الريــم
04-05-2023, 08:49 AM
"Me lie una noche con la amiga de una amiga que hab?a conocido de ca?as y era megainteligente y superdivertida. Por eso me lie con ella, fundamentalmente. Me dijo de tomar algo otro d?a, quedamos y me doy cuenta de que la chica empieza a hacerse la tonta conmigo. Nos pusimos a hablar de cine porque ella curraba en ese mundo y yo sab?a que ella controlaba mil y veo que empieza a hacer como si no tuviera ni idea. Me desconcert? much?simo y le pregunté directamente que si le pasaba algo, que por mi amiga yo sab?a que ella sab?a de eso y me dijo que lo sol?a hacer para no imponerles mucho a los chicos". Este es el testimonio de Pablo, un joven de 30 a?os que se percat? de algo que las mujeres consciente o inconscientemente hemos tomado como propio: hacernos peque?as para no ahuyentar a los hombres.
Mostrarse -y ser- m?s inteligentes, m?s exitosas y m?s fuertes f?sicamente que los hombres con los que compartimos perjudica a aquellas mujeres que quieren mantener una relaci?n heterosexual. La periodista Mona Chollet ya alertaba, en su ensayo 'Reinventar el amor. C?mo el patriarcado sabotea las relaciones heterosexuales' (Paid?s), sobre c?mo la "posici?n social" de las mujeres hab?a arruinado su "posici?n sexual". En este sentido, una productora de programas de radio de éxito, de 26 a?os, relata para El Peri?dico de Espa?a, del grupo Prensa Ibérica, c?mo en varias primeras citas con pares que sab?an a qué se dedicaba se "quitaba importancia" en sus conversaciones cuando hablaba de las labores diarias de su trabajo. "No quiero parecer una flipada e ir de que conozco a tal o a cu?l famoso", dice, porque no buscaba mostrarse como una persona "importante" y que ellos "se sientan como amenazados en ese sentido", a pesar de que ella entiende que el hecho de tratar d?a a d?a con personas conocidas no es relevante y que no quiere "que parezca que s?lo soy mi trabajo o que eso me define".
"Considero que soy buen?sima en mi trabajo, pero creo que mostrar esa seguridad puede perjudicarme. Es simplemente una sensaci?n, a lo mejor no es cierto, pero ya sabemos de la masculinidad fr?gil de los t?os", asegura. Precisamente eso, la masculinidad fr?gil que nos lleva a aparentar ser fr?giles a las mujeres, es uno de los asuntos que aborda la doctora en Sociolog?a Beatriz Ranea en su libro 'Desarmar la masculinidad' (Libros de la Catarata). "La masculinidad se sostiene sobre muchas ficciones y una de ellas es la de la seguridad. A pesar de mostrarse fuertes y seguros de s? mismos, en realidad es una identidad que est? sometida permanentemente a prueba, tienen que demostrar sistem?ticamente que son lo suficientemente hombres. Y, en cuanto hay alg?n elemento que haga que se tambalee esta idea, que es muy fr?gil, pueden tornarse inseguros de su propia masculinidad", explica Ranea.
Ella hac?a referencia en su ensayo a un tuit que ya desapareci? y que se relaciona con la afirmaci?n de la joven productora de radio: "Por cada mujer con s?ndrome del impostor hay tres hombres con delirios mesi?nicos". O con el "s?ndrome del flipado, que lo llamar?amos com?nmente", apunta Ranea. La masculinidad normativa o la masculinidad hegem?nica se construye en torno a la idea "del reconocimiento, de ser importante respecto a otros, que otros vean que sabes y que te reconozcan como la voz de autoridad".
Por ello, los hombres, de forma general, se construyen normalmente en la seguridad en s? mismos, frente a las mujeres, a las que se nos educa en la inseguridad y en la baja autoestima. Esa confianza que muestran, sostiene Ranea, les permite poder hablar en el espacio p?blico, "aunque no sean tan expertos como las mujeres en ciertos temas, pero s? pueden erigirse como tal". Esto lo explicaba muy bien Rebecca Solnit cuando conceptualizaba el 'mansplaining', en 'Los hombres me explican cosas' (Capit?n Swing). Y aun con todo, pese a las dificultades que enfrentamos las mujeres para alzar la voz ante temas en los que somos expertas, si fallamos, somos penalizadas con mayor gravedad que ellos.
