الريــم
01-26-2023, 05:16 PM
La escena parece sacada de una pel?cula de terror cutre o de una comedia muy negra, pero se cuenta como real. Primeros a?os 70, un chalet de lujo en Puerta de Hierro, el exclusivo barrio residencial madrile?o. Dos mujeres yacen sobre una mesa, hombro con hombro. Una lleva muerta veinte a?os. Su cad?ver, embalsamado, est? bien conservado, aunque muestra algunos desperfectos. La otra est? viva y ronda los 40. A su alrededor, un hombre realiza extra?as invocaciones y pases m?gicos. Pretende que el alma de la difunta, Eva Per?n, 'Evita', la primera dama que lo hab?a sido todo en Argentina, transmigre al cuerpo de la segunda, Mar?a Estela Mart?nez de Per?n, y le transfiera sus poderes. Por efecto de la magia o por pura casualidad, la jugada sale bien. Un a?o después Mar?a Estela, también conocida como 'Isabelita', ser? vicepresidenta del pa?s latinoamericano en un gobierno que presidir? Juan Domingo Per?n, y poco m?s tarde, presidenta tras la muerte de éste, que hab?a sido marido de las dos y el due?o de la casa en la que se celebraban esos rituales.
Pero quien interesa en esta historia es el instigador y oficiante de esa ceremonia, José L?pez Rega, al que se conoce como 'el Brujo'. Un turbio expolic?a aficionado al esoterismo que se convertir? en mano derecha de Per?n y, gracias a él, en todopoderoso ministro argentino. L?pez Rega es también el fundador del grupo armado de extrema derecha Triple A, y por eso el principal protagonista de AAA. Del peronismo m?gico al caso Almir?n (Autsider C?mics (https://jarce@epe.eshttps//www.autsaidercomics.com/etiqueta-producto/eduardo-bravo/)), el libro en el que el periodista Eduardo Bravo cuenta los or?genes y la evoluci?n de esta sanguinaria organizaci?n argentina a la que se atribuyen un m?nimo de 700 asesintos o desapariciones en solo tres a?os de actividad armada, aunque hay quien eleva esta cifra al doble. Una lectura adictiva y repleta de informaci?n que se debate entre la cr?nica pol?tica, la de sucesos y el vodevil, porque muchos de sus infinitos personajes y peripecias, a menudo disparatados, producen un n?mero parecido de escalofr?os y risas, aunque la historia no tenga ninguna gracia. El pasado fin de semana, Alberto N??ez Feij?o la evocaba con bastante poca fortuna cuando dec?a que una "Triple A" es lo que necesita Madrid (refiriéndose a 'Almeida, Ayuso y [una mayor?a] Absoluta'). Menos mal que el acr?nimo elegido no fue ETA.
“L?pez Rega es un malo de pel?cula. Podr?a estar en La historia universal de la infamia de Borges. Adem?s, es alucinante c?mo una persona tan perversa pero mediocre acaba gan?ndose la confianza y casi torciendo la voluntad de un l?der que, durante décadas, hab?a sabido mantenerse firme ante la influencia o ambiciones de personas mucho m?s inteligentes, bienintencionadas y talentosas que él”, explica Eduardo Bravo, que adem?s de un experto en ese territorio oscuro en el que la pol?tica m?s sucia se cruza con lo paranomal, como demuestran otros libros suyos como Ummo o Villa Wanda (también editados por Autsider C?mics), es un veterano periodista cultural que publica en diferentes medios, entre otros EL PERI?DICO DE ESPA?A, del grupo Prensa Ibérica.
