الريــم
01-14-2023, 12:50 PM
"Hay un papel que dice que los ni?os tenemos derecho a tener una casa ?verdad? ?Por qué nos tenemos que ir? ?Por qué no podemos vivir aqu??", se pregunta ?strid Feliz Rojas, una ni?a de 12 a?os que este viernes por la ma?ana ha sido desahuciada del piso de Barcelona donde viv?a con su madre y sus tres hermanos de 13, 11 y 10 a?os. Los han desalojado los Mossos d'Esquadra. El piso, ocupado, es propiedad de Global Licata SA, el fondo de inversi?n que gestiona las viviendas del Banco Santander. A pesar de las propuestas de los Servicios Sociales, los ni?os han salido de su casa entre llantos y portando dos mochilas. "Una para las cosas del cole. La otra con la ropa y nuestras cosas. Pero no se d?nde iremos. ?Mam?, qué haremos?", dice la ni?a.
Sobran las palabras. Aqu? solo hay llantos. Rosaura y Nickol, de 11 y 10 a?os, tienen los mofletes empapados en l?grimas. Miran al suelo, cogen unas maletas de color rosa y azul, con dibujos animados y de princesas, y salen cabizbajas por la puerta de su casa, donde dos agentes de los Mossos les piden que abandonen su hogar. La ?ltima dejar la casa es ?strid, que pide a alg?n adulto que descuelgue una foto antigua en la pared donde aparecen los cuatro hermanos. Con las prisas, el estrés, y el aparente estado de ansiedad de su madre, la foto se queda all?.
La ni?a coge sus dos mochilas y sale con el resto de su familia. En la calle, de nada han servido las proclamas de los vecinos. Todos tienen el coraz?n en un pu?o y los ojos entelados. "Estos ni?os han perdido el curso". Es la una del mediod?a y nadie ha podido evitar que cuatro menores se queden sin casa. Est?n en lista de espera para un piso de alquiler social.
Otro desalojo en el barrio
Su historia es una de tantas. Solo este viernes, en el barrio de Ciutat Meridiana, un total de seis menores han sido desahuciados. Sus padres, v?ctimas de la pobreza y los elevados precios del alquiler, no pueden darles un techo. Lo cuenta Rakelvis Rojas, madre de estos cuatro ni?os. Lleva varios a?os en paro y sobrevive de las ayudas sociales. La familia viv?a en una habitaci?n en Santa Coloma de Gramanet hasta 2019. "Nos sali? este piso y vine, aquello era imposible", dice. La madre pens? que la vivienda era de alquiler. Pero no, estaban ocupando. Los ni?os a?n recuerdan aquel junio. "El piso estaba asqueroso, lleno de pelos de perro, cucarachas...", cuenta ?strid. "Nos pusimos a limpiar y a pintarlo entre todos", a?ade Nickol.
Miedo y tristeza
A las nueve de la ma?ana, los ni?os esperan sentaditos en el sof? mirando la tele. "No hemos ido al cole porque nos van a desahuciar. Vienen los polic?as y te sacan a la fuerza", describe ?strid, con una claridad que asusta. Las m?s peque?as, Nickol y Rosaura, dicen que tienen miedo. "No tendremos donde dormir", a?ade Rosaura. Este es su tercer desahucio. Francis, de 13 a?os, es el hermano mayor. "Miedo no tengo, no nos van a matar. Pero me pongo muy triste. No quiero pensarlo", afirma. Los ni?os prefieren hablar de lo que les gusta. Al adolescente, los videojuegos y la m?sica. A la mediana, las extraescolares de m?sica y teatro. En sus cuartos guardan varias mochilas y maletas. En unas hay los libros de texto y libretas de la escuela. En las otras, todo de lo que no quieren desprenderse. "Calcetines, bragas, bambas, camisetas, ch?ndales... y cosas que nos gustan", cuenta ?strid. Francis quiere conservar una colonia y una gorra. ?strid, un reloj del Real Madrid.