M?s éxito equivale a menos citas y m?s divorcios
Para valorar los encuentros entre parejas heterosexuales, cuatro investigadores universitarios organizaron durante 14 noches diversas citas r?pidas entre 392 graduados. En el estudio, de 2006, analizaron los resultados sobre cu?ntos hombres repet?an y cu?ntos no con esas mujeres y por qué. Certificaron que ellos valoraban el atractivo de ellas en un 20% m?s que su inteligencia. La ambici?n de una mujer tampoco les atra?a si pensaban que exced?a la suya propia. Tener una posici?n social elevada para una mujer es excluyente, en muchas ocasiones, de tener la posici?n sexual o afectiva con el hombre que eligen.
Fingir que somos quienes no somos, que sabemos menos y que tenemos menos éxito para "adaptarnos a los deseos masculinos", para que ellos "sigan estando encima", concreta Beatriz Ranea, puede hacerse de forma consciente o no. En una escena de la tercera temporada de 'Sexo en Nueva York', Miranda Hobbes, una abogada de prestigio, acude a una rueda de 'speed dating' en un bar. En varias de esas breves citas, los hombres dejan de prestarle atenci?n cuando se enteran a qué se dedica. Harta de ser invisible, le dice a su siguiente acompa?ante que es azafata. Y as? empiezan una breve relaci?n que finaliza cuando ella se da cuenta de que él tampoco es médico como asegur?.
Escenas de Sexo en Nueva York que me dan vergüenza ajena: pic.twitter.com/uf0AxjgPky (https://t.co/uf0AxjgPky)
— M. (@MartaPimar) 2 de marzo de 2021 (https://twitter.com/MartaPimar/status/1366771275033694213?ref_src=twsrc%5Etfw)Esta actitud, consciente o no, no es innata. De hecho, incluso las personas trans que acaban identific?ndose como mujeres se dan cuenta de que adquieren esos comportamientos. Judith Juanhuix, una investigadora y doctora en F?sica, que recientemente ha publicado el libro 'Una mujer', expresaba en una conversaci?n con El Peri?dico de Espa?a que se odi? a s? misma cuando, en algunas citas, rebaj? sus niveles de estudios y conocimientos "para no poner en peligro la posici?n dominante del hombre, porque si no se sentir?a amenazado y ya no querr?a ligar conmigo por inseguridad". "Es una cosa que muchas mujeres tenemos y que yo he hecho sin haber sido ense?ada a que ten?a que hacerlo as?", comentaba esta activista trans sorprendida por c?mo "los roles de género son tan fuertes" como para, con mucho menos aprendizaje que la mayor?a de las mujeres, "aprender perfectamente cu?l es el lenguaje social de género".
Las mujeres con éxito pagan un tributo que no se cobra en dinero: las pol?ticas electas cuyas relaciones analizaba un estudio sueco se divorciaban en mayor medida que las que no resultaban elegidas. Con sus hom?logos hombres, no pasaba lo mismo. Mona Chollet se refiere también a la conocida como la "maldici?n de los Oscar". Investigadores de la Universidad de Toronto revisaron los matrimonios de los 751 artistas nominados a mejor actor y actriz en las ediciones de los Oscar de 1936 a 2010. Los enlaces de las intérpretes que eran galardonadas con la estatuilla duraban una media de 4,3 a?os; los de las que no, 9,5 a?os. En cambio, los de los actores vencedores ten?an una vida m?s pareja tanto si se llevaban el premio como si no: 11,9 a?os y 12,5 a?os, respectivamente. Y as?, Bette Davis, Halle Berry, Hillary Swank, Sandra Bullock o Kate Winslet se acabaron separando tiempo después de los agradecimientos.
F?sicos menudos: los casos de Lady Di, Carla Bruni y Charlene
Chollet recuerda c?mo, en el a?o 2014, el 'timeline' de Twitter de Francia se llen? de memes que ridiculizaban una portada de 'Paris Match', en la que Carla Bruni, de 1,75 metros de altura, se abrazaba y apoyaba la cabeza en el hombro de su marido, Nicolas Sarkozy, de 1,66 metros, para aparentar que él era m?s alto. Para la foto, Sarkozy se tuvo que subir en un escal?n. No ha sido la ?nica vez en la que la publicaci?n jugaba con la perspectiva. Ya lo hizo tumbando a la modelo sobre las rodillas del expresidente francés o inmortalizando un paseo por la playa en el que ella parec?a m?s baja porque inclinaba la cabeza.