https://estaticos-cdn.epe.es/clip/dcfaf67e-7970-4f11-be3f-a009a5ab340c_source-aspect-ratio_default_0.jpgPedro Ara, el médico espa?ol que embalsam? a Evita, con el cad?ver de esta. El cuerpo de la primera dama argentina vivi? una espectacular peripecia por medio mundo que también se relata en el libro. / ArchivoLa trayectoria de L?pez Rega que se relata en el libro es la de un oportunista profesional. Utilizando un pasado inventado de guardaespaldas de Evita y la afici?n a lo oculto que compart?a con Mar?a Estela, el expolic?a consigue poco a poco acercarse a Per?n y convertirse en su principal ayudante durante su exilio madrile?o de los a?os 60. Y cuando ella es enviada por su marido a Argentina para reunificar el movimiento pol?tico que le segu?a, es él quien la acompa?a para ir tomando posiciones en el tablero pol?tico de Buenos Aires. Su vertiente esotérica ven?a de lejos: ya a?os antes de llegar a Madrid, L?pez Rega hab?a sido iniciado en religiones afrobrasile?as y mostraba pasi?n por los ritos m?gicos. “Que fuese mera afici?n, curiosidad, impostura o se lo creyese realmente no se puede saber. Lo que s? es cierto es que escribi? libros esotéricos que le sirvieron para medrar social y pol?ticiamente”, apunta Bravo.
Fue también L?pez Rega quien le tom? la palabra a Per?n cuando éste dej? caer que para controlar a los subversivos de izquierda que hab?a en su pa?s, muchos pertenecientes a su propio partido, estar?a bien crear un somatén, una organizaci?n parapolicial como la que hab?a existido en Catalu?a y otras zonas de Espa?a para defender los intereses de la oligarqu?a desde la Edad Media, y que el franquismo recuper? y convirti? en legal. A principios de los a?os 70, y en consonancia con los aires que soplaban en todo el mundo, una parte importante del movimiento peronista, sobre todo su rama juvenil, abrazaba con énfasis la causa revolucionaria y se ganaba el aprecio de ciertas capas de la poblaci?n. Y eso era algo que el sector reaccionario del peronismo, una especie de ideolog?a-mundo en la que hist?ricamente ha cabido todo, de extremo a extremo del espectro pol?tico, no pod?a permitir.
En marzo de 1973, los peronistas ganan las elecciones en Argentina. Per?n ya ha visitado el pa?s el a?o anterior, pero todav?a tiene prohibido presentarse y participar en las elecciones. Héctor C?mpora, figura poco querida por el peronismo de derechas, es elegido presidente, y Per?n coloca como todopoderoso ministro de Bienestar Social a su hombre de confianza, L?pez Rega. ?l ser? el encargado de organizar la recepci?n del mandatario cuando por fin aterriza en Argentina en mayo de ese a?o. Pero el acto en las cercan?as del aeropuerto de Ezeiza, donde se concentraban miles de seguidores de las dos facciones enfrentadas del partido, acaba en tragedia. L?pez Rega ha puesto en marcha la estrategia de enfrentamiento que Per?n hab?a sugerido, y sus hombres provocan una batalla campal con el bando contrario donde utilizan armas de fuego, acabando con la vida de 13 personas y dejando cientos de heridos.
https://estaticos-cdn.epe.es/clip/7d64db0f-681b-4d2c-962c-756abf8265cf_16-9-aspect-ratio_default_0.jpgEl coronel Jorge Osinde, uno de los lugartenientes de L?pez Rega y responsable de la seguridad del acto de recepci?n a Per?n, blande un arma en el palco de Ezeiza.La internacional fascista
Unos meses después de Ezeiza, la Triple A firma su primer atentado reconocido cuando hace explotar una bomba en el coche del senador radical Hip?lito Solari Yrigoyen, poniendo en marcha su espiral asesina. Pero adem?s, lo sucedido en las inmediaciones del aeropuerto argentino se convierte en un modelo exportable. En concreto, para uno de los episodios m?s oscuros de la Transici?n espa?ola a la democracia: los sucesos de Montejurra, que también han vuelto a la actualidad en las ?ltimas semanas.
