الريــم
04-22-2023, 01:58 PM
Un d?a de febrero de 2023, en el barrio de la Teixonera, en Barcelona, Pilar Vallugera Bala?à par? el desahucio de Martina.
Sal?a de casa para ir a la residencia en la que vive su madre, en delicado estado de salud, pero se encontr? una multitud en el portal y pregunt? qué estaba sucediendo. Van a echar a Martina de casa, le dijeron. Y a la hija de Martina. Y a la madre de Martina.
Pilar Vallugera se qued? para esperar a los Mossos y a la comitiva judicial, a los que explic? que en virtud de un decreto recientemente aprobado no pod?an ejecutar el desahucio. Hoy, Martina, su hija peque?a y su madre dependiente siguen en casa.
Pilar Vallugera no dijo en ning?n momento que es diputada de ERC en el Congreso. Que es una de las personas que con m?s ah?nco ha negociado la ley de garant?a integral de la libertad sexual, la ley del ‘s?lo s? es s?’.Y que es una de las personas que ha propiciado que la ley de vivienda esté a unos pocos cent?metros de convertirse en realidad. Las dos normas simb?licas de la legislatura llevan su nombre.
Implicaci?n, dedicaci?n y vehemencia
“Es mi d?a a d?a”, afirma durante la charla que mantiene con EL PERI?DICO DE ESPA?A, del grupo Prensa Ibérica. “Vivo en un barrio de migrantes, nadie habla catal?n all?. Es un barrio que se ha empezado a gentrificar. Est? llegando mucha gente que viv?a en Gràcia y que ya no puede pagar el alquiler”.
Contin?a: “Veo gente tirada cada d?a; veo la falta de trabajo; veo la gente que llega a casa con los cr?os, agotados. En mi casa viven muchas familias de migrantes. De Marruecos y de Iberoamérica, sobre todo. Hay conflictos vecinales. Esto es verdad, esto es lo que sucede, lo que pasa… El PIB es una verdad para los empresarios y para una determinada casta, pero para la gente en general no es verdad. Y desconectan cuando ven a los pol?ticos. Cuando nos ven. Hay riesgo de derechizaci?n de estas personas justo por esa desconexi?n”.
No es el de Vallugera un perfil habitual. Se expresa sin inhibici?n, gesticula sin cesar, sus muecas de agrado o desagrado no paran. Es as? en la tribuna del hemiciclo del Congreso, en la sala de prensa y en la cafeter?a de uno de los edificios de la C?mara, en donde cit? a este periodista para hablar sobre su vida y su manera de ver la pol?tica.
Sus or?genes son humildes, muy humildes. No se ha movido de ese lugar. La Teixonera es un barrio de rentas bajas, de supervivientes. Ella, cuando habla de vivienda, no habla de o?das. Ni cuando habla de la violencia machista ni de abandono o maltrato a menores. Como luego se ver?, ha vivido junto al lado amargo de la realidad.
“La gente cree que hablamos de o?das. Yo no. Por eso, me pongo as? (gesticula como enfadada). A m? no me cuentan las cosas. Martina tiene una hija peque?a, vive con su madre… Pensé: ‘Estos t?os van a sacar a una se?ora con una ni?a y una madre que apenas puede andar por un fondo, por un banco’...”.
Se implic? para detener el desahucio de Martina porque, en verdad, se implica en todo lo que hace, quiz? en exceso. “No me preguntes por la salud, que eso est? muy mal. El coraz?n, la tensi?n…”, espeta. ?Y la salud emocional? “Lo somatizo todo. Un d?a me tuvieron que llevar al hospital Ram?n y Cajal. Esto desgasta. Y yo soy una persona que arreglo la casa, que cocino (como los dioses, por cierto)... Todo lo hago yo. Y todo me lo leo. Todos los dict?menes”, cuenta. “Supongo que dir?n que soy una persona desequilibrada”, zanja entre risas.
Negocia con una tenacidad que puede desesperar a sus interlocutores. Ejemplo: 10 de abril de 2023, Lunes de Pascua, festivo en Catalu?a. Vallugera est? de d?a libre. Recibe una llamada del secretario de Estado David Lucas para desbloquear la ley de vivienda. Intercambiaron papeles y llamadas ma?ana, tarde y noche. Comenzaba el martes cuando ambos deshicieron los nudos m?s enrevesados de la norma. Vallugera cay? “desplomada”.