Y ella tampoco ha sido la ?nica consorte a la que han empeque?ecido f?sicamente. A Lady Di la rebajaron ante Carlos de Inglaterra y a Charlene de M?naco, s?lo unos cent?metros m?s baja que su alteza Alberto, también. Esas posiciones "suger?an fragilidad o sumisi?n" con respecto a sus parejas, sostiene Mona Chollet.
They were the same height pic.twitter.com/I9YVAcU4hn (https://t.co/I9YVAcU4hn)
— Philip N Cohen (@familyunequal) 18 de marzo de 2017 (https://twitter.com/familyunequal/status/842914584218492928?ref_src=twsrc%5Etfw)La feminista estadounidense Catherine MacKinnon asegura que "lo masculino y lo femenino se crean mediante la erotizaci?n de la dominaci?n y la sumisi?n" y, de ah?, "se construye la diferencia de géneros". Los hombres, por norma general, las prefieren m?s delgadas y m?s bajas que ellos para que ocupen "el menor espacio posible", se?ala Mona Chollet. Beatriz Ranea lanza que "salirnos de la dicotom?a del binarismo de género es un reto y contribuir?a a desestabilizar un poco la jerarqu?a, sobre todo si desarticulamos las relaciones que se establecen en igualdad". Y, de esa forma, se rompe la concepci?n de que el hombre es bello cuando es poderoso y la mujer, cuando es débil.
El hecho de que las mujeres se den el valor a s? mismas y que los hombres no desaparezcan es una prueba de que esa relaci?n y la mujer significan algo"
En el caso de las relaciones heterosexuales, enfrentarse a lo establecido "es una prueba para los hombres", dice Ranea. "El hecho de que las mujeres se den el valor a s? mismas dentro de las relaciones y que los hombres no desaparezcan, no se sientan intimidados, es una prueba de que esa relaci?n significa algo y la mujer significa algo". De esa manera, la mujer se convierte en un todo y no en alguien que depende de su relaci?n con los dem?s y que es definida por ella como mujer, prostituta, esposa, etc.
"Si ellos se sienten intimidados, si la mujer se tiene que empeque?ecer para que la relaci?n salga adelante, en realidad es una relaci?n sostenida sobre la injusticia, la jerarqu?a, la desigualdad y el no poder ser una misma. Ahora, que el feminismo es m?s 'mainstream' y la sociedad est?, en un momento de cambio, es el momento en el que las mujeres dejemos de empeque?ecernos y dejemos de lado el s?ndrome de la impostora", proclama esta doctora en Sociolog?a, que llama a "dejar de actuar en aras de satisfacer la mirada masculina y de buscar la validaci?n masculina".
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/mujeres-empequenecen-intimidar-hombres-quiero-85644552)
Mostrarse -y ser- m?s inteligentes, m?s exitosas y m?s fuertes f?sicamente que los hombres con los que compartimos perjudica a aquellas mujeres que quieren mantener una relaci?n heterosexual. La periodista Mona Chollet ya alertaba, en su ensayo 'Reinventar el amor. C?mo el patriarcado sabotea las relaciones heterosexuales' (Paid?s), sobre c?mo la "posici?n social" de las mujeres hab?a arruinado su "posici?n sexual". En este sentido, una productora de programas de radio de éxito, de 26 a?os, relata para El Peri?dico de Espa?a, del grupo Prensa Ibérica, c?mo en varias primeras citas con pares que sab?an a qué se dedicaba se "quitaba importancia" en sus conversaciones cuando hablaba de las labores diarias de su trabajo. "No quiero parecer una flipada e ir de que conozco a tal o a cu?l famoso", dice, porque no buscaba mostrarse como una persona "importante" y que ellos "se sientan como amenazados en ese sentido", a pesar de que ella entiende que el hecho de tratar d?a a d?a con personas conocidas no es relevante y que no quiere "que parezca que s?lo soy mi trabajo o que eso me define".
"Considero que soy buen?sima en mi trabajo, pero creo que mostrar esa seguridad puede perjudicarme. Es simplemente una sensaci?n, a lo mejor no es cierto, pero ya sabemos de la masculinidad fr?gil de los t?os", asegura. Precisamente eso, la masculinidad fr?gil que nos lleva a aparentar ser fr?giles a las mujeres, es uno de los asuntos que aborda la doctora en Sociolog?a Beatriz Ranea en su libro 'Desarmar la masculinidad' (Libros de la Catarata). "La masculinidad se sostiene sobre muchas ficciones y una de ellas es la de la seguridad. A pesar de mostrarse fuertes y seguros de s? mismos, en realidad es una identidad que est? sometida permanentemente a prueba, tienen que demostrar sistem?ticamente que son lo suficientemente hombres. Y, en cuanto hay alg?n elemento que haga que se tambalee esta idea, que es muy fr?gil, pueden tornarse inseguros de su propia masculinidad", explica Ranea.
