الريــم
01-26-2023, 09:15 PM
Aquel "tiempo alucinante" que fue la 'movida valenciana' de los a?os setenta vino a vivir este miércoles unas horas al centro mismo de lo que fue, por los mismos a?os, la 'movida madrile?a'.
Trajo aquel periodo psicodélico, que hizo pensar que en la tierra estaba el para?so, un periodista de larga trayectoria cultural, y ahora un novelista capaz de trasladar atm?sferas reales como si aun existieran la historia y sus protagonistas.
Juan Lagardera, este hombre que ha resucitado el aliento y la alegr?a que hicieron de Valencia una tierra de promisi?n para quienes cre?an en un para?so abierto a toda locura, presentaba en la noche de este ?ltimo miércoles los rescoldos que guarda en su memoria de tiempo tan feliz.
Concentra ese tiempo en una novela que no es tanto de ficci?n como de realidad melanc?lica y a la vez alegre, pues no hay en el libro, dec?an quienes lo presentaron, nada que no lleve a la atm?sfera que convirti? a la 'movida' (la valenciana, la madrile?a) en una especie de universo en el que se conviv?a con el placer de vivir, y de hacer arte, de la ma?ana a la ma?ana siguiente. Era un tiempo sin noche a la luz de un pueblo que no se apagaba nunca, Valencia.
La presentaci?n fue en un espacio que revive la esencia de aquel periodo 'movido' de Madrid, en la travesera de la calle San Mateo, cerca de todo y de aquel tiempo, una luminaria en la ciudad ahora menos luminosa que en los a?os en los que Lagardera era un joven que no pod?a imaginar que iba a escribir en pasado aquel presente luminoso.
As? pues, aqu? est? su libro, 'Psicodélica. Un tiempo alucinante', editado por Contrabando. Lo presentaron con él en la Galer?a Traves?a Cuatro, un espacio lleno de luz, la poeta y galerista Silvia Ortiz, y Maite Sebasti?, responsable de la revista 'AD Espa?a'. Conversaron las dos con Lagardera desde el interés por saber c?mo alguien que las precede en el amor al arte vivi? aquel periodo que en un tiempo se sinti? como nacido para ser eterno.
Ahora es recuerdo (ya novela) ese tiempo del que, antes de la presentaci?n, habl? con nosotros. Este compa?ero que, en un largo episodio de su vida, fue importante periodista de Levante-EMV, del grupo Prensa Ibérica. Ahora él tiene 64 a?os, peina muchas canas, no ha perdido la espléndida memoria que sus presentadoras relacionaron con la vida que describe la novela y ha escrito este libro que, desde la portada (una abigarrada selecci?n de personas, extranjeros y valencianos, dibujados por Gino Rubert, que abren el texto con el apetito de hacer que aquel tiempo no se vaya nunca), hasta el acto de presentaci?n parezca zumos perfectos de aquel periodo que ellos hicieron parecer invencible.
?Qué ha querido decir en este libro?Después de una vida intensa como periodista, y a pesar de no llevar ning?n diario, he sido maltratado por la espuma de la actualidad y no he guardado casi nada. Recuerdo haber pasado una tarde entera con Octavio Paz, cuando el Segundo Congreso de Intelectuales Antifascistas [se refiere al Congreso Internacional de Intelectuales y Artistas, que acogi? Valencia en 1987 para conmemorar los 50 a?os del II Congreso de Escritores Antifascistas de 1937, que se hab?a celebrado en la misma ciudad en plena Guerra Civil] y como no tomé notas s?lo recuerdo vagamente lo que hablamos. Por cosas as? tengo la sensaci?n de haber perdido los detalles de mi vida como periodista. Bueno, también yo siempre he querido escribir una novela en una isla desierta y, ya ves, esta es la novela. He empezado varios manuscritos y luego los he tirado o los he perdido en alg?n ordenador. Pero ya ten?a algo bastante avanzado sobre mi experiencia con distintos periodistas que han sido mis jefes, bastante psic?ticos casi todos, y luego me di cuenta de que ese no pod?a ser mi primer libro. Porque ser?a una especie de vendetta, ?no? Y yo no quiero eso. Lo que quiero es rescatar mi memoria. Lleg? la pandemia, me encontré con un viejo amigo y decid? contar su historia: la historia de un grupo de j?venes de la segunda década de los a?os 70 que viven con una intensidad tremenda una multitud de novedades vitales. Primero, las pol?ticas, después las sexuales, culturales también y, por supuesto, las drogas. Las dogas como evasi?n y como forma de conocimiento. A partir de ah?, lleg? la pandemia, enfermé y quise encontrar la voz, estirar la autoficci?n mucho m?s all? de lo permitido, hasta tener un caleidoscopio que, a quien lo lea, no le parezca algo descifrable, pues todo se puede intuir, pero los nombres propios no est?n, y no est?n maneras de establecer identidades. Todo esto para evitar a los cazadores de realidad. O sea, que he hecho novela.