Poco antes de las diez de la ma?ana, la casa se llena de mujeres. Son las educadoras de la asociaci?n Ubuntu, donde los ni?os acuden para realizar actividades socioeducativas. "Estamos aqu? para ayudar a Rakelvis y a los ni?os. Darles apoyo. Esto es indecente, que estos ni?os tengan que pasar por esto... ??As? se protegen los derechos de los menores?!", implora Vanesa Espa??, coordinadora de la entidad. Las educadoras llenan el sal?n de risas. Montan un bingo improvisado para distraer a los peque?os.
A las once de la ma?ana llega un equipo de mediadores de los Mossos d'Esquadra. Piden que bajen los ni?os. "Les he dicho: 'Hola, no nos echéis'", dice Nickol. La puerta del edificio se va llenando de vecinos que quieren dar su apoyo para evitar el desalojo. Entre ellos est? Santiago Jiménez, presidente de la comunidad. "Esta familia no nos ha dado ni un solo problema. A m? me ayudan con mi madre y yo les ayudo con los deberes. Especialmente a Francis, es un ni?o muy especial", explica. También se presentan varios pol?ticos y un diputado de ERC.
Negociaciones
Media hora m?s tarde llegan los trabajadores sociales del Ayuntamiento. En la calle empiezan unas negociaciones que demuestran que ni las leyes ni los servicios p?blicos son capaces de garantizar un techo para estos ni?os. De banda sonora, los gritos de las vecinas. "Este desahucio, lo vamos a parar". Las trabajadoras sociales proponen una alternativa. "Ella pagar? 350 euros de alquiler y la Agència de l'Habitatge pondr? el resto". El procurador, representante de la propiedad, se enfada. "Habéis tenido meses para hacernos alguna propuesta y la hacéis as?, a ?ltima hora", se queja. El diputado nombra un par de leyes parlamentarias que podr?an impedir este desahucio. "?Y usted quién es? El juez ha dicho que el desahucio se hace, eso d?gaselo al juez", le responde el representante de la empresa. Al fin, no accede el pacto. "Haremos el desahucio s? o s?".
Dentro de la casa, los ni?os se van poniendo nerviosos. Francis se distrae con la consola pero no sabe qué hacer. "Han dejado de gritar, eso es malo", dice. Las ni?as se postran en las ventanas del balc?n y la cocina. Cuando ven llegar las ocho furgonetas de los antidisturbios, se asustan y empiezan los sollozos. Poco después aparece la madre. "Nos tenemos que ir, no quieren negociar". Le tiemblan las piernas y la voz. "?C?mo puede ser! ?Parece que mis hijos no merecen nada!", grita, desesperada, entre l?grimas.
"Ni?os, nos vamos"
Los ni?os abrazan a la madre, asustados. Lloran. Gritan. Abren las mochilas y las cierran. Se abrazan. Buscan y rebuscan cosas que no quieren perder. "?Te han hecho da?o??Qué haremos mam?, qué haremos?", dice ?strid. Francis acompa?a a su madre y trata de calmar los ?nimos. Las peque?as no pueden dejar de llorar. A la desesperada, colocan una madera frente a la puerta. A la una menos cinco, un agente de los Mossos les pide que se vayan. "No nos iremos", responde la madre. Diez minutos después, asume que no quiere que sus hijos vean ning?n tipo de violencia. "Ni?os, nos vamos".
Los cuatro hermanos pisan la calle y no saben d?nde ir. Las educadoras de Ubuntu los llevan hasta su local, mientras la madre se queda negociando con los servicios sociales qué hace con todos los muebles. "Francis ha perdido el curso", pronostica el vecino, muy afectado. Los ni?os pasar?n la noche en casa de una amiga. La madre no quiere llevarlos a una pensi?n, como proponen los servicios sociales. "Seguramente volveré a ocupar. Si hace falta pago un piso de 800 euros, pero es que te piden unas fianzas que no tengo", cuenta. Justo en aquel mismo momento, a escasos metros de esa vivienda, se ejecuta otro desahucio. "Dos ni?os: uno de 2 y el otro de 10 a?os. A la calle. Y a todo el mundo le da igual. Se acaba la Navidad y vuelven los llantos. Es desesperante", se queja Filiberto Bravo, presidente de la asociaci?n de vecinos de Ciutat Meridiana.
