الريــم
12-26-2022, 06:04 PM
Cuando el mundo entero ech? el fechillo y se instal? el desasosiego entre la incertidumbre y la pantalla, una voz de novela de John Fante susurraba al otro lado: Hi, I just wanna say hello. El miedo se atoraba en la garganta de un pa?s y su canci?n invitaba a nombrarlo y bailarlo al ritmo de un himno en ciernes: In Spain we call it soledad. Rigoberta Bandini lo anticip? desde el comienzo: «Me gusta que la m?sica haga llorar y bailar a la vez». Y ese leimotiv ha sido siempre su r?brica.
Aquel verano de malabares en el alambre de la libertad, Paula Rib? (Barcelona, 1990) pari? un hijo y un ?lter ego: Rigoberta Bandini cosi? las alas a su ?ltimo sue?o y le cant? a Paula que «de esta fiesta no nos vamos». Seguramente, la primera le respondi? que ella naci? «para ser perra», sin correas ni bozales, pero ninguna de las dos imagin? que millares de seguidoras ladrar?an a coro esta catarsis colectiva a las puertas del Palau Sant Jordi de Barcelona.
Y quiz?s tampoco adivinaron que la diva indie que cantaba a la terrenalidad y la espiritualidad, anudando los viajes lisérgicos del MDMA con el insight por las autopistas del yo, partir?a meses después como una de las candidatas favoritas a Eurovisi?n.
In Spain we say «qué co?o hago», confesar?a Rigoberta que le dijo Paula. Pero nadie me puede prohibir ladrar, admitir?a Paula que le dijo Rigoberta.
Y desdibuj?ndose y mir?ndose la una en la otra, lleg? la desnudez, con ese grito visceral de dentro afuera en el eco de ma-ma-ma que, como una continuaci?n de Perra, coloc? una teta gigante en el escenario de Tur?n en la gala final del Benidorm Fest, reivindicando la fuerza y belleza del cuerpo femenino al puro estilo Delacroix.
Estrella de muchas puntas
Y naci? una estrella de muchas puntas bajo un nombre propio, con rayos ultravioletas y eléctricos que conforman una constelaci?n de canciones infusionadas, no muy ancha, pero luminosa y pertrechada de influencias, que perforan el coraz?n emulando su ritmo. La propia artista registra su estilo bajo el recurso del «bombo a negras», que se refiere a los cuatro bombos por comp?s que equivalen a los 130 BPM (Beat per minute) y que se acompasan con los latidos del coraz?n.
As? lo confesaba Bandini en su primera RigoTalk en su canal de YouTube, que comparti? con el también cantante C. Tangana, coet?neo de la de Barcelona y en parte responsable de la viralizaci?n de In Spain we call it soledad aquellos d?as de encierro.
Pero este baile de palpitaciones también evoca el latido del coraz?n desde el ?tero materno -t? que amarraste bien tu cuerpo a mi cabeza-, que confiere ese sustrato at?vico al universo de la Bandini, como un canto desde la entra?a que remite siempre, entre la iron?a acerada y la fiesta electr?nica, a la celebraci?n del cuerpo, de la libertad y del amor.
Su forma de trenzar la melancol?a y el perreo, con una estética posmoderna que entrecruza las atm?sferas de Franco Battiato, la tralla de Gigi D’Agostino, los sonidos de Abba, el clasicismo de Mocedades y el homenaje a M?nica Naranjo, abre las latitudes de su planeta a todas las edades y todas las mujeres en el alféizar de sus preguntas.
El pasado octubre, la artista reagrup? las canciones de su firmamento en su primer lanzamiento discogr?fico, que titul? La Emperatriz, quiz?s porque re?ne todos los espejos de su imperio interior. A temazos como Julio Iglesias, Que cristo baje, As? bailaba o A ver qué pasaa?adi?Canciones de amor a ti, T? y yo, Que vivir sea un jard?n y su emblema hom?nimo, como un cuento de hadas entre cantos celestiales con el que se despide como «La Rigo, tu sacerdotiza de confianza».
Pero su reinado exterior se puso de relieve en la ristra de conciertos que recorri? la geograf?a espa?ola en este ?ltimo trimestre de 2022, que incluy? una parada en Canarias en el marco del Festival Arena Negra, en Fuerteventura, en noviembre, y que revolucion? con dos llenos el WiZink Center de Madrid y otro en el Palau Sant Jordi de Barcelona.
Su cercan?a y naturalidad en el escenario, su progresivo dominio escénico flanqueada por su flamante cuerpo de baile y de coristas -entre ellas, su prima y escudera fiel Belén Barenys, AKA Memé-, y el c?mico y m?sico Esteban Navarro, AKA Rigoberto y pareja sentimental de la artista, en la producci?n y a las teclas, redondean un espect?culo visual alrededor de canciones que ya volaban solas.
«Un poquito hasta el co?o»
Después de tomar el cielo por asalto, Rigoberta pierde de vista a Paula entre las nubes. El peso de la corona es también nostalgia de los picnics en la playa y el Magnum almendrado que canta en Fiesta. Porque también los espejos se agotan cuando falta distancia con respecto a la imagen. El p?blico erigi? a Rigoberta en Emperatriz, pero a Paula le correspond?a apagar la m?sica «por un rato largo», tal como revel? el verano pasado en La Resistencia, «porque estoy un poquito hasta el co?o de algunas cosas». No prometi? billete de regreso, pero s? refrend? la inmortalidad de sus canciones, referente musical desde manifestaciones feministas a discotecas y habitaciones propias.
