الريــم
01-10-2023, 09:53 AM
Trepa hasta la trinchera. No tiembla, sujeta firmemente el fusil. No tiene miedo. Se trata de la fil?sofa parisina Simone Weil (1909-1943), que con 27 a?os, en agosto de 1936, se plant? en el frente de Arag?n para unirse a la Columna Durruti y defender la Rep?blica del golpe de estado fascista. De ideas pacifistas, para ella, "escribir, pensar, actuar" eran una misma cosa. "La guerra no me gusta pero lo que m?s me indigna de ella es la actitud de los que se cruzan de brazos" escribir?a. Y as?, lleg? a Barcelona en tren desde Portbou. En su maleta de cuero marr?n llevaba "un jersey de invierno, dos camisas gruesas, cinco cajetillas de Gauloises, unos lapiceros bien afilados, un cuaderno de notas y una cazadora", escribe el francés Adrien Bosc (Avi??n, 1986) en ‘La columna’ (Tusquets / Univers), novela documental en la que sigue los pasos de la escritora por la Guerra Civil espa?ola.
Weil pas? 45 d?as en Espa?a, en un grupo de unos 20 milicianos, hasta que un inoportuno accidente -tras un bombardeo, al salir de una trinchera meti? el pie en una gran sartén de aceite hirviendo- la oblig? a volver a retaguardia para curar una quemadura que amenazaba gangrena.
En sus cartas, intent? tranquilizar a sus padres asegur?ndoles que iba a Espa?a como periodista. Y les envi? una de las instant?neas que le hizo un fot?grafo callejero en aquella convulsa y revolucionaria Barcelona, frente a una sede del POUM, donde se hab?a reunido con uno de sus l?deres, Juli?n Gorkin. Pos? con el fusil al hombro y enfundada en el mono de mec?nico que le dieron como uniforme, con alpargatas y pa?uelo rojo y negro, antes de dirigirse a la zona de combate. "Pide que la env?en como esp?a tras las l?neas enemigas, aunque ella no es espa?ola ni habla el idioma, y a veces se olvidaba de la realidad de los combates", explica en entrevista Bosc, que no cree que fuera una insensata. "Su coraje fue grande, su compromiso absoluto, su voluntad y determinaci?n, muy claras, y su sacrificio, real. Ella eligi? luchar a pesar del peligro, y siempre estuvo del lado de los débiles", recalca.
La carnicer?a nacional en Mallorca
‘La columna’, explica el autor, "forma parte de un ciclo de tres libros, donde encontramos objetos que viajan en el tiempo. Existe una fascinaci?n ligada al hecho de hallar un objeto perdido, olvidado, desconocido, que trastorna el curso del presente". En su primer t?tulo, ‘Constellation’, era la voluta de un viol?n; en ‘Capitaine’, unas fotos supuestamente destruidas. En ‘La columna’ es la historia de una carta que Weil envi? al escritor cat?lico y conservador Georges Bernanos y que se descubri? cuando él muri?, en 1948. "La hab?a llevado en su cartera, de chaqueta en chaqueta durante diez a?os de exilio. La ausencia de respuesta, o m?s bien, la elocuencia de la presencia de la carta tan cercana a él, es la historia que cuento".
Aunque inicialmente en bandos distintos, Weil, desenga?ada por los desmanes y la deriva autoritaria de muchos anarquistas, escribi? a Bernanos tras leer ‘Los grandes cementerios bajo la luna’, con el que este quiso dar a conocer a los franceses "la abominable realidad de esa guerra fratricida". "Ella tuvo la impresi?n de encontrar en ese libro a un hermano en el pensamiento, a un compa?ero que caminaba también en el territorio de la verdad. El hecho de que Bernanos fuera un falangista convencido, que su propio hijo se uniera a la Falange en Mallorca, y que desde finales del verano del 36 denunciara las represalias y abusos de los nacionales en la isla y en todas partes, es el ejemplo mismo de esta ética", opina Bosc.
Weil escribe a Bernanos sobre la corrupci?n de la fuerza (c?mo la guerra por s? misma, su violencia, su brutalidad corrompe, transforma)
Seg?n el autor, Weil formula varias ideas en aquella carta. "La corrupci?n de la fuerza (c?mo la guerra por s? misma, su violencia, su brutalidad corrompe, transforma) y esto es algo que desarrollar? m?s en un texto al comienzo de la Segunda Guerra Mundial titulado 'La Il?ada o el poema de la fuerza'. También insiste en que ‘no puede haber causa justa que no se corrompa un d?a por el deseo de verla triunfar’".
En la misiva, a?ade Bosc, "hay una frase hermosa y enigm?tica: ‘Cu?ntas historias se agolpan bajo mi pluma...’. Es esta tensi?n la que recorre el libro, un haz de historias que chocan, historias enredadas que poco a poco se desentra?ar?n". Entre ellas, peripecias de los milicianos, de las que destaca el linchamiento de un joven soldado falangista prisionero que se neg? a cambiar de bando pese a que el propio l?der sindicalista Buenaventura Durruti le inst? a ello para conservar la vida.
