y buscar la fraternidad por encima de todo. La lucha, en este sentido, es m?ltiple. Debemos defender la libertad para todas las voces y doctrinas. Porque sin libertad, ya lo sabemos, imperar? siempre la barbarie.
P. Y, en este estado de cosas, ?qué puede hacer la literatura para denunciar o para imponer ideas contra la barbarie?
R. La literatura latinoamericana debe ser polémica. Respetuosa pero polémica, puesto que hay muchas opciones que est?n en juego. Hay los marxistas que quisieran un régimen esclavista y de una sola doctrina, al que debemos combatir con energ?a y educaci?n, cosas que no son incompatibles. Y defender la tolerancia, inseparable de la soluci?n democr?tica.
El Per? va de mal en peor, y ahora est? aislado por haber defendido la libertad, en la que no creen sus vecinos"
P. Muchos a?os viajando de un lado a otro, ?diluye esa relaci?n con el mundo la pasi?n primera, los pa?ses de los que escribi?, las historias que cont?? ?Y las que cuenta ahora siguen teniendo la ra?z de aquel Zabalita?
R. El Per? va de mal en peor, y ahora est? aislado por haber defendido la libertad, en la que no creen sus vecinos. Da mucho gusto ver que en América Latina el Per? constituye una de las excepciones por negarse a seguir el ejemplo de las dictaduras que ahora nos rodean… Los j?venes peruanos me inspiran una infinita l?stima, sobre todo los que tienen una vocaci?n literaria. Qué dif?cil apuesta es escribir novelas que no se disputen las editoriales y que deban financiarse a s? mismas. Por eso hay tantos cuentistas en el Per? y muy pocos novelistas. La ?nica manera de crear una diferencia es leyendo cada vez m?s y escribiendo, y denunciando lo que anda mal y defendiendo el derecho de opinar, sea quien sea la voz que diga sinceramente lo que piensa.
P. Ya es notoria su veteran?a, pero, cuando empieza a escribir, cuando aborda una novela, o incluso un art?culo, cuando inicia un reportaje o un viaje de inspecci?n sobre lo que ocurre en su pa?s o en otros pa?ses, ?siente vértigo, o la escritura ya es d?cil con usted, hace lo que le da la gana?
R. Cuando comienzo una novela o un ensayo, la experiencia no me sirve de nada. Llevo muchos a?os escribiendo y nada de eso me da una mayor seguridad. Los temores y las inseguridades son los mismos. Y también, desde luego, las ilusiones.
P. La palabra generosidad que se asocia tanto a usted por el abrumador ejemplo de este libro de casi mil p?ginas en las que trata la obra de los otros, tiene que ver con grandes colegas suyos. ?De aquellos descubrimientos, de sus primeros a?os, cu?l fue el que m?s le conmovi?, el que mejor representa lo que entonces sinti? que eran los que, siendo como usted, de la misma época, iban a explicar mejor la literatura que a usted le interesaba?
R. Uno de los libros que m?s me sorprendi? y sedujo fue Cien a?os de soledad. Creo que es un libro fuera de serie, del que cualquier literatura deber?a sentirse orgullosa.
Creo sinceramente que la literatura es la garant?a de la democracia. La libertad est? en los libros, en todos, incluso en aquellos que hablan contra la libertad"
P. Este libro, El fuego de la literatura, también se ha calificado aqu? como una explicaci?n de lo que ser?a en su caso 'una conciencia de la literatura'. Si esa frase sirve para explicar la enorme cantidad de p?ginas que ha dedicado a las literaturas ajenas, ?qué ser?a para usted verdaderamente lo que la literatura es como conciencia de una época o de un pueblo?
R. Creo sinceramente que la literatura es la garant?a de la democracia. La libertad est? en los libros, en todos, incluso en aquellos que hablan contra la libertad. Lo que da a un pa?s una elecci?n a favor de ella son los libros. Por ejemplo, en Francia. Acabo de pasar dos semanas en ese pa?s y me ha conmovido que haya tantas librer?as y tantos lectores. Francia sigue siendo un ejemplo en ese sentido, y en muchos otros.
P. En sus intervenciones ha puesto énfasis en algunos nombres propios de identidades dis?miles, como Borges y Sartre. A Borges lo le?a de noche, a Sartre lo le?a de d?a, usted era comunista y Borges no estaba bien visto entre los comunistas. Pero usted fue comprensivo con Sartre. ?Hay alguna pasi?n literaria de la que luego haya renegado? Es decir, ?sus escritores han seguido siendo los suyos?