https://uc-4u.com/clip/87ee2878-ced0-4494-b6ed-c8f3e63ab947_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Los sucesos de Montejurra, en 1976. El conocido como 'hombre de la gabardina' empu?a una pistola. A la izda. de la foto, tap?ndose la boca, el neofascista italiano Augusto Cauchi, militante de Ordine Nuevo. |
El domingo 9 de mayo de 1976, la tradicional peregrinaci?n carlista al monasterio de Irache, en Navarra, termina en un ba?o de sangre. Partidarios de las dos facciones de aquel movimiento, la tradicionalista y reaccionaria liderada por Sixto de Borb?n-Parma y la socialista y autogestionaria (aunque también mon?rquica) que comandaba su hermano Carlos Hugo se enzarzan durante el ascenso al monasterio con palos y piedras. Pero no tardan en aparecer algunas pistolas y una metralleta. Las armas de fuego las ponen los seguidores de Sixto, que son los que provocan el enfrentamiento, mientras las principales v?ctimas, dos muertos y varios heridos de bala, se cuentan en el otro bando.
Estos d?as han sido publicados documentos confidenciales de la época que probar?an que la versi?n oficial que se hab?a dado por buena hasta ahora, y que presentaba aquellos sucesos como un simple enfrentamiento din?stico entre hermanos, no era del todo cierta. Detr?s de lo sucedido estaba el estado profundo franquista y sus fuerzas de seguridad, dirigidas entonces por el ministro de Gobernaci?n, Manuel Fraga. Fraga y varios de sus subordinados habr?an participado de manera directa en la organizaci?n de aquella maniobra violenta que ten?a como objetivo frenar a los partidarios de Carlos Hugo en su oposici?n al régimen y en sus aspiraciones al trono espa?ol (Sixto, en cambio, se hab?a posicionado a favor del reinado de Juan Carlos I impulsado por Franco), amedrentando de paso a un movimiento obrero que cada vez ganaba m?s fuerza en Navarra.
Pero aquel domingo de mayo en ese monte cercano a Estella hab?a algo m?s que carlistas y polic?as infiltrados. Testigos y periodistas declararon haber visto a algunos destacados representantes de organizaciones ultraderechistas extranjeras participando activamente en los altercados. No era una presencia extra?a. Aunque comenzaba a asomar la Transici?n ,"Espa?a era en aquellos a?os un santuario para pistoleros fascistas de todo el mundo. No hay m?s que revisar las hemerotecas para ver c?mo durante los setenta y principios de los ochenta se dieron cita en nuestro pa?s neofascistas italianos, pies negros argelinos que hab?an sido miembros de la OAS, ultraderechistas argentinos como L?pez Rega y sus muchachos de la Triple A, ultraderechistas chilenos, sin olvidar, por supuesto, a los fascistas patrios o a nazis como Otto Skorzeny o Leon Degrelle, que viv?an aqu? sin ning?n problema y recib?an homenajes”, explica Eduardo Bravo.
https://estaticos-cdn.epe.es/clip/915f8686-f362-464f-a5db-a30827ef5a04_source-aspect-ratio_default_0.jpgEl periodista Eduardo Bravo, autor de 'AAA. Del peronismo m?gico al caso Almir?n'. / ArchivoDe Montejurra a Génova, 13
Uno de esos rostros siniestros que varios testigos decalararon haber visto en Montejurra fue el de Rodolfo Eduardo Almir?n, expolic?a argentino y miembro destacado de la Triple A que es otro de los protagonistas del libro. Como su jefe L?pez Rega, Almir?n también ten?a un pasado muy oscuro en la polic?a bonaerense. Durante a?os, él y sus compa?eros de la Divisi?n de Robos y Hurtos se hab?an dedicado a extorsionar y terminar impunemente, en complicidad con criminales, con otros delincuentes comunes, haciendo negocio con los objetos robados. También hab?a sido responsable de la muerte de un militar norteamericano después de una pelea en una discoteca en la que Almir?n acab? sacando una pistola. Inhabilitado, durante a?os trabaj? para la seguridad privada, hasta que un L?pez Rega ya ministro les rehabilit? a él y a sus compa?eros de unidad y les puso a organizar, en paralelo a sus labores como polic?as, lo que después ser?a la Triple A.