Lleg? la pandemia, me encontré con un viejo amigo y decid? contar su historia: la de un grupo de j?venes de los a?os 70 que viven con una intensidad tremenda una multitud de novedades vitales: pol?ticas, sexuales, culturales y, por supuesto, las drogas"
Narra un tiempo en que la naturaleza de Valencia era sin?nimo de la libertad. Esa sensaci?n estaba en la calle m?s que en los domicilios.Efectivamente. Eso mismo me dijo el otro d?a Fernando Delgado, nuestro colega. Porque aqu? cuento m?s cosas de bares y plazas que de casas. Hay un domicilio burgués en el centro de la ciudad, que de repente es conquistado por el 'underground', pero también se habla de una ciudad llamada Turiapolis. Es evidente que se trata de Valencia. En fin, a lo que voy es a que antes de la Movida Madrile?a, la libertad y la permisividad ya se respiraban en Valencia. Valencia, pues, fue el primer territorio de las movidas.?C?mo cambi? la vida de los j?venes esa explosi?n de vitalidad?Pues la cambi? para siempre y de manera radical. Hubo v?ctimas, porque hubo quien se desmadr?. Recuerdo a un gran m?sico, bajista, que se fue a Estados Unidos y luego volvi? convertido en un adicto a la hero?na y la hero?na lo mat?. La hero?na tuvo un efecto devastador en varios, no s?lo en él. Enfrente del bar donde empieza todo el tr?fico hab?a una farmacia que vend?a, principalmente, jeringuillas. Todo el mundo iba ah? por sus jeringuillas, porque estaba enfrente. Y yo creo que lleg? el momento en que esa farmacia s?lo vend?a jeringuillas. Luego lleg? la Movida Madrile?a y, a?os después, la llamada Ruta del Bacalao. Pero eso ya era una cosa muy disparatada, no ten?a nada que ver con lo que vivimos en Valencia en los 70 y 80. Nosotros vimos a Carmen Alborch como decana de la Facultad de Derecho, y as? pas? de ser una Facultad reaccionaria a ser una Facultad progresista. Carmen fue también un personaje importante en la vida nocturna de Valencia y fue ella quien mont? la primera gran galer?a para j?venes. En esa época también arranc? la editorial Pretextos y hallazgos as?. Pero Valencia no ha conseguido nunca tener una influencia decisiva en el resto del pa?s.
