الريــم
03-23-2023, 05:33 PM
Si conciliar la vida laboral y el cuidado de los hijos requiere hacer malabarismos, m?s dif?cil a?n es atender a personas mayores que, debido a su enfermedad, necesitan ayuda para todo. Es la ?ltima e invisibilizada frontera de los cuidados, que sigue recayendo de manera informal en las familias y, sobre todo, en las mujeres. Son ellas las que, en muchos casos, tienen que renunciar a sus trabajos y su vida personal para ayudar a sus padres u otros allegados, dada la escasez de recursos y ayudas p?blicas.
M?s informaci?n (Auto)
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La consecuencia de esta situaci?n es que las cuidadoras no profesionales sufren un desgaste emocional y f?sico, seg?n relatan dos mujeres que cuidan o han cuidado de sus familiares, en el D?a Nacional de la Conciliaci?n, a EL PERI?DICO, del grupo Prensa Ibérica.
“El sistema no contempla la vejez y te encuentras sola”
Marta Torruella. 63 a?os
https://uc-4u.com/clip/428a92dd-2cad-4be6-9153-d61d002a19c2_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg El padre de Marta Torruella, con la cuidadora profesional que contrataron dado que él sufr?a parkinson y su madre estaba inmovilizada. | EL PERI?DICO
Marta Torruella (63 a?os, Barcelona) lleva siendo cuidadora pr?cticamente toda la vida. Cuando ten?a 8 a?os, su madre sufri? una aneurisma que la dej? sin movilidad en media parte del cuerpo. Y, de los 38 a los 86 a?os, vivi? postrada en un sill?n, hasta que falleci?. “Es muy duro y afecta a todos los miembros de la familia”, rememora. Adem?s su padre padeci?, durante los ocho ?ltimos a?os de su vida, p?rkinson, y ahora su suegra sufre alzhéimer. Como ya no reconoce a los miembros de la familia y vieron que “necesitaba cuidados” que se les “escapaban de las manos”, ha sido ingresada en una residencia.
Sin embargo, durante tres a?os vivi? en casa de Marta porque consideraban que era la mejor forma de atenderla en su estado degenerativo. “Pero fue muy duro y agotador convivir con una persona a la que tienes que ayudar en todo y que continuamente pregunta las cosas porque no las recuerda”.
“Cuidar de un ni?o es maravilloso y alegre, aunque haya noches que no puedes dormir, pero hacerlo de personas mayores es muy complejo"
Adem?s, Marta hab?a sido la cuidadora principal de sus padres porque, aunque tiene cinco hermanos, le viene de “f?brica” ocuparse de los dem?s, hasta el punto de que ha hecho de los cuidados “una parte esencial” de su vida. En el inicio de su carrera profesional, era secretaria de direcci?n pero la despidieron con 51 a?os. Como sus padres la necesitaban, decidi? no buscar otro empleo, dedicarse a ayudar a sus progenitores y fundar la oenegé Associaci? de Cuidadors Familiars.
Antes de su retiro forzoso ten?a que hacer “malabarismos” para compatibilizar su trabajo, su propia familia y el cuidado de su madre. “Iba al mediod?a a darle de comer, volv?a al trabajo, volv?a otra vez a darle la cena, no daba a basto, era muy dif?cil”, rememora. Adem?s “dejaba un poco de lado” a su propia familia “porque priorizaba” a su madre y ten?a la ayuda de su marido en su propia casa. Incluso, en alguna ocasi?n, no se fue de vacaciones con su familia porque “lo primero” era su madre.
Marta asegura que cuidar de un hijo es “maravilloso y alegre, aunque haya noches que no puedes dormir”, mientras que cuidar de personas mayores y enfermas “desanima mucho porque ves que no hay recursos por ning?n lado, todo lo tienes que sufragar t?, lo que te desanima mucho porque te das cuenta de que el sistema no contempla la vejez y te encuentras sola”.
“No tengo pr?cticamente vida propia”
Isabel Alzola. 54 a?os
https://uc-4u.com/clip/bce3a131-6524-4dfd-bef4-0b9a35d45ab8_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Isabel Alzola, cuidadora no profesional de su madre, Mar?a ?ngeles Vercher, que tiene alzheimer. | EL PERI?DICO
Isabel Alzola tiene 54 a?os y desde hace siete a?os est? volcada en el cuidado de su madre, Mar?a ?ngeles Vercher, que tiene alzhéimer y diabetes tipo 1, por lo que tiene que estar muy pendiente de su alimentaci?n y de suministrarle la insulina. Isabel ten?a un trabajo a media jornada como educadora pero tuvo que pedir una excedencia para cuidar de su madre y, de momento, no ve posible reincorporarse al mercado de trabajo.
