الريــم
01-26-2023, 12:59 PM
–?Vivimos una paradoja? ?Estamos m?s solos que nunca en la era de las redes sociales?
–As? es. Las redes sociales, como su propio nombre sugiere, nos ponen en contacto con m?s gente. Sin embargo, eso ha tra?do un efecto indeseado de m?s soledad, malestar, ansiedad, depresi?n... Esa es una paradoja y la otra est? relacionada con el teléfono m?vil. Es una herramienta para hablar y, en cambio, cada vez se habla menos; se ha perdido la conversaci?n en favor de mensajes abstractos, prefabricados, no naturales, no espont?neos...
Sobre todo esto reflexiona el psic?logo Marino Pérez ?lvarez (Calleras, Tineo, 1952) en su ?ltimo libro: "El individuo flotante" (Ediciones Deusto), que sale a la venta hoy y que ser? presentado este viernes, a las 19.30 horas, en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPA?A. Con este volumen, el catedr?tico jubilado de Psicolog?a de la Personalidad, Evaluaci?n y Tratamientos Psicol?gicos de la Universidad de Oviedo, suma m?s de una veintena de publicaciones. Asegura Pérez que desde que dej? las aulas en 2021, no ha tenido ni siquiera tiempo para pararse a pensar lo mucho o poco que echa de menos la universidad. "El individuo flotante" lleva "cuatro o tres a?os" cociéndose, aunque entr? en el horno hace seis meses. El resultado es un libro que, incluso antes de salir a la luz, "est? suscitando mucho interés", como asegura el autor.
–?El m?vil y las redes sociales nos hacen da?o?
–En principio no tendr?a por qué ser as?. Esta tecnolog?a ofrece cantidad de prestaciones que no podemos pasar por alto. Pero también es verdad que un determinado uso de las redes sociales las convierte en perniciosas. Me refiero a usuarios enganchados, que dedican muchas horas al d?a a estas plataformas. Eso genera un perjuicio doble. Por un lado, va en detrimento de las relaciones reales, del contacto cara a cara. Y por otro, las redes sociales, como dec?a antes, generan relaciones prefabricadas. Los usuarios seleccionan aspectos de su vida que quieren mostrar a los dem?s y los dem?s presentan, a su vez, una imagen filtrada de s? mismos. Como consecuencia de ello, cada uno saca como conclusi?n de que los dem?s son m?s felices que uno mismo. Y eso genera tristeza, pero sobre todo soledad. Cuando desconectas, te das cuenta de que te has quedado solo. Puedes estar conectado con miles de personas y, en cambio, no tener ni un solo amigo; quedarte hospitalizado, por ejemplo, y nadie fue a verte. Las redes sociales est?n construidas de la misma forma que las m?quinas tragaperras y, por eso, nos absorben tanto. Luego est? ese sistema tan perverso de los "likes", que refuerzan la conducta del mirar, de pasar a lo siguiente, de observar si esos "likes" van a m?s, de forma que nunca est?s conforme, porque hay una contabilidad que mide tu aceptaci?n y tu propia estima.
–?Quienes est?n enganchados a las redes sociales son una mayor?a?
–S?, y los que m?s lo est?n son los ni?os y los adolescentes, que nacieron ya en el mundo de las pantallas y las tabletas, que no conocieron el teléfono fijo ni las cabinas telef?nicas ni tampoco han jugado a la comba o al escondite. Son j?venes que dedican a las redes sociales seis o m?s horas al d?a. Pero no solo ellos est?n en esta situaci?n; también muchos adultos. Por eso, hablamos de la muchedumbre online: todos conectados y a la vez todos solos. Solos juntos. Cu?ntas veces hemos visto a grupos de amigos o parejas que cada uno est? con el m?vil. Est?n juntos, pero con conexiones que ya no se est?n dando entre ellos, sino con otras comunidades, que seguramente estén haciendo algo parecido.
–?Qué consecuencias tiene a largo plazo para un ni?o haberle expuesto a las pantallas desde que era un bebé?