Después de esa eclosi?n cultural lleg? la eclosi?n del nacionalismo. Buena parte del nacionalismo termin? acaparando buena parte de la cultura"
?Qué herencia tenemos hoy de aquel periodo en Valencia?El IVAM, la editorial Pretextos, algunos escritores importantes como Vicente Gallego y Carlos Marzal. También queda un personaje como Francis Montesinos, el dise?ador de moda. Lo que pasa es que después de esa eclosi?n cultural lleg? la eclosi?n del nacionalismo. Eso est? en mi libro; buena parte del nacionalismo termin? acaparando buena parte de la cultura.?Qué le aport? y qué le quit? a Valencia el nacionalismo?El nacionalismo le aport? a Valencia una parte de su verdad, pero a costa de afligir a la otra. Es decir: la valenciana es una sociedad compleja, porque en ella coexisten dos culturas desde el siglo XVI. Por una parte, est? lo valenciano y, por otra, lo castellano que siempre se asociaba con el franquismo. Eso era opresivo y el nacionalismo valenciano era liberador y festivo. En esa época estaba mal visto expresarse en castellano. En la Universidad la cultura valenciana se hizo fuerte y… no sé: como que no estaba muy abierta a la convivencia con el castellano.?Quiere decir que la cultura en castellano se ve aun en Valencia con cierta sospecha?S?, en Valencia es as?. Hoy hay novelistas valencianas muy buenas que escriben en castellano, como B?rbara Blasco, Elisa Ferrer, Lola Mascarell. Las tres son de Tusquets, por cierto. También hay un fen?meno muy potente, que es Rafa Lahuerta, autor de Nos ruegan. Adem?s de Carlos Marzal, por supuesto, y otros.Los que ?bamos a Valencia en esa época que usted narra en Psicodélica siempre nos encontr?bamos con la ciudad alegre. ?Eso ha cambiado?Pues nos hemos hecho mayores y ya no salimos tanto ni hacemos tantas reuniones. O, bueno, por lo menos yo ya no las hago [risas]. Pero creo que también la nueva generaci?n tiene una forma de relacionarse distinta a la nuestra. Ser? eso también.?Todo era m?s divertido entonces?Entonces éramos m?s j?venes y pens?bamos que éramos inmortales [risas].?Y a su edad c?mo ve a Valencia?Valencia se va retrasando respecto al resto del pa?s y no se da cuenta. Creo que en Valencia se vive bien, con un buen clima, es muy sociable la gente… pero as? se nos ha dio la vida, antes éramos la tercera ciudad de Espa?a y ahora somos algo as? como la décimotercera y nuestro equipo de f?tbol pertenece a un br?ker chino y cosas as?. Bueno, de aqu? es el due?o de Mercadona y eso nos salva un poco. Pero Valencia es una ciudad que est? perdiendo el ritmo.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/juan-lagardera-periodista-escritor-valencia-82046800)
Trajo aquel periodo psicodélico, que hizo pensar que en la tierra estaba el para?so, un periodista de larga trayectoria cultural, y ahora un novelista capaz de trasladar atm?sferas reales como si aun existieran la historia y sus protagonistas.
Juan Lagardera, este hombre que ha resucitado el aliento y la alegr?a que hicieron de Valencia una tierra de promisi?n para quienes cre?an en un para?so abierto a toda locura, presentaba en la noche de este ?ltimo miércoles los rescoldos que guarda en su memoria de tiempo tan feliz.
Concentra ese tiempo en una novela que no es tanto de ficci?n como de realidad melanc?lica y a la vez alegre, pues no hay en el libro, dec?an quienes lo presentaron, nada que no lleve a la atm?sfera que convirti? a la 'movida' (la valenciana, la madrile?a) en una especie de universo en el que se conviv?a con el placer de vivir, y de hacer arte, de la ma?ana a la ma?ana siguiente. Era un tiempo sin noche a la luz de un pueblo que no se apagaba nunca, Valencia.
La presentaci?n fue en un espacio que revive la esencia de aquel periodo 'movido' de Madrid, en la travesera de la calle San Mateo, cerca de todo y de aquel tiempo, una luminaria en la ciudad ahora menos luminosa que en los a?os en los que Lagardera era un joven que no pod?a imaginar que iba a escribir en pasado aquel presente luminoso.
As? pues, aqu? est? su libro, 'Psicodélica. Un tiempo alucinante', editado por Contrabando. Lo presentaron con él en la Galer?a Traves?a Cuatro, un espacio lleno de luz, la poeta y galerista Silvia Ortiz, y Maite Sebasti?, responsable de la revista 'AD Espa?a'. Conversaron las dos con Lagardera desde el interés por saber c?mo alguien que las precede en el amor al arte vivi? aquel periodo que en un tiempo se sinti? como nacido para ser eterno.
