الريــم
04-13-2023, 02:30 PM
James Salter celebr? su noventa cumplea?os con una cena en casa de la viuda del también escritor Peter Matthiessen, Maria, en Sag Harbor (Long Island, Nueva York) el s?bado 13 de junio de 2015. Hab?a cumplido tan redonda cifra tres d?as antes, pero esper? al fin de semana, con sus atardeceres ya casi estivales, c?lidos e infinitos, para festejarla rodeado de unos cuantos amigos, los m?s cercanos. Llevaba el traje de lino blanco que reservaba para las noches de verano as? de especiales.
Estuvo tan agudo como siempre e igual de divertido. Recibi? con pudor y modestia los halagos de los all? presentes y se entusiasm?, sobre todo, con uno de los regalos: una edici?n de 1946 de Billy Budd, marinero, la ?ltima novela de Herman Melville. Se le ve?a contento, optimista, esperanzado, puede que incluso feliz. Seis d?as después, muri?. Sufri? un ataque al coraz?n mientras estaba en el gimnasio.
Una secuencia final que resume, por su intensidad, por sus contrastes, la vida del autor estadounidense, y que bien podr?a formar parte de alguno de los veintid?s relatos reunidos en sus Cuentos completos, un volumen que la editorial Salamandra acaba de publicar en Espa?a con un excepcional pr?logo de John Banville.
Reconocimiento
Dos a?os antes de fallecer, Salter pudo gozar del reconocimiento cr?tico que le fue hurtado durante toda su larga trayectoria. En 2013, treinta y cuatro a?os después de haber publicado su ?ltima novela, apareci? Todo lo que hay, y la prensa, la de su pa?s y la del resto del mundo, pareci? descubrir en aquel momento a este "escritor de escritores", definici?n tan injusta como falsaria, simplista, que le colgaron hasta el hast?o, el suyo propio y el de sus muchos lectores. "El héroe olvidado de la literatura estadounidense", titul? The Observer. "El mejor escritor que nunca has le?do", pudo leerse en Esquire.
Entonces, Salter concedi? unas pocas entrevistas a periodistas internacionales, y yo tuve la suerte de estar entre los elegidos. Unos d?as antes de la Navidad de 2013, me abri? las puertas de la casa que ten?a con su segunda mujer, la también autora Kay Eldredge, en Bridgehampton (Suffolk, Nueva York).
Pasamos buena parte del d?a juntos hablando de vida y de literatura, sus dos grandes pasiones. El brillo en su mirada, tan caracter?stico, chispeante, inspirador, no desapareci? ni cuando tuvimos que salir corriendo para que yo no perdiera el autob?s que deb?a llevarme de vuelta a Manhattan (Nueva York).
"Aquel encuentro me cambi? la vida, y no s?lo en lo profesional, también en lo personal", le confieso a su viuda, con la que he podido volver a conversar con motivo de la llegada a las librer?as espa?olas de estos Cuentos completos. "?Por qué", me pregunta. "Unos meses después de conocerle, me puse a escribir mi primera novela", le respondo. El destino literario, tan caprichoso, juguet?n, hace que nuestra charla tenga lugar mientras ambas nos encontramos viajando por Estados Unidos: ella, recién llegada a Las Vegas (Nuevo México) y a punto de volver a partir, y yo, en Washington D.C., antes de salir hacia Iowa City.
Vida y escritura
Salter y Eldredge se conocieron en Aspen (Colorado) y en 1985 tuvieron un hijo, Theo, el primero para ella y el quinto para él (ten?a cuatro de su primer matrimonio con Ann Artemus). Se casaron en 1998, y la suya fue una de esas relaciones amorosas, llena de empat?a y comprensi?n, de intimidad, que todo escritor aspira a tener alg?n d?a para poder trasladarla a la dedicatoria de un libro ("Para Kay", reza la de Todo lo que hay), que no a la ficci?n.
"Jim siempre supo distinguir entre vida y escritura. Tend?a a compartimentar, lo que no significaba que no tuviera tiempo para sus hijos. A los primeros les ley? la biograf?a de Tolstoi de Henri Troyat y, m?s tarde, al nuestro, Los tres mosqueteros. Les llevaba a esquiar, sal?an a caminar juntos. A Theo le ense?? a jugar a hockey sobre hielo. Pero también quiso compartir con ellos su amor por la escritura, y les habl? de Graham Greene, de Saul Bellow, de Peter Matthiessen y de Vladmir Nabokov, a todos los cuales hab?a conocido. Probablemente debido a Jim, Nina, su segunda hija, se convirti? en una exitosa editora en Par?s".
