الريــم
04-19-2023, 12:51 PM
Dicen que todo hombre (dejémoslo en persona) se ha realizado como tal si ha tenido un hijo, plantado un ?rbol y escrito un libro antes de morir. As? ha sido siempre. Pero*Ana Obreg?n*ha invertido el orden, y ha logrado que su hijo*Aless Lequio*lo haya logrado una vez muerto. Era la misi?n que ten?a y que ha ido cumpliendo paso a paso: que naciera su hija,*Ana Sandra, mediante la técnica de la gestaci?n subrogada; que ‘plantara’ una fundaci?n,*la Fundaci?n Aless Lequio, que, como un ?rbol, echar?a ra?ces en forma de proyectos contra el c?ncer, la enfermedad que se lo llev? con solo 30 a?os, y el libro, que acaba de salir a la venta este miércoles:*“El chico de las musara?as”*(Harper Collins).
Son 313 p?ginas, de las que*72 est?n escritas por el joven.*Empez? a hacerlo tras enfermar de c?ncer, quiz? como una manera de distraerse o con el funesto presagio de dejar un legado en el caso de que ah? acabara todo. Y en el libro aparecen perfectamente separadas, como si fuera otro libro, con su portada: “El chico de las musara?as”, por Aless Leguio.
M?s informaci?n (Auto)
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El resto es un relato en primera persona de Ana Obreg?n, su madre, que lo comienza recordando lo feliz que fue aquel junio de 1992 marzo en el que se convirti? en madre y se dio cuenta de que ahora s? que era la mujer m?s feliz del mundo.vEntre recuerdos de momentos felices, enseguida narra aquel d?a que Aless pidi? ir a urgencias porque no soportaba los intensos dolores. Y el dolor que seco y profundo que ella sinti? cuando le dijeron que se trataba de*un c?ncer rara y con mal pron?stico. Y c?mo Alessandro Lequio llam?, colérico, a la periodista que lo hab?a hecho p?blico, anunci?ndole que la llevar?a a los tribunales. Y c?mo se entregaron a un tratamiento en Nueva York al grito de*‘Fuck c?ncer’.Esperanza y desesperanza
Con momentos de drama, encerrados entre las cuatro paredes del hospital, pero sin que falten*momentos divertidos,*como cuando le tom? la temperatura a su hijo y marcaba 113 grados: "Mam?, por favor, le dijo, que son Fahrenheit" y ella le respondi?: "?Qué liantes son los americanos. ?No pueden tener un termometro normal?". O cuando se les caduc? el visado y elud?an a la polic?a por miedo a la deportaci?n. Pero abundan aquellos en los que la desesperanza anidaba entre ellos, porque las noticias, pese a momentos de esperanza, no eran buenas. Hasta que*el final que se negaban a aceptar lleg?.
Y una confesi?n final: cuando ley? el ?ltimo post de su hijo y c?mo se*encaram? al balc?n de un séptimo piso*para acabar con tanto dolor. Una decis?n desesperada que par? Alessandro Lequio, su ex, record?ndole que ten?a una misi?n por cumplir.*Un pacto secreto*entre madre e hijo que ahora ya no lo es. Y que*revela con detalle al final*de esa obra con la que cumple la ?ltima de esas misiones que, dice, la permiten seguir viviendo. Va por Aless.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/gente/hemos-leido-libro-ana-obregon-86200432)
Son 313 p?ginas, de las que*72 est?n escritas por el joven.*Empez? a hacerlo tras enfermar de c?ncer, quiz? como una manera de distraerse o con el funesto presagio de dejar un legado en el caso de que ah? acabara todo. Y en el libro aparecen perfectamente separadas, como si fuera otro libro, con su portada: “El chico de las musara?as”, por Aless Leguio.
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El resto es un relato en primera persona de Ana Obreg?n, su madre, que lo comienza recordando lo feliz que fue aquel junio de 1992 marzo en el que se convirti? en madre y se dio cuenta de que ahora s? que era la mujer m?s feliz del mundo.vEntre recuerdos de momentos felices, enseguida narra aquel d?a que Aless pidi? ir a urgencias porque no soportaba los intensos dolores. Y el dolor que seco y profundo que ella sinti? cuando le dijeron que se trataba de*un c?ncer rara y con mal pron?stico. Y c?mo Alessandro Lequio llam?, colérico, a la periodista que lo hab?a hecho p?blico, anunci?ndole que la llevar?a a los tribunales. Y c?mo se entregaron a un tratamiento en Nueva York al grito de*‘Fuck c?ncer’.Esperanza y desesperanza
Con momentos de drama, encerrados entre las cuatro paredes del hospital, pero sin que falten*momentos divertidos,*como cuando le tom? la temperatura a su hijo y marcaba 113 grados: "Mam?, por favor, le dijo, que son Fahrenheit" y ella le respondi?: "?Qué liantes son los americanos. ?No pueden tener un termometro normal?". O cuando se les caduc? el visado y elud?an a la polic?a por miedo a la deportaci?n. Pero abundan aquellos en los que la desesperanza anidaba entre ellos, porque las noticias, pese a momentos de esperanza, no eran buenas. Hasta que*el final que se negaban a aceptar lleg?.
Y una confesi?n final: cuando ley? el ?ltimo post de su hijo y c?mo se*encaram? al balc?n de un séptimo piso*para acabar con tanto dolor. Una decis?n desesperada que par? Alessandro Lequio, su ex, record?ndole que ten?a una misi?n por cumplir.*Un pacto secreto*entre madre e hijo que ahora ya no lo es. Y que*revela con detalle al final*de esa obra con la que cumple la ?ltima de esas misiones que, dice, la permiten seguir viviendo. Va por Aless.
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