الريــم
03-29-2023, 08:02 PM
Cuando Gabriel Garc?a M?rquez ya era el rey de la literatura en lengua espa?ola del siglo XX y pod?a permitirse cualquier desplante, incluso un desplante al idioma, decidi? abrumar a los académicos de la Lengua de todas partes con una proposici?n que recorri? la espina dorsal de la raz?n ortogr?fica con una ferocidad que a él, adem?s, le divirti?.
No se lo tom? muy en serio la concurrencia oficial, porque hay cosas, como la hache, que est?n ya para quedarse, pero al autor de 'Cien a?os de soledad' se le puso en la cabeza de creador que ese baluarte del abecedario, que seg?n él no val?a para nada, al menos ese baluarte, deb?a caer.
No cay?, ah? est? la hache sirviendo a su cometido, pero entonces, en el primero de los encuentros de este tipo en que la lengua se refuerza, celebrado en Zacatecas, México, parec?a que el pulso de Gabo pod?a tumbarla. Qué va. Resisti?, ah? est?, muda o llena, plet?rica, como una silla en la que reposan las letras.
Fue en 1997, en el esplendor de la pradera que preced?a la escritura del m?s importante de los prosistas de la lengua espa?ola. Gabo entonces ya no se prodigaba ni en conferencias ni en declaraciones, pero estaba convencido de que sab?a m?s de gram?tica que sus antepasados y que los que vinieran. Desde esa autoridad dict? que, por ejemplo, la hache y otras sevicias que él consideraba obsoletas se fueran por la barranquera, o por la barranquilla.
Los humores de Garc?a M?rquez
Por entonces, cuenta el periodista espa?ol Arsenio Escolar, que fue subdirector de 'El Pa?s' y que ahora dirige la revista 'ArchiLetras', especializada en la lengua, que le tuvo que llamar desde su sitio en el diario para advertir al colombiano de que, en un cap?tulo de sus memorias, 'Vivir para contarla', que Escolar estaba editando en los domingos del peri?dico, Gabo no hab?a delineado bien el 'deber de', que hab?a dejado s?lo en 'deber'. ?C?mo? Gabo en eso no era de buenas pulgas.
As? que guard? silencio al otro lado de la l?nea, y luego dijo: "?Y por qué no eres académico en vez de periodista?". Arsenio escuchaba con el teléfono helado. "Todo se andar?, Gabo", se atrevi? a decirle. "Pero qué hacemos con lo tuyo". Silencio de nuevo. "Pues entonces corrige el primero y deja los otros". "?Y por qué no todos los restantes en los que incurres en ese caso?".
Silencio.
"Porque no me sale de los cojones".
Pues a él le sali? de esa parte acabar con la hache, y eso dio de s?, tras Zacatecas, una gran polémica sobre si era santa la ortograf?a o hab?a que profanarla seg?n los dictados del mejor, el m?s grande, escritor del siglo XX de nuestra lengua.
Aquello ahora forma parte del anecdotario, pero entonces fue tremendo embrollo, porque Gabo ten?a una autoridad medi?tica, y medida, superior a la que tuviera cualquier académico. Pero gan? la hache en aquella ri?a de ejércitos. Se mantuvo la ortograf?a en su sitio, y el autor de 'Vivir para contarla', adem?s, ya supo qué hacer, por otra parte, con el 'deber' y con el 'deber de'.
"??Y c?mo demonios se iba a caer la hache?!", se preguntaba ayer en C?diz el mexicano (y asturiano de origen) Gonzalo Celorio, desde 2019 director de la Academia Mexicana de la Lengua, que fue amigo de Gabo y sab?a c?mo era el colombiano para librar batallas como el Quijote.
A Celorio entonces no lo invitaron a Zacatecas, pues no era académico, pero recuerda muy bien aquellas habladur?as que pusieron a la hache, y a otros renglones rectos de la ortograf?a, en manos del m?s desalmado de sus burlones. Tanto la Gram?tica como el Diccionario, nos dec?a ayer el ya ilustre académico, "son descriptivos, no autoritarios, se ofrecen con un criterio de correcci?n. La Ortograf?a es la que impone, e impone la hache o no, la tilde o no, y el usuario se acoge de muy buena gana a esa autoridad".