Lo bueno de su situaci?n es que vive con su madre, no tiene marido ni hijos, por lo que no tiene que desplazarse diariamente hasta su casa. Pero la otra cara de la moneda es la intensa “soledad” que siente porque “si cuidas con otras personas que te ayudan, es m?s llevadero, interaccionas con ellas, pero cuidar en soledad y con una persona en la que no puedes descargar tu frustraci?n y con la que siempre tienes que estar con buena cara, es muy duro”.
Isabel ten?a un trabajo a media jornada como educadora pero tuvo que pedir una excedencia para cuidar de su madre y, de momento, ve imposible volver al mercado laboral
Su situaci?n ha mejorado desde que han contratado a una profesional que vive en su casa pero como libra todas las tardes Isabel a?n dispone “de poco tiempo” para ella. “Yo sigo volcada en el cuidado”, relata y rememora los tiempos en los que ayudar siete d?as a la semana, 24 horas al d?a, a su madre le imped?a incluso ir al médico cuando ten?a una dolencia. “Pr?cticamente no he tenido vida, no pod?a ver a mis amigos ni pod?a realizar actividades tan simples como ir a al peluquer?a”, explica.
Corresponsabilidad
Los cuidados son ahora m?s llevaderos pero como pagan a esta persona ?ntegramente con la pensi?n de su madre, Isabel no trabaja y no tienen otras ayudas econ?micas, apenas les queda dinero para ning?n extra. “Tenemos para pagar la alimentaci?n, la luz, el agua, la calefacci?n y poco m?s, no podemos ir a restaurantes y de vacaciones solo podemos ir al pueblo de mi madre”, lamenta.
Asimismo, subraya que ahora que comparte los cuidados con una profesional ha sido m?s consciente de que “no deber?a ser la familia la que cuida exclusivamente de la persona mayor”. “La familia tiene que acompa?arles, dar paseos con ellos o pasar momentos juntos pero el trabajo fundamental deber?a ser desempe?ado por profesionales”, opina.
Para “sobrellevar” mejor la situaci?n, acude de vez en cuando a los talleres que realiza Cuidadanas, un servicio de la Fundaci?n Mujeres de apoyo integral a cuidadoras, que le ayuda “al saber que hay personas que est?n pasando por lo mismo y sus estrategias para seguir adelante”. Y también le da calor que su madre reconozca que sin su ayuda, “no estar?a viva”.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/mujeres-cuidan-padres-renunciamos-deja-85063667)
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La consecuencia de esta situaci?n es que las cuidadoras no profesionales sufren un desgaste emocional y f?sico, seg?n relatan dos mujeres que cuidan o han cuidado de sus familiares, en el D?a Nacional de la Conciliaci?n, a EL PERI?DICO, del grupo Prensa Ibérica.
“El sistema no contempla la vejez y te encuentras sola”
Marta Torruella. 63 a?os
https://uc-4u.com/clip/428a92dd-2cad-4be6-9153-d61d002a19c2_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg El padre de Marta Torruella, con la cuidadora profesional que contrataron dado que él sufr?a parkinson y su madre estaba inmovilizada. | EL PERI?DICO
Marta Torruella (63 a?os, Barcelona) lleva siendo cuidadora pr?cticamente toda la vida. Cuando ten?a 8 a?os, su madre sufri? una aneurisma que la dej? sin movilidad en media parte del cuerpo. Y, de los 38 a los 86 a?os, vivi? postrada en un sill?n, hasta que falleci?. “Es muy duro y afecta a todos los miembros de la familia”, rememora. Adem?s su padre padeci?, durante los ocho ?ltimos a?os de su vida, p?rkinson, y ahora su suegra sufre alzhéimer. Como ya no reconoce a los miembros de la familia y vieron que “necesitaba cuidados” que se les “escapaban de las manos”, ha sido ingresada en una residencia.
Sin embargo, durante tres a?os vivi? en casa de Marta porque consideraban que era la mejor forma de atenderla en su estado degenerativo. “Pero fue muy duro y agotador convivir con una persona a la que tienes que ayudar en todo y que continuamente pregunta las cosas porque no las recuerda”.