El pasado viernes brind? el ?ltimo concierto de La Emperatriz y de esta etapa primigenia y mete?rica de Rigoberta Bandini en el Pabell?n Pr?ncipe Felipe de Zaragoza. Antes de quitarse la corona, se despidi? con una canci?n de sus principios, Too many drugs, donde, una vez m?s, Rigoberta y Paula parecen fundirse en una sola l?nea: «Me voy», canta entre l?grimas. «Todo est? bien, porque es que siempre estuvo bien. Y estar? bien».
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/rigoberta-bandini-se-despide-80398803)
Aquel verano de malabares en el alambre de la libertad, Paula Rib? (Barcelona, 1990) pari? un hijo y un ?lter ego: Rigoberta Bandini cosi? las alas a su ?ltimo sue?o y le cant? a Paula que «de esta fiesta no nos vamos». Seguramente, la primera le respondi? que ella naci? «para ser perra», sin correas ni bozales, pero ninguna de las dos imagin? que millares de seguidoras ladrar?an a coro esta catarsis colectiva a las puertas del Palau Sant Jordi de Barcelona.
Y quiz?s tampoco adivinaron que la diva indie que cantaba a la terrenalidad y la espiritualidad, anudando los viajes lisérgicos del MDMA con el insight por las autopistas del yo, partir?a meses después como una de las candidatas favoritas a Eurovisi?n.
In Spain we say «qué co?o hago», confesar?a Rigoberta que le dijo Paula. Pero nadie me puede prohibir ladrar, admitir?a Paula que le dijo Rigoberta.
Y desdibuj?ndose y mir?ndose la una en la otra, lleg? la desnudez, con ese grito visceral de dentro afuera en el eco de ma-ma-ma que, como una continuaci?n de Perra, coloc? una teta gigante en el escenario de Tur?n en la gala final del Benidorm Fest, reivindicando la fuerza y belleza del cuerpo femenino al puro estilo Delacroix.
Estrella de muchas puntas
Y naci? una estrella de muchas puntas bajo un nombre propio, con rayos ultravioletas y eléctricos que conforman una constelaci?n de canciones infusionadas, no muy ancha, pero luminosa y pertrechada de influencias, que perforan el coraz?n emulando su ritmo. La propia artista registra su estilo bajo el recurso del «bombo a negras», que se refiere a los cuatro bombos por comp?s que equivalen a los 130 BPM (Beat per minute) y que se acompasan con los latidos del coraz?n.
As? lo confesaba Bandini en su primera RigoTalk en su canal de YouTube, que comparti? con el también cantante C. Tangana, coet?neo de la de Barcelona y en parte responsable de la viralizaci?n de In Spain we call it soledad aquellos d?as de encierro.
Pero este baile de palpitaciones también evoca el latido del coraz?n desde el ?tero materno -t? que amarraste bien tu cuerpo a mi cabeza-, que confiere ese sustrato at?vico al universo de la Bandini, como un canto desde la entra?a que remite siempre, entre la iron?a acerada y la fiesta electr?nica, a la celebraci?n del cuerpo, de la libertad y del amor.
Su forma de trenzar la melancol?a y el perreo, con una estética posmoderna que entrecruza las atm?sferas de Franco Battiato, la tralla de Gigi D’Agostino, los sonidos de Abba, el clasicismo de Mocedades y el homenaje a M?nica Naranjo, abre las latitudes de su planeta a todas las edades y todas las mujeres en el alféizar de sus preguntas.
El pasado octubre, la artista reagrup? las canciones de su firmamento en su primer lanzamiento discogr?fico, que titul? La Emperatriz, quiz?s porque re?ne todos los espejos de su imperio interior. A temazos como Julio Iglesias, Que cristo baje, As? bailaba o A ver qué pasaa?adi?Canciones de amor a ti, T? y yo, Que vivir sea un jard?n y su emblema hom?nimo, como un cuento de hadas entre cantos celestiales con el que se despide como «La Rigo, tu sacerdotiza de confianza».
Pero su reinado exterior se puso de relieve en la ristra de conciertos que recorri? la geograf?a espa?ola en este ?ltimo trimestre de 2022, que incluy? una parada en Canarias en el marco del Festival Arena Negra, en Fuerteventura, en noviembre, y que revolucion? con dos llenos el WiZink Center de Madrid y otro en el Palau Sant Jordi de Barcelona.
Su cercan?a y naturalidad en el escenario, su progresivo dominio escénico flanqueada por su flamante cuerpo de baile y de coristas -entre ellas, su prima y escudera fiel Belén Barenys, AKA Memé-, y el c?mico y m?sico Esteban Navarro, AKA Rigoberto y pareja sentimental de la artista, en la producci?n y a las teclas, redondean un espect?culo visual alrededor de canciones que ya volaban solas.
«Un poquito hasta el co?o»
Después de tomar el cielo por asalto, Rigoberta pierde de vista a Paula entre las nubes. El peso de la corona es también nostalgia de los picnics en la playa y el Magnum almendrado que canta en Fiesta. Porque también los espejos se agotan cuando falta distancia con respecto a la imagen. El p?blico erigi? a Rigoberta en Emperatriz, pero a Paula le correspond?a apagar la m?sica «por un rato largo», tal como revel? el verano pasado en La Resistencia, «porque estoy un poquito hasta el co?o de algunas cosas». No prometi? billete de regreso, pero s? refrend? la inmortalidad de sus canciones, referente musical desde manifestaciones feministas a discotecas y habitaciones propias.
El pasado viernes brind? el ?ltimo concierto de La Emperatriz y de esta etapa primigenia y mete?rica de Rigoberta Bandini en el Pabell?n Pr?ncipe Felipe de Zaragoza. Antes de quitarse la corona, se despidi? con una canci?n de sus principios, Too many drugs, donde, una vez m?s, Rigoberta y Paula parecen fundirse en una sola l?nea: «Me voy», canta entre l?grimas. «Todo est? bien, porque es que siempre estuvo bien. Y estar? bien».
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