Lo que Gabo propon?a “era un asunto potestativo. No es cierto lo que dec?a, que la hache no suena, que es muda. Y es sonora cuando se dice huevo o cuando se dice huarache, porque es una semiconsonante. Entonces ser? muda en haba o en hijo, pero no es muda en huevo, no es muda en hiena o cuando sigue un diptongo”.
Lo que propon?a el hijo del telegrafista (no hay acentos en la telegraf?a) de Aracataca "era una aberraci?n porque, la verdad, lo que hay es un mecanismo de comunicaci?n convencional que permite mantener la comunicaci?n y la unidad de la lengua". Se burl? Juan Ram?n Jiménez de la g, que cambi? por jota, pero se qued? solo. "Y cuando Gabo va en contra de la acentuaci?n va empobreciendo la lengua…"
?Fue un esp?ritu, y por d?nde iba? "Quer?a sacar la expresi?n del corsé académico y, aunque el ejemplo que utiliz? fue el de la ortograf?a, en mi opini?n no fue el afortunado. Ni fue feliz ni fue eficaz: lo que es cierto es que lo que qued? de subyacente de esa declaraci?n era la libertad creativa y la importancia de la literatura latinoamericana en el contexto de la literatura en lengua espa?ola".
?Fue una polémica? "M?s bien", dice ahora Celorio, "tuvo una sonoridad".
Un juego de ingenio
En Zacatecas s? estuvo, oyendo a Gabo, Juan Villoro. Ahora es uno de los grandes de la lengua literaria en espa?ol, un mexicano agil?simo para la prosa y para la dialéctica, que estos d?as abunda en los requerimientos del Congreso. ?l recordaba ayer aquella diatriba. "Fue un juego de ingenio, algo l?dico, importante para entender que el Congreso de la Lengua [el primero que se celebraba] no iba a ser una ocasi?n solemne sino una oportunidad abierta de divertirse con el lenguaje. Fue un antecedente importante para después, en el siguiente Congreso habido en Rosario, Argentina, escuchar a Roberto Fontanarrosa hablar de la oportunidad de las malas palabras. Hizo como Gabo: tratar de demostrar que el lenguaje est? abierto, que igual que la hache es aparentemente in?til hay palabras, en el sentir del argentino, que tendr?an que ser proscritas porque son groser?as o garabatos, aunque, es evidente, la gente las usa con provecho”.
Fueron, dice Villoro, aportaciones polémicas, abiertas, propias de un idioma que también sirve para divertirse, capaces de quitarle solemnidad a los pomposos, a los vanidosos y a los ego?stas, que de todo hay en esta vi?a de la literatura. "También los hay abiertos, antisolemnes, chocarreros… La literatura est? hecha de estos extremos. También la pompa ha dado algunos buenos resultados. Yo, en particular, prefiero el ingenio y la irreverencia".
Por donde habl?bamos estaba ayer Dar?o Villanueva, académico espa?ol, exdirector de la RAE y autor ahora de un libro que trata de esto, 'El poder de las palabras' (Galaxia Gutenberg). Le pedimos un dictamen: ?Gabo ten?a raz?n?
"Yo creo que no, porque la ortograf?a es necesaria y, en este momento, la estabilidad que da un acuerdo ortogr?fico para una lengua tan amplia como la nuestra es muy conveniente y muy oportuna. Fue muy ingenioso lo que dijo. Respond?a, adem?s, a ese esp?ritu de libertad que a veces la ortograf?a constri?e, pero hay que pensar que la nuestra es de las m?s sencillas, de las m?s claras de todas las ortograf?as. Comparemos con el portugués, con el francés… Dec?a Juan Benet que la ortograf?a del francés es como una carrera de salto de vallas. La nuestra no, y eso no lo pod?a abolir Gabo. ?l consider? que tirando de uno de los hilos se iba a desmontar todo el tapiz".