“Cuidar de un ni?o es maravilloso y alegre, aunque haya noches que no puedes dormir, pero hacerlo de personas mayores es muy complejo"
Adem?s, Marta hab?a sido la cuidadora principal de sus padres porque, aunque tiene cinco hermanos, le viene de “f?brica” ocuparse de los dem?s, hasta el punto de que ha hecho de los cuidados “una parte esencial” de su vida. En el inicio de su carrera profesional, era secretaria de direcci?n pero la despidieron con 51 a?os. Como sus padres la necesitaban, decidi? no buscar otro empleo, dedicarse a ayudar a sus progenitores y fundar la oenegé Associaci? de Cuidadors Familiars.
Antes de su retiro forzoso ten?a que hacer “malabarismos” para compatibilizar su trabajo, su propia familia y el cuidado de su madre. “Iba al mediod?a a darle de comer, volv?a al trabajo, volv?a otra vez a darle la cena, no daba a basto, era muy dif?cil”, rememora. Adem?s “dejaba un poco de lado” a su propia familia “porque priorizaba” a su madre y ten?a la ayuda de su marido en su propia casa. Incluso, en alguna ocasi?n, no se fue de vacaciones con su familia porque “lo primero” era su madre.
Marta asegura que cuidar de un hijo es “maravilloso y alegre, aunque haya noches que no puedes dormir”, mientras que cuidar de personas mayores y enfermas “desanima mucho porque ves que no hay recursos por ning?n lado, todo lo tienes que sufragar t?, lo que te desanima mucho porque te das cuenta de que el sistema no contempla la vejez y te encuentras sola”.
“No tengo pr?cticamente vida propia”
Isabel Alzola. 54 a?os
https://uc-4u.com/clip/bce3a131-6524-4dfd-bef4-0b9a35d45ab8_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Isabel Alzola, cuidadora no profesional de su madre, Mar?a ?ngeles Vercher, que tiene alzheimer. | EL PERI?DICO
Isabel Alzola tiene 54 a?os y desde hace siete a?os est? volcada en el cuidado de su madre, Mar?a ?ngeles Vercher, que tiene alzhéimer y diabetes tipo 1, por lo que tiene que estar muy pendiente de su alimentaci?n y de suministrarle la insulina. Isabel ten?a un trabajo a media jornada como educadora pero tuvo que pedir una excedencia para cuidar de su madre y, de momento, no ve posible reincorporarse al mercado de trabajo.
Lo bueno de su situaci?n es que vive con su madre, no tiene marido ni hijos, por lo que no tiene que desplazarse diariamente hasta su casa. Pero la otra cara de la moneda es la intensa “soledad” que siente porque “si cuidas con otras personas que te ayudan, es m?s llevadero, interaccionas con ellas, pero cuidar en soledad y con una persona en la que no puedes descargar tu frustraci?n y con la que siempre tienes que estar con buena cara, es muy duro”.
Isabel ten?a un trabajo a media jornada como educadora pero tuvo que pedir una excedencia para cuidar de su madre y, de momento, ve imposible volver al mercado laboral
Su situaci?n ha mejorado desde que han contratado a una profesional que vive en su casa pero como libra todas las tardes Isabel a?n dispone “de poco tiempo” para ella. “Yo sigo volcada en el cuidado”, relata y rememora los tiempos en los que ayudar siete d?as a la semana, 24 horas al d?a, a su madre le imped?a incluso ir al médico cuando ten?a una dolencia. “Pr?cticamente no he tenido vida, no pod?a ver a mis amigos ni pod?a realizar actividades tan simples como ir a al peluquer?a”, explica.
Corresponsabilidad
Los cuidados son ahora m?s llevaderos pero como pagan a esta persona ?ntegramente con la pensi?n de su madre, Isabel no trabaja y no tienen otras ayudas econ?micas, apenas les queda dinero para ning?n extra. “Tenemos para pagar la alimentaci?n, la luz, el agua, la calefacci?n y poco m?s, no podemos ir a restaurantes y de vacaciones solo podemos ir al pueblo de mi madre”, lamenta.
Asimismo, subraya que ahora que comparte los cuidados con una profesional ha sido m?s consciente de que “no deber?a ser la familia la que cuida exclusivamente de la persona mayor”. “La familia tiene que acompa?arles, dar paseos con ellos o pasar momentos juntos pero el trabajo fundamental deber?a ser desempe?ado por profesionales”, opina.
Para “sobrellevar” mejor la situaci?n, acude de vez en cuando a los talleres que realiza Cuidadanas, un servicio de la Fundaci?n Mujeres de apoyo integral a cuidadoras, que le ayuda “al saber que hay personas que est?n pasando por lo mismo y sus estrategias para seguir adelante”. Y también le da calor que su madre reconozca que sin su ayuda, “no estar?a viva”.
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