Ella hac?a referencia en su ensayo a un tuit que ya desapareci? y que se relaciona con la afirmaci?n de la joven productora de radio: "Por cada mujer con s?ndrome del impostor hay tres hombres con delirios mesi?nicos". O con el "s?ndrome del flipado, que lo llamar?amos com?nmente", apunta Ranea. La masculinidad normativa o la masculinidad hegem?nica se construye en torno a la idea "del reconocimiento, de ser importante respecto a otros, que otros vean que sabes y que te reconozcan como la voz de autoridad".
Por ello, los hombres, de forma general, se construyen normalmente en la seguridad en s? mismos, frente a las mujeres, a las que se nos educa en la inseguridad y en la baja autoestima. Esa confianza que muestran, sostiene Ranea, les permite poder hablar en el espacio p?blico, "aunque no sean tan expertos como las mujeres en ciertos temas, pero s? pueden erigirse como tal". Esto lo explicaba muy bien Rebecca Solnit cuando conceptualizaba el 'mansplaining', en 'Los hombres me explican cosas' (Capit?n Swing). Y aun con todo, pese a las dificultades que enfrentamos las mujeres para alzar la voz ante temas en los que somos expertas, si fallamos, somos penalizadas con mayor gravedad que ellos.
M?s éxito equivale a menos citas y m?s divorcios
Para valorar los encuentros entre parejas heterosexuales, cuatro investigadores universitarios organizaron durante 14 noches diversas citas r?pidas entre 392 graduados. En el estudio, de 2006, analizaron los resultados sobre cu?ntos hombres repet?an y cu?ntos no con esas mujeres y por qué. Certificaron que ellos valoraban el atractivo de ellas en un 20% m?s que su inteligencia. La ambici?n de una mujer tampoco les atra?a si pensaban que exced?a la suya propia. Tener una posici?n social elevada para una mujer es excluyente, en muchas ocasiones, de tener la posici?n sexual o afectiva con el hombre que eligen.
Fingir que somos quienes no somos, que sabemos menos y que tenemos menos éxito para "adaptarnos a los deseos masculinos", para que ellos "sigan estando encima", concreta Beatriz Ranea, puede hacerse de forma consciente o no. En una escena de la tercera temporada de 'Sexo en Nueva York', Miranda Hobbes, una abogada de prestigio, acude a una rueda de 'speed dating' en un bar. En varias de esas breves citas, los hombres dejan de prestarle atenci?n cuando se enteran a qué se dedica. Harta de ser invisible, le dice a su siguiente acompa?ante que es azafata. Y as? empiezan una breve relaci?n que finaliza cuando ella se da cuenta de que él tampoco es médico como asegur?.
Escenas de Sexo en Nueva York que me dan vergüenza ajena: pic.twitter.com/uf0AxjgPky (https://t.co/uf0AxjgPky)
— M. (@MartaPimar) 2 de marzo de 2021 (https://twitter.com/MartaPimar/status/1366771275033694213?ref_src=twsrc%5Etfw)Esta actitud, consciente o no, no es innata. De hecho, incluso las personas trans que acaban identific?ndose como mujeres se dan cuenta de que adquieren esos comportamientos. Judith Juanhuix, una investigadora y doctora en F?sica, que recientemente ha publicado el libro 'Una mujer', expresaba en una conversaci?n con El Peri?dico de Espa?a que se odi? a s? misma cuando, en algunas citas, rebaj? sus niveles de estudios y conocimientos "para no poner en peligro la posici?n dominante del hombre, porque si no se sentir?a amenazado y ya no querr?a ligar conmigo por inseguridad". "Es una cosa que muchas mujeres tenemos y que yo he hecho sin haber sido ense?ada a que ten?a que hacerlo as?", comentaba esta activista trans sorprendida por c?mo "los roles de género son tan fuertes" como para, con mucho menos aprendizaje que la mayor?a de las mujeres, "aprender perfectamente cu?l es el lenguaje social de género".