https://estaticos-cdn.epe.es/clip/7e864270-94b3-4c52-b900-4615b28dab28_16-9-aspect-ratio_default_0.jpgL?pez Rega (a la izda.) ejerce como padrino en la boda de Rodolfo Eduardo Almir?n (con barba) y Ana Mar?a Gil Calvo.Los mandatos de Per?n primero y de Isabelita después, y con ellos el de L?pez Rega, que de ministro hab?a pasado a embajador en Espa?a, duraron poco. En 1976, una junta militar se impuso por la fuerza en Argentina y los miembros de la Triple A se vieron de repente sin trabajo, desplazados y algunos perseguidos por una maquinaria asesina todav?a m?s eficiente y desatada: la de Videla y compa??a. Algunos miembros del grupo decidieron trasladarse a Espa?a, que con la democracia en sus primeros pasos, todav?a parec?a un refugio seguro. A L?pez Rega no le funcion?, porque el gobierno espa?ol acept? la petici?n de extradici?n formulada por Argentina, aunque avis? con tiempo a ‘el Brujo’ para que huyera a Suiza antes de ser detenido.
Almir?n, en cambio, ingres? en una empresa de seguridad propiedad de los todopoderosos hermanos Cortina, y pronto se convirti? en guardaespaldas personal de Manuel Fraga, a cuyo servicio permaneci? varios a?os. Poco pareci? importarle al pol?tico gallego el pasado de su protector, porque cuando Cambio 16 destap? la historia en marzo de 1983, Alianza Popular consigui? que un juez secuestrara dos n?meros de la publicaci?n, y el propio Fraga mantuvo a Almir?n en su puesto.
https://estaticos-cdn.epe.es/clip/4f3ae2f5-3143-432e-9d5f-6b05ec935198_source-aspect-ratio_default_0.jpgEl primero de los dos n?meros de 'Cambio 16' que fueron secuestrados por la justicia a petici?n de Alianza Popular. / Archivo“Fraga conoc?a quién era Almir?n porque conoc?a quién era L?pez Rega. De hecho, es Fraga quien advirti? al exministro de Bienestar Social que iba a ser detenido y le dio un plazo razonable para que huyera del pa?s. Otra cosa es que supiera de manera pormenorizada los asesinatos que se le imputaban a Almir?n”, explica Bravo. “En todo caso, parece ser que, antes de que Cambio 16 publicase que Almir?n era guardaespaldas de Fraga, esa informaci?n ya obraba en manos de Intervi?, pero Alianza Popular, tras reunirse con Antonio Asensio, consigui? que no se publicase. Por si esto no fuera suficiente, las organizaciones de Derechos humanos hab?an hecho llegar a Alianza Popular un dossier explicando quién era Almir?n, pero ni Fraga ni los dem?s miembros de la AP de la época se quisieron dar por enterados o, d?ndose, no lo retiraron de su puesto hasta que no les qued? m?s remedio”.
En el libro de Bravo, Jorge Vestrynge, entonces secretario general de Alianza Popular y persona cercan?sima a Fraga, relata cu?nto le cost? que el partido se quitase de encima al represor argentino, “un t?o correcto, educado, no parec?a mala persona, jam?s hab?a dado motivo de queja”, dice. Almir?n lleg? también a hacer alguna asesor?a en materia de seguridad al nuevo gobierno socialista. Pero después del episodio de Cambio 16, qued? definitivamente tocado.
