الريــم
12-20-2022, 10:25 AM
El mensaje se repite como un mantra. Casi en cada ocasi?n en la que un l?der europeo se pone a hablar de la situaci?n geopol?tica, esgrime un concepto misterioso: la "autonom?a estratégica". En la Europa de 2022, significa,*'grosso modo',*no volver a caer en la tentaci?n de depender de un solo pa?s*(Rusia) como principal proveedor de gas, ni de otro (China) como principal proveedor de casi todo lo dem?s; y, al tiempo, estar preparados para defenderse en caso de ser necesario, sin tener que seguir los dictados de nadie. “Poder actuar y cooperar con socios internacionales y regionales siempre que sea posible”, seg?n ha definido el Consejo de la UE, pero siendo capaces de “operar de forma aut?noma cuando y donde sea necesario”.
La autonom?a estratégica en el terreno militar est? lejos de conseguirse. La defensa de los pa?ses de la UE*es dif?cil de imaginar sin la OTAN, a pesar de que los funcionarios del viejo continente se afanan en decir que ambas pueden coexistir y que Berl?n o Par?s toman decisiones militares de forma independiente.*
Mucho m?s n?tido es el camino a seguir en cuanto a independencia econ?mica. La bofetada de realidad de la pandemia despert? a muchos del sue?o de una globalizaci?n y una deslocalizaci?n empresarial sin l?mites. En los primeros momentos, hubo una competencia brusca entre todos los pa?ses por conseguir todo lo necesario para luchar contra el virus: respiradores, mascarillas, compuestos qu?micos…*El mundo se despert? a la realidad de que todo se fabrica en China, o en India o Bangladesh. De pronto, Occidente era débil y expon?a un gran tal?n de Aquiles. La carencia de los suministros m?s b?sicos amenazaba la vida de decenas de miles de personas. La misma historia se ha repetido varias veces en estos tres a?os de calvario. Primero, con el*gran atasco en la cadena de suministros por el bloqueo del Canal de Suez (al quedar atravesado un barco por accidente) o el del puerto de Shangh?i (por la pol?tica de Covid cero de China). Después, con la reducci?n gradual hasta el cierre definitivo del grifo del gas ruso por la guerra de Ucrania.*
“Si hay algo que hemos visto acelerarse en estos a?os es la sensaci?n de que la hiperconectividad, que fue uno de los grandes avales de la globalizaci?n, nos hac?a sentir m?s vulnerables”, analiza para*El Peri?dico de Espa?a, del grupo Prensa Ibérica,*Carme Colomina, investigadora principal de CIDOB. “Esa hiperconectividad ha facilitado a los grandes poderes internacionales un instrumento de competici?n tecnol?gica que pueden usar potencialmente para debilitar al otro”.
Ley europea de microchips
Uno de los ejemplos m?s palmarios de estas vulnerabilidades es la batalla geopol?tica a cuenta de los microchips libran China y Estados Unidos, con Taiw?n en el vértice. En agosto, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firm? el*hist?rico proyecto de ley CHIPS*para subsidiar con m?s de*50.000 millones de d?lares la producci?n de semiconductores*(microprocesadores o microchips). Quer?a hacer frente a la pujanza china al respecto. Washington ha prohibido también la exportaci?n al pa?s asi?tico de ciertos tipos de microchips y sus patentes. Los microchips son dispositivos electr?nicos diminutos fundamentales para la industria actual, porque se usan para aparatos electr?nicos como m?viles u ordenadores, y otros del futuro, como los sistemas de Inteligencia Artificial o los coches de conducci?n aut?noma.*
Taiw?n, un pa?s independiente que la Rep?blica Popular China reclama como propio, es uno de los principales fabricantes del mundo. En su disputa,*Estados Unidos sostiene un apoyo soterrado militar a la isla, mientras Pek?n trata de acogotarla, cerc?ndola por mar y aire como advertencia. Si estallara una guerra, el suministro se interrumpir?a de golpe y la econom?a global sufrir?a.
En este escenario, la UE lanz? este verano su propia*Ley Europea de Chips. Del bill?n de microchips que se desarrollan en el mundo, los Veintisiete producen solo el 10%. Bruselas quiere doblar esa cifra antes de que acabe esta década. Para ello, promete “movilizar” (tanto del sector privado como p?blico) unos 43.000 millones de euros, una cantidad similar a la estadounidense.*
Acuerdo del litio con Chile
“El desaf?o m?s inmediato es hacer viables las cadenas de valor estratégicas de la UE, garantizando la seguridad del suministro de energ?a -mediante una revoluci?n en las energ?as renovables- y de los bienes e insumos para la transici?n ecol?gica (litio, cobre, cobalto, n?quel, aluminio,...)”, escribe*Eric Van Den Abeele,*de la universidad belga de Mons-Hainaut en el anuario internacional del Barcelona Centre for International Affairs.*“De ah? la necesidad de una gobernanza global para evitar una competici?n o carrera desenfrenada e ilimitada por los recursos escasos”.
