الريــم
01-09-2023, 09:19 PM
Derrocado en las urnas, Jair Bolsonaro acudi? a la estrategia que llevaba meses planeando. El a?n presidente pidi? a la desesperada impugnar las elecciones en Brasil e "invalidar" los votos registrados en m?quinas con "graves fallos". La justicia descart? sus exigencias y revalid? la victoria de Luiz In?cio Lula da Silva. Pendiente de varias investigaciones sobre su mandato, el l?der ultraderechista se traslad? sin dar explicaciones a Estados Unidos. Aunque antes de volar pidi? a sus seguidores no optar por la violencia, este domingo una turba de miles de bolsonaristas invadi? por la fuerza las sedes del poder legislativo, ejecutivo y judicial brasile?o reclamando que el Ejército asestase un golpe contra el Gobierno recién elegido.
Los motivos que han alentado la insurrecci?n en Brasil son los mismos que, el 6 de enero de 2021, llevaron a miles de fan?ticos de Donald Trump a asaltar el Capitolio de Washington para tratar de frenar su derrota electoral. Como preconiz? el expresidente estadounidense, Bolsonaro pas? sus ?ltimos meses en el poder debilitando las instituciones p?blicas. Desde el palco presidencial, el brasile?o propag? una serie de conspiraciones sobre un no demostrado fraude electoral que sembraron la sospecha sobre el sistema democr?tico y flirtearon directamente con el golpismo. La tesis ultra hablaba de una mano negra que manipulaba los votos, pero solo si estos eran contrarios a sus intereses.
Trump fracas? en su objetivo insurreccionista, pero triunf? al dejar un manual de t?cticas para erosionar la democracia desde dentro que sus ac?litos han replicado por todo el mundo. Si el presidente de la naci?n m?s poderosa del mundo pod?a esforzarse en sabotear unas elecciones a la vista de todos, ?qué impide a otros seguir sus pasos?
M?s informaci?n (Auto)
http://placehold.it/175x100 T?tulo noticia (Auto)
Bolsonaro ha hecho algo similar a Trump. Us? su presidencia para arengar a las masas con falsas conspiraciones de fraude, poniéndose como v?ctima de un complot globalista y, cuando fue derrotado en las urnas y sus seguidores han optado por asaltar las instituciones p?blicas, el mandatario se ha lavado las manos rechazando la violencia. No es coincidencia. En noviembre, su hijo, el congresista Eduardo Bolsonaro, se reuni? en la residencia trumpista de Mar-a-Lago con Stephen Bannon, exestratega de Trump e ide?logo reaccionario "sobre el poder de las protestas pro-Bolsonaro y los posibles desaf?os a los resultados de las elecciones brasile?as", seg?n explic? él mismo al ‘Washington Post’.
Conspiraci?n global
Desde hace a?os, Bannon ha tratado de exportar ese manual antidemocr?tico entre los partidos de extrema derecha de Europa. En algunos pa?ses, el populismo antiliberal no ha dudado en hacer suya la estrategia ya normalizada de denunciar, reiteradamente y sin pruebas, a la oposici?n de orquestar un fraude electoral. De nuevo, poner al sistema democr?tico en entredicho para alimentar las bajas pasiones de sus correligionarios.
Esa t?ctica ha sido replicada en algunas de las ?ltimas grandes elecciones en el continente. En Francia, partidarios de los ultraconservadores Marine Le Pen y ?ric Zemmour trataron de viralizar en las redes sociales falsedades sobre un fraude contra sus candidatos. Un 30% de sus seguidores estaba convencido de que los comicios ser?an manipulados, seg?n un sondeo de la firma Ipsos. En Alemania, la rama m?s radical del partido Alternativa para Alemania repiti? una conspiraci?n que también abrazaron desde grupos antivacunas a neonazis. Lo mismo pas? en los Pa?ses Bajos, siendo esas ideas amplificadas por el l?der ultra Thierry Baudet. En Italia, partidos populistas residuales hicieron circular estos bulos por internet.
?Puede pasar en Espa?a?
En Espa?a, tanto Vox como el Partido Popular han mimetizado parte de la estrategia discursiva trumpista, acusando de “ileg?timo” y “golpista” el Gobierno de coalici?n entre el PSOE y Unidas Podemos elegido en las urnas. Este discurso ya ha tenido consecuencias en Espa?a. El 31 de enero del a?o pasado, medio millar de ganaderos asaltaron el pleno del Ayuntamiento de Lorca, en Murcia, para frenar por la fuerza una moci?n que limitaba las macrogranjas porcinas en la localidad. La manifestaci?n fue instigada por pol?ticos locales tanto del PP como de Vox, incluidos alcaldes, que alentaron la protesta.