Durante los veinte a?os siguientes sigui? viviendo en Espa?a sin que se supiera de él, hasta que El Mundo le encontr? en 2006 llevando una vida modesta y an?nima en la periferia de Valencia. Fue detenido para ser extraditado a Argentina, y all? muri? en 2009, mientras permanec?a en la c?rcel a la espera de sentencia firme. Ana Mar?a, mujer de Almir?n, da en el libro su versi?n de la historia. Una historia en la que, como en la de L?pez Rega y ese ‘esoterismo armado’ argentino -en la ajustada expresi?n del escritor Mart?n Caparr?s-, los l?mites de lo real o de lo verosimil son a menudo curvos, y que por eso necesitan que se arroje nueva luz sobre ellas.
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Pero quien interesa en esta historia es el instigador y oficiante de esa ceremonia, José L?pez Rega, al que se conoce como 'el Brujo'. Un turbio expolic?a aficionado al esoterismo que se convertir? en mano derecha de Per?n y, gracias a él, en todopoderoso ministro argentino. L?pez Rega es también el fundador del grupo armado de extrema derecha Triple A, y por eso el principal protagonista de AAA. Del peronismo m?gico al caso Almir?n (Autsider C?mics (https://jarce@epe.eshttps//www.autsaidercomics.com/etiqueta-producto/eduardo-bravo/)), el libro en el que el periodista Eduardo Bravo cuenta los or?genes y la evoluci?n de esta sanguinaria organizaci?n argentina a la que se atribuyen un m?nimo de 700 asesintos o desapariciones en solo tres a?os de actividad armada, aunque hay quien eleva esta cifra al doble. Una lectura adictiva y repleta de informaci?n que se debate entre la cr?nica pol?tica, la de sucesos y el vodevil, porque muchos de sus infinitos personajes y peripecias, a menudo disparatados, producen un n?mero parecido de escalofr?os y risas, aunque la historia no tenga ninguna gracia. El pasado fin de semana, Alberto N??ez Feij?o la evocaba con bastante poca fortuna cuando dec?a que una "Triple A" es lo que necesita Madrid (refiriéndose a 'Almeida, Ayuso y [una mayor?a] Absoluta'). Menos mal que el acr?nimo elegido no fue ETA.
“L?pez Rega es un malo de pel?cula. Podr?a estar en La historia universal de la infamia de Borges. Adem?s, es alucinante c?mo una persona tan perversa pero mediocre acaba gan?ndose la confianza y casi torciendo la voluntad de un l?der que, durante décadas, hab?a sabido mantenerse firme ante la influencia o ambiciones de personas mucho m?s inteligentes, bienintencionadas y talentosas que él”, explica Eduardo Bravo, que adem?s de un experto en ese territorio oscuro en el que la pol?tica m?s sucia se cruza con lo paranomal, como demuestran otros libros suyos como Ummo o Villa Wanda (también editados por Autsider C?mics), es un veterano periodista cultural que publica en diferentes medios, entre otros EL PERI?DICO DE ESPA?A, del grupo Prensa Ibérica.
https://estaticos-cdn.epe.es/clip/dcfaf67e-7970-4f11-be3f-a009a5ab340c_source-aspect-ratio_default_0.jpgPedro Ara, el médico espa?ol que embalsam? a Evita, con el cad?ver de esta. El cuerpo de la primera dama argentina vivi? una espectacular peripecia por medio mundo que también se relata en el libro. / ArchivoLa trayectoria de L?pez Rega que se relata en el libro es la de un oportunista profesional. Utilizando un pasado inventado de guardaespaldas de Evita y la afici?n a lo oculto que compart?a con Mar?a Estela, el expolic?a consigue poco a poco acercarse a Per?n y convertirse en su principal ayudante durante su exilio madrile?o de los a?os 60. Y cuando ella es enviada por su marido a Argentina para reunificar el movimiento pol?tico que le segu?a, es él quien la acompa?a para ir tomando posiciones en el tablero pol?tico de Buenos Aires. Su vertiente esotérica ven?a de lejos: ya a?os antes de llegar a Madrid, L?pez Rega hab?a sido iniciado en religiones afrobrasile?as y mostraba pasi?n por los ritos m?gicos. “Que fuese mera afici?n, curiosidad, impostura o se lo creyese realmente no se puede saber. Lo que s? es cierto es que escribi? libros esotéricos que le sirvieron para medrar social y pol?ticiamente”, apunta Bravo.