–Tiene la consecuencia de que el ni?o va a necesitar continuamente una pantalla en la que se mueva algo delante de él. Es decir, se acostumbran a estar distra?dos, centrifugados, y no toleran el aburrimiento, cuando este favorece la creatividad. Eso genera un efecto directo en la educaci?n, que obliga a los profesores a estar continuamente entreteniendo a los ni?os. Sin embargo, el conocimiento no necesariamente tienen que ser divertido. Eso se ve con la lectura, que tiene un determinado ritmo y para saber lo que ocurre hay que esperar al final, no te lo cuentan al principio. Todo esto tiene mucho que ver con el aumento de los trastornos de la hiperactividad, que no son una enfermedad, sino una forma de vida en la que los ni?os no saben esperar.
–Entre los adolescentes hay cada vez m?s depresiones, intentos de suicidio, autolesiones, violencia sexual... ?Estamos ante la mayor crisis de salud mental?
–Seguramente s?. Por lo que muestran los estudios y las consultas de salud mental, estar?amos en la época en la que los j?venes tienen m?s malestar que nunca. Y eso ocurre en un momento de tanta disponibilidad tecnol?gica y formas de vida m?s c?modas que en el pasado. Las redes sociales no son las causantes, pero s? que exacerban estas problem?ticas. En Estados Unidos, por ejemplo, ya est?n estudiando la manera de prohibir Tik Tok. La experiencia nos dice que un uso abusivo de las redes sociales provoca soledad y eso se traduce a menudo en ansiedad, depresi?n...
–?Qué consejos dar?a a los padres para evitar que sus hijos caigan en estos peligros?
–No es f?cil, porque los padres est?n inmersos en la misma sociedad que sus hijos. Los adultos est?n sometidos a cantidad de tareas que tienen que realizar a la vez y también utilizan las redes sociales como ocio. Entonces, les viene bien tener a sus hijos distra?dos. Mi consejo es que racionalicen el tiempo de uso de las redes sociales. Hay que poner limitaciones de tiempo y de espacio, al igual que no permitimos que se coma en cualquier sitio de la casa. Y a la vez, hay que incrementar las oportunidades de establecer contactos reales. Es t?pico, pero es fundamental apuntarlos a deportes colectivos o a juegos que impliquen m?s relaci?n con los dem?s.
–?A qué edad debe tener un ni?o un m?vil? ?Pueden los padres luchar contra la presi?n social?
–Yo creo que frente a la presi?n social est?n perdidos. No es cuesti?n tampoco de que los padres se resistan a comprarle un m?vil a su hijo y que lo retrasen dos o tres a?os cuando el resto de la clase ya lo tiene. Porque con ello generar?amos otro problema. La clave est? en la regulaci?n tanto a nivel familiar como en el contexto escolar. Es importante no hacer tan dependiente la ense?anza del uso del m?vil. No obstante, en el ?mbito familiar debemos tener presente que los padres ya est?n perdidos en el momento que llevan a sus bebés en el carricoche con un m?vil en la mano. Todo empieza ah?, en el momento que se le est? dando el pecho y la madre est? con una pantalla. O al sentar al bebé en la mesa con un m?vil, ya estamos concediendo a las redes sociales el control de su vida. En este sentido, creo que los padres deber?an asumir m?s responsabilidad.
–Expl?quese.
–Hay un fen?meno relacionado con esto y es que los padres de hoy en d?a tienen miedo de sus hijos, a decirles que no a cosas y que ello les genere traumas o les reprochen que nos les quieren. Esto est? impidiendo que ejerzan la autoridad racional de aquel que tiene la misi?n de educar y que sabe m?s que un ni?o. Si no ponemos l?mites en edades tempranas, pronto todo el espacio de la educaci?n estar? ocupado por el juego en el que est?n inmersos los j?venes hoy. Y las redes sociales tienen mucho de juego. De hecho, quienes las construyeron fueron ingenieros que pasaron su vida en los videojuegos. Estamos, por tanto, inundando nuestra vida de juego cuando seguimos funcionando en el mundo real, en el de siempre.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/marino-perez-alvarez-psicologo-ninos-82017223)
–As? es. Las redes sociales, como su propio nombre sugiere, nos ponen en contacto con m?s gente. Sin embargo, eso ha tra?do un efecto indeseado de m?s soledad, malestar, ansiedad, depresi?n... Esa es una paradoja y la otra est? relacionada con el teléfono m?vil. Es una herramienta para hablar y, en cambio, cada vez se habla menos; se ha perdido la conversaci?n en favor de mensajes abstractos, prefabricados, no naturales, no espont?neos...
