الريــم
04-07-2023, 08:16 PM
Pablo Picasso llevaba pr?cticamente diez a?os sin salir de casa. Claro que su casa era una villa de 35 habitaciones, Notre-Dame-de-Vie, en Mougins (Francia). Cuenta el periodista y amigo Henri Diacono que la ?ltima vez que sali? Picasso a un acto social, en Cannes, se puso el ?nico esmoquin que pose?a. "Estaba apolillado debajo de las mangas, as? que me quedé toda la noche con los brazos tiesos", le coment? el genio a Diacono. "Estaba feliz. Incluso se acerc? una mujer para invitarme a bailar. Me negué", comparti?.
Al malague?o le gustaba demasiado, en palabras de Diacono, "el espect?culo de la tranquilidad", que se impon?a incluso a él mismo: "Cuando se pon?a de mal humor, él mismo se encerraba con llave y rechazaba el contacto con ese otro mundo, que no es el de él". Con 90 a?os, segu?a recibiendo a amigos con el entusiasmo de siempre. "Nos reproch? nuestra falta de apetito. Bebe, a?n queda champ?n, anda, bebe por m?, yo no puedo... Come chocolate, a m? me lo tienen prohibido, la fruta confitada, ?a que es rica? Y se levant? la camisa para mostrarnos una cicatriz: Todo este régimen es a causa de esto". Esa noche acompa?? a sus invitados a la puerta a las cuatro de la madrugada. "Hace demasiado fr?o afuera", se disculp?.
L?quido en los pulmones
El d?a anterior a su muerte, un s?bado, Picasso hab?a estado paseando por el peque?o parque que rodea la enorme casa de piedra con vistas a los Alpes mar?timos. Jacques Barra, el jardinero del malague?o, le mostr? anémonas y pensamientos, que le complacieron especialmente. Horas después, el artista y su esposa, Jacqueline Roque, hab?an invitado a cenar a unos amigos. Don Pablo estaba de muy buen humor. "Bebe por m?, bebe por mi salud", inst?, sirviendo vino en la copa de su abogado y amigo de Cannes, Armand Antebi. A las 23.30 horas, Picasso se levant? de la mesa y anunci?: "Y ahora debo volver al trabajo". Llevaba semanas trabajando con especial intensidad, prepar?ndose para una gran muestra de sus ?ltimas pinturas en el Palacio de los Papas en Avignon en mayo. Esa noche pint? hasta las 3 de la madrugada y se acost?.
El domingo por la ma?ana Picasso se despert? como siempre, a las 11.30, pero no pudo levantarse de la cama. Jacqueline pidi? ayuda pero a las 11.40, el maestro falleci?. El doctor George Ranee, que acudi? a Notre-Dame-de-Vie, certific? la muerte minutos después: edema pulmonar, l?quido en los pulmones. En el lecho de muerte, Jacqueline, su hijo Pablo, el jardinero y e secretario particular del pintor, Michel. La muerte fue un episodio r?pido, eficaz, como hab?a querido Picasso. No le gustaba hablar de la muerte (cuentan que recordaba a los amigos fallecidos siempre mencion?ndolos en presente) pero no le ten?a miedo: "No me asusta la muerte. Lo que tengo miedo es de enfermarme y no poder trabajar. Eso es tiempo perdido". De alguna manera, el minotauro hab?a vencido.
https://uc-4u.com/clip/f11a5b65-48fc-440c-abab-c08ca1dd02a1_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg La tumba del genio, en Vauvenargues. |
El castillo en la monta?a
Las autoridades de Mougins no permitieron el entierro de los restos de Picasso en Notre-Dame-de-Vie, por lo que Jacqueline se decidi? por Vauvenargues, el castillo que se compr? el malague?o como gesto de soberbia a finales de los 50. ?Conocen la serie de obras consagradas por Cézanne a la monta?a de la Sainte-Victoire, en La Provenza? Don Pablo, s?, muy bien. Hasta la obsesi?n. En la monta?a se encontraba un castillo, donde residi? Luc de Clapiers, marqués, escritor y moralista del siglo XVIII. Picasso se compr? el castillo, para pasmo de sus allegados: el castillo iba a necesitar a?os de remodelaci?n (as? fue: m?s de cuatro a?os de trabajos), estaba mal comunicado, era demasiado grande, no ten?a una log?stica ?ptima... Al genio le daba igual: "Cézanne ha pintado esa monta?a. Yo soy ahora su propietario".
