الريــم
04-01-2023, 08:50 AM
Septiembre de 1987. El campe?n de la Liga espa?ola y el vencedor de la Serie A est?n listos para enfrentarse en la primera ronda de la Copa de Europa. A?n con sensaciones de pretemporada en el cuerpo, uno de los dos se despedir? de la m?xima competici?n continental cuando todo no ha hecho m?s que empezar.
M?s informaci?n (Auto)
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Fiel a su din?mica de rondas a vida o muerte generadas al azar, el torneo no tendr? m?s opci?n que desprenderse del Real Madrid de la ‘Quinta del Buitre’, aspirante a todo, o del N?poles de Diego Armando Maradona, uno de los conjuntos del momento. En su despacho de Mil?n, Silvio Berlusconi observa horrorizado cualquiera de las dos alternativas. No s?lo porque teme que su Milan, con el que acaba de hacerse y al que convertir? en el siguiente dominador continental, pueda verse alg?n d?a en una tesitura como esta. Sino, sobre todo, porque lo considera absurdo desde el punto de vista del negocio. Que el partido de ida se juegue en un Santiago Bernabéu a puerta cerrada debido a una sanci?n no hace m?s que acrecentar la sensaci?n de que la vieja Copa de Europa est? caduca. S?ntomas que no han parado de manifestarse desde la tragedia de Heysel, que sesg? la vida de 39 personas en los proleg?menos de la final de 1985. Aquel duelo entre madrile?os y partenopeos ser?, pues, un momento fundacional. Los blancos pasar?n de ronda, pero se estrellar?n en las semifinales ante el muro del PSV, que tendr? suficiente con marcar s?lo dos goles desde cuartos de final para llevarse una de las finales de Copa de Europa m?s deslucidas de siempre. ‘Il Cavaliere’ toma la iniciativa y se pone en contacto con la agencia en la que trabaja Alex Fynn, creativo publicitario que también participar? en la génesis de la Premier League. La propuesta con la que responder? Fynn es ambiciosa. Quiz? demasiado. Tanto, que no prosperar?. Una Superliga cerrada que cuenta s?lo con los grandes clubes de los mayores mercados europeos (tres de Espa?a, Alemania e Italia; dos de Francia y Pa?ses Bajos; uno de Portugal y otro de Escocia) es m?s de lo que la UEFA puede soportar. La l?nea roja es que el campe?n de cada liga tenga la opci?n de participar. Aun as?, en Nyon ya est?n avisados: nada volver? a ser lo mismo. Flashforward hasta 1991. Berlusconi no se ha olvidado de su idea, sino que escala su amenaza. En una entrevista en World Soccer dice sin tapujos que la Copa de Europa “es un anacronismo hist?rico”, y que “no tendr?a sentido” que un club como el Milan quedara eliminado a las primeras de cambio. En el bando de la UEFA, Lennart Johansson acaba de acceder a la presidencia. Hombre de negocios, ve la oportunidad de liderar el cambio y, de paso, explotar derechos comerciales fragmentados y difusos. Con el impulso del sueco, la temporada 1991-92, la que vio al Barça alzar su primer t?tulo, ser? la de la ?ltima Copa de Europa, pero ya incluir? una variaci?n: se a?ade una fase de grupos previa a la final. No es una Superliga, pero permitir? que los equipos jueguen m?s partidos, generen m?s ingresos y tengan m?s opciones de esquivar una eliminaci?n temprana. El debate est? servido. Pero ser? estéril. En cuesti?n de meses, los equipos, los patrocinadores, las operadoras de televisi?n y la propia UEFA ya est?n de acuerdo. Ha nacido la Champions. Bajo la presi?n de los clubes m?s poderosos, los formatos evolucionar?n con los a?os, se ampliar?n los participantes y los representantes de las ligas m?s potentes. De hecho, en 2024 la Champions vivir? su primer cambio de formato desde que se elimin? la doble fase de grupos y se dio la bienvenida a los octavos de final en 2003. La idea que llega a la mesa de Johansson ha surgido de las cabezas de dos alemanes, Jürgen Lenz y Klaus-Jürgen Hempel, que hab?an trabajado juntos en ISL, la mayor comercializadora de derechos deportivos de la época. No s?lo se trata de cambiar el formato. Es un plan ambicioso que propone un pack completo que tira abajo una estructura de venta de derechos arcaica. Todo revestido, de la mano de su acuerdo con la compa??a suiza de mercadotecnia TEAM, de una liturgia propia y de una estética y unos horarios unificados. Y, por supuesto, con un logo y un himno que, 30 a?os después de aquella primera edici?n, la que vio al Marsella convertirse en el primer francés en levantar la ‘Orejona’, son dos de los iconos m?s populares de la historia del deporte. Un logo inmutable