No lo consigui?, hasta tal punto que ahora se dice "En un lugar de La Mancha" o "Muchos a?os después, frente al pelot?n de fusilamiento"… y si no lo dices as? ni hay Quijote ni hay después ni hay fusilamiento.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/gabo-quiso-dinamitar-ortografia-85352242)
No se lo tom? muy en serio la concurrencia oficial, porque hay cosas, como la hache, que est?n ya para quedarse, pero al autor de 'Cien a?os de soledad' se le puso en la cabeza de creador que ese baluarte del abecedario, que seg?n él no val?a para nada, al menos ese baluarte, deb?a caer.
No cay?, ah? est? la hache sirviendo a su cometido, pero entonces, en el primero de los encuentros de este tipo en que la lengua se refuerza, celebrado en Zacatecas, México, parec?a que el pulso de Gabo pod?a tumbarla. Qué va. Resisti?, ah? est?, muda o llena, plet?rica, como una silla en la que reposan las letras.
Fue en 1997, en el esplendor de la pradera que preced?a la escritura del m?s importante de los prosistas de la lengua espa?ola. Gabo entonces ya no se prodigaba ni en conferencias ni en declaraciones, pero estaba convencido de que sab?a m?s de gram?tica que sus antepasados y que los que vinieran. Desde esa autoridad dict? que, por ejemplo, la hache y otras sevicias que él consideraba obsoletas se fueran por la barranquera, o por la barranquilla.
Los humores de Garc?a M?rquez
Por entonces, cuenta el periodista espa?ol Arsenio Escolar, que fue subdirector de 'El Pa?s' y que ahora dirige la revista 'ArchiLetras', especializada en la lengua, que le tuvo que llamar desde su sitio en el diario para advertir al colombiano de que, en un cap?tulo de sus memorias, 'Vivir para contarla', que Escolar estaba editando en los domingos del peri?dico, Gabo no hab?a delineado bien el 'deber de', que hab?a dejado s?lo en 'deber'. ?C?mo? Gabo en eso no era de buenas pulgas.
As? que guard? silencio al otro lado de la l?nea, y luego dijo: "?Y por qué no eres académico en vez de periodista?". Arsenio escuchaba con el teléfono helado. "Todo se andar?, Gabo", se atrevi? a decirle. "Pero qué hacemos con lo tuyo". Silencio de nuevo. "Pues entonces corrige el primero y deja los otros". "?Y por qué no todos los restantes en los que incurres en ese caso?".
Silencio.
"Porque no me sale de los cojones".
Pues a él le sali? de esa parte acabar con la hache, y eso dio de s?, tras Zacatecas, una gran polémica sobre si era santa la ortograf?a o hab?a que profanarla seg?n los dictados del mejor, el m?s grande, escritor del siglo XX de nuestra lengua.
Aquello ahora forma parte del anecdotario, pero entonces fue tremendo embrollo, porque Gabo ten?a una autoridad medi?tica, y medida, superior a la que tuviera cualquier académico. Pero gan? la hache en aquella ri?a de ejércitos. Se mantuvo la ortograf?a en su sitio, y el autor de 'Vivir para contarla', adem?s, ya supo qué hacer, por otra parte, con el 'deber' y con el 'deber de'.
"??Y c?mo demonios se iba a caer la hache?!", se preguntaba ayer en C?diz el mexicano (y asturiano de origen) Gonzalo Celorio, desde 2019 director de la Academia Mexicana de la Lengua, que fue amigo de Gabo y sab?a c?mo era el colombiano para librar batallas como el Quijote.
A Celorio entonces no lo invitaron a Zacatecas, pues no era académico, pero recuerda muy bien aquellas habladur?as que pusieron a la hache, y a otros renglones rectos de la ortograf?a, en manos del m?s desalmado de sus burlones. Tanto la Gram?tica como el Diccionario, nos dec?a ayer el ya ilustre académico, "son descriptivos, no autoritarios, se ofrecen con un criterio de correcci?n. La Ortograf?a es la que impone, e impone la hache o no, la tilde o no, y el usuario se acoge de muy buena gana a esa autoridad".