"Consideraba que el tiempo que dedicaba a la escritura era lo m?s importante, pero también quer?a vivir, viajar, y lo hizo. O lo hicimos"
Salter, cuyo verdadero nombre era James Arnold Horowitz, estudi? en West Point, la Academia Militar de Estados Unidos, y sirvi? como piloto de combate en la Guerra de Corea (1950-1953). De noche, en los ratos robados a la contienda, alumbr? parte de su primera novela, Los cazadores (Salamandra, 2020), que public? en 1956. Le siguieron cinco m?s (les recomiendo Juego y distracci?n, sublime narraci?n del amor fou, y A?os luz, la historia del ocaso que siempre conlleva el amor) que intercal?, a lo largo de su carrera, con la poes?a, el cuento, una autobiograf?a, un libro de recetas de cocina, ensayos, correspondencia... Hasta escribi? guiones para Hollywood e incluso lleg? a dirigir una pel?cula, Three (1969), con Charlotte Rampling como protagonista.
https://uc-4u.com/clip/1559043d-28ee-4369-9065-d770814c3905_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg James Salter y su segunda mujer, la también escritora Kay Eldredge. |
"Cuando estaba en el Ejército, decidi? que quer?a ser escritor, pero deseaba poder haber sido muchas cosas: arquitecto, marchante de arte, genio de los negocios. Empez? a escribir cuando ten?a poco m?s de treinta a?os. Consideraba que el tiempo que dedicaba a la escritura era lo m?s importante, pero también quer?a vivir, viajar, y lo hizo. O lo hicimos. ?ramos adecuados, ya que a m? realmente no me importaba tener dinero, y aunque a él le hubiera gustado ser rico, sab?a c?mo gastar el dinero que ten?a para enriquecer la vida". Realidad y ficci?n. Ficci?n y realidad. Un equilibrio dif?cil, para muchos imposible, que Salter nunca descuid?. "Pensaba que la escritura era primordial. No trabajaba todos los d?as, pero deseaba haber podido hacerlo", recuerda Eldredge.
La verdadera ficci?n
Era muy meticuloso. Escrib?a a mano. Cuando su hijo mayor le enviaba cartas desde el internado, él las editaba e inclu?a en sus respuestas sugerencias de mejora. Siempre llevaba una libreta en un bolsillo en la que iba tomando notas, apuntando cosas que le llamaban la atenci?n, trozos de conversaciones. Desconfiaba de los escritores que presum?an de inventarlo todo. La verdadera ficci?n, para él, ven?a de la vida.
https://uc-4u.com/clip/f9054ec7-3268-4b1d-a4c8-cedb53956653_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg El escritor James Salter, en la época en la que fue piloto de combate. | EPE
Ten?a una relaci?n fascinante con la lectura. "Le?a mucho de ni?o y también durante todo el colegio, pero pasados los 40 rara vez le?a un libro entero. Cuando entraba en una librer?a a hojear, miraba la portada y el t?tulo, le?a el comienzo del libro y algo de la mitad. Y, a partir de eso, decid?a si pod?a confiar en el escritor, si ese autor era lo suficientemente bueno como para leerlo".
Sent?a devoci?n por la obra de Isaak Babel y ley?, hasta el final, La liebre con ojos de ?mbar (Acantilado, 2010), de Edmund de Waal. "Como escritor, no quer?a ser influido por lo que otros hab?an hecho y no sol?a leer mientras escrib?a, excepto quiz?s a alguien como John Donne, que era de una época completamente diferente a la suya". ?Y ansiaba que sus libros le sobrevivieran, que perduraran en el tiempo? «S?, lo esperaba. Es algo a lo que aspiran casi todos los escritores».
"Como escritor, no quer?a ser influido por lo que otros hab?an hecho y no sol?a leer mientras escrib?a"
Un par de d?as después de nuestra conversaci?n, Eldredge abri? una caja con seis ejemplares de la edici?n espa?ola de los Cuentos completos de su marido. "?As? que ya est?s lista!", me dijo en el ?ltimo e-mail que intercambiamos. La responsable de que lo esté, de que de nuevo lo estemos todos los lectores de Salter en nuestro pa?s, es la editora Anik Lapointe. Su historia con el escritor estadounidense es larga, y empez? en la Feria del Libro de Fr?ncfort de 1998. All?, "en una min?scula y aséptica habitaci?n de un hotel alem?n", ley? por primera vez a Salter. El libro era A?os luz.