Al final, Picasso y Jacqueline Roque vivieron en Vauvenargues poco m?s de un par de a?os: los médicos aconsejaron al malague?o trasladarse a un clima m?s benigno. Tampoco volvieron de visita en demasiadas ocasiones.
Cuando se ratific? el no de las autoridades de Mougins al entierro del cuerpo de Picasso en Notre-Dame-de-Vie, el recuerdo de lo que le gustaba la luz provenzal de la zona y lo majestuoso de su entorno (cuentan que a Picasso le recordaba a ciertos paisajes espa?oles por su relativa rudeza agreste) decidi? a Jacqueline por el castillo. Y all? sigue su tumba. Jacqueline, la mujer a la que Picasso pint? 400 veces, la visitaba el d?a 8 de cada mes hasta que se suicid? de un disparo en la sien en 1986. Sus restos reposan junto a los de su marido. El fot?grafo y amigo del malague?o David Douglas Duncan meti? en el ata?d de la francesa una de sus fotos del genio para que descansaran juntos.
https://uc-4u.com/clip/d9ace222-79c4-453a-a285-4eef9bf57bad_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Retrato del genio de espaldas, con una de sus cer?micas en primer plano. | DAVID DOUGLAS DUNCAN
Si le quieren...
El adi?s a Pablo Picasso fue un auténtico galimat?as, m?s propio del l?o de la boda de Lolita Flores que de la despedida al genio art?stico multimillonario del siglo XX. Gendarmes y curiosos se arremolinaron en las puertas de su residencia de Mougins. Todos quer?an entrar; pocos pod?an. Roque hab?a prohibido que se acercaran por all? herederos y exparejas del malague?o, especialmente Françoise Gilot y sus hijos, Paloma y Claude: recordemos que Gilot escribi? las escandalosas memorias Vida con Picasso, cuya publicaci?n trat? de torpedear el artista, para que sus hijos pudieran costearse los gastos legales de la batalla por ser declarados herederos legales de Picasso (Gilot y Picasso nunca se casaron).
Lo cierto es que Jacqueline llevaba a?os preservando la intimidad de su marido, ya muy avejentado. Periodistas del mundo entero acechaban constantemente la casa, a la caza de primicias. Se cuenta que, en una ocasi?n, tras un descuido, el propio pintor cogi? una llamada telef?nica. Se trataba de un periodista alem?n que preguntaba, directamente, si Picasso ya hab?a muerto. El artista respondi?: "Est? usted hablando con el cad?ver".
Mientras, en M?laga...
«A pesar de ser domingo y por tanto una tarde sin peri?dico, la noticia de la muerte del pintor malague?o Pablo Ruiz Picasso, difundida por radio y televisi?n, circul? ayer r?pidamente por la ciudad y caus? una fuerte impresi?n entre las personas de todas las clases sociales y niveles intelectuales, sustituyendo la noticia en las tertulias y conversaciones a cualquier otra y, sobre todo, a las de tipo deportivo, que suelen ser las m?s frecuentes en tardes domingueras», se lee en un ejemplar de ABC de esos d?as.
Dos malague?os s? pudieron entrar de alguna manera en el entierro de Pablo Picasso: Miguel Alcobendas y Francisco Ojeda Villarejo. Lo record? as? Guillermo Smerdou en un art?culo en La Opini?n de M?laga.
Alcobendas, cineasta y director de la sala de exposiciones de la Diputaci?n de M?laga y de su revista J?bega, estaba realizando con Ojeda una pel?cula sobre la ni?ez de Picasso en M?laga. Cuando se enter? de la muerte del genio, llam? por teléfono a su amigo y colaborador. Eran las diez de la noche del d?a 8 de abril. Le dijo: "Picasso ha muerto. ?Qué hacemos?" La respuesta de Ojeda fue: "Lo ?nico que podemos hacer es presentarnos all?...".
https://uc-4u.com/clip/78b7f07a-74dc-4fcc-bbbc-79edad32309c_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Pablo Picasso, junto a Josep Palau i Fabre. |
No result? f?cil la organizaci?n, viaje y presencia en Vauvenargues de la dupla boquerona. La persona que hizo posible el complicado y urgente desplazamiento de ambos fue el entonces presidente de la Diputaci?n de M?laga y hoy alcalde de la capital, Francisco de la Torre. Les ayud? a renovar el pasaporte caducado de Alcobendas en minutos y la adquisici?n de los billetes de avi?n M?laga-Madrid, Madrid-Barcelona y Barcelona-Niza.