Las mujeres con éxito pagan un tributo que no se cobra en dinero: las pol?ticas electas cuyas relaciones analizaba un estudio sueco se divorciaban en mayor medida que las que no resultaban elegidas. Con sus hom?logos hombres, no pasaba lo mismo. Mona Chollet se refiere también a la conocida como la "maldici?n de los Oscar". Investigadores de la Universidad de Toronto revisaron los matrimonios de los 751 artistas nominados a mejor actor y actriz en las ediciones de los Oscar de 1936 a 2010. Los enlaces de las intérpretes que eran galardonadas con la estatuilla duraban una media de 4,3 a?os; los de las que no, 9,5 a?os. En cambio, los de los actores vencedores ten?an una vida m?s pareja tanto si se llevaban el premio como si no: 11,9 a?os y 12,5 a?os, respectivamente. Y as?, Bette Davis, Halle Berry, Hillary Swank, Sandra Bullock o Kate Winslet se acabaron separando tiempo después de los agradecimientos.
F?sicos menudos: los casos de Lady Di, Carla Bruni y Charlene
Chollet recuerda c?mo, en el a?o 2014, el 'timeline' de Twitter de Francia se llen? de memes que ridiculizaban una portada de 'Paris Match', en la que Carla Bruni, de 1,75 metros de altura, se abrazaba y apoyaba la cabeza en el hombro de su marido, Nicolas Sarkozy, de 1,66 metros, para aparentar que él era m?s alto. Para la foto, Sarkozy se tuvo que subir en un escal?n. No ha sido la ?nica vez en la que la publicaci?n jugaba con la perspectiva. Ya lo hizo tumbando a la modelo sobre las rodillas del expresidente francés o inmortalizando un paseo por la playa en el que ella parec?a m?s baja porque inclinaba la cabeza.
Y ella tampoco ha sido la ?nica consorte a la que han empeque?ecido f?sicamente. A Lady Di la rebajaron ante Carlos de Inglaterra y a Charlene de M?naco, s?lo unos cent?metros m?s baja que su alteza Alberto, también. Esas posiciones "suger?an fragilidad o sumisi?n" con respecto a sus parejas, sostiene Mona Chollet.
They were the same height pic.twitter.com/I9YVAcU4hn (https://t.co/I9YVAcU4hn)
— Philip N Cohen (@familyunequal) 18 de marzo de 2017 (https://twitter.com/familyunequal/status/842914584218492928?ref_src=twsrc%5Etfw)La feminista estadounidense Catherine MacKinnon asegura que "lo masculino y lo femenino se crean mediante la erotizaci?n de la dominaci?n y la sumisi?n" y, de ah?, "se construye la diferencia de géneros". Los hombres, por norma general, las prefieren m?s delgadas y m?s bajas que ellos para que ocupen "el menor espacio posible", se?ala Mona Chollet. Beatriz Ranea lanza que "salirnos de la dicotom?a del binarismo de género es un reto y contribuir?a a desestabilizar un poco la jerarqu?a, sobre todo si desarticulamos las relaciones que se establecen en igualdad". Y, de esa forma, se rompe la concepci?n de que el hombre es bello cuando es poderoso y la mujer, cuando es débil.
El hecho de que las mujeres se den el valor a s? mismas y que los hombres no desaparezcan es una prueba de que esa relaci?n y la mujer significan algo"
En el caso de las relaciones heterosexuales, enfrentarse a lo establecido "es una prueba para los hombres", dice Ranea. "El hecho de que las mujeres se den el valor a s? mismas dentro de las relaciones y que los hombres no desaparezcan, no se sientan intimidados, es una prueba de que esa relaci?n significa algo y la mujer significa algo". De esa manera, la mujer se convierte en un todo y no en alguien que depende de su relaci?n con los dem?s y que es definida por ella como mujer, prostituta, esposa, etc.
"Si ellos se sienten intimidados, si la mujer se tiene que empeque?ecer para que la relaci?n salga adelante, en realidad es una relaci?n sostenida sobre la injusticia, la jerarqu?a, la desigualdad y el no poder ser una misma. Ahora, que el feminismo es m?s 'mainstream' y la sociedad est?, en un momento de cambio, es el momento en el que las mujeres dejemos de empeque?ecernos y dejemos de lado el s?ndrome de la impostora", proclama esta doctora en Sociolog?a, que llama a "dejar de actuar en aras de satisfacer la mirada masculina y de buscar la validaci?n masculina".
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/mujeres-empequenecen-intimidar-hombres-quiero-85644552)