Descubrimiento
"Mi sorpresa y mi emoci?n fueron may?sculas ante el descubrimiento de un cl?sico de las letras estadounidenses que a?n viv?a. Durante el d?a cumpl?a con mis obligaciones profesionales y por la noche me enfrascaba en la lectura de la prosa el?ptica, evocadora y bell?sima de A?os luz, que se hab?a publicado ?en 1975! Y ése fue mi libro de la Feria de Fr?ncfort de 1998, que pude publicar un a?o después en El Aleph".
"Su prosa posee el secreto encanto de las palabras para transmitir emociones a las nuevas generaciones", sostiene su editora
Desde entonces, la editora nunca he dejado de defender y recomendar a Salter en Espa?a, y A?os luz sigue siendo uno de sus libros de cabecera. "Era un artesano de la palabra. Sus obras presentan b?sicamente dos similitudes. Por un lado, el trabajo de orfebrer?a de la frase y la cadencia de la prosa, ascética y sensual a un tiempo. Por otro, un narrador que juega con el destino de sus personajes de forma muy sutil".
Lapointe bromea diciendo que, "al contrario de lo que ocurre con muchos de los personajes de Salter, sus editores espa?oles le hemos profesado una gran fidelidad a lo largo de los a?os". En El Aleph aparecieron, adem?s de A?os luz, Anochecer, Juego y distracci?n, Pilotos de caza y En solitario. A?os m?s tarde, ya en Salamandra, se public? casi toda su obra restante y nuevas traducciones.
Y, de cara al centenario, en 2025, est? prevista la traducci?n de algunos textos inéditos en espa?ol. "Anhelaba lograr el éxito y recibir el apoyo de la cr?tica, y lo consigui? con su ?ltimo libro, como si estuviese por primera vez en sincron?a con su tiempo. Rele?da diez a?os después de su muerte y 66 de su primera novela, su obra no ha perdido ni una pizca de modernidad y su prosa posee el secreto encanto de las palabras para transmitir emociones a las nuevas generaciones". Porque a la gran literatura nunca se llega tarde.
'Cuentos completos'
James Salter
Salamandra
336 p?ginas
20 euros
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/james-salter-vida-puro-cuento-85949782)
Estuvo tan agudo como siempre e igual de divertido. Recibi? con pudor y modestia los halagos de los all? presentes y se entusiasm?, sobre todo, con uno de los regalos: una edici?n de 1946 de Billy Budd, marinero, la ?ltima novela de Herman Melville. Se le ve?a contento, optimista, esperanzado, puede que incluso feliz. Seis d?as después, muri?. Sufri? un ataque al coraz?n mientras estaba en el gimnasio.
Una secuencia final que resume, por su intensidad, por sus contrastes, la vida del autor estadounidense, y que bien podr?a formar parte de alguno de los veintid?s relatos reunidos en sus Cuentos completos, un volumen que la editorial Salamandra acaba de publicar en Espa?a con un excepcional pr?logo de John Banville.
Reconocimiento
Dos a?os antes de fallecer, Salter pudo gozar del reconocimiento cr?tico que le fue hurtado durante toda su larga trayectoria. En 2013, treinta y cuatro a?os después de haber publicado su ?ltima novela, apareci? Todo lo que hay, y la prensa, la de su pa?s y la del resto del mundo, pareci? descubrir en aquel momento a este "escritor de escritores", definici?n tan injusta como falsaria, simplista, que le colgaron hasta el hast?o, el suyo propio y el de sus muchos lectores. "El héroe olvidado de la literatura estadounidense", titul? The Observer. "El mejor escritor que nunca has le?do", pudo leerse en Esquire.
Entonces, Salter concedi? unas pocas entrevistas a periodistas internacionales, y yo tuve la suerte de estar entre los elegidos. Unos d?as antes de la Navidad de 2013, me abri? las puertas de la casa que ten?a con su segunda mujer, la también autora Kay Eldredge, en Bridgehampton (Suffolk, Nueva York).