Los hermanos llegan al centro social y se ponen a jugar. En la sala, donde dejan sus ocho mochilas, ya hay varias cajas de un desahucio similar que se ejecut? el miércoles pasado. Les ofrecen algo de comida, son ya las dos del mediod?a. Con unas letras de pl?stico, escriben el lema de la asociaci?n. "Jo soc perquè tu ets". Y ?strid les suelta. "Vosotras sois mis compa?eras de las batallas que jam?s hayas podido imaginar". La sala enmudece. La batalla de este viernes la han perdido.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/cronica-desahucio-ninos-ahora-mama-81165689)
Sobran las palabras. Aqu? solo hay llantos. Rosaura y Nickol, de 11 y 10 a?os, tienen los mofletes empapados en l?grimas. Miran al suelo, cogen unas maletas de color rosa y azul, con dibujos animados y de princesas, y salen cabizbajas por la puerta de su casa, donde dos agentes de los Mossos les piden que abandonen su hogar. La ?ltima dejar la casa es ?strid, que pide a alg?n adulto que descuelgue una foto antigua en la pared donde aparecen los cuatro hermanos. Con las prisas, el estrés, y el aparente estado de ansiedad de su madre, la foto se queda all?.
La ni?a coge sus dos mochilas y sale con el resto de su familia. En la calle, de nada han servido las proclamas de los vecinos. Todos tienen el coraz?n en un pu?o y los ojos entelados. "Estos ni?os han perdido el curso". Es la una del mediod?a y nadie ha podido evitar que cuatro menores se queden sin casa. Est?n en lista de espera para un piso de alquiler social.
Otro desalojo en el barrio
Su historia es una de tantas. Solo este viernes, en el barrio de Ciutat Meridiana, un total de seis menores han sido desahuciados. Sus padres, v?ctimas de la pobreza y los elevados precios del alquiler, no pueden darles un techo. Lo cuenta Rakelvis Rojas, madre de estos cuatro ni?os. Lleva varios a?os en paro y sobrevive de las ayudas sociales. La familia viv?a en una habitaci?n en Santa Coloma de Gramanet hasta 2019. "Nos sali? este piso y vine, aquello era imposible", dice. La madre pens? que la vivienda era de alquiler. Pero no, estaban ocupando. Los ni?os a?n recuerdan aquel junio. "El piso estaba asqueroso, lleno de pelos de perro, cucarachas...", cuenta ?strid. "Nos pusimos a limpiar y a pintarlo entre todos", a?ade Nickol.
Miedo y tristeza
A las nueve de la ma?ana, los ni?os esperan sentaditos en el sof? mirando la tele. "No hemos ido al cole porque nos van a desahuciar. Vienen los polic?as y te sacan a la fuerza", describe ?strid, con una claridad que asusta. Las m?s peque?as, Nickol y Rosaura, dicen que tienen miedo. "No tendremos donde dormir", a?ade Rosaura. Este es su tercer desahucio. Francis, de 13 a?os, es el hermano mayor. "Miedo no tengo, no nos van a matar. Pero me pongo muy triste. No quiero pensarlo", afirma. Los ni?os prefieren hablar de lo que les gusta. Al adolescente, los videojuegos y la m?sica. A la mediana, las extraescolares de m?sica y teatro. En sus cuartos guardan varias mochilas y maletas. En unas hay los libros de texto y libretas de la escuela. En las otras, todo de lo que no quieren desprenderse. "Calcetines, bragas, bambas, camisetas, ch?ndales... y cosas que nos gustan", cuenta ?strid. Francis quiere conservar una colonia y una gorra. ?strid, un reloj del Real Madrid.
Poco antes de las diez de la ma?ana, la casa se llena de mujeres. Son las educadoras de la asociaci?n Ubuntu, donde los ni?os acuden para realizar actividades socioeducativas. "Estamos aqu? para ayudar a Rakelvis y a los ni?os. Darles apoyo. Esto es indecente, que estos ni?os tengan que pasar por esto... ??As? se protegen los derechos de los menores?!", implora Vanesa Espa??, coordinadora de la entidad. Las educadoras llenan el sal?n de risas. Montan un bingo improvisado para distraer a los peque?os.
