الريــم
01-16-2023, 12:15 PM
Uno de los programas m?s medi?ticos de la televisi?n espa?ola es ‘Cuarto Milenio’, presentado por Iker Jiménez en Cuatro. En su ?ltima edici?n, el espacio abr?a con el caso de una vecina de Bej?s (Castell?n), Pilar Prades, que acab? siendo ajusticiada por garrote vil en 1959, teniendo as? el dudoso honor de ser la ?ltima mujer condenada a muerte en Espa?a. La castellonense, conocida con el sobrenombre de ‘Envenenadora de Valencia’ porque fue en la capital del T?ria donde perpetr? sus fechor?as, ha vuelto as? a la palestra medi?tica pese a que han pasado ya m?s de seis décadas de su ejecuci?n.
Analfabeta y nacida en el municipio del Alto Palancia en 1928 se traslad? con 12 a?os a València para servir en domicilios particulares, una salida laboral habitual para mujeres de entornos rurales de aquella época. Tras cambiar en varias ocasiones de casa finalmente se asent? en la de unos charcuteros, Enrique Vilanova y Adela Pascual. Pilar trabajaba en la casa e incluso atend?a en el mostrador de la charcuter?a. Poco a poco Adela, propietaria de la charcuter?a, fue enfermando hasta que falleci? el 19 de marzo de 1954.
Pese a que a la v?ctima en un primer momento se le diagnostic? gripe, la causa real de fallecimiento no fue otra que el envenenamiento al que estaba siendo sometida por parte de Pilar, que echaba un matahormigas con base de arsénico en su café que le provoc? v?mitos, pérdida de peso y debilidad muscular hasta que finalmente perdi? la vida. Cuentan que cuando Enrique, el due?o de la carnicer?a, volvi? del entierro de su esposa vio a Pilar con los delantales de Adela y la despidi? de inmediato.
Reincidente
La siguiente casa en la que sirvi? Pilar Prades fue la del médico Manuel Berenguer Terraza, y la castellonense intent? repetir operaci?n. Una amiga, Aurelia, serv?a en esta casa como cocinera y fue quien consigui? el empleo para la de Bej?s. Lejos de agradecer el gesto, la posteriormente ejecutada intent? también envenenar a su amiga, que comenz? a mostrar los mismos s?ntomas que anteriormente hab?a sufrido Adela. La due?a de la casa también enferm?, poniendo en alerta al médico, que descubri? el arsénico gracias a una prueba de detecci?n de t?xicos.
El doctor Manuel Berenguer investig? el historial de su criada y comprob? la misteriosa muerte de Adela, propietaria de la casa en la que serv?a anteriormente. Es por ello que se exhum? el cad?ver y se confirm? que también hab?a restos de arsénico, encontrando la polic?a una botella de dicho matahormigas -un veneno que se pod?a adquirir en cualquier droguer?a con el nombre de Diluvi?n- en la habitaci?n de Pilar.
Las pruebas del delito eran por tanto evidentes, pero Pilar no lleg? a confesar jam?s el crimen, por m?s que su abogado le aconsej? que lo hiciera para evitar la condena a muerte. Prades solo lleg? a admitir que en una ocasi?n, a la se?ora Adela, le puso algo de ese l?quido pensando que era az?car, y fue ejecutada a garrote vil.
El verdugo Antonio L?pez Sierra fue el encargado de ejecutar la sentencia de la conocida como envenenadora de Valencia, que aquel 19 de mayo de 1959 contaba con 31 a?os, siendo la ?ltima mujer condenada a muerte en Espa?a. “Me van a desnucar como un conejo, hagan algo”, afirman que suplicaba Pilar Prades a los funcionarios que le trasladaban al lugar de la ejecuci?n. De nada valieron ya sus ruegos y ese fat?dico tornillo entr? por su cervical provoc?ndole la muerte inmediata.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sucesos/caso-pilar-prades-envenenadora-valencia-81235524)
Analfabeta y nacida en el municipio del Alto Palancia en 1928 se traslad? con 12 a?os a València para servir en domicilios particulares, una salida laboral habitual para mujeres de entornos rurales de aquella época. Tras cambiar en varias ocasiones de casa finalmente se asent? en la de unos charcuteros, Enrique Vilanova y Adela Pascual. Pilar trabajaba en la casa e incluso atend?a en el mostrador de la charcuter?a. Poco a poco Adela, propietaria de la charcuter?a, fue enfermando hasta que falleci? el 19 de marzo de 1954.
Pese a que a la v?ctima en un primer momento se le diagnostic? gripe, la causa real de fallecimiento no fue otra que el envenenamiento al que estaba siendo sometida por parte de Pilar, que echaba un matahormigas con base de arsénico en su café que le provoc? v?mitos, pérdida de peso y debilidad muscular hasta que finalmente perdi? la vida. Cuentan que cuando Enrique, el due?o de la carnicer?a, volvi? del entierro de su esposa vio a Pilar con los delantales de Adela y la despidi? de inmediato.
Reincidente
La siguiente casa en la que sirvi? Pilar Prades fue la del médico Manuel Berenguer Terraza, y la castellonense intent? repetir operaci?n. Una amiga, Aurelia, serv?a en esta casa como cocinera y fue quien consigui? el empleo para la de Bej?s. Lejos de agradecer el gesto, la posteriormente ejecutada intent? también envenenar a su amiga, que comenz? a mostrar los mismos s?ntomas que anteriormente hab?a sufrido Adela. La due?a de la casa también enferm?, poniendo en alerta al médico, que descubri? el arsénico gracias a una prueba de detecci?n de t?xicos.
El doctor Manuel Berenguer investig? el historial de su criada y comprob? la misteriosa muerte de Adela, propietaria de la casa en la que serv?a anteriormente. Es por ello que se exhum? el cad?ver y se confirm? que también hab?a restos de arsénico, encontrando la polic?a una botella de dicho matahormigas -un veneno que se pod?a adquirir en cualquier droguer?a con el nombre de Diluvi?n- en la habitaci?n de Pilar.
Las pruebas del delito eran por tanto evidentes, pero Pilar no lleg? a confesar jam?s el crimen, por m?s que su abogado le aconsej? que lo hiciera para evitar la condena a muerte. Prades solo lleg? a admitir que en una ocasi?n, a la se?ora Adela, le puso algo de ese l?quido pensando que era az?car, y fue ejecutada a garrote vil.
El verdugo Antonio L?pez Sierra fue el encargado de ejecutar la sentencia de la conocida como envenenadora de Valencia, que aquel 19 de mayo de 1959 contaba con 31 a?os, siendo la ?ltima mujer condenada a muerte en Espa?a. “Me van a desnucar como un conejo, hagan algo”, afirman que suplicaba Pilar Prades a los funcionarios que le trasladaban al lugar de la ejecuci?n. De nada valieron ya sus ruegos y ese fat?dico tornillo entr? por su cervical provoc?ndole la muerte inmediata.
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