Fue también L?pez Rega quien le tom? la palabra a Per?n cuando éste dej? caer que para controlar a los subversivos de izquierda que hab?a en su pa?s, muchos pertenecientes a su propio partido, estar?a bien crear un somatén, una organizaci?n parapolicial como la que hab?a existido en Catalu?a y otras zonas de Espa?a para defender los intereses de la oligarqu?a desde la Edad Media, y que el franquismo recuper? y convirti? en legal. A principios de los a?os 70, y en consonancia con los aires que soplaban en todo el mundo, una parte importante del movimiento peronista, sobre todo su rama juvenil, abrazaba con énfasis la causa revolucionaria y se ganaba el aprecio de ciertas capas de la poblaci?n. Y eso era algo que el sector reaccionario del peronismo, una especie de ideolog?a-mundo en la que hist?ricamente ha cabido todo, de extremo a extremo del espectro pol?tico, no pod?a permitir.
En marzo de 1973, los peronistas ganan las elecciones en Argentina. Per?n ya ha visitado el pa?s el a?o anterior, pero todav?a tiene prohibido presentarse y participar en las elecciones. Héctor C?mpora, figura poco querida por el peronismo de derechas, es elegido presidente, y Per?n coloca como todopoderoso ministro de Bienestar Social a su hombre de confianza, L?pez Rega. ?l ser? el encargado de organizar la recepci?n del mandatario cuando por fin aterriza en Argentina en mayo de ese a?o. Pero el acto en las cercan?as del aeropuerto de Ezeiza, donde se concentraban miles de seguidores de las dos facciones enfrentadas del partido, acaba en tragedia. L?pez Rega ha puesto en marcha la estrategia de enfrentamiento que Per?n hab?a sugerido, y sus hombres provocan una batalla campal con el bando contrario donde utilizan armas de fuego, acabando con la vida de 13 personas y dejando cientos de heridos.
https://estaticos-cdn.epe.es/clip/7d64db0f-681b-4d2c-962c-756abf8265cf_16-9-aspect-ratio_default_0.jpgEl coronel Jorge Osinde, uno de los lugartenientes de L?pez Rega y responsable de la seguridad del acto de recepci?n a Per?n, blande un arma en el palco de Ezeiza.La internacional fascista
Unos meses después de Ezeiza, la Triple A firma su primer atentado reconocido cuando hace explotar una bomba en el coche del senador radical Hip?lito Solari Yrigoyen, poniendo en marcha su espiral asesina. Pero adem?s, lo sucedido en las inmediaciones del aeropuerto argentino se convierte en un modelo exportable. En concreto, para uno de los episodios m?s oscuros de la Transici?n espa?ola a la democracia: los sucesos de Montejurra, que también han vuelto a la actualidad en las ?ltimas semanas.
https://uc-4u.com/clip/87ee2878-ced0-4494-b6ed-c8f3e63ab947_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Los sucesos de Montejurra, en 1976. El conocido como 'hombre de la gabardina' empu?a una pistola. A la izda. de la foto, tap?ndose la boca, el neofascista italiano Augusto Cauchi, militante de Ordine Nuevo. |
El domingo 9 de mayo de 1976, la tradicional peregrinaci?n carlista al monasterio de Irache, en Navarra, termina en un ba?o de sangre. Partidarios de las dos facciones de aquel movimiento, la tradicionalista y reaccionaria liderada por Sixto de Borb?n-Parma y la socialista y autogestionaria (aunque también mon?rquica) que comandaba su hermano Carlos Hugo se enzarzan durante el ascenso al monasterio con palos y piedras. Pero no tardan en aparecer algunas pistolas y una metralleta. Las armas de fuego las ponen los seguidores de Sixto, que son los que provocan el enfrentamiento, mientras las principales v?ctimas, dos muertos y varios heridos de bala, se cuentan en el otro bando.