R. Le?a a escondidas a Borges y ahora lo leo a plena luz, sin ninguna vergüenza. Y es también el caso de Sartre, de quien acabo de comprar dos libritos sobre la manera como sentimos las im?genes. No hay ninguna vergüenza en leer todo lo que esté a nuestro alcance porque esa es la verdadera libertad.
P. Cambi? de montura, pas? de creer que la revoluci?n cubana, y lo que significaba, que era un ejemplo para el futuro, a buscar en liberales una luz distinta. ?Qué significado tuvo ese cambio de rumbo y de ideas en su propia literatura?
R. La revoluci?n cubana es una dictadura. Y los cubanos que siguen all? pasan verdaderas calamidades y penurias. ?Quiere usted mejor prueba de a lo que conduce el socialismo? En estos momentos el ?nico pa?s abiertamente imperialista es Rusia, con sus innobles ataques a Ucrania. Es curioso: el ?nico intento de apropiaci?n que hay en el mundo tiene a Rusia como su principal protagonista.
P. Es ahora el mayor del boom, el superviviente, el que sigue ah?, y tan campante. Sigue siendo, como le dijo su editora Pilar Reyes, "un inmenso lector". ?Es esto, el inmenso lector de El fuego de la imaginaci?n, lo que en realidad le ha seguido manteniendo como el narrador que es?
R. Como escritor he tenido mucha suerte. No ha sido el caso de América Latina, por desgracia. Cuando era joven hab?a muchas ilusiones respecto a nuestro continente. Ahora, mirando el panorama, es dif?cil no ser pesimista. Todo va peor y ser?a una tonter?a cegarse al respecto. Es verdad que hay esperanzas, pero cada d?a parecen m?s lejanas.
P. La pasi?n cr?tica es un valor que su ant?logo, Carlos Granés, destaca sobre el conjunto de la obra ajena a la que usted se ha dedicado. Bajo ese rubro, la cr?tica, han ca?do en su caso casi todas las literaturas, europeas, americanas, toda la del mundo… ?Qué literatura prevalece para usted entre todas las que le hicieron?
R. Carlos Granés es un cr?tico admirable y todo lo que ha hecho por la literatura latinoamericana es una prueba de ello. No s?lo ha unido esos m?ltiples géneros, sino ha demostrado la inutilidad de las fronteras que nos separan y en las que él ha visto, m?s bien, un reflejo y una alianza. Y se ha servido de la literatura como el mejor de los ejemplos.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/mario-vargas-llosa-seguire-leyendo-87378959)
En la fotograf?a es un hombre de su edad, mirando a un lado de la playa, vestido de blanco, como si le asaltaran una duda o una idea, apoyado en el bast?n que ahora utiliza, a veces por coqueter?a o quiz? porque lo necesita para andar en sus paseos que ya eran habituales desde su m?s lejana juventud.
Ah? se ve en la foto, melanc?lico, o por lo menos pensativo, al premio Nobel en esa fotograf?a que Morgana le hizo en septiembre del a?o pasado, cuando aun por su vida personal no hab?an acaecido los cambios, sentimentales, de ubicaci?n, que tanto dieron que hablar antes de la primavera en la que a?n estamos.
Abandonada aquella relaci?n que mantuvo durante ocho a?os, regresado a su casa del centro de Madrid, alejado por su propia voluntad de los dicterios de una prensa que se hizo amarilla para hablar de lo que no es su literatura, sino su vida privada, Vargas Llosa hizo viajes como aquel que lo llev? a Per?, en busca de elementos novelescos, como hizo otras veces ante obras que requirieron casi siempre el concurso de datos o atm?sferas de su pa?s natal.
Ah? se encontr? también con sus hijos, con su segunda mujer, Patricia Vargas, con su casa que da a la costa lime?a, y en definitiva con un mundo que también resume su importante biblioteca. Asisti? feliz a la boda de una nieta, bail? y de eso hubo testimonios que explicaron que est? en buena forma, y fue a muchos lugares que le ven?an bien para este libro que pronto ser? parte de su amplia bibliograf?a premiada en 2010 con el Nobel. También fue a Par?s, su otro pa?s tan querido, a ser coronado con un galard?n muy especial: desde finales de febrero, cuando iba a cumplir 87 a?os y entraba en una edad que le ha hecho pensar m?s que habitualmente con los ?ltimos renglones de la vida, es miembro de la Academia Francesa.