No remiti? la intensidad ni el martes ni el miércoles siguientes. Lucas y ella tuvieron que pulir algunos flecos pendientes de la ley. Los pulieron. De camino a Madrid para dar la rueda de prensa en la que anunciar?a el acuerdo junto a Oskar Matute, de EH Bildu, en el AVE, se qued? dormida. De regreso, también se qued? dormida. El fin de semana del 15 y 16 durmi? y durmi?.
Llorar
As? es Vallugera, quien empez? a trabajar a los 18 a?os como recepcionista en la Generalitat de Catalu?a. Vio el anuncio en el Bolet?n Oficial y se present? a las pruebas. Necesitaba el empleo mientras estudiaba la carrera de Filosof?a. Ella, entonces, deseaba especializarse en Lingü?stica y Neurolingü?stica. Pero no pudo.
Su militancia pol?tica, inamovible desde los 15, absorb?a su vida a finales de los a?os 80 y primeros de los 90. Era muy activa en las Juventudes de Esquerra. Su energ?a y vigor eran su motor. No tard? en ocupar un cargo, el de consejera de distrito en Ciutat Vella, en Barcelona, en lo que ha puesto ocho a?os de existencia.
Naci? su hija, se convirti? en concejala de Derechos Civiles y Feminismos en representaci?n de ERC y los d?as y las noches se le volvieron complejos. Durante aquellos a?os (2003-2007) “pas? de todo”, que si se cay? el Carmel por las obras del AVE, que si cambi? el alcalde (Jordi Hereu reemplaz? a Joan Clos)... Vallugera recorri? aquel tiempo junto a mujeres maltratadas, prostitutas que defienden sus derechos, familias que no pueden mantener a sus menores… El lado amargo de la realidad en la que ella se zambull? completamente, tanto que, tras las duras ma?anas y las duras tardes, al regresar a casa, se iba a ver a sus hijos dormidos y lloraba.
Tuvo que parar. Llevaba muy mal no tener licenciatura universitaria. Como no pudo cursar L?gica, se meti? de lleno en la carrera de Derecho, otra gran pasi?n. Durante la época de las Juventudes de Esquerra, lo descubri? gracias a quien ser?a luego su pareja, m?s tarde su expareja y hoy su “mejor amigo”. Vallugera, adem?s de estar mucho m?s tiempo con su hija y su hijo, sac? unas notas impresionantes y se licenci?.
Volvi? a la pol?tica para ayudar a Alfred Bosch a ser alcalde de Barcelona, pero tras ello debi? enfrentarse a una nueva crisis personal. Se separ?. Junto a sus hijos, también junto a su propio ex, lo super?. En 2019, surgi? la opci?n de viajar al Congreso de los Diputados. Dijo s?.
La monta?a
“La pol?tica me apasiona”, asegura Vallugera, rotunda. “Esto es vocacional, no es un trabajo, es otra cosa”, a?ade. En el Congreso, pero como si es en el Ayuntamiento de Barcelona, la dedicaci?n ha de ser del 100%. Si no, no sirve. “Estamos aqu? para facilitar la vida de nuestros vecinos”, remata.
Los comienzos costaron, pero a mediados de 2021, all? por el mes de julio, las cosas cambiaron. Vallugera se encarg? de negociar en nombre de ERC el decreto de los interinos que el Gobierno, v?a decreto, llev? al Parlamento. Fue un proceso abrupto y arduo porque, durante los primeros d?as de conversaciones, el Ejecutivo no cedi? un ?pice. La diputada de ERC, cada d?a, recib?a correos electr?nicos de personal interino de la administraci?n. Ley? decenas de realidades adversas. Como era de esperar, decidi? implicarse al m?ximo.
Pero el Gobierno no aceptaba lo que ped?a. No pod?a ayudar. Se desesperaba y angustiaba. Vallugera recuerda que en las reuniones con sus compa?eros/as del grupo se desahogaba. Intentaban consolarla, muchas veces en balde.
Fiel a su estilo, se plant? en la negociaci?n. No se movi? m?s. Como al Gobierno no le sal?an las cuentas para convalidar el decreto, asumi? sus peticiones. Estabilizado el empleo en la administraci?n: objetivo cumplido. La angustia mut? a esperanza. Hoy, Vallugera es un torbellino.
Quedan pocos meses de legislatura. No sabe qué har? cuando las Cortes se disuelvan. El partido decidir?.
