الريــم
01-31-2023, 08:50 PM
En pleno conflicto de Ucrania y mientras Alemania env?a tanques Leopard a la contienda ampliando y consolidando la implicaci?n europea, la Academia de Hollywood sit?a entre las grandes candidatas al Oscar ‘Sin novedad en el frente’, nueva adaptaci?n de la novela de Erich Maria Remarque -servida por Netflix y esta vez facturada por primera vez en Alemania-, de la que quiz? fue la novela m?s influyente, por popular, del periodo posterior a la Primera Guerra Mundial. Un libro que entonces se enarbol? frente al belicismo imperante, convertido desde su aparici?n en 1928 en un éxito internacional instant?neo y sin precedentes. Ahora ‘Sin novedad…”, la novela, que sigue manteniendo bien el tipo en las librer?as casi 100 a?os después, vuelve de nuevo a lanzar su mensaje pacifista en un momento en el que Europa parece necesitar reflexionar sobre ello.
Si la Gran Guerra no hubiera estallado, Erich Maria Remarque, alem?n de ascendencia franco-cat?lica, posiblemente hubiera acabado siendo un oscuro maestro de escuela. Pero fue llamado a filas en 1916. La leyenda dice que particip? en la primera l?nea de fuego y que recibi? incluso una cruz de hierro, una versi?n algo exagerada que el autor nunca se encarg? de desmentir. Lo cierto es que fue herido en la retaguardia por un proyectil de artiller?a y apenas vio la acci?n directa. No fue carne de ca??n pero s? un testigo de excepci?n. Su larga estancia en la enfermer?a le permiti? conocer de primera mano las experiencias de sus compa?eros de filas, v?ctimas de aquella tecnolog?a letal que hund?a las armas qu?micas y el uso de la artiller?a y las ametralladoras modernas en las fangosas trincheras. Aquella guerra mundial, que a?os después pasar?a a numerarse como primera, cal? a fondo en el imaginario p?blico. La guerra dej? de ser, quiz? por vez primera, un juego entre caballeros.
Tras licenciarse, Remarque pas? una década trabajando en peri?dicos deportivos y vendiendo l?pidas, algo que tras la masacre bélica era un negocio bastante lucrativo. Y mientras tanto escrib?a una novela sobre las experiencia del recluta Paul B?umer, un chico inocente, recién abandonada la adolescencia, que tras so?ar con participar en una gesta heroica se va dando cuenta paulatinamente del horror y el sinsentido del combate. El lector le acompa?a con el coraz?n encogido.
Demasiado personal
“Un d?a comencé a escribir. Yo ten?a el material y solo quer?a poner orden. Pero durante mucho tiempo dejé lo que hab?a escrito tirado en un caj?n. El libro me parec?a demasiado personal”, escribi? aturdido, como excus?ndose, ante la asombrosa acogida del libro. Fue un éxito editorial instant?neo aunque Billy Wilder, que entonces viv?a en Berl?n, no anduvo muy avisado cuando dijo: “Estamos en 1928. ?Quién quiere leer una novela sobre la Gran Guerra?”.
Solo los primeros tres meses vendi? medio mill?n de ejemplares en Alemania, los primeros de los 20 millones que llegaron a facturarse en todo mundo. Se tradujo r?pidamente a 30 lenguas. Hollywood se lanz? a adquirir los derechos y en 1930 Lewis Milestone hizo una versi?n lacerante y poética que arras? en los Oscar. La imagen de las manos segadas y atrapadas en una alambrada es todav?a hoy dif?cil de olvidar. En Espa?a la primera traducci?n es instant?nea, de 1929, y hoy puede encontrarse en los sellos Edhasa y Navona.
Odiada por los nazis
Aquella obra actu? como catalizador para la sociedad alemana. Una especie de santo y se?a para definir ideolog?as, aunque Remarque, cuidadoso, sol?a insistir en definirse como apol?tico. Para el ascendente nacionalismo, aquella repulsa contra la guerra que miserabilizaba las batallas y no retrataba a los franceses como an?nimos enemigos -hoy dir?amos que zombific?ndolos-, aquella novela fue anatema. El nazismo coloc? al autor en la lista negra.