Diez horas después del ?bito, los dos malague?os iniciaron el viaje no pudiendo llevar consigo un ramo de rosas rosas, flor favorita de Picasso, porque los kioscos de la Alameda estaban cerrados y ni en Madrid ni en Barcelona pudieron cumplir con el deseo de llevar flores de M?laga o Espa?a para depositarlo en la tumba del pintor. Al final las compraron en Cannes, con un lazo sobre el cual se pod?a leer en letras doradas "M?laga a Pablo Picasso".
https://uc-4u.com/clip/324bdb5f-ff53-4a47-87e4-dddc516ee9a9_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Miguel Alcobendas y Francisco Ojeda, con las flores de M?laga (compradas en Cannes), intentando entrar en el castillo de Picasso. |
Cuando llegaron al lugar tropezaron con una auténtica barrera de gendarmes que imped?an el paso incluso a amigos ?ntimos del fallecido, como el alcalde de Vallauris. Paco Ojeda escribi? sobre lo que sucedi? entonces: "Miguel explic? al que parec?a ser el jefe que hab?amos llegado de M?laga con la ?nica intenci?n de llevarle unas rosas de su ciudad natal y que solo pretend?amos que su viuda tuviera conocimiento de nuestra llegada. El gendarme volvi? minutos después para pedirnos los pasaportes que demostraban nuestra llegada desde M?laga en el d?a anterior. Cuando regres? nos comunic? que excepcionalmente aceptaba las rosas, pero que solo uno de nosotros dos pod?a entrar en el recinto. Las ?nicas flores que entraron en el interior fueron las que Miguel llevaba. Jacqueline acept? la presencia de M?laga en un momento en que llegaban ramos de flores de distintas partes del mundo. ?stas fueron las ?nicas flores que pudieron depositarse sobre la tumba de Pablo Ruiz Picasso".
El summum del melodrama
La negativa de Jacqueline Roque a que otros familiares se acercaran al difunto Picasso durante el velatorio y el entierro dej? una honda impresi?n en Pablito, uno de los nietos (hijo de Paulo, el primogénito, que el pintor tuvo con la bailarina rusa Olga Khokhlova). Al d?a siguiente del fallecimiento del abuelo, se suicidar? trag?ndose una botella de lej?a.
Las cosas no eran tan simples, claro: "Pablito era una persona atormentada, depresiva. Le provoc? mucho dolor no poder ver a su abuelo, pero ésa no puede considerarse como la raz?n del suicidio", explic? Pepita Dupont, periodista amiga de Jacqueline. ?Por qué el tormento?
https://uc-4u.com/clip/6ee3bb2c-172a-469f-89f5-53bc9528ea19_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Pablo Picasso, con su primogénito, Paulo, el padre de Pablito Picasso. |
El yayo, desde luego, no ayud?. Pablito y su hermana, Marina, sol?an acompa?ar al padre, un alcoh?lico aspirante a motorista que sent?a auténtico pavor por el pintor, a las puertas de su mansi?n; all? ten?an que esperar horas para que les atendiera, si es que lo hac?a, porque la mayor?a de las veces le excusaban diciendo que estaba dormido o trabajando. En la mayor?a de esas ocasiones Paulo iba a pedirle dinero a su multimillonario padre. Y se volv?a de vac?o.
Por cierto, Pablito Picasso no falleci? inmediatamente tras ingerir el ?cido: Marina le acompa?? en su lenta agon?a, de m?s de tres meses; adem?s, tuvo que costear el entierro gracias a las aportaciones de amigos y familiares. Eran Picasso pero pobres de solemnidad. Conocida es una frase atribuida a ?milienne Lotte, la madre de Marina (y también conocida por sus problemas psiqui?tricos y con la bebida): "Ya veis, con toda su fortuna, ese cerdo [Pablo Picasso] siempre nos tiene sin blanca"
Francia: su parte de la tarta
Pocas muertes de un individuo suponen la modificaci?n de una ley de un pa?s. Pero la de Pablo Ruiz Picasso no fue una muerte normal. Tras el fallecimiento del genio, el Gobierno francés, muy astuto, cambi? la ley del impuesto sobre sucesiones para permitir que los herederos del malague?o pagaran los impuestos adeudados por su patrimonio en obras de arte en lugar de dinero. As? que el Estado galo tom? 3.800 obras, que terminaron formando el n?cleo expositivo del actual Musée Picasso. El resto se dej? para que la familia lo dividiera. Como pudiera.