Lo que s? sabe es que va a plantar un huerto en la casa que ha alquilado a su exsuegra, en un pueblo muy cerca de la monta?a. Leer? todas las novelas negras que pueda. “Y si son de mala calidad, mejor”, zanja.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/nacional/pilar-vallugera-diputada-paro-desahucio-86346429)
Sal?a de casa para ir a la residencia en la que vive su madre, en delicado estado de salud, pero se encontr? una multitud en el portal y pregunt? qué estaba sucediendo. Van a echar a Martina de casa, le dijeron. Y a la hija de Martina. Y a la madre de Martina.
Pilar Vallugera se qued? para esperar a los Mossos y a la comitiva judicial, a los que explic? que en virtud de un decreto recientemente aprobado no pod?an ejecutar el desahucio. Hoy, Martina, su hija peque?a y su madre dependiente siguen en casa.
Pilar Vallugera no dijo en ning?n momento que es diputada de ERC en el Congreso. Que es una de las personas que con m?s ah?nco ha negociado la ley de garant?a integral de la libertad sexual, la ley del ‘s?lo s? es s?’.Y que es una de las personas que ha propiciado que la ley de vivienda esté a unos pocos cent?metros de convertirse en realidad. Las dos normas simb?licas de la legislatura llevan su nombre.
Implicaci?n, dedicaci?n y vehemencia
“Es mi d?a a d?a”, afirma durante la charla que mantiene con EL PERI?DICO DE ESPA?A, del grupo Prensa Ibérica. “Vivo en un barrio de migrantes, nadie habla catal?n all?. Es un barrio que se ha empezado a gentrificar. Est? llegando mucha gente que viv?a en Gràcia y que ya no puede pagar el alquiler”.
Contin?a: “Veo gente tirada cada d?a; veo la falta de trabajo; veo la gente que llega a casa con los cr?os, agotados. En mi casa viven muchas familias de migrantes. De Marruecos y de Iberoamérica, sobre todo. Hay conflictos vecinales. Esto es verdad, esto es lo que sucede, lo que pasa… El PIB es una verdad para los empresarios y para una determinada casta, pero para la gente en general no es verdad. Y desconectan cuando ven a los pol?ticos. Cuando nos ven. Hay riesgo de derechizaci?n de estas personas justo por esa desconexi?n”.
No es el de Vallugera un perfil habitual. Se expresa sin inhibici?n, gesticula sin cesar, sus muecas de agrado o desagrado no paran. Es as? en la tribuna del hemiciclo del Congreso, en la sala de prensa y en la cafeter?a de uno de los edificios de la C?mara, en donde cit? a este periodista para hablar sobre su vida y su manera de ver la pol?tica.
Sus or?genes son humildes, muy humildes. No se ha movido de ese lugar. La Teixonera es un barrio de rentas bajas, de supervivientes. Ella, cuando habla de vivienda, no habla de o?das. Ni cuando habla de la violencia machista ni de abandono o maltrato a menores. Como luego se ver?, ha vivido junto al lado amargo de la realidad.
“La gente cree que hablamos de o?das. Yo no. Por eso, me pongo as? (gesticula como enfadada). A m? no me cuentan las cosas. Martina tiene una hija peque?a, vive con su madre… Pensé: ‘Estos t?os van a sacar a una se?ora con una ni?a y una madre que apenas puede andar por un fondo, por un banco’...”.
Se implic? para detener el desahucio de Martina porque, en verdad, se implica en todo lo que hace, quiz? en exceso. “No me preguntes por la salud, que eso est? muy mal. El coraz?n, la tensi?n…”, espeta. ?Y la salud emocional? “Lo somatizo todo. Un d?a me tuvieron que llevar al hospital Ram?n y Cajal. Esto desgasta. Y yo soy una persona que arreglo la casa, que cocino (como los dioses, por cierto)... Todo lo hago yo. Y todo me lo leo. Todos los dict?menes”, cuenta. “Supongo que dir?n que soy una persona desequilibrada”, zanja entre risas.
Negocia con una tenacidad que puede desesperar a sus interlocutores. Ejemplo: 10 de abril de 2023, Lunes de Pascua, festivo en Catalu?a. Vallugera est? de d?a libre. Recibe una llamada del secretario de Estado David Lucas para desbloquear la ley de vivienda. Intercambiaron papeles y llamadas ma?ana, tarde y noche. Comenzaba el martes cuando ambos deshicieron los nudos m?s enrevesados de la norma. Vallugera cay? “desplomada”.