Ahora es recuerdo (ya novela) ese tiempo del que, antes de la presentaci?n, habl? con nosotros. Este compa?ero que, en un largo episodio de su vida, fue importante periodista de Levante-EMV, del grupo Prensa Ibérica. Ahora él tiene 64 a?os, peina muchas canas, no ha perdido la espléndida memoria que sus presentadoras relacionaron con la vida que describe la novela y ha escrito este libro que, desde la portada (una abigarrada selecci?n de personas, extranjeros y valencianos, dibujados por Gino Rubert, que abren el texto con el apetito de hacer que aquel tiempo no se vaya nunca), hasta el acto de presentaci?n parezca zumos perfectos de aquel periodo que ellos hicieron parecer invencible.
?Qué ha querido decir en este libro?Después de una vida intensa como periodista, y a pesar de no llevar ning?n diario, he sido maltratado por la espuma de la actualidad y no he guardado casi nada. Recuerdo haber pasado una tarde entera con Octavio Paz, cuando el Segundo Congreso de Intelectuales Antifascistas [se refiere al Congreso Internacional de Intelectuales y Artistas, que acogi? Valencia en 1987 para conmemorar los 50 a?os del II Congreso de Escritores Antifascistas de 1937, que se hab?a celebrado en la misma ciudad en plena Guerra Civil] y como no tomé notas s?lo recuerdo vagamente lo que hablamos. Por cosas as? tengo la sensaci?n de haber perdido los detalles de mi vida como periodista. Bueno, también yo siempre he querido escribir una novela en una isla desierta y, ya ves, esta es la novela. He empezado varios manuscritos y luego los he tirado o los he perdido en alg?n ordenador. Pero ya ten?a algo bastante avanzado sobre mi experiencia con distintos periodistas que han sido mis jefes, bastante psic?ticos casi todos, y luego me di cuenta de que ese no pod?a ser mi primer libro. Porque ser?a una especie de vendetta, ?no? Y yo no quiero eso. Lo que quiero es rescatar mi memoria. Lleg? la pandemia, me encontré con un viejo amigo y decid? contar su historia: la historia de un grupo de j?venes de la segunda década de los a?os 70 que viven con una intensidad tremenda una multitud de novedades vitales. Primero, las pol?ticas, después las sexuales, culturales también y, por supuesto, las drogas. Las dogas como evasi?n y como forma de conocimiento. A partir de ah?, lleg? la pandemia, enfermé y quise encontrar la voz, estirar la autoficci?n mucho m?s all? de lo permitido, hasta tener un caleidoscopio que, a quien lo lea, no le parezca algo descifrable, pues todo se puede intuir, pero los nombres propios no est?n, y no est?n maneras de establecer identidades. Todo esto para evitar a los cazadores de realidad. O sea, que he hecho novela.
Lleg? la pandemia, me encontré con un viejo amigo y decid? contar su historia: la de un grupo de j?venes de los a?os 70 que viven con una intensidad tremenda una multitud de novedades vitales: pol?ticas, sexuales, culturales y, por supuesto, las drogas"
Narra un tiempo en que la naturaleza de Valencia era sin?nimo de la libertad. Esa sensaci?n estaba en la calle m?s que en los domicilios.Efectivamente. Eso mismo me dijo el otro d?a Fernando Delgado, nuestro colega. Porque aqu? cuento m?s cosas de bares y plazas que de casas. Hay un domicilio burgués en el centro de la ciudad, que de repente es conquistado por el 'underground', pero también se habla de una ciudad llamada Turiapolis. Es evidente que se trata de Valencia. En fin, a lo que voy es a que antes de la Movida Madrile?a, la libertad y la permisividad ya se respiraban en Valencia. Valencia, pues, fue el primer territorio de las movidas.?C?mo cambi? la vida de los j?venes esa explosi?n de vitalidad?Pues la cambi? para siempre y de manera radical. Hubo v?ctimas, porque hubo quien se desmadr?. Recuerdo a un gran m?sico, bajista, que se fue a Estados Unidos y luego volvi? convertido en un adicto a la hero?na y la hero?na lo mat?. La hero?na tuvo un efecto devastador en varios, no s?lo en él. Enfrente del bar donde empieza todo el tr?fico hab?a una farmacia que vend?a, principalmente, jeringuillas. Todo el mundo iba ah? por sus jeringuillas, porque estaba enfrente. Y yo creo que lleg? el momento en que esa farmacia s?lo vend?a jeringuillas. Luego lleg? la Movida Madrile?a y, a?os después, la llamada Ruta del Bacalao. Pero eso ya era una cosa muy disparatada, no ten?a nada que ver con lo que vivimos en Valencia en los 70 y 80. Nosotros vimos a Carmen Alborch como decana de la Facultad de Derecho, y as? pas? de ser una Facultad reaccionaria a ser una Facultad progresista. Carmen fue también un personaje importante en la vida nocturna de Valencia y fue ella quien mont? la primera gran galer?a para j?venes. En esa época también arranc? la editorial Pretextos y hallazgos as?. Pero Valencia no ha conseguido nunca tener una influencia decisiva en el resto del pa?s.