A las once de la ma?ana llega un equipo de mediadores de los Mossos d'Esquadra. Piden que bajen los ni?os. "Les he dicho: 'Hola, no nos echéis'", dice Nickol. La puerta del edificio se va llenando de vecinos que quieren dar su apoyo para evitar el desalojo. Entre ellos est? Santiago Jiménez, presidente de la comunidad. "Esta familia no nos ha dado ni un solo problema. A m? me ayudan con mi madre y yo les ayudo con los deberes. Especialmente a Francis, es un ni?o muy especial", explica. También se presentan varios pol?ticos y un diputado de ERC.
Negociaciones
Media hora m?s tarde llegan los trabajadores sociales del Ayuntamiento. En la calle empiezan unas negociaciones que demuestran que ni las leyes ni los servicios p?blicos son capaces de garantizar un techo para estos ni?os. De banda sonora, los gritos de las vecinas. "Este desahucio, lo vamos a parar". Las trabajadoras sociales proponen una alternativa. "Ella pagar? 350 euros de alquiler y la Agència de l'Habitatge pondr? el resto". El procurador, representante de la propiedad, se enfada. "Habéis tenido meses para hacernos alguna propuesta y la hacéis as?, a ?ltima hora", se queja. El diputado nombra un par de leyes parlamentarias que podr?an impedir este desahucio. "?Y usted quién es? El juez ha dicho que el desahucio se hace, eso d?gaselo al juez", le responde el representante de la empresa. Al fin, no accede el pacto. "Haremos el desahucio s? o s?".
Dentro de la casa, los ni?os se van poniendo nerviosos. Francis se distrae con la consola pero no sabe qué hacer. "Han dejado de gritar, eso es malo", dice. Las ni?as se postran en las ventanas del balc?n y la cocina. Cuando ven llegar las ocho furgonetas de los antidisturbios, se asustan y empiezan los sollozos. Poco después aparece la madre. "Nos tenemos que ir, no quieren negociar". Le tiemblan las piernas y la voz. "?C?mo puede ser! ?Parece que mis hijos no merecen nada!", grita, desesperada, entre l?grimas.
"Ni?os, nos vamos"
Los ni?os abrazan a la madre, asustados. Lloran. Gritan. Abren las mochilas y las cierran. Se abrazan. Buscan y rebuscan cosas que no quieren perder. "?Te han hecho da?o??Qué haremos mam?, qué haremos?", dice ?strid. Francis acompa?a a su madre y trata de calmar los ?nimos. Las peque?as no pueden dejar de llorar. A la desesperada, colocan una madera frente a la puerta. A la una menos cinco, un agente de los Mossos les pide que se vayan. "No nos iremos", responde la madre. Diez minutos después, asume que no quiere que sus hijos vean ning?n tipo de violencia. "Ni?os, nos vamos".
Los cuatro hermanos pisan la calle y no saben d?nde ir. Las educadoras de Ubuntu los llevan hasta su local, mientras la madre se queda negociando con los servicios sociales qué hace con todos los muebles. "Francis ha perdido el curso", pronostica el vecino, muy afectado. Los ni?os pasar?n la noche en casa de una amiga. La madre no quiere llevarlos a una pensi?n, como proponen los servicios sociales. "Seguramente volveré a ocupar. Si hace falta pago un piso de 800 euros, pero es que te piden unas fianzas que no tengo", cuenta. Justo en aquel mismo momento, a escasos metros de esa vivienda, se ejecuta otro desahucio. "Dos ni?os: uno de 2 y el otro de 10 a?os. A la calle. Y a todo el mundo le da igual. Se acaba la Navidad y vuelven los llantos. Es desesperante", se queja Filiberto Bravo, presidente de la asociaci?n de vecinos de Ciutat Meridiana.
Los hermanos llegan al centro social y se ponen a jugar. En la sala, donde dejan sus ocho mochilas, ya hay varias cajas de un desahucio similar que se ejecut? el miércoles pasado. Les ofrecen algo de comida, son ya las dos del mediod?a. Con unas letras de pl?stico, escriben el lema de la asociaci?n. "Jo soc perquè tu ets". Y ?strid les suelta. "Vosotras sois mis compa?eras de las batallas que jam?s hayas podido imaginar". La sala enmudece. La batalla de este viernes la han perdido.
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