No remiti? la intensidad ni el martes ni el miércoles siguientes. Lucas y ella tuvieron que pulir algunos flecos pendientes de la ley. Los pulieron. De camino a Madrid para dar la rueda de prensa en la que anunciar?a el acuerdo junto a Oskar Matute, de EH Bildu, en el AVE, se qued? dormida. De regreso, también se qued? dormida. El fin de semana del 15 y 16 durmi? y durmi?.
Llorar
As? es Vallugera, quien empez? a trabajar a los 18 a?os como recepcionista en la Generalitat de Catalu?a. Vio el anuncio en el Bolet?n Oficial y se present? a las pruebas. Necesitaba el empleo mientras estudiaba la carrera de Filosof?a. Ella, entonces, deseaba especializarse en Lingü?stica y Neurolingü?stica. Pero no pudo.
Su militancia pol?tica, inamovible desde los 15, absorb?a su vida a finales de los a?os 80 y primeros de los 90. Era muy activa en las Juventudes de Esquerra. Su energ?a y vigor eran su motor. No tard? en ocupar un cargo, el de consejera de distrito en Ciutat Vella, en Barcelona, en lo que ha puesto ocho a?os de existencia.
Naci? su hija, se convirti? en concejala de Derechos Civiles y Feminismos en representaci?n de ERC y los d?as y las noches se le volvieron complejos. Durante aquellos a?os (2003-2007) “pas? de todo”, que si se cay? el Carmel por las obras del AVE, que si cambi? el alcalde (Jordi Hereu reemplaz? a Joan Clos)... Vallugera recorri? aquel tiempo junto a mujeres maltratadas, prostitutas que defienden sus derechos, familias que no pueden mantener a sus menores… El lado amargo de la realidad en la que ella se zambull? completamente, tanto que, tras las duras ma?anas y las duras tardes, al regresar a casa, se iba a ver a sus hijos dormidos y lloraba.
Tuvo que parar. Llevaba muy mal no tener licenciatura universitaria. Como no pudo cursar L?gica, se meti? de lleno en la carrera de Derecho, otra gran pasi?n. Durante la época de las Juventudes de Esquerra, lo descubri? gracias a quien ser?a luego su pareja, m?s tarde su expareja y hoy su “mejor amigo”. Vallugera, adem?s de estar mucho m?s tiempo con su hija y su hijo, sac? unas notas impresionantes y se licenci?.
Volvi? a la pol?tica para ayudar a Alfred Bosch a ser alcalde de Barcelona, pero tras ello debi? enfrentarse a una nueva crisis personal. Se separ?. Junto a sus hijos, también junto a su propio ex, lo super?. En 2019, surgi? la opci?n de viajar al Congreso de los Diputados. Dijo s?.
La monta?a
“La pol?tica me apasiona”, asegura Vallugera, rotunda. “Esto es vocacional, no es un trabajo, es otra cosa”, a?ade. En el Congreso, pero como si es en el Ayuntamiento de Barcelona, la dedicaci?n ha de ser del 100%. Si no, no sirve. “Estamos aqu? para facilitar la vida de nuestros vecinos”, remata.
Los comienzos costaron, pero a mediados de 2021, all? por el mes de julio, las cosas cambiaron. Vallugera se encarg? de negociar en nombre de ERC el decreto de los interinos que el Gobierno, v?a decreto, llev? al Parlamento. Fue un proceso abrupto y arduo porque, durante los primeros d?as de conversaciones, el Ejecutivo no cedi? un ?pice. La diputada de ERC, cada d?a, recib?a correos electr?nicos de personal interino de la administraci?n. Ley? decenas de realidades adversas. Como era de esperar, decidi? implicarse al m?ximo.
Pero el Gobierno no aceptaba lo que ped?a. No pod?a ayudar. Se desesperaba y angustiaba. Vallugera recuerda que en las reuniones con sus compa?eros/as del grupo se desahogaba. Intentaban consolarla, muchas veces en balde.
Fiel a su estilo, se plant? en la negociaci?n. No se movi? m?s. Como al Gobierno no le sal?an las cuentas para convalidar el decreto, asumi? sus peticiones. Estabilizado el empleo en la administraci?n: objetivo cumplido. La angustia mut? a esperanza. Hoy, Vallugera es un torbellino.
Quedan pocos meses de legislatura. No sabe qué har? cuando las Cortes se disuelvan. El partido decidir?.
Lo que s? sabe es que va a plantar un huerto en la casa que ha alquilado a su exsuegra, en un pueblo muy cerca de la monta?a. Leer? todas las novelas negras que pueda. “Y si son de mala calidad, mejor”, zanja.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/nacional/pilar-vallugera-diputada-paro-desahucio-86346429)