All?, en Per?, estaban todos sus parientes m?s pr?ximos, Patricia, los hijos, amigos que vinieron de todas partes, mientras en Madrid amainaba la tormenta medi?tica que sigui? a aquella ruptura de la que ya se ha olvidado hasta la prensa que la puso en pie. Poco después el Instituto Cervantes que dirige el poeta Luis Garc?a Montero, su amigo, y su también amigo el nicaragüense, exiliado en Espa?a, Sergio Ram?rez, le propusieron celebrar en la sede de la citada entidad la salida a las librer?as de un libro ins?lito, El fuego de la imaginaci?n (Alfaguara), recopilaci?n hecha por Carlos Granés de un gran n?mero de sus textos sobre colegas de todos los tiempos, contempor?neos sobre todo, a los que él ha dedicado su atenci?n a lo largo de cerca de setenta a?os.
Mil p?ginas de intensa atenci?n. ?l dijo s?, interrumpi? sus viajes por esos mundos, y por su novela nueva, as? que se vino a Madrid a escuchar, ante esa recopilaci?n lograda por uno de sus mejores lectores, el colombiano Granés, a los que elogiaban la figura del autor que m?s se ocup? de lo ajeno entre los que protagonizaron la cosecha m?s feraz de la literatura en espa?ol: el boom.
Tras esas jornadas (él asisti? a la primera, luego se fue con su hijo ?lvaro a buscar territorios que quer?a explorar para huir del ruido que aun lo persegu?a a la entrada de su casa en Madrid) nosotros le enviamos un cuestionario sobre muchas de las cosas que el periodista consider? que podr?an ser de interés p?blico. ?l segu?a enfrascado en su novela, no ten?a tiempo para entrevistas, y en esos viajes de prospecci?n de vidas que le interesan (la de Gustave Flaubert, por ejemplo), hall? un hueco para responder lo que quisimos saber del momento actual de sus convicciones y de la vida que tiene en su pasado de escritor y en su porvenir de ciudadano.
Son respuestas a un cuestionario, de modo que no hallar?n ustedes repreguntas, que a veces en todo caso se hace él mismo. Y son esas consideraciones mezclas a veces de admiraci?n, decepci?n o melancol?a, a veces como la mirada que se vislumbra en esa fotograf?a, junto al mar, retratado por su hija en una playa de Per?.
En el fuego de la imaginaci?n. Respuestas a un cuestionario.
P. Acaba de protagonizar en Espa?a un regreso rabiosamente literario. Ven?a de Francia, donde recibi? el homenaje de la Academia que honra, por ejemplo, a Flaubert. Fue a Per?, adonde est?n sus ra?ces y sus pasiones literarias y humanas, y al regreso a Espa?a dio por terminada una nueva novela. ?Todo este vaivén de afectos y de vida con qué ?nimo le recibe ahora?
R. Estaré vivo y seguiré leyendo y escribiendo hasta que venga la muerte o me vuelva completamente idiota. Dejo a mis hijos la elecci?n.
Creo que el ensayo es una de las formas m?s ricas de la literatura y que no hay que justificarlo para nada. ?Quién ha escrito ensayos como los de Octavio Paz y Jorge Luis Borges!"
P. En este regreso espa?ol escritores de América y de Espa?a han hablado con enorme admiraci?n hacia usted, entre otras cosas por haber sido tan generoso con ellos, como se recoge en el volumen El fuego de la imaginaci?n. ?De d?nde viene, desde hace tanto tiempo, su voluntad de escribir de otros, consagrados o sin consagrar?
R. Creo que la cr?tica es una de las armas con que la literatura puede acabar con los fetiches y dejar campo a los que vienen abriéndose camino. Mis aportes han sido, casi siempre, razones de lecturas. Creo que el ensayo es una de las formas m?s ricas de la literatura y que no hay que justificarlo para nada. ?Quién ha escrito ensayos como los de Octavio Paz y Jorge Luis Borges! Ellos, y no s?lo ellos, han elevado el género hasta ponerlo a la altura de la novela y de la poes?a.
P. Uno de los que se refirieron a usted en ese homenaje en el Instituto Cervantes es Sergio Ram?rez, que ahora es, en Espa?a, un exiliado de Nicaragua. Esta es una realidad de América Latina, a la que se refiri? en uno de esos actos de homenaje. ?Qué sigue pasando en ese territorio que no hay manera de que abandone la costumbre de las dictaduras?