Sobre todo esto reflexiona el psic?logo Marino Pérez ?lvarez (Calleras, Tineo, 1952) en su ?ltimo libro: "El individuo flotante" (Ediciones Deusto), que sale a la venta hoy y que ser? presentado este viernes, a las 19.30 horas, en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPA?A. Con este volumen, el catedr?tico jubilado de Psicolog?a de la Personalidad, Evaluaci?n y Tratamientos Psicol?gicos de la Universidad de Oviedo, suma m?s de una veintena de publicaciones. Asegura Pérez que desde que dej? las aulas en 2021, no ha tenido ni siquiera tiempo para pararse a pensar lo mucho o poco que echa de menos la universidad. "El individuo flotante" lleva "cuatro o tres a?os" cociéndose, aunque entr? en el horno hace seis meses. El resultado es un libro que, incluso antes de salir a la luz, "est? suscitando mucho interés", como asegura el autor.
–?El m?vil y las redes sociales nos hacen da?o?
–En principio no tendr?a por qué ser as?. Esta tecnolog?a ofrece cantidad de prestaciones que no podemos pasar por alto. Pero también es verdad que un determinado uso de las redes sociales las convierte en perniciosas. Me refiero a usuarios enganchados, que dedican muchas horas al d?a a estas plataformas. Eso genera un perjuicio doble. Por un lado, va en detrimento de las relaciones reales, del contacto cara a cara. Y por otro, las redes sociales, como dec?a antes, generan relaciones prefabricadas. Los usuarios seleccionan aspectos de su vida que quieren mostrar a los dem?s y los dem?s presentan, a su vez, una imagen filtrada de s? mismos. Como consecuencia de ello, cada uno saca como conclusi?n de que los dem?s son m?s felices que uno mismo. Y eso genera tristeza, pero sobre todo soledad. Cuando desconectas, te das cuenta de que te has quedado solo. Puedes estar conectado con miles de personas y, en cambio, no tener ni un solo amigo; quedarte hospitalizado, por ejemplo, y nadie fue a verte. Las redes sociales est?n construidas de la misma forma que las m?quinas tragaperras y, por eso, nos absorben tanto. Luego est? ese sistema tan perverso de los "likes", que refuerzan la conducta del mirar, de pasar a lo siguiente, de observar si esos "likes" van a m?s, de forma que nunca est?s conforme, porque hay una contabilidad que mide tu aceptaci?n y tu propia estima.
–?Quienes est?n enganchados a las redes sociales son una mayor?a?
–S?, y los que m?s lo est?n son los ni?os y los adolescentes, que nacieron ya en el mundo de las pantallas y las tabletas, que no conocieron el teléfono fijo ni las cabinas telef?nicas ni tampoco han jugado a la comba o al escondite. Son j?venes que dedican a las redes sociales seis o m?s horas al d?a. Pero no solo ellos est?n en esta situaci?n; también muchos adultos. Por eso, hablamos de la muchedumbre online: todos conectados y a la vez todos solos. Solos juntos. Cu?ntas veces hemos visto a grupos de amigos o parejas que cada uno est? con el m?vil. Est?n juntos, pero con conexiones que ya no se est?n dando entre ellos, sino con otras comunidades, que seguramente estén haciendo algo parecido.
–?Qué consecuencias tiene a largo plazo para un ni?o haberle expuesto a las pantallas desde que era un bebé?