https://uc-4u.com/clip/6df2e8ca-51cb-43f5-959e-b06577425387_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg El Musée Picasso de Par?s. |
Misi?n: la espa?olidad
El mismo d?a del fallecimiento de Pablo Ruiz Picasso se inici? una aventura que contin?a hoy d?a, la de reivindicar la espa?olidad del genio. Incluso desde el mismo franquismo, que el artista siempre despreci? con sa?a. La tarde del ?bito, en las Cortes Espa?olas, el presidente de la Comisi?n de Industria asegur?: «Picasso no era amigo del Régimen. Todos lo sabemos. Pero fue un espa?ol que con sus maravillosos pinceles dio brillo al nombre de su patria en el mundo del arte. Espa?a pierde un genio. Por eso me honro en proponer a esta comisi?n que conste en acta el sincero dolor por tan sensible pérdida». Y el acuerdo fue un?nime.
La prensa espa?ola ech? el resto, tal y como se?ala Mateo Revilla Uceda en La muerte de Picasso en la prensa diaria espa?ola: "Los peri?dicos iniciaron la operaci?n de rescate nacional incidiendo en el viejo argumento del espa?olismo, haciendo hincapié en que su genialidad y su potencia creadora eran, en parte, productos de su esencia espa?ola, del esp?ritu de la raza".
Algunos ejemplos: "Picasso fue espa?ol por los cuatro costados" (Ya), "Se sabe que han sido infinitas las ocasiones en las que con todo el talento que Francia sabe desplegar para estos casos, se hab?a ofrecido a Picasso la ciudadan?a francesa pero él siempre se neg? a ofrecer su firma" (Pueblo), "Un hombre espa?ol, sin m?s, peque?o de cuerpo, grande de esfuerzo, como corresponde al espa?ol por la sangre" (Informaciones). El diario Informaci?n dio en la diana al recuperar las palabras de G?mez de la Serna: "Que es espa?ol, no puede negarlo, pues el espa?ol es el primero que se cansa de las formas del arte". El minotauro hab?a pasado a ser un toro, directamente.
https://uc-4u.com/clip/b15424c4-9ef9-43df-8197-9617ea681fa7_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Portadas de La Vanguardia y ABC con la muerte de Picasso. |
Titulares en el tiempo
"Proteico y prodigioso, la mayor fuerza individual en 70 a?os", rezaba el titular del obituario de The New York Times el d?a después de la muerte de Pablo Picasso. Se desat? una fiebre picassiana sin precedentes, que culmin? con la hist?rica retrospectiva del MoMA, en 1980, que dedic? por primera vez todas sus instalaciones a un solo artista. "No hay nada en el arte moderno que Picasso no haya inventado, practicado o al menos influido", justificaba el comisario de la retrospectiva, William Rubin.
Veremos pocos titulares en la prensa norteamericana estos d?as por el aniversario de la muerte de Pablo Ruiz Picasso. La controvertida vida personal del artista le ha llevado al borde de la cancelaci?n; tampoco ciertas frases de don Pablo ("Soy una mujer. Cada artista es una mujer y debe tener gusto por otras mujeres. Los artistas que son homosexuales no pueden ser verdaderos artistas porque les gustan los hombres, y como ellas mismas son mujeres est?n volviendo a la normalidad") le mantienen abiertas las puertas de la conversaci?n social en estos tiempos donde la inclusividad es un desaf?o primordial.
Jackie Wullschl?ger lo resumi? bien hace unos d?as en Financial Times: "Picasso fue el cronista visual supremo de la irresponsabilidad, la violencia y las inestabilidades del siglo, incluso sobre los roles sexuales. ?l es parte de nuestra historia. Cada generaci?n tiene que negociar con él; c?mo lo hacemos nos habla no s?lo de Picasso sino de nosotros mismos". El minotauro, tras su muerte, se hizo eterno: siempre estar? ah?, mir?ndonos con sus ojos profundos, desafi?ndonos constantemente.
https://uc-4u.com/clip/89171ac0-2883-46d6-a1e8-b4d54f74872b_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Uno de los ?ltimos cuadros en los que trabaj? Picasso. |
El legado Picasso: una fortuna de entre 50 y 100 millones de d?lares de 1973
El valor de la herencia de Pablo Picasso, uno de los hombres m?s ricos del mundo en aquel 1973, fue calculada en entre 50 y 100 millones de d?lares. El legado del malague?o inclu?a dos villas en el sur de Francia, un castillo, dos apartamentos en Par?s y una gran colecci?n de obras propias (las que llamaba cari?osamente "los picassos de Picasso") y de otros maestros modernos (Renoir, Menne, Modigliani, Braque y Matisse, entre muchos otros).