Weil no volvi? a Espa?a porque vio que lo que empez? como "una guerra de campesinos hambrientos contra terratenientes y un clero c?mplice" de estos se hab?a convertido "en una guerra entre Rusia y Alemania e Italia", le dice a Bernanos. Pero sigui? sin poder quedarse de brazos cruzados ante el fascismo y, pese a enfermar de tuberculosis, intent? formar parte de la Resistencia activa contra Hitler en la Segunda Guerra Mundial. Muri? en 1943, en Londres. Ten?a 34 a?os.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/simone-weil-joven-filosofa-fusil-80954598)
Weil pas? 45 d?as en Espa?a, en un grupo de unos 20 milicianos, hasta que un inoportuno accidente -tras un bombardeo, al salir de una trinchera meti? el pie en una gran sartén de aceite hirviendo- la oblig? a volver a retaguardia para curar una quemadura que amenazaba gangrena.
En sus cartas, intent? tranquilizar a sus padres asegur?ndoles que iba a Espa?a como periodista. Y les envi? una de las instant?neas que le hizo un fot?grafo callejero en aquella convulsa y revolucionaria Barcelona, frente a una sede del POUM, donde se hab?a reunido con uno de sus l?deres, Juli?n Gorkin. Pos? con el fusil al hombro y enfundada en el mono de mec?nico que le dieron como uniforme, con alpargatas y pa?uelo rojo y negro, antes de dirigirse a la zona de combate. "Pide que la env?en como esp?a tras las l?neas enemigas, aunque ella no es espa?ola ni habla el idioma, y a veces se olvidaba de la realidad de los combates", explica en entrevista Bosc, que no cree que fuera una insensata. "Su coraje fue grande, su compromiso absoluto, su voluntad y determinaci?n, muy claras, y su sacrificio, real. Ella eligi? luchar a pesar del peligro, y siempre estuvo del lado de los débiles", recalca.
La carnicer?a nacional en Mallorca
‘La columna’, explica el autor, "forma parte de un ciclo de tres libros, donde encontramos objetos que viajan en el tiempo. Existe una fascinaci?n ligada al hecho de hallar un objeto perdido, olvidado, desconocido, que trastorna el curso del presente". En su primer t?tulo, ‘Constellation’, era la voluta de un viol?n; en ‘Capitaine’, unas fotos supuestamente destruidas. En ‘La columna’ es la historia de una carta que Weil envi? al escritor cat?lico y conservador Georges Bernanos y que se descubri? cuando él muri?, en 1948. "La hab?a llevado en su cartera, de chaqueta en chaqueta durante diez a?os de exilio. La ausencia de respuesta, o m?s bien, la elocuencia de la presencia de la carta tan cercana a él, es la historia que cuento".
Aunque inicialmente en bandos distintos, Weil, desenga?ada por los desmanes y la deriva autoritaria de muchos anarquistas, escribi? a Bernanos tras leer ‘Los grandes cementerios bajo la luna’, con el que este quiso dar a conocer a los franceses "la abominable realidad de esa guerra fratricida". "Ella tuvo la impresi?n de encontrar en ese libro a un hermano en el pensamiento, a un compa?ero que caminaba también en el territorio de la verdad. El hecho de que Bernanos fuera un falangista convencido, que su propio hijo se uniera a la Falange en Mallorca, y que desde finales del verano del 36 denunciara las represalias y abusos de los nacionales en la isla y en todas partes, es el ejemplo mismo de esta ética", opina Bosc.
Weil escribe a Bernanos sobre la corrupci?n de la fuerza (c?mo la guerra por s? misma, su violencia, su brutalidad corrompe, transforma)
Seg?n el autor, Weil formula varias ideas en aquella carta. "La corrupci?n de la fuerza (c?mo la guerra por s? misma, su violencia, su brutalidad corrompe, transforma) y esto es algo que desarrollar? m?s en un texto al comienzo de la Segunda Guerra Mundial titulado 'La Il?ada o el poema de la fuerza'. También insiste en que ‘no puede haber causa justa que no se corrompa un d?a por el deseo de verla triunfar’".
En la misiva, a?ade Bosc, "hay una frase hermosa y enigm?tica: ‘Cu?ntas historias se agolpan bajo mi pluma...’. Es esta tensi?n la que recorre el libro, un haz de historias que chocan, historias enredadas que poco a poco se desentra?ar?n". Entre ellas, peripecias de los milicianos, de las que destaca el linchamiento de un joven soldado falangista prisionero que se neg? a cambiar de bando pese a que el propio l?der sindicalista Buenaventura Durruti le inst? a ello para conservar la vida.
Weil no volvi? a Espa?a porque vio que lo que empez? como "una guerra de campesinos hambrientos contra terratenientes y un clero c?mplice" de estos se hab?a convertido "en una guerra entre Rusia y Alemania e Italia", le dice a Bernanos. Pero sigui? sin poder quedarse de brazos cruzados ante el fascismo y, pese a enfermar de tuberculosis, intent? formar parte de la Resistencia activa contra Hitler en la Segunda Guerra Mundial. Muri? en 1943, en Londres. Ten?a 34 a?os.
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