الريــم
12-18-2022, 02:00 AM
Las canciones de Joan Manuel Serrat han sido parte de la banda sonora latinoamericana desde los 70. Un artefacto de la educaci?n sentimental de distintas generaciones. Un santo y se?a entre padres e hijos. Los conciertos en la regi?n de 'El vicio de cantar', la gira de despedida que lo llev? por Argentina, México, Chile, Per?, Venezuela, Colombia y Uruguay, entre otros pa?ses, pusieron de manifiesto la intensa relaci?n familiar que se ha establecido con esa voz, ese cuerpo, y, ante todo, un repertorio que ha desafiado todas las formas del anacronismo al que la era digital ha sometido a la m?sica.
Las reacciones se repitieron en todas las ciudades que ha visitado: ovaciones interminables y los gritos de "otra, otra", una canci?n m?s, como si, de esa manera, se hubiera podido compensar el silencio que se avecinaba. "Durante dos horas y media Serrat recre? todos los hechizos", dijo el diario P?gina 12 sobre la presentaci?n en Buenos Aires. El p?blico, a?adi?, hizo "lo posible por estirar su ?ltima noche". Al pasar por Lima se tom? en broma su propio dolor por la partida. "Sé que es dif?cil, pero piensen que, de ahora en adelante, solo nos queda futuro". Y en una Caracas arruinada llam? a no tomar su adi?s "con melancol?a ni nostalgia".
Nadie se olvidar? de él porque ha deslizado la promesa de nuevos discos. Si as? no sucediera, ?quién podr?a dejar de recordar Cantares, Mediterr?neo, Penélope o tantas otras perlas que se han incrustado en la memoria? "?Que es una canci?n?", se ha preguntado en varios conciertos. Y cit? ante el p?blico la definici?n que le hab?a ofrecido la inteligencia artificial de Alexa sobre la base de lo estipulado por la RAE. "Que frialdad aséptica la de los académicos. Una canci?n es letra y m?sica, pero es m?sica que habla y letra que canta", dijo. Una canci?n es, también, una manera de establecer un pacto emocional que vibra a través del aire. Ese acuerdo no escrito no solo ha tenido que ver con el disfrute sino también con el agradecimiento. De ah? que muchos de los que se han educado con Serrat mantienen un mismo principio: no lo critican. Eso ser?a hablar en contra de ellos mismos.
Un argentino m?s
El v?nculo de los argentinos con el cantautor se remonta a octubre de 1969, cuando aterriz? por primera vez en Buenos Aires, en medio de una dictadura preconciliar que se resquebrajaba y encontr? en su repertorio nuevas palabras y melod?as. El enorme éxito de Serrat estuvo en parte asociado a un programa televisivo, S?bados circulares. De ah? pas? a amenizar los carnavales de febrero. El catal?n se convirti? en un habitante m?s de la capital argentina. Se hizo hincha de Boca Juniors, porque lo dirig?a Alfredo Di Stéfano, y se enamor? del tango, que hab?a sonado en su casa de la ni?ez.
El proceso de radicalizaci?n pol?tica juvenil fue acompa?ado por esas canciones con versos propios o de Antonio Machado y Miguel Hern?ndez que llegaron como la buena nueva. Vencidos fue una suerte de victoria cultural, y as? lo entendi? hasta la propia dictadura que en 1976 no solo censur? sus discos, sino que lleg? a utilizarlos como m?sica de fondo de las sesiones de tortura para acallar los alaridos desesperados de los cautivos.
Argentina recuper? sus instituciones en 1983 y también recuper? a Serrat. Lo mismo ocurri? en Uruguay y Chile, tras la derrota de la dictadura en el plebiscito de 1988. El Nano, como lo llamaron casi desde siempre, fue algo m?s que una visita asidua, ya fuera en soledad o acompa?ado de Ana Belén, Miguel R?os, V?ctor Manuel o, m?s tarde, al lado de Joaqu?n Sabina.