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/picasso-muerte-minotauro-eterno-85744169)
Al malague?o le gustaba demasiado, en palabras de Diacono, "el espect?culo de la tranquilidad", que se impon?a incluso a él mismo: "Cuando se pon?a de mal humor, él mismo se encerraba con llave y rechazaba el contacto con ese otro mundo, que no es el de él". Con 90 a?os, segu?a recibiendo a amigos con el entusiasmo de siempre. "Nos reproch? nuestra falta de apetito. Bebe, a?n queda champ?n, anda, bebe por m?, yo no puedo... Come chocolate, a m? me lo tienen prohibido, la fruta confitada, ?a que es rica? Y se levant? la camisa para mostrarnos una cicatriz: Todo este régimen es a causa de esto". Esa noche acompa?? a sus invitados a la puerta a las cuatro de la madrugada. "Hace demasiado fr?o afuera", se disculp?.
L?quido en los pulmones
El d?a anterior a su muerte, un s?bado, Picasso hab?a estado paseando por el peque?o parque que rodea la enorme casa de piedra con vistas a los Alpes mar?timos. Jacques Barra, el jardinero del malague?o, le mostr? anémonas y pensamientos, que le complacieron especialmente. Horas después, el artista y su esposa, Jacqueline Roque, hab?an invitado a cenar a unos amigos. Don Pablo estaba de muy buen humor. "Bebe por m?, bebe por mi salud", inst?, sirviendo vino en la copa de su abogado y amigo de Cannes, Armand Antebi. A las 23.30 horas, Picasso se levant? de la mesa y anunci?: "Y ahora debo volver al trabajo". Llevaba semanas trabajando con especial intensidad, prepar?ndose para una gran muestra de sus ?ltimas pinturas en el Palacio de los Papas en Avignon en mayo. Esa noche pint? hasta las 3 de la madrugada y se acost?.
El domingo por la ma?ana Picasso se despert? como siempre, a las 11.30, pero no pudo levantarse de la cama. Jacqueline pidi? ayuda pero a las 11.40, el maestro falleci?. El doctor George Ranee, que acudi? a Notre-Dame-de-Vie, certific? la muerte minutos después: edema pulmonar, l?quido en los pulmones. En el lecho de muerte, Jacqueline, su hijo Pablo, el jardinero y e secretario particular del pintor, Michel. La muerte fue un episodio r?pido, eficaz, como hab?a querido Picasso. No le gustaba hablar de la muerte (cuentan que recordaba a los amigos fallecidos siempre mencion?ndolos en presente) pero no le ten?a miedo: "No me asusta la muerte. Lo que tengo miedo es de enfermarme y no poder trabajar. Eso es tiempo perdido". De alguna manera, el minotauro hab?a vencido.
https://uc-4u.com/clip/f11a5b65-48fc-440c-abab-c08ca1dd02a1_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg La tumba del genio, en Vauvenargues. |
El castillo en la monta?a
Las autoridades de Mougins no permitieron el entierro de los restos de Picasso en Notre-Dame-de-Vie, por lo que Jacqueline se decidi? por Vauvenargues, el castillo que se compr? el malague?o como gesto de soberbia a finales de los 50. ?Conocen la serie de obras consagradas por Cézanne a la monta?a de la Sainte-Victoire, en La Provenza? Don Pablo, s?, muy bien. Hasta la obsesi?n. En la monta?a se encontraba un castillo, donde residi? Luc de Clapiers, marqués, escritor y moralista del siglo XVIII. Picasso se compr? el castillo, para pasmo de sus allegados: el castillo iba a necesitar a?os de remodelaci?n (as? fue: m?s de cuatro a?os de trabajos), estaba mal comunicado, era demasiado grande, no ten?a una log?stica ?ptima... Al genio le daba igual: "Cézanne ha pintado esa monta?a. Yo soy ahora su propietario".
Al final, Picasso y Jacqueline Roque vivieron en Vauvenargues poco m?s de un par de a?os: los médicos aconsejaron al malague?o trasladarse a un clima m?s benigno. Tampoco volvieron de visita en demasiadas ocasiones.