R. El caso de Sergio Ram?rez es dram?tico. En su persona, él y su esposa viven las injusticias que son la prueba mayor de la vida latinoamericana. Parece mentira que Sergio y Tulita vivan en el exilio y tengan que, rozando los 80 a?os, vivir esa desde?osa situaci?n. Por lo menos, ellos han recibido m?ltiples homenajes, muy merecidos por cierto, y la verdad sea dicha: América Latina est? llena de exilios y ocultaciones.
https://uc-4u.com/clip/6ae9ffe1-e52e-4b37-a20a-42404a8412a9_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Vargas Llosa, el d?a de su ingreso en la Académie Française. | EFE
P. Usted mismo sufri? dictaduras, desde muy joven, hasta que, en la madurez, un presidente y su esbirro decidieron perseguirle e incluso le privaron del hecho de ser peruano. Y no le dejaron visitar el Leoncio Prado, la cuna de La ciudad y los perros… ?Qué han supuesto para usted mismo estas agresiones?
R. Las dictaduras han sido la plaga de América Latina. Ellas impidieron que el sue?o de Bol?var, la uni?n de todos los pa?ses latinoamericanos, fuera una realidad. Y, adem?s, han contribuido, mejor que nadie, a la desinformaci?n, y han sido el obst?culo mayor para que las alianzas prevalezcan en el continente.
P. América Latina late de otra manera, dec?a en el acto de homenaje a su literatura sobre los otros en Madrid. Los populismos, dijo, son la materia que la convierten en un territorio en que no se puede distinguir la libertad. ?Qué es hoy para usted esa exigencia de libertad? ?Quién la puede garantizar o defender?
R. La literatura debe denunciar lo que anda mal y buscar la fraternidad por encima de todo. La lucha, en este sentido, es m?ltiple. Debemos defender la libertad para todas las voces y doctrinas. Porque sin libertad, ya lo sabemos, imperar? siempre la barbarie.
P. Y, en este estado de cosas, ?qué puede hacer la literatura para denunciar o para imponer ideas contra la barbarie?
R. La literatura latinoamericana debe ser polémica. Respetuosa pero polémica, puesto que hay muchas opciones que est?n en juego. Hay los marxistas que quisieran un régimen esclavista y de una sola doctrina, al que debemos combatir con energ?a y educaci?n, cosas que no son incompatibles. Y defender la tolerancia, inseparable de la soluci?n democr?tica.
El Per? va de mal en peor, y ahora est? aislado por haber defendido la libertad, en la que no creen sus vecinos"
P. Muchos a?os viajando de un lado a otro, ?diluye esa relaci?n con el mundo la pasi?n primera, los pa?ses de los que escribi?, las historias que cont?? ?Y las que cuenta ahora siguen teniendo la ra?z de aquel Zabalita?
R. El Per? va de mal en peor, y ahora est? aislado por haber defendido la libertad, en la que no creen sus vecinos. Da mucho gusto ver que en América Latina el Per? constituye una de las excepciones por negarse a seguir el ejemplo de las dictaduras que ahora nos rodean… Los j?venes peruanos me inspiran una infinita l?stima, sobre todo los que tienen una vocaci?n literaria. Qué dif?cil apuesta es escribir novelas que no se disputen las editoriales y que deban financiarse a s? mismas. Por eso hay tantos cuentistas en el Per? y muy pocos novelistas. La ?nica manera de crear una diferencia es leyendo cada vez m?s y escribiendo, y denunciando lo que anda mal y defendiendo el derecho de opinar, sea quien sea la voz que diga sinceramente lo que piensa.
P. Ya es notoria su veteran?a, pero, cuando empieza a escribir, cuando aborda una novela, o incluso un art?culo, cuando inicia un reportaje o un viaje de inspecci?n sobre lo que ocurre en su pa?s o en otros pa?ses, ?siente vértigo, o la escritura ya es d?cil con usted, hace lo que le da la gana?
R. Cuando comienzo una novela o un ensayo, la experiencia no me sirve de nada. Llevo muchos a?os escribiendo y nada de eso me da una mayor seguridad. Los temores y las inseguridades son los mismos. Y también, desde luego, las ilusiones.