Después de esa eclosi?n cultural lleg? la eclosi?n del nacionalismo. Buena parte del nacionalismo termin? acaparando buena parte de la cultura"
?Qué herencia tenemos hoy de aquel periodo en Valencia?El IVAM, la editorial Pretextos, algunos escritores importantes como Vicente Gallego y Carlos Marzal. También queda un personaje como Francis Montesinos, el dise?ador de moda. Lo que pasa es que después de esa eclosi?n cultural lleg? la eclosi?n del nacionalismo. Eso est? en mi libro; buena parte del nacionalismo termin? acaparando buena parte de la cultura.?Qué le aport? y qué le quit? a Valencia el nacionalismo?El nacionalismo le aport? a Valencia una parte de su verdad, pero a costa de afligir a la otra. Es decir: la valenciana es una sociedad compleja, porque en ella coexisten dos culturas desde el siglo XVI. Por una parte, est? lo valenciano y, por otra, lo castellano que siempre se asociaba con el franquismo. Eso era opresivo y el nacionalismo valenciano era liberador y festivo. En esa época estaba mal visto expresarse en castellano. En la Universidad la cultura valenciana se hizo fuerte y… no sé: como que no estaba muy abierta a la convivencia con el castellano.?Quiere decir que la cultura en castellano se ve aun en Valencia con cierta sospecha?S?, en Valencia es as?. Hoy hay novelistas valencianas muy buenas que escriben en castellano, como B?rbara Blasco, Elisa Ferrer, Lola Mascarell. Las tres son de Tusquets, por cierto. También hay un fen?meno muy potente, que es Rafa Lahuerta, autor de Nos ruegan. Adem?s de Carlos Marzal, por supuesto, y otros.Los que ?bamos a Valencia en esa época que usted narra en Psicodélica siempre nos encontr?bamos con la ciudad alegre. ?Eso ha cambiado?Pues nos hemos hecho mayores y ya no salimos tanto ni hacemos tantas reuniones. O, bueno, por lo menos yo ya no las hago [risas]. Pero creo que también la nueva generaci?n tiene una forma de relacionarse distinta a la nuestra. Ser? eso también.?Todo era m?s divertido entonces?Entonces éramos m?s j?venes y pens?bamos que éramos inmortales [risas].?Y a su edad c?mo ve a Valencia?Valencia se va retrasando respecto al resto del pa?s y no se da cuenta. Creo que en Valencia se vive bien, con un buen clima, es muy sociable la gente… pero as? se nos ha dio la vida, antes éramos la tercera ciudad de Espa?a y ahora somos algo as? como la décimotercera y nuestro equipo de f?tbol pertenece a un br?ker chino y cosas as?. Bueno, de aqu? es el due?o de Mercadona y eso nos salva un poco. Pero Valencia es una ciudad que est? perdiendo el ritmo.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/juan-lagardera-periodista-escritor-valencia-82046800)