Pasamos buena parte del d?a juntos hablando de vida y de literatura, sus dos grandes pasiones. El brillo en su mirada, tan caracter?stico, chispeante, inspirador, no desapareci? ni cuando tuvimos que salir corriendo para que yo no perdiera el autob?s que deb?a llevarme de vuelta a Manhattan (Nueva York).
"Aquel encuentro me cambi? la vida, y no s?lo en lo profesional, también en lo personal", le confieso a su viuda, con la que he podido volver a conversar con motivo de la llegada a las librer?as espa?olas de estos Cuentos completos. "?Por qué", me pregunta. "Unos meses después de conocerle, me puse a escribir mi primera novela", le respondo. El destino literario, tan caprichoso, juguet?n, hace que nuestra charla tenga lugar mientras ambas nos encontramos viajando por Estados Unidos: ella, recién llegada a Las Vegas (Nuevo México) y a punto de volver a partir, y yo, en Washington D.C., antes de salir hacia Iowa City.
Vida y escritura
Salter y Eldredge se conocieron en Aspen (Colorado) y en 1985 tuvieron un hijo, Theo, el primero para ella y el quinto para él (ten?a cuatro de su primer matrimonio con Ann Artemus). Se casaron en 1998, y la suya fue una de esas relaciones amorosas, llena de empat?a y comprensi?n, de intimidad, que todo escritor aspira a tener alg?n d?a para poder trasladarla a la dedicatoria de un libro ("Para Kay", reza la de Todo lo que hay), que no a la ficci?n.
"Jim siempre supo distinguir entre vida y escritura. Tend?a a compartimentar, lo que no significaba que no tuviera tiempo para sus hijos. A los primeros les ley? la biograf?a de Tolstoi de Henri Troyat y, m?s tarde, al nuestro, Los tres mosqueteros. Les llevaba a esquiar, sal?an a caminar juntos. A Theo le ense?? a jugar a hockey sobre hielo. Pero también quiso compartir con ellos su amor por la escritura, y les habl? de Graham Greene, de Saul Bellow, de Peter Matthiessen y de Vladmir Nabokov, a todos los cuales hab?a conocido. Probablemente debido a Jim, Nina, su segunda hija, se convirti? en una exitosa editora en Par?s".
"Consideraba que el tiempo que dedicaba a la escritura era lo m?s importante, pero también quer?a vivir, viajar, y lo hizo. O lo hicimos"
Salter, cuyo verdadero nombre era James Arnold Horowitz, estudi? en West Point, la Academia Militar de Estados Unidos, y sirvi? como piloto de combate en la Guerra de Corea (1950-1953). De noche, en los ratos robados a la contienda, alumbr? parte de su primera novela, Los cazadores (Salamandra, 2020), que public? en 1956. Le siguieron cinco m?s (les recomiendo Juego y distracci?n, sublime narraci?n del amor fou, y A?os luz, la historia del ocaso que siempre conlleva el amor) que intercal?, a lo largo de su carrera, con la poes?a, el cuento, una autobiograf?a, un libro de recetas de cocina, ensayos, correspondencia... Hasta escribi? guiones para Hollywood e incluso lleg? a dirigir una pel?cula, Three (1969), con Charlotte Rampling como protagonista.
https://uc-4u.com/clip/1559043d-28ee-4369-9065-d770814c3905_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg James Salter y su segunda mujer, la también escritora Kay Eldredge. |
"Cuando estaba en el Ejército, decidi? que quer?a ser escritor, pero deseaba poder haber sido muchas cosas: arquitecto, marchante de arte, genio de los negocios. Empez? a escribir cuando ten?a poco m?s de treinta a?os. Consideraba que el tiempo que dedicaba a la escritura era lo m?s importante, pero también quer?a vivir, viajar, y lo hizo. O lo hicimos. ?ramos adecuados, ya que a m? realmente no me importaba tener dinero, y aunque a él le hubiera gustado ser rico, sab?a c?mo gastar el dinero que ten?a para enriquecer la vida". Realidad y ficci?n. Ficci?n y realidad. Un equilibrio dif?cil, para muchos imposible, que Salter nunca descuid?. "Pensaba que la escritura era primordial. No trabajaba todos los d?as, pero deseaba haber podido hacerlo", recuerda Eldredge.
