الريــم
01-14-2023, 12:50 PM
Quienes hayan notado que desde hace un tiempo les cuesta m?s concentrarse en leer un libro, ver una pel?cula, seguir el hilo de un argumento complejo, o, en definitiva, centrar su atenci?n en algo durante un periodo m?s o menos prolongado, deben saber que no est?n solos. Y también que no deben culpar de ello a su falta de voluntad, aunque s? preocuparse de forma activa por solucionarlo, si es lo que quieren. Esos son el punto de partida y la principal conclusi?n que ofrece 'El valor de la atenci?n' (Pen?nsula), el nuevo libro del periodista brit?nico Johann Hari, que ha salido a la venta esta semana.
Hari no es el ?nico que concibe la pérdida de la capacidad de atenci?n como un problema social de primer orden, en la l?nea del cambio clim?tico o el resto de grandes desaf?os de nuestros d?as. Toda una serie de pedagogos, psic?logos y neur?logos llevan tiempo alertando sobre la perniciosa influencia que ejercen determinados avances tecnol?gicos -sobre todo relacionados con las redes sociales- en los cerebros y el comportamiento de las personas. Adem?s de con el déficit de atenci?n, los relacionan con la dificultad para las relaciones sociales, con los transtornos del sue?o o con el empobrecimiento del lenguaje, entre otros.
Pero Johann Hari va bastante m?s all? en su ?ltimo libro. Este periodista, que se ha convertido en referente para una parte de la izquierda anglosajona -'El valor de la atenci?n' ha recibido elogios entusiastas de Hillary Clinton, Naomi Klein o Stephen Fry, por ejemplo-, cuenta c?mo un viaje inici?tico con su sobrino adolescente constituy? el germen de su ?ltimo trabajo. Ambos fueron a Graceland, la mansi?n de Elvis Presley, donde constataron por ejemplo que la gente prefer?a mirar en su iPad las habitaciones de la casa que contemplarlas directamente, o que su sobrino era incapaz de dejar de enviar mensajes.
"Escrib? este libro por una raz?n muy personal. Pod?a sentir que mi propia capacidad para concentrarme y prestar atenci?n estaba empeorando. Cosas importantes para m?, como leer libros, se estaban volviendo cada vez m?s dif?ciles", escribe Hari. Tras el viaje a Graceland, el periodista se desplaz? por todo el mundo para entrevistar a m?s de 200 expertos en atenci?n y enfoque para averiguar por qué est?n colapsando las aptitudes para el pensamiento profundo.
Uno de esos expertos, el neurocient?fico del MIT Earl Miller, le explic? por ejemplo que estamos viviendo "una tormenta perfecta de degradaci?n cognitiva", y que no es verdad que algunas personas, en contra de lo que cree "el adolescente promedio", puedan prestar atenci?n a seis o siete cosas a la vez, porque "el cerebro humano solo puede pensar conscientemente en una o dos cosas al mismo tiempo".
Adem?s, contin?a el autor de 'El valor de la atenci?n' citando estudios cient?ficos, la deriva actual provoca que los adolescentes cambien de tarea cada 65 segundos, un tiempo que se ampl?a solo hasta los tres minutos en el caso de los adultos que trabajan en una oficina
Una caja fuerte para el m?vil
M?s all? del bombardeo tecnol?gico, Hari identifica como causas de esa pérdida del poder de concentraci?n el aumento del cansando f?sico y mental o del estrés, el empeoramiento de las dietas, el aumento de la contaminaci?n o la organizaci?n actual de las escuelas. Y propone algunas soluciones individuales, adem?s de las sistémicas, que él mismo aplica.
Entre ellas, usa una especie de caja fuerte con temporizador para impedirse usar el m?vil, se esfuerza por dejar divagar la mente, se obliga a dormir ocho horas o se desconecta de las redes sociales seis meses al a?o. "Twitter es una total pérdida de tiempo", dice contra quienes piensan que es una herramienta esencial hoy en d?a para los periodistas. "Después de este mes, estaré fuera de Twitter durante todo 2022", insiste en conversaci?n con este diario por correo electr?nico.
Las reflexiones de Hari complementan las de una serie de autores que llevan a?os alertando espec?ficamente sobre los peligros de la tecnolog?a. Uno de ellos es el divulgador Diego Hidalgo, que avisa de que "cuanto m?s tiempo se pase en las redes sociales, m?s opciones tienen las empresas que las gestionan de convertir la atenci?n de esos usuarios en dinero" mediante impactos publicitarios, por ejemplo.
El autor de 'Anestesiados: la humanidad bajo el imperio de la tecnolog?a' a?ade que la cantidad de informaci?n que esas aplicaciones recaban de quienes las utilizan les permiten trazar perfiles muy pormenorizados de esas personas, preferencias pol?ticas incluidas. "Esos productos est?n dise?ados deliberadamente para capturar y mantener la atenci?n al m?ximo, porque esas empresas ganan dinero con cada minuto que estés all?. Los ingenieros m?s inteligentes del mundo del mundo dedican todo el d?a a averiguar c?mo hacer que sigas all?, porque tu distracci?n es su combustible", incide en esa idea también Hari.