P. La palabra generosidad que se asocia tanto a usted por el abrumador ejemplo de este libro de casi mil p?ginas en las que trata la obra de los otros, tiene que ver con grandes colegas suyos. ?De aquellos descubrimientos, de sus primeros a?os, cu?l fue el que m?s le conmovi?, el que mejor representa lo que entonces sinti? que eran los que, siendo como usted, de la misma época, iban a explicar mejor la literatura que a usted le interesaba?
R. Uno de los libros que m?s me sorprendi? y sedujo fue Cien a?os de soledad. Creo que es un libro fuera de serie, del que cualquier literatura deber?a sentirse orgullosa.
Creo sinceramente que la literatura es la garant?a de la democracia. La libertad est? en los libros, en todos, incluso en aquellos que hablan contra la libertad"
P. Este libro, El fuego de la literatura, también se ha calificado aqu? como una explicaci?n de lo que ser?a en su caso 'una conciencia de la literatura'. Si esa frase sirve para explicar la enorme cantidad de p?ginas que ha dedicado a las literaturas ajenas, ?qué ser?a para usted verdaderamente lo que la literatura es como conciencia de una época o de un pueblo?
R. Creo sinceramente que la literatura es la garant?a de la democracia. La libertad est? en los libros, en todos, incluso en aquellos que hablan contra la libertad. Lo que da a un pa?s una elecci?n a favor de ella son los libros. Por ejemplo, en Francia. Acabo de pasar dos semanas en ese pa?s y me ha conmovido que haya tantas librer?as y tantos lectores. Francia sigue siendo un ejemplo en ese sentido, y en muchos otros.
P. En sus intervenciones ha puesto énfasis en algunos nombres propios de identidades dis?miles, como Borges y Sartre. A Borges lo le?a de noche, a Sartre lo le?a de d?a, usted era comunista y Borges no estaba bien visto entre los comunistas. Pero usted fue comprensivo con Sartre. ?Hay alguna pasi?n literaria de la que luego haya renegado? Es decir, ?sus escritores han seguido siendo los suyos?
R. Le?a a escondidas a Borges y ahora lo leo a plena luz, sin ninguna vergüenza. Y es también el caso de Sartre, de quien acabo de comprar dos libritos sobre la manera como sentimos las im?genes. No hay ninguna vergüenza en leer todo lo que esté a nuestro alcance porque esa es la verdadera libertad.
P. Cambi? de montura, pas? de creer que la revoluci?n cubana, y lo que significaba, que era un ejemplo para el futuro, a buscar en liberales una luz distinta. ?Qué significado tuvo ese cambio de rumbo y de ideas en su propia literatura?
R. La revoluci?n cubana es una dictadura. Y los cubanos que siguen all? pasan verdaderas calamidades y penurias. ?Quiere usted mejor prueba de a lo que conduce el socialismo? En estos momentos el ?nico pa?s abiertamente imperialista es Rusia, con sus innobles ataques a Ucrania. Es curioso: el ?nico intento de apropiaci?n que hay en el mundo tiene a Rusia como su principal protagonista.
P. Es ahora el mayor del boom, el superviviente, el que sigue ah?, y tan campante. Sigue siendo, como le dijo su editora Pilar Reyes, "un inmenso lector". ?Es esto, el inmenso lector de El fuego de la imaginaci?n, lo que en realidad le ha seguido manteniendo como el narrador que es?
R. Como escritor he tenido mucha suerte. No ha sido el caso de América Latina, por desgracia. Cuando era joven hab?a muchas ilusiones respecto a nuestro continente. Ahora, mirando el panorama, es dif?cil no ser pesimista. Todo va peor y ser?a una tonter?a cegarse al respecto. Es verdad que hay esperanzas, pero cada d?a parecen m?s lejanas.
P. La pasi?n cr?tica es un valor que su ant?logo, Carlos Granés, destaca sobre el conjunto de la obra ajena a la que usted se ha dedicado. Bajo ese rubro, la cr?tica, han ca?do en su caso casi todas las literaturas, europeas, americanas, toda la del mundo… ?Qué literatura prevalece para usted entre todas las que le hicieron?
R. Carlos Granés es un cr?tico admirable y todo lo que ha hecho por la literatura latinoamericana es una prueba de ello. No s?lo ha unido esos m?ltiples géneros, sino ha demostrado la inutilidad de las fronteras que nos separan y en las que él ha visto, m?s bien, un reflejo y una alianza. Y se ha servido de la literatura como el mejor de los ejemplos.
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