El pasado viernes, la*Uni?n Europea y Chile llegaron a un acuerdo de libre comercio*por el que se eliminan los aranceles de importaciones y exportaciones, y que*permitir? garantizar el suministro de litio*y cobre para el viejo continente. Ambos metales son imprescindibles para los proyectos de energ?a verde, por ejemplo para la producci?n de bater?as de veh?culos eléctricos. Chile es el primer exportador de cobre y el segundo de litio.
Este acuerdo es uno m?s de los que Bruselas trata de cerrar para diversificar sus importaciones de materias primas, m?s all? de China o Rusia. La Comisi?n actual est? también empe?ada, por ejemplo, en sacar adelante otro con los pa?ses del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela).*
“La gran*competici?n estratégica est? en las tierras raras*(17 elementos qu?micos, como el lantano o el cerio) necesarios para la fabricaci?n de componentes tecnol?gicos) y ganar? centralidad en 2023”, apunta Colomina, que recuerda que entre los planes de Ursula von der Leyen est? el hacer un plan comunitario espec?fico sobre tierras raras, imprescindibles en el desarrollo tecnol?gico, precisamente para no depender de China, como gran productor y fuente de reserva de esas tierras raras. “Bruselas es consciente de que la Uni?n se construye también garantizando el acceso a las tierras raras, con el cableado o las interconexiones de gas, incluso con la captaci?n de talento y mano de obra especializada como pol?tica industrial y de inversiones”.
La carrera por la diversificaci?n se nota también a nivel de Estados concretos. Es el caso de Italia y Argelia. En plena disputa de Espa?a con el Gobierno argelino, los sucesivos primeros ministros italianos han ido desfilando por Argel para cerrar garant?as de suministros de gas.*Italia era uno de los pa?ses m?s dependientes del hidrocarburo ruso, con un 40% del total de su gas procedente del pa?s. El sprint de Alemania ha sido a?n m?s intenso, y ha acelerado para cerrar acuerdos de importaci?n de gas licuado. Para Europa, en general, este hidrocarburo, importado a gran escala en barcos desde Estados Unidos, est? siendo una de las soluciones temporales al problema de la dependencia estratégica de Rusia.
En el largo plazo, esa no puede ser una soluci?n, entre otras cosas por el alto impacto energético. As? que, mientras con una mano la Uni?n Europea*equipara al gas y a la energ?a nuclear con las renovables, con la otra planifica una transici?n verde de aqu? a una década. En ese marco, Espa?a, Francia y Portugal han presentado un proyecto cercano a los 3.000 millones de euros para*construir un hidroducto (el H2Med)*que conecte a la Pen?nsula con el resto del continente y transporte hidr?geno renovable, una energ?a que no emite CO2, gas responsable en parte del cambio clim?tico.*
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/carrera-autonomia-estrategica-guerra-microchip-80206716)
La autonom?a estratégica en el terreno militar est? lejos de conseguirse. La defensa de los pa?ses de la UE*es dif?cil de imaginar sin la OTAN, a pesar de que los funcionarios del viejo continente se afanan en decir que ambas pueden coexistir y que Berl?n o Par?s toman decisiones militares de forma independiente.*
Mucho m?s n?tido es el camino a seguir en cuanto a independencia econ?mica. La bofetada de realidad de la pandemia despert? a muchos del sue?o de una globalizaci?n y una deslocalizaci?n empresarial sin l?mites. En los primeros momentos, hubo una competencia brusca entre todos los pa?ses por conseguir todo lo necesario para luchar contra el virus: respiradores, mascarillas, compuestos qu?micos…*El mundo se despert? a la realidad de que todo se fabrica en China, o en India o Bangladesh. De pronto, Occidente era débil y expon?a un gran tal?n de Aquiles. La carencia de los suministros m?s b?sicos amenazaba la vida de decenas de miles de personas. La misma historia se ha repetido varias veces en estos tres a?os de calvario. Primero, con el*gran atasco en la cadena de suministros por el bloqueo del Canal de Suez (al quedar atravesado un barco por accidente) o el del puerto de Shangh?i (por la pol?tica de Covid cero de China). Después, con la reducci?n gradual hasta el cierre definitivo del grifo del gas ruso por la guerra de Ucrania.*
“Si hay algo que hemos visto acelerarse en estos a?os es la sensaci?n de que la hiperconectividad, que fue uno de los grandes avales de la globalizaci?n, nos hac?a sentir m?s vulnerables”, analiza para*El Peri?dico de Espa?a, del grupo Prensa Ibérica,*Carme Colomina, investigadora principal de CIDOB. “Esa hiperconectividad ha facilitado a los grandes poderes internacionales un instrumento de competici?n tecnol?gica que pueden usar potencialmente para debilitar al otro”.