Cuando se ratific? el no de las autoridades de Mougins al entierro del cuerpo de Picasso en Notre-Dame-de-Vie, el recuerdo de lo que le gustaba la luz provenzal de la zona y lo majestuoso de su entorno (cuentan que a Picasso le recordaba a ciertos paisajes espa?oles por su relativa rudeza agreste) decidi? a Jacqueline por el castillo. Y all? sigue su tumba. Jacqueline, la mujer a la que Picasso pint? 400 veces, la visitaba el d?a 8 de cada mes hasta que se suicid? de un disparo en la sien en 1986. Sus restos reposan junto a los de su marido. El fot?grafo y amigo del malague?o David Douglas Duncan meti? en el ata?d de la francesa una de sus fotos del genio para que descansaran juntos.
https://uc-4u.com/clip/d9ace222-79c4-453a-a285-4eef9bf57bad_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Retrato del genio de espaldas, con una de sus cer?micas en primer plano. | DAVID DOUGLAS DUNCAN
Si le quieren...
El adi?s a Pablo Picasso fue un auténtico galimat?as, m?s propio del l?o de la boda de Lolita Flores que de la despedida al genio art?stico multimillonario del siglo XX. Gendarmes y curiosos se arremolinaron en las puertas de su residencia de Mougins. Todos quer?an entrar; pocos pod?an. Roque hab?a prohibido que se acercaran por all? herederos y exparejas del malague?o, especialmente Françoise Gilot y sus hijos, Paloma y Claude: recordemos que Gilot escribi? las escandalosas memorias Vida con Picasso, cuya publicaci?n trat? de torpedear el artista, para que sus hijos pudieran costearse los gastos legales de la batalla por ser declarados herederos legales de Picasso (Gilot y Picasso nunca se casaron).
Lo cierto es que Jacqueline llevaba a?os preservando la intimidad de su marido, ya muy avejentado. Periodistas del mundo entero acechaban constantemente la casa, a la caza de primicias. Se cuenta que, en una ocasi?n, tras un descuido, el propio pintor cogi? una llamada telef?nica. Se trataba de un periodista alem?n que preguntaba, directamente, si Picasso ya hab?a muerto. El artista respondi?: "Est? usted hablando con el cad?ver".
Mientras, en M?laga...
«A pesar de ser domingo y por tanto una tarde sin peri?dico, la noticia de la muerte del pintor malague?o Pablo Ruiz Picasso, difundida por radio y televisi?n, circul? ayer r?pidamente por la ciudad y caus? una fuerte impresi?n entre las personas de todas las clases sociales y niveles intelectuales, sustituyendo la noticia en las tertulias y conversaciones a cualquier otra y, sobre todo, a las de tipo deportivo, que suelen ser las m?s frecuentes en tardes domingueras», se lee en un ejemplar de ABC de esos d?as.
Dos malague?os s? pudieron entrar de alguna manera en el entierro de Pablo Picasso: Miguel Alcobendas y Francisco Ojeda Villarejo. Lo record? as? Guillermo Smerdou en un art?culo en La Opini?n de M?laga.
Alcobendas, cineasta y director de la sala de exposiciones de la Diputaci?n de M?laga y de su revista J?bega, estaba realizando con Ojeda una pel?cula sobre la ni?ez de Picasso en M?laga. Cuando se enter? de la muerte del genio, llam? por teléfono a su amigo y colaborador. Eran las diez de la noche del d?a 8 de abril. Le dijo: "Picasso ha muerto. ?Qué hacemos?" La respuesta de Ojeda fue: "Lo ?nico que podemos hacer es presentarnos all?...".
https://uc-4u.com/clip/78b7f07a-74dc-4fcc-bbbc-79edad32309c_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Pablo Picasso, junto a Josep Palau i Fabre. |
No result? f?cil la organizaci?n, viaje y presencia en Vauvenargues de la dupla boquerona. La persona que hizo posible el complicado y urgente desplazamiento de ambos fue el entonces presidente de la Diputaci?n de M?laga y hoy alcalde de la capital, Francisco de la Torre. Les ayud? a renovar el pasaporte caducado de Alcobendas en minutos y la adquisici?n de los billetes de avi?n M?laga-Madrid, Madrid-Barcelona y Barcelona-Niza.