Ni el partido ultraderechista ni su l?der, Santiago Abascal, han condenado la insurrecci?n en Brasil. Aunque tanto el PP como Ciudadanos s? lo han hecho, antes miembros destacados de ambos partidos, como la secretaria general popular Cuca Gamarra o la vicealcaldesa de Madrid Bego?a Villac?s, aprovecharon la situaci?n para criticar al presidente Pedro S?nchez. Tres meses después de asumir la presidencia del PP y prometer ser constructivo, Alberto N??ez Feij?o dej? claro el rumbo del partido: "El CIS hace las encuestas electorales, el INE el censo e Indra cuenta los votos; confiamos en los profesionales de estas instituciones, pero no en la voluntad de S?nchez".
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/internacional/tentaculos-trump-extienden-mundo-80928974)
Los motivos que han alentado la insurrecci?n en Brasil son los mismos que, el 6 de enero de 2021, llevaron a miles de fan?ticos de Donald Trump a asaltar el Capitolio de Washington para tratar de frenar su derrota electoral. Como preconiz? el expresidente estadounidense, Bolsonaro pas? sus ?ltimos meses en el poder debilitando las instituciones p?blicas. Desde el palco presidencial, el brasile?o propag? una serie de conspiraciones sobre un no demostrado fraude electoral que sembraron la sospecha sobre el sistema democr?tico y flirtearon directamente con el golpismo. La tesis ultra hablaba de una mano negra que manipulaba los votos, pero solo si estos eran contrarios a sus intereses.
Trump fracas? en su objetivo insurreccionista, pero triunf? al dejar un manual de t?cticas para erosionar la democracia desde dentro que sus ac?litos han replicado por todo el mundo. Si el presidente de la naci?n m?s poderosa del mundo pod?a esforzarse en sabotear unas elecciones a la vista de todos, ?qué impide a otros seguir sus pasos?
M?s informaci?n (Auto)
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Bolsonaro ha hecho algo similar a Trump. Us? su presidencia para arengar a las masas con falsas conspiraciones de fraude, poniéndose como v?ctima de un complot globalista y, cuando fue derrotado en las urnas y sus seguidores han optado por asaltar las instituciones p?blicas, el mandatario se ha lavado las manos rechazando la violencia. No es coincidencia. En noviembre, su hijo, el congresista Eduardo Bolsonaro, se reuni? en la residencia trumpista de Mar-a-Lago con Stephen Bannon, exestratega de Trump e ide?logo reaccionario "sobre el poder de las protestas pro-Bolsonaro y los posibles desaf?os a los resultados de las elecciones brasile?as", seg?n explic? él mismo al ‘Washington Post’.
Conspiraci?n global
Desde hace a?os, Bannon ha tratado de exportar ese manual antidemocr?tico entre los partidos de extrema derecha de Europa. En algunos pa?ses, el populismo antiliberal no ha dudado en hacer suya la estrategia ya normalizada de denunciar, reiteradamente y sin pruebas, a la oposici?n de orquestar un fraude electoral. De nuevo, poner al sistema democr?tico en entredicho para alimentar las bajas pasiones de sus correligionarios.
Esa t?ctica ha sido replicada en algunas de las ?ltimas grandes elecciones en el continente. En Francia, partidarios de los ultraconservadores Marine Le Pen y ?ric Zemmour trataron de viralizar en las redes sociales falsedades sobre un fraude contra sus candidatos. Un 30% de sus seguidores estaba convencido de que los comicios ser?an manipulados, seg?n un sondeo de la firma Ipsos. En Alemania, la rama m?s radical del partido Alternativa para Alemania repiti? una conspiraci?n que también abrazaron desde grupos antivacunas a neonazis. Lo mismo pas? en los Pa?ses Bajos, siendo esas ideas amplificadas por el l?der ultra Thierry Baudet. En Italia, partidos populistas residuales hicieron circular estos bulos por internet.
?Puede pasar en Espa?a?
En Espa?a, tanto Vox como el Partido Popular han mimetizado parte de la estrategia discursiva trumpista, acusando de “ileg?timo” y “golpista” el Gobierno de coalici?n entre el PSOE y Unidas Podemos elegido en las urnas. Este discurso ya ha tenido consecuencias en Espa?a. El 31 de enero del a?o pasado, medio millar de ganaderos asaltaron el pleno del Ayuntamiento de Lorca, en Murcia, para frenar por la fuerza una moci?n que limitaba las macrogranjas porcinas en la localidad. La manifestaci?n fue instigada por pol?ticos locales tanto del PP como de Vox, incluidos alcaldes, que alentaron la protesta.
Ni el partido ultraderechista ni su l?der, Santiago Abascal, han condenado la insurrecci?n en Brasil. Aunque tanto el PP como Ciudadanos s? lo han hecho, antes miembros destacados de ambos partidos, como la secretaria general popular Cuca Gamarra o la vicealcaldesa de Madrid Bego?a Villac?s, aprovecharon la situaci?n para criticar al presidente Pedro S?nchez. Tres meses después de asumir la presidencia del PP y prometer ser constructivo, Alberto N??ez Feij?o dej? claro el rumbo del partido: "El CIS hace las encuestas electorales, el INE el censo e Indra cuenta los votos; confiamos en los profesionales de estas instituciones, pero no en la voluntad de S?nchez".
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