Nos visit? Serrat. Estuvimos en el balc?n principal del Palacio y viendo los murales de Diego Rivera. Vio a Marx “que no est? muerto ni enterrado”. Si no fuera porque tengo que ir a la monta?a de Guerrero, estar?a en su concierto en el Z?calo. Es poes?a pura, limpia y humana. pic.twitter.com/ZAeNXQACQ9 (https://t.co/ZAeNXQACQ9)
— Andrés Manuel (@lopezobrador_) 21 de octubre de 2022 (https://twitter.com/lopezobrador_/status/1583278154117918720?ref_src=twsrc%5Etfw)Chile y México
El autor de Fiesta ha merecido en muchas ocasiones trato preferencial de algunos liderazgos, que también se educaron con su obra. "Siempre, desde el a?o '70, he estado comprometido con Chile y su proyecto pol?tico y vital", dijo Serrat en la escala chilena de 'El vicio de cantar', después de ser recibido por el presidente Gabriel Boric, de quien elogi? su compromiso y la ausencia de un historial negativo. "Viene limpio, en ese sentido, y por tanto la libertad de acci?n".
Los mexicanos le aplaudieron durante el concierto en el Z?calo, y, entre ellos, Manuel Andrés L?pez Obrador. El presidente lo invit? a la sede del Ejecutivo y, como un buen fan, lo hizo saber a través de las redes sociales. "Nos visit? Serrat. Estuvimos en el balc?n principal del Palacio y viendo los murales de Diego Rivera. Vio a Marx 'que no est? muerto ni enterrado'. Si no fuera porque tengo que ir a la monta?a de Guerrero, estar?a en su concierto en el Z?calo. Es poes?a pura, limpia y humana".
Serrat no ha dejado de sentirse un latinoamericano m?s. Su disco El sur también existe, basado en textos del uruguayo Mario Benedetti, como prueba material de ese apego, y por eso en numerosas ocasiones ha salido del lugar del cantante aséptico y despreocupado por la contingencia para tomar posici?n sobre situaciones pol?ticas. En Buenos Aires celebr? el triunfo electoral de Luiz Inacio Lula da Silva frente al ultraderechista Jair Bolsonaro. "Su victoria es un hecho buen?simo, no solo para Brasil sino para América en general y para el mundo en particular”. Solo Brasil ha quedado como un territorio ajeno o indiferente a la m?sica del catal?n durante su m?s de medio siglo conquistando corazones en la regi?n.
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Las reacciones se repitieron en todas las ciudades que ha visitado: ovaciones interminables y los gritos de "otra, otra", una canci?n m?s, como si, de esa manera, se hubiera podido compensar el silencio que se avecinaba. "Durante dos horas y media Serrat recre? todos los hechizos", dijo el diario P?gina 12 sobre la presentaci?n en Buenos Aires. El p?blico, a?adi?, hizo "lo posible por estirar su ?ltima noche". Al pasar por Lima se tom? en broma su propio dolor por la partida. "Sé que es dif?cil, pero piensen que, de ahora en adelante, solo nos queda futuro". Y en una Caracas arruinada llam? a no tomar su adi?s "con melancol?a ni nostalgia".
Nadie se olvidar? de él porque ha deslizado la promesa de nuevos discos. Si as? no sucediera, ?quién podr?a dejar de recordar Cantares, Mediterr?neo, Penélope o tantas otras perlas que se han incrustado en la memoria? "?Que es una canci?n?", se ha preguntado en varios conciertos. Y cit? ante el p?blico la definici?n que le hab?a ofrecido la inteligencia artificial de Alexa sobre la base de lo estipulado por la RAE. "Que frialdad aséptica la de los académicos. Una canci?n es letra y m?sica, pero es m?sica que habla y letra que canta", dijo. Una canci?n es, también, una manera de establecer un pacto emocional que vibra a través del aire. Ese acuerdo no escrito no solo ha tenido que ver con el disfrute sino también con el agradecimiento. De ah? que muchos de los que se han educado con Serrat mantienen un mismo principio: no lo critican. Eso ser?a hablar en contra de ellos mismos.