Envejecimiento y falta de concentraci?n
Tanto Hari como Hidalgo admiten que pueden buscarse precedentes de la situaci?n actual en el pasado. Hari recuerda por ejemplo que "hace casi un milenio, hab?a monjes medievales que se quejaban por escrito de que, ellos también, sufr?an problemas de atenci?n", y que "a medida que los seres humanos envejecen, se concentran menos y se convencen de que se trata de un problema del mundo, y no de que sus mentes van perdiendo facultades". Pero opone multitud de estudios que constatan que la afectaci?n actual a la capacidad de concentraci?n en todas las edades no tiene parang?n.
En cuanto a Hidalgo, diferencia la situaci?n de hoy a la que se produjo, por ejemplo, con el boom de la televisi?n en la segunda mitad del siglo pasado: "En la tele hay una diferenciaci?n mucho m?s clara entre el contenido que queremos ver y los anuncios, durante los cuales el telespectador puede activar su escudo. Adem?s, las notificaciones de programas como Whatsapp provocan peque?as descargas de dopamina que provocan que el usuario tenga que volver cada cierto tiempo a por m?s".
De hecho, hace unos d?as se conoci? la noticia de que los colegios p?blicos de la ciudad de Seattle (EEUU) denunciaron a plataformas como TikTok, Instagram, Facebook o YouTube por la ansiedad y otros trastornos de salud mental que generan en los j?venes. Quieren que estos programas cambien su manera de funcionar para que dejen de incitar a sus usuarios a buscar constantes recompensas. "Personas que trabajan en el coraz?n de la m?quina de Silicon Valley me explicaron que podr?amos tener toda la tecnolog?a actual, pero que no estuviera dise?ada para piratear e invadir nuestra atenci?n. Pero las empresas tecnol?gicas no har?n eso por s? solas, debemos hacer que lo hagan", abunda Hari.
No tenemos por qué vivir as?. El placer de concentrarte realmente es mucho mayor que el placer de recibir la siguiente notificaci?n de mierda en tu teléfono
"Tenemos que ir a la ofensiva contra las fuerzas que nos est?n haciendo esto. Necesitamos cambiar la forma en que funcionan las oficinas y las escuelas de nuestros hijos. Necesitamos enfrentarnos a la industria alimentaria y regular la gran tecnolog?a", resume Hari. En su opini?n, es un "problema sistémico" con el que "si queremos, podemos lidiar". "No tenemos por qué vivir as?. El placer de concentrarte realmente es mucho mayor que el placer de recibir la siguiente notificaci?n de mierda en tu teléfono", zanja.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/robado-capacidad-concentracion-luchar-colapso-81166146)
Hari no es el ?nico que concibe la pérdida de la capacidad de atenci?n como un problema social de primer orden, en la l?nea del cambio clim?tico o el resto de grandes desaf?os de nuestros d?as. Toda una serie de pedagogos, psic?logos y neur?logos llevan tiempo alertando sobre la perniciosa influencia que ejercen determinados avances tecnol?gicos -sobre todo relacionados con las redes sociales- en los cerebros y el comportamiento de las personas. Adem?s de con el déficit de atenci?n, los relacionan con la dificultad para las relaciones sociales, con los transtornos del sue?o o con el empobrecimiento del lenguaje, entre otros.
Pero Johann Hari va bastante m?s all? en su ?ltimo libro. Este periodista, que se ha convertido en referente para una parte de la izquierda anglosajona -'El valor de la atenci?n' ha recibido elogios entusiastas de Hillary Clinton, Naomi Klein o Stephen Fry, por ejemplo-, cuenta c?mo un viaje inici?tico con su sobrino adolescente constituy? el germen de su ?ltimo trabajo. Ambos fueron a Graceland, la mansi?n de Elvis Presley, donde constataron por ejemplo que la gente prefer?a mirar en su iPad las habitaciones de la casa que contemplarlas directamente, o que su sobrino era incapaz de dejar de enviar mensajes.
"Escrib? este libro por una raz?n muy personal. Pod?a sentir que mi propia capacidad para concentrarme y prestar atenci?n estaba empeorando. Cosas importantes para m?, como leer libros, se estaban volviendo cada vez m?s dif?ciles", escribe Hari. Tras el viaje a Graceland, el periodista se desplaz? por todo el mundo para entrevistar a m?s de 200 expertos en atenci?n y enfoque para averiguar por qué est?n colapsando las aptitudes para el pensamiento profundo.
Uno de esos expertos, el neurocient?fico del MIT Earl Miller, le explic? por ejemplo que estamos viviendo "una tormenta perfecta de degradaci?n cognitiva", y que no es verdad que algunas personas, en contra de lo que cree "el adolescente promedio", puedan prestar atenci?n a seis o siete cosas a la vez, porque "el cerebro humano solo puede pensar conscientemente en una o dos cosas al mismo tiempo".