Diez horas después del ?bito, los dos malague?os iniciaron el viaje no pudiendo llevar consigo un ramo de rosas rosas, flor favorita de Picasso, porque los kioscos de la Alameda estaban cerrados y ni en Madrid ni en Barcelona pudieron cumplir con el deseo de llevar flores de M?laga o Espa?a para depositarlo en la tumba del pintor. Al final las compraron en Cannes, con un lazo sobre el cual se pod?a leer en letras doradas "M?laga a Pablo Picasso".
https://uc-4u.com/clip/324bdb5f-ff53-4a47-87e4-dddc516ee9a9_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Miguel Alcobendas y Francisco Ojeda, con las flores de M?laga (compradas en Cannes), intentando entrar en el castillo de Picasso. |
Cuando llegaron al lugar tropezaron con una auténtica barrera de gendarmes que imped?an el paso incluso a amigos ?ntimos del fallecido, como el alcalde de Vallauris. Paco Ojeda escribi? sobre lo que sucedi? entonces: "Miguel explic? al que parec?a ser el jefe que hab?amos llegado de M?laga con la ?nica intenci?n de llevarle unas rosas de su ciudad natal y que solo pretend?amos que su viuda tuviera conocimiento de nuestra llegada. El gendarme volvi? minutos después para pedirnos los pasaportes que demostraban nuestra llegada desde M?laga en el d?a anterior. Cuando regres? nos comunic? que excepcionalmente aceptaba las rosas, pero que solo uno de nosotros dos pod?a entrar en el recinto. Las ?nicas flores que entraron en el interior fueron las que Miguel llevaba. Jacqueline acept? la presencia de M?laga en un momento en que llegaban ramos de flores de distintas partes del mundo. ?stas fueron las ?nicas flores que pudieron depositarse sobre la tumba de Pablo Ruiz Picasso".
El summum del melodrama
La negativa de Jacqueline Roque a que otros familiares se acercaran al difunto Picasso durante el velatorio y el entierro dej? una honda impresi?n en Pablito, uno de los nietos (hijo de Paulo, el primogénito, que el pintor tuvo con la bailarina rusa Olga Khokhlova). Al d?a siguiente del fallecimiento del abuelo, se suicidar? trag?ndose una botella de lej?a.
Las cosas no eran tan simples, claro: "Pablito era una persona atormentada, depresiva. Le provoc? mucho dolor no poder ver a su abuelo, pero ésa no puede considerarse como la raz?n del suicidio", explic? Pepita Dupont, periodista amiga de Jacqueline. ?Por qué el tormento?
https://uc-4u.com/clip/6ee3bb2c-172a-469f-89f5-53bc9528ea19_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Pablo Picasso, con su primogénito, Paulo, el padre de Pablito Picasso. |
El yayo, desde luego, no ayud?. Pablito y su hermana, Marina, sol?an acompa?ar al padre, un alcoh?lico aspirante a motorista que sent?a auténtico pavor por el pintor, a las puertas de su mansi?n; all? ten?an que esperar horas para que les atendiera, si es que lo hac?a, porque la mayor?a de las veces le excusaban diciendo que estaba dormido o trabajando. En la mayor?a de esas ocasiones Paulo iba a pedirle dinero a su multimillonario padre. Y se volv?a de vac?o.
Por cierto, Pablito Picasso no falleci? inmediatamente tras ingerir el ?cido: Marina le acompa?? en su lenta agon?a, de m?s de tres meses; adem?s, tuvo que costear el entierro gracias a las aportaciones de amigos y familiares. Eran Picasso pero pobres de solemnidad. Conocida es una frase atribuida a ?milienne Lotte, la madre de Marina (y también conocida por sus problemas psiqui?tricos y con la bebida): "Ya veis, con toda su fortuna, ese cerdo [Pablo Picasso] siempre nos tiene sin blanca"
Francia: su parte de la tarta
Pocas muertes de un individuo suponen la modificaci?n de una ley de un pa?s. Pero la de Pablo Ruiz Picasso no fue una muerte normal. Tras el fallecimiento del genio, el Gobierno francés, muy astuto, cambi? la ley del impuesto sobre sucesiones para permitir que los herederos del malague?o pagaran los impuestos adeudados por su patrimonio en obras de arte en lugar de dinero. As? que el Estado galo tom? 3.800 obras, que terminaron formando el n?cleo expositivo del actual Musée Picasso. El resto se dej? para que la familia lo dividiera. Como pudiera.
https://uc-4u.com/clip/6df2e8ca-51cb-43f5-959e-b06577425387_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg El Musée Picasso de Par?s. |
Misi?n: la espa?olidad
El mismo d?a del fallecimiento de Pablo Ruiz Picasso se inici? una aventura que contin?a hoy d?a, la de reivindicar la espa?olidad del genio. Incluso desde el mismo franquismo, que el artista siempre despreci? con sa?a. La tarde del ?bito, en las Cortes Espa?olas, el presidente de la Comisi?n de Industria asegur?: «Picasso no era amigo del Régimen. Todos lo sabemos. Pero fue un espa?ol que con sus maravillosos pinceles dio brillo al nombre de su patria en el mundo del arte. Espa?a pierde un genio. Por eso me honro en proponer a esta comisi?n que conste en acta el sincero dolor por tan sensible pérdida». Y el acuerdo fue un?nime.