Estos d?as han sido publicados documentos confidenciales de la época que probar?an que la versi?n oficial que se hab?a dado por buena hasta ahora, y que presentaba aquellos sucesos como un simple enfrentamiento din?stico entre hermanos, no era del todo cierta. Detr?s de lo sucedido estaba el estado profundo franquista y sus fuerzas de seguridad, dirigidas entonces por el ministro de Gobernaci?n, Manuel Fraga. Fraga y varios de sus subordinados habr?an participado de manera directa en la organizaci?n de aquella maniobra violenta que ten?a como objetivo frenar a los partidarios de Carlos Hugo en su oposici?n al régimen y en sus aspiraciones al trono espa?ol (Sixto, en cambio, se hab?a posicionado a favor del reinado de Juan Carlos I impulsado por Franco), amedrentando de paso a un movimiento obrero que cada vez ganaba m?s fuerza en Navarra.
Pero aquel domingo de mayo en ese monte cercano a Estella hab?a algo m?s que carlistas y polic?as infiltrados. Testigos y periodistas declararon haber visto a algunos destacados representantes de organizaciones ultraderechistas extranjeras participando activamente en los altercados. No era una presencia extra?a. Aunque comenzaba a asomar la Transici?n ,"Espa?a era en aquellos a?os un santuario para pistoleros fascistas de todo el mundo. No hay m?s que revisar las hemerotecas para ver c?mo durante los setenta y principios de los ochenta se dieron cita en nuestro pa?s neofascistas italianos, pies negros argelinos que hab?an sido miembros de la OAS, ultraderechistas argentinos como L?pez Rega y sus muchachos de la Triple A, ultraderechistas chilenos, sin olvidar, por supuesto, a los fascistas patrios o a nazis como Otto Skorzeny o Leon Degrelle, que viv?an aqu? sin ning?n problema y recib?an homenajes”, explica Eduardo Bravo.
https://estaticos-cdn.epe.es/clip/915f8686-f362-464f-a5db-a30827ef5a04_source-aspect-ratio_default_0.jpgEl periodista Eduardo Bravo, autor de 'AAA. Del peronismo m?gico al caso Almir?n'. / ArchivoDe Montejurra a Génova, 13
Uno de esos rostros siniestros que varios testigos decalararon haber visto en Montejurra fue el de Rodolfo Eduardo Almir?n, expolic?a argentino y miembro destacado de la Triple A que es otro de los protagonistas del libro. Como su jefe L?pez Rega, Almir?n también ten?a un pasado muy oscuro en la polic?a bonaerense. Durante a?os, él y sus compa?eros de la Divisi?n de Robos y Hurtos se hab?an dedicado a extorsionar y terminar impunemente, en complicidad con criminales, con otros delincuentes comunes, haciendo negocio con los objetos robados. También hab?a sido responsable de la muerte de un militar norteamericano después de una pelea en una discoteca en la que Almir?n acab? sacando una pistola. Inhabilitado, durante a?os trabaj? para la seguridad privada, hasta que un L?pez Rega ya ministro les rehabilit? a él y a sus compa?eros de unidad y les puso a organizar, en paralelo a sus labores como polic?as, lo que después ser?a la Triple A.