La verdadera ficci?n
Era muy meticuloso. Escrib?a a mano. Cuando su hijo mayor le enviaba cartas desde el internado, él las editaba e inclu?a en sus respuestas sugerencias de mejora. Siempre llevaba una libreta en un bolsillo en la que iba tomando notas, apuntando cosas que le llamaban la atenci?n, trozos de conversaciones. Desconfiaba de los escritores que presum?an de inventarlo todo. La verdadera ficci?n, para él, ven?a de la vida.
https://uc-4u.com/clip/f9054ec7-3268-4b1d-a4c8-cedb53956653_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg El escritor James Salter, en la época en la que fue piloto de combate. | EPE
Ten?a una relaci?n fascinante con la lectura. "Le?a mucho de ni?o y también durante todo el colegio, pero pasados los 40 rara vez le?a un libro entero. Cuando entraba en una librer?a a hojear, miraba la portada y el t?tulo, le?a el comienzo del libro y algo de la mitad. Y, a partir de eso, decid?a si pod?a confiar en el escritor, si ese autor era lo suficientemente bueno como para leerlo".
Sent?a devoci?n por la obra de Isaak Babel y ley?, hasta el final, La liebre con ojos de ?mbar (Acantilado, 2010), de Edmund de Waal. "Como escritor, no quer?a ser influido por lo que otros hab?an hecho y no sol?a leer mientras escrib?a, excepto quiz?s a alguien como John Donne, que era de una época completamente diferente a la suya". ?Y ansiaba que sus libros le sobrevivieran, que perduraran en el tiempo? «S?, lo esperaba. Es algo a lo que aspiran casi todos los escritores».
"Como escritor, no quer?a ser influido por lo que otros hab?an hecho y no sol?a leer mientras escrib?a"
Un par de d?as después de nuestra conversaci?n, Eldredge abri? una caja con seis ejemplares de la edici?n espa?ola de los Cuentos completos de su marido. "?As? que ya est?s lista!", me dijo en el ?ltimo e-mail que intercambiamos. La responsable de que lo esté, de que de nuevo lo estemos todos los lectores de Salter en nuestro pa?s, es la editora Anik Lapointe. Su historia con el escritor estadounidense es larga, y empez? en la Feria del Libro de Fr?ncfort de 1998. All?, "en una min?scula y aséptica habitaci?n de un hotel alem?n", ley? por primera vez a Salter. El libro era A?os luz.
Descubrimiento
"Mi sorpresa y mi emoci?n fueron may?sculas ante el descubrimiento de un cl?sico de las letras estadounidenses que a?n viv?a. Durante el d?a cumpl?a con mis obligaciones profesionales y por la noche me enfrascaba en la lectura de la prosa el?ptica, evocadora y bell?sima de A?os luz, que se hab?a publicado ?en 1975! Y ése fue mi libro de la Feria de Fr?ncfort de 1998, que pude publicar un a?o después en El Aleph".
"Su prosa posee el secreto encanto de las palabras para transmitir emociones a las nuevas generaciones", sostiene su editora
Desde entonces, la editora nunca he dejado de defender y recomendar a Salter en Espa?a, y A?os luz sigue siendo uno de sus libros de cabecera. "Era un artesano de la palabra. Sus obras presentan b?sicamente dos similitudes. Por un lado, el trabajo de orfebrer?a de la frase y la cadencia de la prosa, ascética y sensual a un tiempo. Por otro, un narrador que juega con el destino de sus personajes de forma muy sutil".
Lapointe bromea diciendo que, "al contrario de lo que ocurre con muchos de los personajes de Salter, sus editores espa?oles le hemos profesado una gran fidelidad a lo largo de los a?os". En El Aleph aparecieron, adem?s de A?os luz, Anochecer, Juego y distracci?n, Pilotos de caza y En solitario. A?os m?s tarde, ya en Salamandra, se public? casi toda su obra restante y nuevas traducciones.
Y, de cara al centenario, en 2025, est? prevista la traducci?n de algunos textos inéditos en espa?ol. "Anhelaba lograr el éxito y recibir el apoyo de la cr?tica, y lo consigui? con su ?ltimo libro, como si estuviese por primera vez en sincron?a con su tiempo. Rele?da diez a?os después de su muerte y 66 de su primera novela, su obra no ha perdido ni una pizca de modernidad y su prosa posee el secreto encanto de las palabras para transmitir emociones a las nuevas generaciones". Porque a la gran literatura nunca se llega tarde.
'Cuentos completos'
James Salter
Salamandra
336 p?ginas
20 euros
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/james-salter-vida-puro-cuento-85949782)