Ley europea de microchips
Uno de los ejemplos m?s palmarios de estas vulnerabilidades es la batalla geopol?tica a cuenta de los microchips libran China y Estados Unidos, con Taiw?n en el vértice. En agosto, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firm? el*hist?rico proyecto de ley CHIPS*para subsidiar con m?s de*50.000 millones de d?lares la producci?n de semiconductores*(microprocesadores o microchips). Quer?a hacer frente a la pujanza china al respecto. Washington ha prohibido también la exportaci?n al pa?s asi?tico de ciertos tipos de microchips y sus patentes. Los microchips son dispositivos electr?nicos diminutos fundamentales para la industria actual, porque se usan para aparatos electr?nicos como m?viles u ordenadores, y otros del futuro, como los sistemas de Inteligencia Artificial o los coches de conducci?n aut?noma.*
Taiw?n, un pa?s independiente que la Rep?blica Popular China reclama como propio, es uno de los principales fabricantes del mundo. En su disputa,*Estados Unidos sostiene un apoyo soterrado militar a la isla, mientras Pek?n trata de acogotarla, cerc?ndola por mar y aire como advertencia. Si estallara una guerra, el suministro se interrumpir?a de golpe y la econom?a global sufrir?a.
En este escenario, la UE lanz? este verano su propia*Ley Europea de Chips. Del bill?n de microchips que se desarrollan en el mundo, los Veintisiete producen solo el 10%. Bruselas quiere doblar esa cifra antes de que acabe esta década. Para ello, promete “movilizar” (tanto del sector privado como p?blico) unos 43.000 millones de euros, una cantidad similar a la estadounidense.*
Acuerdo del litio con Chile
“El desaf?o m?s inmediato es hacer viables las cadenas de valor estratégicas de la UE, garantizando la seguridad del suministro de energ?a -mediante una revoluci?n en las energ?as renovables- y de los bienes e insumos para la transici?n ecol?gica (litio, cobre, cobalto, n?quel, aluminio,...)”, escribe*Eric Van Den Abeele,*de la universidad belga de Mons-Hainaut en el anuario internacional del Barcelona Centre for International Affairs.*“De ah? la necesidad de una gobernanza global para evitar una competici?n o carrera desenfrenada e ilimitada por los recursos escasos”.
El pasado viernes, la*Uni?n Europea y Chile llegaron a un acuerdo de libre comercio*por el que se eliminan los aranceles de importaciones y exportaciones, y que*permitir? garantizar el suministro de litio*y cobre para el viejo continente. Ambos metales son imprescindibles para los proyectos de energ?a verde, por ejemplo para la producci?n de bater?as de veh?culos eléctricos. Chile es el primer exportador de cobre y el segundo de litio.
Este acuerdo es uno m?s de los que Bruselas trata de cerrar para diversificar sus importaciones de materias primas, m?s all? de China o Rusia. La Comisi?n actual est? también empe?ada, por ejemplo, en sacar adelante otro con los pa?ses del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela).*
“La gran*competici?n estratégica est? en las tierras raras*(17 elementos qu?micos, como el lantano o el cerio) necesarios para la fabricaci?n de componentes tecnol?gicos) y ganar? centralidad en 2023”, apunta Colomina, que recuerda que entre los planes de Ursula von der Leyen est? el hacer un plan comunitario espec?fico sobre tierras raras, imprescindibles en el desarrollo tecnol?gico, precisamente para no depender de China, como gran productor y fuente de reserva de esas tierras raras. “Bruselas es consciente de que la Uni?n se construye también garantizando el acceso a las tierras raras, con el cableado o las interconexiones de gas, incluso con la captaci?n de talento y mano de obra especializada como pol?tica industrial y de inversiones”.
La carrera por la diversificaci?n se nota también a nivel de Estados concretos. Es el caso de Italia y Argelia. En plena disputa de Espa?a con el Gobierno argelino, los sucesivos primeros ministros italianos han ido desfilando por Argel para cerrar garant?as de suministros de gas.*Italia era uno de los pa?ses m?s dependientes del hidrocarburo ruso, con un 40% del total de su gas procedente del pa?s. El sprint de Alemania ha sido a?n m?s intenso, y ha acelerado para cerrar acuerdos de importaci?n de gas licuado. Para Europa, en general, este hidrocarburo, importado a gran escala en barcos desde Estados Unidos, est? siendo una de las soluciones temporales al problema de la dependencia estratégica de Rusia.
En el largo plazo, esa no puede ser una soluci?n, entre otras cosas por el alto impacto energético. As? que, mientras con una mano la Uni?n Europea*equipara al gas y a la energ?a nuclear con las renovables, con la otra planifica una transici?n verde de aqu? a una década. En ese marco, Espa?a, Francia y Portugal han presentado un proyecto cercano a los 3.000 millones de euros para*construir un hidroducto (el H2Med)*que conecte a la Pen?nsula con el resto del continente y transporte hidr?geno renovable, una energ?a que no emite CO2, gas responsable en parte del cambio clim?tico.*
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