Durante el estreno de la pel?cula americana en Berl?n, en 1930 Goebbels mand? a sus soldados de asalto a que lanzaran bombas fétidas y ratones en las plateas, amén de coreografiar diversas manifestaciones contra el “antipatriotismo” del autor. También lograron que se retirara la novela de todas las bibliotecas escolares en Prusia. Hoy es lectura obligada en los colegios alemanes. No es extra?o que, cuando llegaron al poder, ‘Sin novedad en el frente’ fuese uno de los libros que alimentaron las hogueras en 1933.
Pocos meses antes, Remarque hab?a decidido huir a Suiza y m?s tarde a Estados Unidos donde le recibieron con los brazos abiertos. La industria del cine se aprest? a adaptar buena parte de las novelas que sigui? publicando, entre ellas ‘Tres camaradas,’ en cuyo guion trabaj? Scott Fitzgerald en los a?os m?s oscuros y dolorosos de su paso por Hollywood-Babilonia.
https://www.uc-4u.com/clip/e274016b-c4a4-443b-8f3f-3a41002a406c_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Erich Maria Remarque. | WIKIPEDIA
'Playboy' depresivo
Introvertido y propenso a la depresi?n, el alem?n, convertido en millonario de la noche a la ma?ana y requerido por todos los saraos del momento, se reencarn? entonces en una especie de ‘playboy’ para alegr?a de las cotillas de la industria del cine que relataban, con la atenci?n que hoy se presta a Shakira y Piqué, sus andanzas amorosas con divas como Hedy Lamarr, Dolores del R?o y, sobre todo, con Marlene Dietrich, con quien mantuvo una complicada relaci?n entre 1937 y 1940 que dio pie a una correspondencia, desvelada y publicada en el 2003. En ellas, la fogosa prosa de Remarque –un tipo muy apasionado- con la que intentaba deshacer el hielo de la actriz.
El autor escribi? otras novelas como ‘Tiempo de amar, tiempo de morir’, que dio pie al encendido melodrama de Douglas Sirk. Y acab? escondiendo su talante hura?o en Suiza, en compa??a de su segunda esposa, la actriz Paulette Goddard. A su muerte en 1970, algunos cr?ticos negaron su val?a literaria, aquello que Stefan Zweig dej? escrito en la faja de ‘Sin novedad en el frente’ como reclamo: “Una obra de arte perfecta y una verdad incontestable al mismo tiempo”. Quiz? esa novela incombustible pueda ser considerada hoy “efectista”, “anticuada” y un punto kitsch para ser reclamada como “perfecta”, pero no se le puede negar haber sabido reflejar el rostro m?s humano y doloroso de una guerra. De cualquier guerra.
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Si la Gran Guerra no hubiera estallado, Erich Maria Remarque, alem?n de ascendencia franco-cat?lica, posiblemente hubiera acabado siendo un oscuro maestro de escuela. Pero fue llamado a filas en 1916. La leyenda dice que particip? en la primera l?nea de fuego y que recibi? incluso una cruz de hierro, una versi?n algo exagerada que el autor nunca se encarg? de desmentir. Lo cierto es que fue herido en la retaguardia por un proyectil de artiller?a y apenas vio la acci?n directa. No fue carne de ca??n pero s? un testigo de excepci?n. Su larga estancia en la enfermer?a le permiti? conocer de primera mano las experiencias de sus compa?eros de filas, v?ctimas de aquella tecnolog?a letal que hund?a las armas qu?micas y el uso de la artiller?a y las ametralladoras modernas en las fangosas trincheras. Aquella guerra mundial, que a?os después pasar?a a numerarse como primera, cal? a fondo en el imaginario p?blico. La guerra dej? de ser, quiz? por vez primera, un juego entre caballeros.
Tras licenciarse, Remarque pas? una década trabajando en peri?dicos deportivos y vendiendo l?pidas, algo que tras la masacre bélica era un negocio bastante lucrativo. Y mientras tanto escrib?a una novela sobre las experiencia del recluta Paul B?umer, un chico inocente, recién abandonada la adolescencia, que tras so?ar con participar en una gesta heroica se va dando cuenta paulatinamente del horror y el sinsentido del combate. El lector le acompa?a con el coraz?n encogido.