En Londres, Bridge Design hizo llegar a la UEFA una propuesta de logotipo que quer?a captar la esencia del nuevo torneo. Su creador, Phil Clements, pens? en las estrellas en una asociaci?n de ideas entre la Champions y la Uni?n Europa. ?Y si le diera aspecto de bal?n a esos ocho astros que representaban a los ocho equipos que acced?an a la fase final? Cuenta Clements que la creaci?n le llev? diez minutos. Aunque su dise?o ser?a el elegido entre 50 candidatos, todo fue precipitado, como dijo a The Independent: “Justo antes de que se cerrara la puerta de la reuni?n, les dije: ‘colgad este’. Llegué en el ?ltimo segundo. Pegaron los dise?os en una pared y eligieron el m?o”. Antes de una reuni?n posterior que se celebr? en los d?as previos a la final de 1992, le dieron ‘vida’ al logo. Su jefe no las ten?a todas, pero, para Clements, las estrellas deb?an adornar un bal?n al estilo Tango. Las pint? en una bola blanca, aunque el prototipo se perdi?. Uno de los representantes de la UEFA dio unos toques en plena reuni?n y la pelota cay? por la ventana. La idea sobrevivi?, y aunque Clements no gan? m?s de 300 libras por ella, hoy siente el orgullo de un padre. As? lo contaba él mismo para The Athletic, en la previa de la ?ltima final de Liga de Campeones: “Cuando me preguntan por mis trabajos y les menciono esto, se quedan con la boca abierta. Y nunca ha cambiado. El resto de cosas que he hecho se ha retocado y actualizado (...) pero el logo de la Champions League es b?sicamente el mismo que garabateé en pocos minutos”. Un himno cl?sico
No empieza un partido de Champions League sin que antes los futbolistas formen sobre el terreno de juego para escuchar el himno de la competici?n. Ese “The Champions!” sali? de la mente de Tony Britten, un compositor de m?sica para cine que en 1992 asumi? el encargo reinterpretando Zadok the Priest, la obra con la que Georg H?ndl celebr? la coronaci?n de Jorge II de Inglaterra en 1727. “De H?ndel s?lo cog? la introduci?n con los violines in crescendo. En un par de d?as ya ten?a la melod?a arreglada”, se?al? en alguna entrevista. La letra fue otra historia: “La UEFA apenas nos hab?a trasladado una idea central: ‘los mejores de los mejores’. As? que elaboré una lista de superlativos y la mandé a traducir al alem?n y el francés”. Varias reuniones después, dieron con la f?rmula. El resultado, con la m?sica de la Royal Philharmonic Orchestra y del coro St. Martin-in-the-Fields, les sonar?: “Die meister, die besten, les grandes équipes, the champions!”. A diferencia de Clements, su paisano Britten s? que gan? un buen dinero gracias a su aporte a la nueva Liga de Campeones. Vista la transformaci?n del torneo en las ?ltimas tres décadas, queda claro que no ha sido el ?nico.
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http://placehold.it/175x100 T?tulo noticia (Auto)
Fiel a su din?mica de rondas a vida o muerte generadas al azar, el torneo no tendr? m?s opci?n que desprenderse del Real Madrid de la ‘Quinta del Buitre’, aspirante a todo, o del N?poles de Diego Armando Maradona, uno de los conjuntos del momento. En su despacho de Mil?n, Silvio Berlusconi observa horrorizado cualquiera de las dos alternativas. No s?lo porque teme que su Milan, con el que acaba de hacerse y al que convertir? en el siguiente dominador continental, pueda verse alg?n d?a en una tesitura como esta. Sino, sobre todo, porque lo considera absurdo desde el punto de vista del negocio. Que el partido de ida se juegue en un Santiago Bernabéu a puerta cerrada debido a una sanci?n no hace m?s que acrecentar la sensaci?n de que la vieja Copa de Europa est? caduca. S?ntomas que no han parado de manifestarse desde la tragedia de Heysel, que sesg? la vida de 39 personas en los proleg?menos de la final de 1985. Aquel duelo entre madrile?os y partenopeos ser?, pues, un momento fundacional. Los blancos pasar?n de ronda, pero se estrellar?n en las semifinales ante el muro del PSV, que tendr? suficiente con marcar s?lo dos goles desde cuartos de final para llevarse una de las finales de Copa de Europa m?s deslucidas de siempre. ‘Il Cavaliere’ toma la iniciativa y se pone en contacto con la agencia en la que trabaja Alex Fynn, creativo publicitario que también participar? en la génesis de la Premier League. La propuesta con la que responder? Fynn es ambiciosa. Quiz? demasiado. Tanto, que no prosperar?. Una Superliga cerrada que cuenta s?lo con los grandes clubes de los mayores mercados europeos (tres de Espa?a, Alemania e Italia; dos de Francia y Pa?ses Bajos; uno de Portugal y otro de Escocia) es m?s de lo que la UEFA puede soportar. La l?nea roja es que el campe?n de cada liga tenga la opci?n de participar. Aun as?, en Nyon ya est?n avisados: nada volver? a ser lo mismo. Flashforward hasta 1991. Berlusconi no se ha olvidado de su idea, sino que escala su amenaza. En una entrevista en World Soccer dice sin tapujos que la Copa de Europa “es un anacronismo hist?rico”, y que “no tendr?a sentido” que