–Tiene la consecuencia de que el ni?o va a necesitar continuamente una pantalla en la que se mueva algo delante de él. Es decir, se acostumbran a estar distra?dos, centrifugados, y no toleran el aburrimiento, cuando este favorece la creatividad. Eso genera un efecto directo en la educaci?n, que obliga a los profesores a estar continuamente entreteniendo a los ni?os. Sin embargo, el conocimiento no necesariamente tienen que ser divertido. Eso se ve con la lectura, que tiene un determinado ritmo y para saber lo que ocurre hay que esperar al final, no te lo cuentan al principio. Todo esto tiene mucho que ver con el aumento de los trastornos de la hiperactividad, que no son una enfermedad, sino una forma de vida en la que los ni?os no saben esperar.
–Entre los adolescentes hay cada vez m?s depresiones, intentos de suicidio, autolesiones, violencia sexual... ?Estamos ante la mayor crisis de salud mental?
–Seguramente s?. Por lo que muestran los estudios y las consultas de salud mental, estar?amos en la época en la que los j?venes tienen m?s malestar que nunca. Y eso ocurre en un momento de tanta disponibilidad tecnol?gica y formas de vida m?s c?modas que en el pasado. Las redes sociales no son las causantes, pero s? que exacerban estas problem?ticas. En Estados Unidos, por ejemplo, ya est?n estudiando la manera de prohibir Tik Tok. La experiencia nos dice que un uso abusivo de las redes sociales provoca soledad y eso se traduce a menudo en ansiedad, depresi?n...
–?Qué consejos dar?a a los padres para evitar que sus hijos caigan en estos peligros?
–No es f?cil, porque los padres est?n inmersos en la misma sociedad que sus hijos. Los adultos est?n sometidos a cantidad de tareas que tienen que realizar a la vez y también utilizan las redes sociales como ocio. Entonces, les viene bien tener a sus hijos distra?dos. Mi consejo es que racionalicen el tiempo de uso de las redes sociales. Hay que poner limitaciones de tiempo y de espacio, al igual que no permitimos que se coma en cualquier sitio de la casa. Y a la vez, hay que incrementar las oportunidades de establecer contactos reales. Es t?pico, pero es fundamental apuntarlos a deportes colectivos o a juegos que impliquen m?s relaci?n con los dem?s.
–?A qué edad debe tener un ni?o un m?vil? ?Pueden los padres luchar contra la presi?n social?
–Yo creo que frente a la presi?n social est?n perdidos. No es cuesti?n tampoco de que los padres se resistan a comprarle un m?vil a su hijo y que lo retrasen dos o tres a?os cuando el resto de la clase ya lo tiene. Porque con ello generar?amos otro problema. La clave est? en la regulaci?n tanto a nivel familiar como en el contexto escolar. Es importante no hacer tan dependiente la ense?anza del uso del m?vil. No obstante, en el ?mbito familiar debemos tener presente que los padres ya est?n perdidos en el momento que llevan a sus bebés en el carricoche con un m?vil en la mano. Todo empieza ah?, en el momento que se le est? dando el pecho y la madre est? con una pantalla. O al sentar al bebé en la mesa con un m?vil, ya estamos concediendo a las redes sociales el control de su vida. En este sentido, creo que los padres deber?an asumir m?s responsabilidad.
–Expl?quese.
–Hay un fen?meno relacionado con esto y es que los padres de hoy en d?a tienen miedo de sus hijos, a decirles que no a cosas y que ello les genere traumas o les reprochen que nos les quieren. Esto est? impidiendo que ejerzan la autoridad racional de aquel que tiene la misi?n de educar y que sabe m?s que un ni?o. Si no ponemos l?mites en edades tempranas, pronto todo el espacio de la educaci?n estar? ocupado por el juego en el que est?n inmersos los j?venes hoy. Y las redes sociales tienen mucho de juego. De hecho, quienes las construyeron fueron ingenieros que pasaron su vida en los videojuegos. Estamos, por tanto, inundando nuestra vida de juego cuando seguimos funcionando en el mundo real, en el de siempre.
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