Lo que Gabo propon?a “era un asunto potestativo. No es cierto lo que dec?a, que la hache no suena, que es muda. Y es sonora cuando se dice huevo o cuando se dice huarache, porque es una semiconsonante. Entonces ser? muda en haba o en hijo, pero no es muda en huevo, no es muda en hiena o cuando sigue un diptongo”.
Lo que propon?a el hijo del telegrafista (no hay acentos en la telegraf?a) de Aracataca "era una aberraci?n porque, la verdad, lo que hay es un mecanismo de comunicaci?n convencional que permite mantener la comunicaci?n y la unidad de la lengua". Se burl? Juan Ram?n Jiménez de la g, que cambi? por jota, pero se qued? solo. "Y cuando Gabo va en contra de la acentuaci?n va empobreciendo la lengua…"
?Fue un esp?ritu, y por d?nde iba? "Quer?a sacar la expresi?n del corsé académico y, aunque el ejemplo que utiliz? fue el de la ortograf?a, en mi opini?n no fue el afortunado. Ni fue feliz ni fue eficaz: lo que es cierto es que lo que qued? de subyacente de esa declaraci?n era la libertad creativa y la importancia de la literatura latinoamericana en el contexto de la literatura en lengua espa?ola".
?Fue una polémica? "M?s bien", dice ahora Celorio, "tuvo una sonoridad".
Un juego de ingenio
En Zacatecas s? estuvo, oyendo a Gabo, Juan Villoro. Ahora es uno de los grandes de la lengua literaria en espa?ol, un mexicano agil?simo para la prosa y para la dialéctica, que estos d?as abunda en los requerimientos del Congreso. ?l recordaba ayer aquella diatriba. "Fue un juego de ingenio, algo l?dico, importante para entender que el Congreso de la Lengua [el primero que se celebraba] no iba a ser una ocasi?n solemne sino una oportunidad abierta de divertirse con el lenguaje. Fue un antecedente importante para después, en el siguiente Congreso habido en Rosario, Argentina, escuchar a Roberto Fontanarrosa hablar de la oportunidad de las malas palabras. Hizo como Gabo: tratar de demostrar que el lenguaje est? abierto, que igual que la hache es aparentemente in?til hay palabras, en el sentir del argentino, que tendr?an que ser proscritas porque son groser?as o garabatos, aunque, es evidente, la gente las usa con provecho”.
Fueron, dice Villoro, aportaciones polémicas, abiertas, propias de un idioma que también sirve para divertirse, capaces de quitarle solemnidad a los pomposos, a los vanidosos y a los ego?stas, que de todo hay en esta vi?a de la literatura. "También los hay abiertos, antisolemnes, chocarreros… La literatura est? hecha de estos extremos. También la pompa ha dado algunos buenos resultados. Yo, en particular, prefiero el ingenio y la irreverencia".
Por donde habl?bamos estaba ayer Dar?o Villanueva, académico espa?ol, exdirector de la RAE y autor ahora de un libro que trata de esto, 'El poder de las palabras' (Galaxia Gutenberg). Le pedimos un dictamen: ?Gabo ten?a raz?n?
"Yo creo que no, porque la ortograf?a es necesaria y, en este momento, la estabilidad que da un acuerdo ortogr?fico para una lengua tan amplia como la nuestra es muy conveniente y muy oportuna. Fue muy ingenioso lo que dijo. Respond?a, adem?s, a ese esp?ritu de libertad que a veces la ortograf?a constri?e, pero hay que pensar que la nuestra es de las m?s sencillas, de las m?s claras de todas las ortograf?as. Comparemos con el portugués, con el francés… Dec?a Juan Benet que la ortograf?a del francés es como una carrera de salto de vallas. La nuestra no, y eso no lo pod?a abolir Gabo. ?l consider? que tirando de uno de los hilos se iba a desmontar todo el tapiz".
No lo consigui?, hasta tal punto que ahora se dice "En un lugar de La Mancha" o "Muchos a?os después, frente al pelot?n de fusilamiento"… y si no lo dices as? ni hay Quijote ni hay después ni hay fusilamiento.
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