https://estaticos-cdn.epe.es/clip/7e864270-94b3-4c52-b900-4615b28dab28_16-9-aspect-ratio_default_0.jpgL?pez Rega (a la izda.) ejerce como padrino en la boda de Rodolfo Eduardo Almir?n (con barba) y Ana Mar?a Gil Calvo.Los mandatos de Per?n primero y de Isabelita después, y con ellos el de L?pez Rega, que de ministro hab?a pasado a embajador en Espa?a, duraron poco. En 1976, una junta militar se impuso por la fuerza en Argentina y los miembros de la Triple A se vieron de repente sin trabajo, desplazados y algunos perseguidos por una maquinaria asesina todav?a m?s eficiente y desatada: la de Videla y compa??a. Algunos miembros del grupo decidieron trasladarse a Espa?a, que con la democracia en sus primeros pasos, todav?a parec?a un refugio seguro. A L?pez Rega no le funcion?, porque el gobierno espa?ol acept? la petici?n de extradici?n formulada por Argentina, aunque avis? con tiempo a ‘el Brujo’ para que huyera a Suiza antes de ser detenido.
Almir?n, en cambio, ingres? en una empresa de seguridad propiedad de los todopoderosos hermanos Cortina, y pronto se convirti? en guardaespaldas personal de Manuel Fraga, a cuyo servicio permaneci? varios a?os. Poco pareci? importarle al pol?tico gallego el pasado de su protector, porque cuando Cambio 16 destap? la historia en marzo de 1983, Alianza Popular consigui? que un juez secuestrara dos n?meros de la publicaci?n, y el propio Fraga mantuvo a Almir?n en su puesto.
https://estaticos-cdn.epe.es/clip/4f3ae2f5-3143-432e-9d5f-6b05ec935198_source-aspect-ratio_default_0.jpgEl primero de los dos n?meros de 'Cambio 16' que fueron secuestrados por la justicia a petici?n de Alianza Popular. / Archivo“Fraga conoc?a quién era Almir?n porque conoc?a quién era L?pez Rega. De hecho, es Fraga quien advirti? al exministro de Bienestar Social que iba a ser detenido y le dio un plazo razonable para que huyera del pa?s. Otra cosa es que supiera de manera pormenorizada los asesinatos que se le imputaban a Almir?n”, explica Bravo. “En todo caso, parece ser que, antes de que Cambio 16 publicase que Almir?n era guardaespaldas de Fraga, esa informaci?n ya obraba en manos de Intervi?, pero Alianza Popular, tras reunirse con Antonio Asensio, consigui? que no se publicase. Por si esto no fuera suficiente, las organizaciones de Derechos humanos hab?an hecho llegar a Alianza Popular un dossier explicando quién era Almir?n, pero ni Fraga ni los dem?s miembros de la AP de la época se quisieron dar por enterados o, d?ndose, no lo retiraron de su puesto hasta que no les qued? m?s remedio”.
En el libro de Bravo, Jorge Vestrynge, entonces secretario general de Alianza Popular y persona cercan?sima a Fraga, relata cu?nto le cost? que el partido se quitase de encima al represor argentino, “un t?o correcto, educado, no parec?a mala persona, jam?s hab?a dado motivo de queja”, dice. Almir?n lleg? también a hacer alguna asesor?a en materia de seguridad al nuevo gobierno socialista. Pero después del episodio de Cambio 16, qued? definitivamente tocado.
Durante los veinte a?os siguientes sigui? viviendo en Espa?a sin que se supiera de él, hasta que El Mundo le encontr? en 2006 llevando una vida modesta y an?nima en la periferia de Valencia. Fue detenido para ser extraditado a Argentina, y all? muri? en 2009, mientras permanec?a en la c?rcel a la espera de sentencia firme. Ana Mar?a, mujer de Almir?n, da en el libro su versi?n de la historia. Una historia en la que, como en la de L?pez Rega y ese ‘esoterismo armado’ argentino -en la ajustada expresi?n del escritor Mart?n Caparr?s-, los l?mites de lo real o de lo verosimil son a menudo curvos, y que por eso necesitan que se arroje nueva luz sobre ellas.
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