Demasiado personal
“Un d?a comencé a escribir. Yo ten?a el material y solo quer?a poner orden. Pero durante mucho tiempo dejé lo que hab?a escrito tirado en un caj?n. El libro me parec?a demasiado personal”, escribi? aturdido, como excus?ndose, ante la asombrosa acogida del libro. Fue un éxito editorial instant?neo aunque Billy Wilder, que entonces viv?a en Berl?n, no anduvo muy avisado cuando dijo: “Estamos en 1928. ?Quién quiere leer una novela sobre la Gran Guerra?”.
Solo los primeros tres meses vendi? medio mill?n de ejemplares en Alemania, los primeros de los 20 millones que llegaron a facturarse en todo mundo. Se tradujo r?pidamente a 30 lenguas. Hollywood se lanz? a adquirir los derechos y en 1930 Lewis Milestone hizo una versi?n lacerante y poética que arras? en los Oscar. La imagen de las manos segadas y atrapadas en una alambrada es todav?a hoy dif?cil de olvidar. En Espa?a la primera traducci?n es instant?nea, de 1929, y hoy puede encontrarse en los sellos Edhasa y Navona.
Odiada por los nazis
Aquella obra actu? como catalizador para la sociedad alemana. Una especie de santo y se?a para definir ideolog?as, aunque Remarque, cuidadoso, sol?a insistir en definirse como apol?tico. Para el ascendente nacionalismo, aquella repulsa contra la guerra que miserabilizaba las batallas y no retrataba a los franceses como an?nimos enemigos -hoy dir?amos que zombific?ndolos-, aquella novela fue anatema. El nazismo coloc? al autor en la lista negra.
Durante el estreno de la pel?cula americana en Berl?n, en 1930 Goebbels mand? a sus soldados de asalto a que lanzaran bombas fétidas y ratones en las plateas, amén de coreografiar diversas manifestaciones contra el “antipatriotismo” del autor. También lograron que se retirara la novela de todas las bibliotecas escolares en Prusia. Hoy es lectura obligada en los colegios alemanes. No es extra?o que, cuando llegaron al poder, ‘Sin novedad en el frente’ fuese uno de los libros que alimentaron las hogueras en 1933.
Pocos meses antes, Remarque hab?a decidido huir a Suiza y m?s tarde a Estados Unidos donde le recibieron con los brazos abiertos. La industria del cine se aprest? a adaptar buena parte de las novelas que sigui? publicando, entre ellas ‘Tres camaradas,’ en cuyo guion trabaj? Scott Fitzgerald en los a?os m?s oscuros y dolorosos de su paso por Hollywood-Babilonia.
https://www.uc-4u.com/clip/e274016b-c4a4-443b-8f3f-3a41002a406c_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Erich Maria Remarque. | WIKIPEDIA
'Playboy' depresivo
Introvertido y propenso a la depresi?n, el alem?n, convertido en millonario de la noche a la ma?ana y requerido por todos los saraos del momento, se reencarn? entonces en una especie de ‘playboy’ para alegr?a de las cotillas de la industria del cine que relataban, con la atenci?n que hoy se presta a Shakira y Piqué, sus andanzas amorosas con divas como Hedy Lamarr, Dolores del R?o y, sobre todo, con Marlene Dietrich, con quien mantuvo una complicada relaci?n entre 1937 y 1940 que dio pie a una correspondencia, desvelada y publicada en el 2003. En ellas, la fogosa prosa de Remarque –un tipo muy apasionado- con la que intentaba deshacer el hielo de la actriz.
El autor escribi? otras novelas como ‘Tiempo de amar, tiempo de morir’, que dio pie al encendido melodrama de Douglas Sirk. Y acab? escondiendo su talante hura?o en Suiza, en compa??a de su segunda esposa, la actriz Paulette Goddard. A su muerte en 1970, algunos cr?ticos negaron su val?a literaria, aquello que Stefan Zweig dej? escrito en la faja de ‘Sin novedad en el frente’ como reclamo: “Una obra de arte perfecta y una verdad incontestable al mismo tiempo”. Quiz? esa novela incombustible pueda ser considerada hoy “efectista”, “anticuada” y un punto kitsch para ser reclamada como “perfecta”, pero no se le puede negar haber sabido reflejar el rostro m?s humano y doloroso de una guerra. De cualquier guerra.
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