un club como el Milan quedara eliminado a las primeras de cambio. En el bando de la UEFA, Lennart Johansson acaba de acceder a la presidencia. Hombre de negocios, ve la oportunidad de liderar el cambio y, de paso, explotar derechos comerciales fragmentados y difusos. Con el impulso del sueco, la temporada 1991-92, la que vio al Barça alzar su primer t?tulo, ser? la de la ?ltima Copa de Europa, pero ya incluir? una variaci?n: se a?ade una fase de grupos previa a la final. No es una Superliga, pero permitir? que los equipos jueguen m?s partidos, generen m?s ingresos y tengan m?s opciones de esquivar una eliminaci?n temprana. El debate est? servido. Pero ser? estéril. En cuesti?n de meses, los equipos, los patrocinadores, las operadoras de televisi?n y la propia UEFA ya est?n de acuerdo. Ha nacido la Champions. Bajo la presi?n de los clubes m?s poderosos, los formatos evolucionar?n con los a?os, se ampliar?n los participantes y los representantes de las ligas m?s potentes. De hecho, en 2024 la Champions vivir? su primer cambio de formato desde que se elimin? la doble fase de grupos y se dio la bienvenida a los octavos de final en 2003. La idea que llega a la mesa de Johansson ha surgido de las cabezas de dos alemanes, Jürgen Lenz y Klaus-Jürgen Hempel, que hab?an trabajado juntos en ISL, la mayor comercializadora de derechos deportivos de la época. No s?lo se trata de cambiar el formato. Es un plan ambicioso que propone un pack completo que tira abajo una estructura de venta de derechos arcaica. Todo revestido, de la mano de su acuerdo con la compa??a suiza de mercadotecnia TEAM, de una liturgia propia y de una estética y unos horarios unificados. Y, por supuesto, con un logo y un himno que, 30 a?os después de aquella primera edici?n, la que vio al Marsella convertirse en el primer francés en levantar la ‘Orejona’, son dos de los iconos m?s populares de la historia del deporte. Un logo inmutable
En Londres, Bridge Design hizo llegar a la UEFA una propuesta de logotipo que quer?a captar la esencia del nuevo torneo. Su creador, Phil Clements, pens? en las estrellas en una asociaci?n de ideas entre la Champions y la Uni?n Europa. ?Y si le diera aspecto de bal?n a esos ocho astros que representaban a los ocho equipos que acced?an a la fase final? Cuenta Clements que la creaci?n le llev? diez minutos. Aunque su dise?o ser?a el elegido entre 50 candidatos, todo fue precipitado, como dijo a The Independent: “Justo antes de que se cerrara la puerta de la reuni?n, les dije: ‘colgad este’. Llegué en el ?ltimo segundo. Pegaron los dise?os en una pared y eligieron el m?o”. Antes de una reuni?n posterior que se celebr? en los d?as previos a la final de 1992, le dieron ‘vida’ al logo. Su jefe no las ten?a todas, pero, para Clements, las estrellas deb?an adornar un bal?n al estilo Tango. Las pint? en una bola blanca, aunque el prototipo se perdi?. Uno de los representantes de la UEFA dio unos toques en plena reuni?n y la pelota cay? por la ventana. La idea sobrevivi?, y aunque Clements no gan? m?s de 300 libras por ella, hoy siente el orgullo de un padre. As? lo contaba él mismo para The Athletic, en la previa de la ?ltima final de Liga de Campeones: “Cuando me preguntan por mis trabajos y les menciono esto, se quedan con la boca abierta. Y nunca ha cambiado. El resto de cosas que he hecho se ha retocado y actualizado (...) pero el logo de la Champions League es b?sicamente el mismo que garabateé en pocos minutos”. Un himno cl?sico
No empieza un partido de Champions League sin que antes los futbolistas formen sobre el terreno de juego para escuchar el himno de la competici?n. Ese “The Champions!” sali? de la mente de Tony Britten, un compositor de m?sica para cine que en 1992 asumi? el encargo reinterpretando Zadok the Priest, la obra con la que Georg H?ndl celebr? la coronaci?n de Jorge II de Inglaterra en 1727. “De H?ndel s?lo cog? la introduci?n con los violines in crescendo. En un par de d?as ya ten?a la melod?a arreglada”, se?al? en alguna entrevista. La letra fue otra historia: “La UEFA apenas nos hab?a trasladado una idea central: ‘los mejores de los mejores’. As? que elaboré una lista de superlativos y la mandé a traducir al alem?n y el francés”. Varias reuniones después, dieron con la f?rmula. El resultado, con la m?sica de la Royal Philharmonic Orchestra y del coro St. Martin-in-the-Fields, les sonar?: “Die meister, die besten, les grandes équipes, the champions!”. A diferencia de Clements, su paisano Britten s? que gan? un buen dinero gracias a su aporte a la nueva Liga de Campeones. Vista la transformaci?n del torneo en las ?ltimas tres décadas, queda claro que no ha sido el ?nico.
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