Adem?s, contin?a el autor de 'El valor de la atenci?n' citando estudios cient?ficos, la deriva actual provoca que los adolescentes cambien de tarea cada 65 segundos, un tiempo que se ampl?a solo hasta los tres minutos en el caso de los adultos que trabajan en una oficina
Una caja fuerte para el m?vil
M?s all? del bombardeo tecnol?gico, Hari identifica como causas de esa pérdida del poder de concentraci?n el aumento del cansando f?sico y mental o del estrés, el empeoramiento de las dietas, el aumento de la contaminaci?n o la organizaci?n actual de las escuelas. Y propone algunas soluciones individuales, adem?s de las sistémicas, que él mismo aplica.
Entre ellas, usa una especie de caja fuerte con temporizador para impedirse usar el m?vil, se esfuerza por dejar divagar la mente, se obliga a dormir ocho horas o se desconecta de las redes sociales seis meses al a?o. "Twitter es una total pérdida de tiempo", dice contra quienes piensan que es una herramienta esencial hoy en d?a para los periodistas. "Después de este mes, estaré fuera de Twitter durante todo 2022", insiste en conversaci?n con este diario por correo electr?nico.
Las reflexiones de Hari complementan las de una serie de autores que llevan a?os alertando espec?ficamente sobre los peligros de la tecnolog?a. Uno de ellos es el divulgador Diego Hidalgo, que avisa de que "cuanto m?s tiempo se pase en las redes sociales, m?s opciones tienen las empresas que las gestionan de convertir la atenci?n de esos usuarios en dinero" mediante impactos publicitarios, por ejemplo.
El autor de 'Anestesiados: la humanidad bajo el imperio de la tecnolog?a' a?ade que la cantidad de informaci?n que esas aplicaciones recaban de quienes las utilizan les permiten trazar perfiles muy pormenorizados de esas personas, preferencias pol?ticas incluidas. "Esos productos est?n dise?ados deliberadamente para capturar y mantener la atenci?n al m?ximo, porque esas empresas ganan dinero con cada minuto que estés all?. Los ingenieros m?s inteligentes del mundo del mundo dedican todo el d?a a averiguar c?mo hacer que sigas all?, porque tu distracci?n es su combustible", incide en esa idea también Hari.
Envejecimiento y falta de concentraci?n
Tanto Hari como Hidalgo admiten que pueden buscarse precedentes de la situaci?n actual en el pasado. Hari recuerda por ejemplo que "hace casi un milenio, hab?a monjes medievales que se quejaban por escrito de que, ellos también, sufr?an problemas de atenci?n", y que "a medida que los seres humanos envejecen, se concentran menos y se convencen de que se trata de un problema del mundo, y no de que sus mentes van perdiendo facultades". Pero opone multitud de estudios que constatan que la afectaci?n actual a la capacidad de concentraci?n en todas las edades no tiene parang?n.
En cuanto a Hidalgo, diferencia la situaci?n de hoy a la que se produjo, por ejemplo, con el boom de la televisi?n en la segunda mitad del siglo pasado: "En la tele hay una diferenciaci?n mucho m?s clara entre el contenido que queremos ver y los anuncios, durante los cuales el telespectador puede activar su escudo. Adem?s, las notificaciones de programas como Whatsapp provocan peque?as descargas de dopamina que provocan que el usuario tenga que volver cada cierto tiempo a por m?s".
De hecho, hace unos d?as se conoci? la noticia de que los colegios p?blicos de la ciudad de Seattle (EEUU) denunciaron a plataformas como TikTok, Instagram, Facebook o YouTube por la ansiedad y otros trastornos de salud mental que generan en los j?venes. Quieren que estos programas cambien su manera de funcionar para que dejen de incitar a sus usuarios a buscar constantes recompensas. "Personas que trabajan en el coraz?n de la m?quina de Silicon Valley me explicaron que podr?amos tener toda la tecnolog?a actual, pero que no estuviera dise?ada para piratear e invadir nuestra atenci?n. Pero las empresas tecnol?gicas no har?n eso por s? solas, debemos hacer que lo hagan", abunda Hari.
No tenemos por qué vivir as?. El placer de concentrarte realmente es mucho mayor que el placer de recibir la siguiente notificaci?n de mierda en tu teléfono
"Tenemos que ir a la ofensiva contra las fuerzas que nos est?n haciendo esto. Necesitamos cambiar la forma en que funcionan las oficinas y las escuelas de nuestros hijos. Necesitamos enfrentarnos a la industria alimentaria y regular la gran tecnolog?a", resume Hari. En su opini?n, es un "problema sistémico" con el que "si queremos, podemos lidiar". "No tenemos por qué vivir as?. El placer de concentrarte realmente es mucho mayor que el placer de recibir la siguiente notificaci?n de mierda en tu teléfono", zanja.
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