Un argentino m?s
El v?nculo de los argentinos con el cantautor se remonta a octubre de 1969, cuando aterriz? por primera vez en Buenos Aires, en medio de una dictadura preconciliar que se resquebrajaba y encontr? en su repertorio nuevas palabras y melod?as. El enorme éxito de Serrat estuvo en parte asociado a un programa televisivo, S?bados circulares. De ah? pas? a amenizar los carnavales de febrero. El catal?n se convirti? en un habitante m?s de la capital argentina. Se hizo hincha de Boca Juniors, porque lo dirig?a Alfredo Di Stéfano, y se enamor? del tango, que hab?a sonado en su casa de la ni?ez.
El proceso de radicalizaci?n pol?tica juvenil fue acompa?ado por esas canciones con versos propios o de Antonio Machado y Miguel Hern?ndez que llegaron como la buena nueva. Vencidos fue una suerte de victoria cultural, y as? lo entendi? hasta la propia dictadura que en 1976 no solo censur? sus discos, sino que lleg? a utilizarlos como m?sica de fondo de las sesiones de tortura para acallar los alaridos desesperados de los cautivos.
Argentina recuper? sus instituciones en 1983 y también recuper? a Serrat. Lo mismo ocurri? en Uruguay y Chile, tras la derrota de la dictadura en el plebiscito de 1988. El Nano, como lo llamaron casi desde siempre, fue algo m?s que una visita asidua, ya fuera en soledad o acompa?ado de Ana Belén, Miguel R?os, V?ctor Manuel o, m?s tarde, al lado de Joaqu?n Sabina.
Nos visit? Serrat. Estuvimos en el balc?n principal del Palacio y viendo los murales de Diego Rivera. Vio a Marx “que no est? muerto ni enterrado”. Si no fuera porque tengo que ir a la monta?a de Guerrero, estar?a en su concierto en el Z?calo. Es poes?a pura, limpia y humana. pic.twitter.com/ZAeNXQACQ9 (https://t.co/ZAeNXQACQ9)
— Andrés Manuel (@lopezobrador_) 21 de octubre de 2022 (https://twitter.com/lopezobrador_/status/1583278154117918720?ref_src=twsrc%5Etfw)Chile y México
El autor de Fiesta ha merecido en muchas ocasiones trato preferencial de algunos liderazgos, que también se educaron con su obra. "Siempre, desde el a?o '70, he estado comprometido con Chile y su proyecto pol?tico y vital", dijo Serrat en la escala chilena de 'El vicio de cantar', después de ser recibido por el presidente Gabriel Boric, de quien elogi? su compromiso y la ausencia de un historial negativo. "Viene limpio, en ese sentido, y por tanto la libertad de acci?n".
Los mexicanos le aplaudieron durante el concierto en el Z?calo, y, entre ellos, Manuel Andrés L?pez Obrador. El presidente lo invit? a la sede del Ejecutivo y, como un buen fan, lo hizo saber a través de las redes sociales. "Nos visit? Serrat. Estuvimos en el balc?n principal del Palacio y viendo los murales de Diego Rivera. Vio a Marx 'que no est? muerto ni enterrado'. Si no fuera porque tengo que ir a la monta?a de Guerrero, estar?a en su concierto en el Z?calo. Es poes?a pura, limpia y humana".
Serrat no ha dejado de sentirse un latinoamericano m?s. Su disco El sur también existe, basado en textos del uruguayo Mario Benedetti, como prueba material de ese apego, y por eso en numerosas ocasiones ha salido del lugar del cantante aséptico y despreocupado por la contingencia para tomar posici?n sobre situaciones pol?ticas. En Buenos Aires celebr? el triunfo electoral de Luiz Inacio Lula da Silva frente al ultraderechista Jair Bolsonaro. "Su victoria es un hecho buen?simo, no solo para Brasil sino para América en general y para el mundo en particular”. Solo Brasil ha quedado como un territorio ajeno o indiferente a la m?sica del catal?n durante su m?s de medio siglo conquistando corazones en la regi?n.
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