La prensa espa?ola ech? el resto, tal y como se?ala Mateo Revilla Uceda en La muerte de Picasso en la prensa diaria espa?ola: "Los peri?dicos iniciaron la operaci?n de rescate nacional incidiendo en el viejo argumento del espa?olismo, haciendo hincapié en que su genialidad y su potencia creadora eran, en parte, productos de su esencia espa?ola, del esp?ritu de la raza".
Algunos ejemplos: "Picasso fue espa?ol por los cuatro costados" (Ya), "Se sabe que han sido infinitas las ocasiones en las que con todo el talento que Francia sabe desplegar para estos casos, se hab?a ofrecido a Picasso la ciudadan?a francesa pero él siempre se neg? a ofrecer su firma" (Pueblo), "Un hombre espa?ol, sin m?s, peque?o de cuerpo, grande de esfuerzo, como corresponde al espa?ol por la sangre" (Informaciones). El diario Informaci?n dio en la diana al recuperar las palabras de G?mez de la Serna: "Que es espa?ol, no puede negarlo, pues el espa?ol es el primero que se cansa de las formas del arte". El minotauro hab?a pasado a ser un toro, directamente.
https://uc-4u.com/clip/b15424c4-9ef9-43df-8197-9617ea681fa7_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Portadas de La Vanguardia y ABC con la muerte de Picasso. |
Titulares en el tiempo
"Proteico y prodigioso, la mayor fuerza individual en 70 a?os", rezaba el titular del obituario de The New York Times el d?a después de la muerte de Pablo Picasso. Se desat? una fiebre picassiana sin precedentes, que culmin? con la hist?rica retrospectiva del MoMA, en 1980, que dedic? por primera vez todas sus instalaciones a un solo artista. "No hay nada en el arte moderno que Picasso no haya inventado, practicado o al menos influido", justificaba el comisario de la retrospectiva, William Rubin.
Veremos pocos titulares en la prensa norteamericana estos d?as por el aniversario de la muerte de Pablo Ruiz Picasso. La controvertida vida personal del artista le ha llevado al borde de la cancelaci?n; tampoco ciertas frases de don Pablo ("Soy una mujer. Cada artista es una mujer y debe tener gusto por otras mujeres. Los artistas que son homosexuales no pueden ser verdaderos artistas porque les gustan los hombres, y como ellas mismas son mujeres est?n volviendo a la normalidad") le mantienen abiertas las puertas de la conversaci?n social en estos tiempos donde la inclusividad es un desaf?o primordial.
Jackie Wullschl?ger lo resumi? bien hace unos d?as en Financial Times: "Picasso fue el cronista visual supremo de la irresponsabilidad, la violencia y las inestabilidades del siglo, incluso sobre los roles sexuales. ?l es parte de nuestra historia. Cada generaci?n tiene que negociar con él; c?mo lo hacemos nos habla no s?lo de Picasso sino de nosotros mismos". El minotauro, tras su muerte, se hizo eterno: siempre estar? ah?, mir?ndonos con sus ojos profundos, desafi?ndonos constantemente.
https://uc-4u.com/clip/89171ac0-2883-46d6-a1e8-b4d54f74872b_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Uno de los ?ltimos cuadros en los que trabaj? Picasso. |
El legado Picasso: una fortuna de entre 50 y 100 millones de d?lares de 1973
El valor de la herencia de Pablo Picasso, uno de los hombres m?s ricos del mundo en aquel 1973, fue calculada en entre 50 y 100 millones de d?lares. El legado del malague?o inclu?a dos villas en el sur de Francia, un castillo, dos apartamentos en Par?s y una gran colecci?n de obras propias (las que llamaba cari?osamente "los picassos de Picasso") y de otros maestros modernos (Renoir, Menne, Modigliani, Braque y Matisse, entre muchos otros).
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